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viernes, 7 de enero de 2022

Mi jockey


     Me gusta trabajar en Urgencias, por lo menos ahí se conocen hombres. Hombres de verdad, héroes. Bomberos y jockeys. Siempre vienen a las salas de urgencias. Las radiografías de los jinetes son alucinantes. Se rompen huesos constantemente, pero se vendan y corren la siguiente carrera. Sus esqueletos parecen árboles, parecen brontosaurios reconstruidos. Radiografías de San Sebastián.

       Suelo atenderlos yo, porque hablo español y la mayoría son mexicanos. Mi primer jockey fue Muñoz. Dios. Me paso el día desvistiendo a la gente y no es para tanto, apenas tardo unos segundos. Muñoz estaba allí tumbado, inconsciente, un dios azteca en miniatura, pero con aquella ropa tan complicada fue como ejecutar un elaborado ritual. Exasperante, porque no se acababa nunca, como cuando Mishima tarda tres páginas en quitarle el kimono a la dama. La camisa de raso morada tenía muchos botones a lo largo del hombro y en los puños que rodeaban sus finas muñecas; los pantalones estaban sujetos con intrincados lazos, nudos precolombinos. Sus botas olían a estiércol y sudor, pero eran tan blandas y delicadas como las de Cenicienta. Entretanto él dormía, un príncipe encantado.

       Empezó a llamar a su madre incluso antes de despertarse. No solo me agarró de la mano como algunos pacientes hacen, sino que se colgó de mi cuello, sollozanzo "¡Mamacita, mamacita!". La única forma de que consintiera  que el doctor Johnson lo examinara fue acunándolo en mis brazos como a un bebé. Era pequeño como un niño, pero fuerte, musculoso. Un hombre en mi regazo. ¿Un hombre de ensueño? ¿Un bebé de ensueño?

       El doctor Johnson me pasaba una toalla húmeda por la frente mientras yo traducía. La clavícula estaba fracturada, había al menos tres costillas rotas, probablemente una conmoción cerebral. No, dijo Muñoz. Debía correr en las carreras del día siguiente. Llévelo a Rayos X, dijo el doctor Johnson. Puesto que no quiso tumbarse en la camilla, lo llevé en brazos por el pasillo, estilo King Kong. Muñoz sollozaba, aterrorizado; sus lágrimas me mojaban el pecho.

       Esperamos en la sala oscura al técnico de Rayos X. Lo tranquilicé igual que habría hecho con un caballo. "Cálmate, lindo, cálmate. Despacio... despacio." Se aquietó en mis brazos, resoplaba y roncaba suavemente. Acaricié su espalda tersa. Se estremeció, lustrosa como el lomo de un potro soberbio. Fue maravilloso.

Relato original de Lucía Berlín.
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Cuántas personas intercambian los papeles del género establecido. A diario. Sin más.

Y cuánto sería de agradecer que suceda siempre entre personas inteligentes, racionales, sin miradas inquisidoras, sin reproches, sin burlas. Por el trabajo bien hecho, por una actitud que no necesita elogios.

Mi anterior libro fue "Instrumental", de James Rhodes. Regalo de esta compañera de blog. Una luciérnaga curiosa.

No conocía a Lucía Berlín hasta estas navidades. Mi hija en esta ocasión portaba el libro "Manual para mujeres de la limpieza", una recopilación de relatos suyos.

Tallada sobre una piedra en la portada se lee:

"En la profunda noche oscura del alma las licorerías y los bares están cerrados."

domingo, 29 de abril de 2018

El instrumental de James Rhodes

"ser únicamente quien eres en un mundo que día y noche hace cuanto puede para que seas alguien distinto implica luchar -y nunca dejar de luchar- la batalla más difícil que puede afrontar cualquier ser humano." E.E.Cummings

Gracias amiga virtual pero real y compañera de blog de blogger.

Me has regalado este libro de James Rhodes y cuando lo he visto, para serte sincero he pensado: (Oh, vaya. Ha gastado dinero en un libro horrible que no voy a leer.) Soy visual, olfativo, táctil y auditivo antes que inteligente y no piqué el anzuelo.

