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miércoles, 21 de agosto de 2019

Reina de la sutileza

"Alguien me dijo una vez, que en el momento que te detienes a pensar si quieres a alguien, ya has dejado de quererle para siempre" Carlos Ruiz Zafón, La sombra del viento.
Muchas veces nos creemos diferentes a los demás. Especiales con el sentido de preferibles, que suena más humilde que diciendo mejores. Y nos podemos ver distintos siendo con toda probabilidad una copia de tantas. Si quieres, con marcas para ver con microscopio antes de confirmar que es una copia diferente. Los patrones generales son similares. Después de decir eso me voy a contradecir un poco.
Mi vida, tan singular en ocasiones -penosas-  y apartada -con gusto- de lo social casi siempre, guarda en ciertos aspectos un parecido con la de mi compañera de blog. Mi esposa recibió la recomendación de no ser pareja conmigo y algunas de sus amigas trataron de prevenirla sin conocerme.

Bueno. Pues lo mismo no eran malos consejos. Quién sabe si su vida hubiera sido más feliz. Reconozco que yo sin ella me habría estancado en los 21 y después me habría costado mucho salir adelante por mi cuenta. El texto que sigue es de esta amiga de blog, siempre escasa de tiempo que prefiere publique por ella este texto suyo aquí:
Demasiado amor para contenerlo - Lisa Dubois

Soy tan visceral que no puedo fingir sobre lo que no siento.  Hasta prefiero romper relaciones a vivir un “cuento”.  Pero fíjate por donde que por distintas circunstancias me estoy convirtiendo en la reina de la sutileza, que siempre será mejor que reina de la mentira.

Todo el mundo me decía "No te cases con un minusválido que ya verás" pero ahí se equivocaban. No es la minusvalía física la que mata o cansa, es la forma de ser. El egoísmo, ser posesivo ( entender mal el amor ), la dignidad a destiempo, la soberbia o pensar que sigo a su lado con el deber de "servir" sin derecho a opinar. Ni siquiera puede entender que ayudarle no me cuesta pero cualquier persona con esa actitud me cae mal. Y viniendo de