Ver la cara de este hombre me produjo una sensación chunga. Lo dejé encima de una cama plegada de ikea. Pobre. Es un sofá-cama que no hay culo, espalda ni piernas que lo soporten. Cada vez que entraba y salía de la habitación el tipo me estaba mirando. Y me dijo de pronto:
-Psssch! Eh tú! ¿De veras eres tan burro como para no leer ni una palabra?. - De pronto leí: "Locura". Memorias de música (rollo) medicina (rollo) y locura (¡Tachaaan!) ¿Loco? ¿Quizá loco como yo?.
-Déjame en paz. - Le contesté. - Eres un libro. Y das una postal con tu cara en el libro. Drogas, alcohol ... y creído de ti mismo ¿no?
-No es una postal. Pero ya veo lo limitado que andas de imaginación. Tus prejuicios tienen encarcelado a tu cerebro. Apestan a rancio. Adiós. Que te vaya bien. - Eso me ha dolido. Otro cerdo machito que además se atreve a criticarme. La conversación terminó ahí. Me dejó con la palabra en la boca el chaval. Con desprecio saqué la postal. No lo era. Dice que le gusta España y agradece el afecto recibido en esta tierra. Mmmm. Mierda.

A ver qué dice la tira decorativa verde de famosos que han leído el libro. Elvira Lindo, Javier Cámara, Lorenzo Silva (ese ni me suena), Trueba. No me gustan sus valoraciones. Enric González psché y Rosa Montero si: "Se puede aprender, aunque vengas con las heridas más crueles. Rhodes nos recuerda que siempre hay futuro."

Mira. Todavía no he leído más que un poco.
Ya se andan saltando las lágrimas con el librito de los huevos so crabrona. 
No sé a qué velocidad pordré verlo porque no ando muy fuerte de moral. Pero ya sabes que en esto tengo un imán y siempre quiero saber lo que ha pasado, cómo lo superaron, personas que de veras han sufrido abuso sexual. Quiero decir que ya no considero lo mío como tal. Está claro que de alguna forma me afectó, porque mis experiencias respecto al sexo -que aún no existían- comenzaron por mal camino y porque mi imaginación cambió de vía por desgracia. A una vía muerta. O más bien una vía que acababa en los acantilados... no lo sé. Digo mi imaginación pero también muchos de mis actos y formas de sentir hacia los hombres que ya estaban al parecer condicionadas por el sindrome autista de alto funcionamiento de los cojones que me tocó en la lotería de neurodiversidad. Por eso digo que la imaginación se chafó y el talento que pudo haberse desarrollado se perdió porque los padres de antes eran como eran. Si tu madre te desea muerto antes de empezar a vivir es normal que uno desee estar muerto después de vivir.
Pero como digo, al lado de brutales agresiones lo mío fue un germen, una bacteria. El problema es que yo soy obsesivo y eso junto con una imaginación sin salida, desbordada por dentro y un aislamiento buscado que me concedía tiempo extra, y no estudiar nunca que también me daba tiempo extra, y que el tiempo para mí era preciso dedicarlo a lo que me interesaba exactamente mientras que todo lo demás importaba una puta mierda, excepto mi cariño por los animales, por las personas pequeñas y los electrones, la música y los mecanismos,  las cosas que dan vueltas y se repiten como un mantra tibetano, los imanes y observar a otras personas, sus actos y sus cosas, pues... ya no sé por donde iba, espera...
ah, si. Creo que quería decir que lo mío no fue abuso sexual.  Que yo mismo me masacré sin quererlo.

Y ya está. Esta es mi carta de agradecimiento hasta el minuto 12:31 del día de hoy.
Gracias por acercarme de la mano a personas tan interesantes. Lo que es por mí, nunca hubiera sucedido.

29-04-2018 17:03 Alcanzo la página 23. Dice: "De pequeño me pasaron cosas, me hicieron cosas que me llevaron a gestionar mi vida desde una posición según la cual yo, y solo yo, soy culpable de todo lo que desprecio de mi interior. Era evidente que una persona solo podía hacerme cosas así si yo ya era intrínsecamente malo a nivel celular. Y todo el conocimiento, la comprensión y la amabilidad del mundo no bastarán para cambiar, jamás, el hecho de que esa es mi verdad. Que siempre lo ha sido. Que siempre lo será. -- Preguntádselo a cualquiera a quien hayan violado. Si dicen otra cosa, mienten."  Amiga. Tú lo sabes mejor que yo. No voy a añadir nada. Esta comentado por ti y dicho por mi numerosas ocasiones, pero la brutal diferencia en comparación a lo vivido por James es tan apabullante que me hace sentir vergüenza y mentiroso. Y odio la mentira. Encima tengo la sensación (extraña) de que escribo imitando su estilo y forma de explicarse. 

30-04-2018 8:30 Anoche imaginé esto para comenzar el sueño: Una sala de conciertos vacía de gente pero llena con un deslumbrante piano de cola. Paso los dedos sobre el fulgor pulido de sus teclas. Hago sonar algunas notas. No puedo evitar hacerlo cuando estoy cerca de uno. Antiguamente, en mis sueños, sabía tocarlo. Uno de los sueños más bellos e intensos de felicidad en mi vida. De pronto entra este hombre y le digo: "Hello, James Edward Rhodes." y responde "Hola". Miro su barba y su extraña camiseta. Bajo la vista al suelo junto a sus pies. El tiempo se detiene. Mil cosas pasan por mi cabeza (su vida y sufrimiento) pero no logro articular las palabras y nada sale por mi boca. El tampoco dice nada. Su mirada sabe casi más que yo mismo. Su cuerpo hace un breve ademán, como si fuera a saludarme. Me retiro un paso atrás. El toma asiento junto al piano y comienza a interpretar Waldstein, una de mis piezas favoritas. Fin de la ilusión y mis lágrimas corren libres y estúpidas sobre la almohada. La última estocada de otro día abre la puerta al hijo de la noche.

10-05-2018 15:09 Tengo en mi navegador un marcador de un blog que no suelo leer. Lo tengo por si un día me golpeo tan fuerte la cabeza como para recuperar una fe olvidada. Dice: "La vida es bella". Y cada vez que abro el navegador lo leo. Y me repatea. La vida no es bella: es un infierno lleno de mierda. Todo apesta. Pág. 105 del libro: "El egoísmo de las víctimas es lo que más cuesta tolerar y tratar con compasión. Somos imbéciles. Es prácticamente imposible querernos. Azuzamos y azuzamos hasta conseguir al fin lo que queremos: más victimismo. A veces, mi capacidad de aguantar y desear el dolor es infinita, un pozo sin fondo de autodestrucción, y siento una emoción perversa al buscar más y más." Por suerte yo no he sido violado de niño durante cinco años por un hombre 30/40 años mayor de manera dolorosa, secreta y agresiva una y otra vez. 

Gracias a la Luciérnaga de este blog y a James Rhodes por regalarme esta herramienta del ánimo:

      El señor Grigory Sokolov , tildado por su conducta de autista, otra vez en sentido negativo, un completo desconocido para mi hasta ayer, demuestra que solo por escucharle esta pieza, las personas merecen siempre una segunda oportunidad. Su nombre ruso es  Григорий Соколов. Qué bonitos símbolos ...

12-05-2018 15:56 Pág. 115: "En cuanto empiezas a hablar ya la has cagado. Los agresores que te obligaban a guardar silencio tenían toda la razón. No lo puedes volver a tapar. Es como sajar un forúnculo, con la diferencia de que lo que sale es un chorro aparentemente interminable de pus, bilis y residuos tóxicos que no disminuye ni decrece, sino cuya intensidad y volumen aumentan hasta que te estás ahogando en él como un hijo de puta."

13-05-2018 15:53 Pág. 121: Ahí va una pista o señal de peligro sobre cómo se producen contagios de enfermedades mentales a través de la internet: "Y hallé el glorioso y desbocado mundo de los foros cibernéticos.[...] En una de esas páginas la gente hablaba de los cortes autoinfiligidos. [...] Son casi una pandemia en el Reino Unido [...] En vez de recurrir a las tapas y las siestas [...] En esta actividad están presentes todos los elementos que dan «seguridad» y que confieren tanto atractivo a las drogas ilegales (el ritual, el control del pensamiento, el portazo a todo sentimiento, el aislamiento, la vía de escape, la rabia general y las ganas de «que el mundo se vaya a tomar por culo») y añade una dosis visceral de desprecio por uno mismo, [...] mayor control, [...] y la maravillosa sensación de poder gritarle al mundo cuánto dolor sientes sin tener que decirlo en voz alta.

Coincido plenamente con la definición de J.E. Rhodes sobre los foros de internet "Pozos anónimos llenos de textos monótonos que se hacían pasar por un medio de ayuda, pero que no eran más que una excusa para que cada uno le vomitase al mundo sus diversas neurosis, perversiones, fetiches y manías, con la esperanza de dejar de sentirse «siempre solo» y, posiblemente, dar con alguien que estuviera peor.

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He visitado la web tan guapa de este chico. https://www.jamesrhodes.tv/



sábado, 23 de julio de 2016

Los internados del miedo

The boarding schools of fear.
"Una de las cosas más afortunadas que pueden sucederte en la vida es, creo yo, tener una infancia feliz" Agatha Christie


Compré el libro “Los internados del miedo”. Me preguntaron si esta lectura -casi siempre nocturna- no me produciría nervios o me quitaría el sueño. A medida que lo iba leyendo no puedo negar que alguna noche me costó conciliarlo y todos los días le daba vueltas. Cuando lo enseñé vi hocicos arrugados hacia lo desagradable, el deseo de desconocer lo que vivieron aquellos niños entregados a internados regentados por “personas” que tenían la labor de cuidarlos. Cuando quise ver el documental en familia, las cabezas se inclinaron sobre móviles y ordenadores durante el rato que hablan en catalán. Cuando empezó a escucharse en castellano, el calor fue una buena excusa para dejarme solo en el salón. Yo no necesitaba verlo, evidentemente, yo leí todo aquello.

Dice el libro:

"Cuando se empezaron a publicar algunas experiencias de los preventorios en el 20 Minutos mucha gente dejó comentarios en el sentido de que, con todo lo que estaba pasando en España, con la crisis, la corrupción, casos de torturas en comisarías y muertos en las prisiones, lo nuestro era pecata minuta. Y sí, es verdad."

Pues no. La situación actual no es pretexto para dejar de lado este tema. No existe excusa válida porque entonces habría que pedirles a quienes sufren hoy en día por cualquier motivo que se aguanten y esperen, que el tiempo todo lo cura y en el futuro ya veremos si se puede hacer algo.

Se construyeron internados, preventorios, edificios -aún siguen en pie la mayoría- de carácter pseudobenéfico para niños y mujeres y había muchos adultos encargados de mantenerlos en funcionamiento. Todos esos adultos hubieran debido buscar otro modo de vida de no haber niños a los que alojar. Las criaturas eran el motivo de todo aquello, de su día a día como personas adultas. Los niños daban trabajo y por tanto “daban de comer” a sus cuidadores. Hay infinidad de asuntos que no puedo entender sobre esos internados desde un punto de vista racional. Uno puede ser insensible y mal cumplir con el cometido que se le encomienda, pero de ahí a hacer daño, a manipular la mente de unos seres indefensos que crecerán con el miedo, el rencor y el dolor de lo aprendido, hay un mundo. Toda esa gentuza depravada, autoritaria, sucia y carente de amor, todos esos falsos soldados de cristo y sus acólitos que por acción u omisión –tanto da si miraron a otro lado como si eran protagonistas- que reventaron las frescura de genitales y entrañas inocentes, que masacraron a hostias con una brutalidad solo imaginable en los peores criminales, todas esas falsas devotas y peores servidoras de la virgen que veían cómo se iban consumiendo hasta los huesos aquellas criaturas hambrientas, toda esa gentuza como digo,  quedaron saciados de sexo, liberados de su violencia y de su sádicas manipulaciones psicológicas. Y también quedaron impunes. Y eso es agua pasada que no interesa. Ah, vale. Pues entonces, cuando abusen del sexo de vuestros hijos e hijas o les metan una paliza o les insulten, no pretendáis reclamar justicia y dejad que el tiempo cure esas minucias. 

¿Cómo pudo haber tanta violencia indiscriminada, tantos abusos y malos tratos contra niños, siempre inocentes, durante tantísimos años y nada, ni tan siquiera después de la muerte del dictador, consiguió detenerlo, ni nadie en el poder hace aún nada para hablar con las víctimas, para reconocérselo y ayudar? ¿Esperaremos a que no queden testimonios vivos?

Creo que la falta de humanidad y la abundancia de monstruos disfrazados entre nosotros –tanto antes como ahora- es el origen de tanta brutalidad. Conocí este tema escuchando radio 5 mientras conducía y tuve que detenerme porque no veía bien. Volví a recordar la violencia que vivimos en el colegio salesiano cuando cursábamos 4º de EGB. Mientras los sacerdotes aleccionaban sobre las bondades de San Juan Bosco los profesores laicos que contrataban nos enseñaban con violencia física y verbal. Tenía una edad parecida a la de aquellos niños, pero tuve suerte de que mis padres solo me amenazaran con los internados. ¿Tenían idea nuestros padres de aquellas atrocidades e injusticias?

Ya nada puede reparar los daños causados. Nada sacará de sus mentes y sus cuerpos lo pasado, pero al menos debemos reconocérselo y decir en voz alta lo sucedido. Todos.

[Hay un escritor francés, Michel de Montaigne, que dice que no hay nada que se recuerde tanto como lo que más quieres olvidar.]

Esto es algo que yo tampoco consigo hacer que se comprenda. Dicen que los acontecimientos pasados es mejor dejarlos reposar en el fondo con el lodo. Que no hay que remover la mierda si no queremos terminar embadurnados de ella. Que las heridas hay que dejarlas estar. Pero pasa que entonces se infectan y es peor. Las heridas hay que tratar de curarlas, airearlas y respetar sus cicatrices. 

Imágenes extraídas del documental.


(Ut sementem feceris, ita metes) "Lo que siembres será lo que coseches." Me repetían los padres salesianos en lugar de ayudarme por mi fracaso escolar. Pero la frase de Cicerón no es cierta. No es seguro que coseches lo sembrado. A tantos asesinos en serie que sembraron miedo y desesperación en los ávidos y fértiles campos de la infancia durante tantos años ... ¿qué les deparó la cosecha? Reconocimiento y paz eterna para el día de su muerte. Me llena el odio. Lo reconozco. No puedo perdonarlo. No puedo decir lo que les deseo. Pesadillas vivas, fruto del odio. Para empezar, que sus familias, amigos e hijos pudieran ver lo que hicieron y cómo miraron hacia otro lado. En el libro he contado como mínimo el testimonio de 5 muertes inocentes, por golpes, por experimentos médicos, por abandono y dejadez, por inanición, tortura, enfermedad y por si suena flojo, también de todas las cosas juntas. Y cada nuevo capítulo del libro me cuesta más. Es complicado saltar al siguiente y debo dejar el libro en la estantería porque me parece odioso conocer un testimonio nuevo teniendo reciente el anterior. Necesito asimilarlos de uno en uno, dejar un espacio entre ellos. Cuesta sujetar las lágrimas. Luego me hierve la sangre. No puedo más. Es difícil volver a estas páginas para terminarlo pero tengo que hacerlo.  

https://www.ccma.cat/tv3/alacarta/sense-ficcio/los-internados-del-miedo/video/5510292/

Ver este documental no es agradable pero es obligado hacerlo. Creer en dios es libertad de cada cual, pero mantener y creer a sus más altos y fieles consejeros es otra cosa. Que no me hablen de santos. Que no me vendan postales, escapularios, cintas benditas ni excursiones a la virgen o al cristo de la equis. Que no me santifiquen cuando nazca para luego vivir en un mundo gobernado por mil demonios. Que no me den una hostia para confirmar que hubo sangre en las venas de Jesús. Que no me digan que nacen dioses de mujeres célibes y que no se haga en ellas según la  palabra de nadie mientras ellas no quieran. Que no me crucifiquen por decir esto y, por favor, si por callarlo. Que no me perdonen ni se perdone a nadie  por el simple hecho de hablar en voz baja a la oreja con cera bendita de alguien. Que no me hablen del matrimonio humano los eternos solteros ni los que solo logran casar con lo divino. Que me dejen ir al puto infierno si es eso lo que merezco. Que quede para ellos el cielo abierto y limpio de pecado.

Imágenes extraídas del documental.

Dijo Francisco de Asís: "Dios quiere que ayudemos a los animales si necesitan ayuda". Y Victor Hugo: "Los animales son de Dios. La bestialidad es humana". Pero a esos niños nadie les ayudó. Ni siquiera el mismísimo Dios: sus designios son insondables. Ni civiles ni religiosos deberían haber logrado escapar a esas lecturas y a tantas otras antes de empezar su trabajo. Eran gente fracasada y amargada, carentes de amor a nada. "Nihili est qui nihil amat". ¿Nadie les controlaba? Sí, pero para que todo funcionara silenciosamente así. Todos eran parte de la bárbara maquinaria del estado masacrando miles de niños, mujeres y hombres a diestro y siniestro.

Fuimos unos niños tan malos que hubieron de romperse las manos en nuestros culos y nuestras dos mejillas sin ofrecerlas. A mi me grabó sus dedos un profesor laico en ambas. A muchos de mis compañeros de 4º de EGB también. Nos hacía mirar a una golondrina que había puesto en una esquina de la clase. Decía "¡Mira el pajarito!" y... ¡Plaf!. También usaba una regla metálica flexible con la que te fustigaba la espalda, o te decía que acercaras la cabeza al pupitre y luego te la golpeaba contra él. Yo estaba allí. Cagado de miedo. Evadido en babia. Aunque mi mecanismo defensivo era estarme callado y quieto, fallé aquella vez. Debo reconocer que al menos este profesor laico fue expulsado. Pero el siguiente curso, Don Esteban sería la nueva bestia parda. Con él no podías librarte del todo, porque había castigos colectivos. 40 chavales contra las paredes, en círculo haciendo cola y uno a uno nos golpeaba las uñas con la parte de madera del cepillo o con la regla. Recuerdo más los nervios y el miedo que el dolor. No puedo olvidarme cuando ponía a dos niños que hubieran hablado con sus cabezas cerca y las chocaba con fuerza. Los preparativos eran tan lentos ... a mi se me hacía eterno: "No tan cerca, listillos. No os mováis. A ver... Tú, da un paso atrás. Inclínate un poco, asi ...  quietos ..." Uno de ellos se orinó.  Después, los test psicológicos me tildarían de poco sociable e introspectivo. Cuando alguna vez he coincidido con algún que otro alumno salesiano de mi ciudad, me ha preguntado: "¿A cual centro ibas tú?" Al parecer había un salesianos de los pobres y yo iba al de los ricos. Madre mía. Y hace poco le comenté lo de este documental a uno de ellos y me dijo: "¡A mi me vas a hablar tú de los salesianos! Mira, yo he ido a los dos y en el de los ricos me pegaron menos pero me humillaron más. Y conocía a chicos internos y esos pobres pasaban hambre. Un día le llevé un paquete de galletas a un amigo y se las quitaron y preguntaron quién se las había dado. Me dio el cura tal bofetada con todas las ganas, como cogiendo carrerilla con el brazo, que casi me tumba." También me cuenta con rabia que un salesiano les daba a veces caramelos de zaragoza (adoquines de la virgen del pilar) -esos tan grandes y duros- y otras veces le decía que si quería uno lo buscara en su bolsillo. Enfadado me dice "¡Qué sabía yo con 8 años qué era eso!". Le da mucho asco recordarlo. Estas vivencias nuestras quedan en comparación a los internados sin importancia. Debo decir que la educación salesiana también marcó a muchos niños aunque no sufrieron el salvajismo del que se habla en el libro. Mis amigos por ejemplo quedaban mudos ante las chicas y a mi, siendo bastante mayor, me dijo un profesor que conocí en el trabajo: "¿A que colegio fuiste? - ¿A un colegio de curas? - Joder, no se qué os hacían que sois todos iguales. Se os nota a la legua."

Imágenes extraídas del documental.

Pero fuimos tan, ¡pero tan malos! que tuvieron que crucificarnos libros en mano y rodillas en el borde del estrado, hasta perder el conocimiento. Fruto de nuestra maldad, de nuestro tan reciente pecado original,  les obligábamos a disfrutar  rompiendo las reglas con otras de metal y madera sobre las uñas de nuestras aún tiernas manos. 

Debido a nuestra piel suave, a nuestro olor a niño, a nuestras escasas carnes blandas; debido a nuestra mirada de libidinosa experiencia con 6, 7 u 8, 10 años, qué más da; por desearlo de veras puesto nunca supimos decir NO -y más nos valía- os visteis obligados a penetrarnos y a llenar nuestra boca con vuestro sexo. Qué a gusto y relajados quedabais tras repasarnos con vuestras manos callosas de vicios nunca castigados, nunca confesos.

Qué bien sonaba después de aquello el ave maría y el padre nuestro. Qué bien se glorificaba al señor. Maldigo las noches que lloré implorando que me llevara. Maldigo mi ignorancia infantil y juvenil y detesto mi jodida conciencia que nunca calla.

Miembros del clero, seglares y monjas, curas y laicos, seculares y monjes, legos y sacerdotes, párrocos, los "fieles" y sus pastores, presbíteros, diáconos, obispos... Cuánta jerarquía para luego hacer lo que os salía de los mismísimos hábitos. Cuán hermosas lecciones de amor al prójimo, pero privándonos de ello primero. Enseñando con el ejemplo, con la represión, con la separación por sexos, con el dolor y el llanto sordo. Con el insulto público y la burla. Con el frío del invierno.

Imágenes extraídas del documental.
Por todo esto lloro hoy con este llanto mudo y quedo. Por todo esto lloro sin consuelo.


Por tanto que pasó y nunca se hizo el mínimo esfuerzo en reconocerlo. Por tanta espalda vuelta hoy al horror ya silenciado entonces.

Quiero agradecer a los valientes participantes que dieron testimonio para Montse Armengou y  Ricard Belis y doy gracias a estos por su trabajo. Siento mucho el dolor que se os causó.

Felicito por su suerte a aquellos otros que disfrutaron de su estancia en otros lugares parecidos pero con otros cuidadores nada similares. Les felicito por la suerte de no haber coincidido en el mismo tiempo y lugar que aquellos. 

Y lo siento. Lo siento mucho. Muchísimo. Lo siento infinitamente por aquellas personas tan especiales que no han participado en este documental o libro. Porque su corazón no podía soportar los recuerdos. Porque saben que cabe poca esperanza de ver compensado su dolor de ninguna forma. Porque no pueden confiar y se preguntan si serán señaladas. Porque tienen miedo de encima ser objeto de risas, miedo al poderoso. Porque nunca lo contaron. Porque algunos ni siquiera sobrevivieron.


Lo siento infinitamente por quienes no sobrevivieron. Por todos aquellos que fueron usados para todo tipo de fines particularmente ruines, algunos desde cero años, otros con unos pocos y algunas por ser madres.  Personas utilizadas con fines particulares y públicos. Usadas sin descanso. Castigadas sin parar. Niños golpeados para ser callados o por sadismo, educados para ser vendidos como mano de obra barata. Personas que de pronto esos malnacidos echaron a la calle como si nada y no lograron superar el dolor y el abandono. Esas personas que no sobrevivieron, antes de morir, malvivir o ser otra vez encarcelados, fueron niñas y niños que casi no conocieron o les robaron el cariño, la inocencia o la familia. Les robaron el alma y así los enviaron, con el espíritu maltrecho, a vivir lo que les pudiera quedar de vida. 


Esta imagen y las siguientes, han sido extraídas del documental.











... presentada en el Patronato por "Juzgado de primera instancia de Mataró" con motivo de "ser perseguida por el hombre con el cual convive su madre" ... " petición de la madre y de la interesada que se halla muy atemorizada por los malos tratos recibidos" ... "19-5-77 ingresa en el colegio de Adoratrices de Badalona."

Estado de la enferma y fenomenología psiquiátrica al ingreso: "Llora con mucha pena. Contesta a todo lo que se le pregunta como una chica mal educada."

Y para finalizar, después de ver esta secuencia de imágenes extraídas del documental, quiero tratar de explicar con una pincelada de color, con imágenes extraídas del cómic "Memorias de un hombre en pijama" de Paco Roca, la diferencia entre una infancia más o menos correcta y lo que vivieron estas personas. Lo que les faltó porque no solo les fue robada la infancia, sino que fue reemplazada por un régimen vejatorio, violento, sádico y carente de los mínimos propios de un verdadero ser humano.








domingo, 10 de febrero de 2013

El prisionero del cielo.


"Los hombres sin historia son la historia, grano a grano se forman largas playas y luego viene el viento y las revuelve borrando las pisadas y los nombres sin hijo, ni árbol, ni libro." - Silvio Rodriguez


Carlos Ruiz Zafón, de nuevo genial en este libro, nos muestra a nuestro querido amigo Fermín Romero de Torres, con su voz y espíritu de siempre. Quiero mostrar un fragmento:



El cura se encogió de hombros.

—Quién más quién menos ha perdido a alguien, del bando que sea.

—Yo no soy de ningún bando —repuso Fermín—. Es más, las banderas me parecen trapos de colores que huelen a rancio y me basta ver a cualquiera que se envuelva en ellas y se le llene la boca de himnos, escudos y discursos para que me entren cagarrinas. Siempre he pensado que el que siente mucho apego a un rebaño es que tiene algo de borrego.

—Lo debe usted de pasar muy mal en este país.

—No sabe usted hasta qué punto. Pero siempre me digo que el acceso directo al buen jamón serrano lo compensa todo. Y en todas partes cuecen habas.

—Eso es verdad. Dígame, Fermín. ¿Cuánto hace que no prueba un buen jamón serrano?

—6 de marzo de 1934. Los Caracoles, calle Escudellers. Otra vida.

El cura sonrió.

domingo, 6 de diciembre de 2009

Cometas en el cielo


Un sueño:

"Estoy perdido en una tormenta de nieve. El viento chilla y dispara sábanas blancas hacia mis ojos ardientes. Avanzo tambaleante entre capas de blanco cambiante. Pido ayuda, pero el viento engulle mis gritos. Caigo y me quedo jadeando en la nieve. Perdido en la blancura, el viento zumba en mis oídos. Veo la nieve, que borra la huella de mis pisadas. «Me he convertido en un fantasma —pienso—, en un fantasma sin huellas.» Vuelvo a gritar, la esperanza se desvanece igual que mis huellas. Pero esta vez recibo una respuesta amortiguada. Me protejo los ojos y consigo sentarme. Más allá del balanceo de las cortinas de nieve, un atisbo de movimiento, una ráfaga de color. Una forma familiar se materializa. Me tiende una mano. En la palma se ven cortes paralelos y profundos. La sangre gotea y tiñe la nieve. Cojo la mano y, de repente, la nieve ha desaparecido. Nos encontramos en un campo de hierba de color verde manzana con suaves jirones de nubes. Levanto la vista y veo el cielo limpio y lleno de cometas, verdes, amarillas, rojas, naranjas. Resplandecen a la luz del atardecer."



del libro de Khaled Hosseini, Cometas en el cielo.

martes, 24 de noviembre de 2009

Regaliz del duro


Emocionado mire debajo de la almohada y descubrí la moneda que el ratoncito me había dejado por perder uno de mis dientes a consecuencia de un balonazo jugando en el patio de detras de casa.
No veía la hora de que alguien se despertara para poder bajar a la calle y comprar todas las cosas que había en la lista que escribí la noche anterior.

Papel de seda de colores, varitas de madera, pegamento, pinturas "La Pajarita", unas tijeras para cortar papel, cuerda, y.... y por supuesto una peseta de barras de regaliz duro, el regaliz era algo que no podía faltar.

El tiempo se me estaba haciendo eterno, llevaba mas de media hora vestido y dando vueltas alrededor de la cama , cada minuto era una eternidad...pero no tenía permiso para bajar a la calle si un mayor no me lo daba , así que no tenía mas remedio que esperar y esperar..........

de pronto oí pasos y sin dejar respirar ni esperar una contestación grité desde el pasillo que me iba a la papelería y que volvería pronto.. di un portazo y baje las escaleras tan rapido que me costaba respirar al llegar al portal, donde la señora Isabel , la mujer de Dionisio el portero, me ofreció una galleta y me dijo que me tomara las cosas con mas calma.
"No corra tanto señorito, que nada se va a mover de su sitio"
Todavía llevaba pantalones cortos, pero lo de señorito me hacía sentirme mayor.....tenía prisa por crecer...........siempre tenía prisa.
Llegue a la papelería y aun estaba cerrada, así que me dedique a subir calle arriba , para volverla a bajar , hasta que ví la bata del encargado y le ví subir la puerta de hierro.
Despues de comprar todo fuí al quiosco a por los regalices, sin regalices no podía concentrarme.....
Cuando llegue a casa me lleve una bronca por no haber desayunado, me dio igual y me metí en el cuarto.
Abrí el paquete en el suelo y empece a distribuir las cosas como si fuera a construir...........como si fuera a construir un sueño.
La cometa, la cometa única , imparable y magica , la cometa que ganaría en la competición que iba a tener lugar el proximo Domingo, día 15 y estabamos a 9, así que todavía tenía tiempo.
Aunque mis aspiraciones eran altas....había visto en un libro una cometa con forma de dragon , los colores eran esplendidos y parecía tener vida y por supuesto yo quería una de esas, quería esa, quería que mi cometa tuviera vida y que si yo no sabía manejarla , volara sola.
Empecé mi trabajo, la emoción no disminuia ni siquiera cuando los ojos no quedaban a nivel........pero pensé que así tendría mas amplitud de miras, estaba claro que nada iba a desanimarme.....corté, `pegué , pinté, y fui componiendo una especie de dragon extraño donde poco quedaba a nivel pero estaba convencido de que ganaría el premio a la cometa que mas alto volaría, mi cometa iba a tocar las nubes...............
La noche del día 14 para el 15 no pegué ojo....
A las 7,30 de la mañana estaba como un reloj en la plaza, como un reloj super adelantado, porque la competición era a las 9.
Luego empezaron a llegar mas chicos , padres, niñas(eso era lo mejor...), la plaza se iba llenando y ya estabamos casi todos inscritos....
No había mucho viento y el calor empezaba a ser insorportable....
Preparados, listos, yaaaaaaaaaa..................
Las cometas empezaron a levantarse, la mia era preciosa , tenía vida, pero supongo que tenía sueño.....la hice madrugar demasiado...,porque alli se quedó durmiendo, sin moverse................
Mas chulo que un ocho le dije con ternura, ya volaras y mientras veia de refilon volar las cometas de los demás , me volví a casa.......................
Nunca tiré la cometa, es de lo poco que he conservado desde la infancia, ya no es lo que era, el papel perdió mucho de color y se arrugó, pero esa cometa tenía vida y la sigue teniendo.............
No he vuelto a conseguir aquellas barras de regaliz, decían que eran las mismas, pero que va, el sabor ya no era igual...........
Pero cuando quiero concentrarme me viene ese sabor inconfundible a la boca, siempre llevo un trocito de la cuerda de esa cometa que nunca voló, en el bolsillo del pantalon...........
Aquel día no logré que volara, pero nuca perdí la magía que desprendía, porque esa cometa tenía vida.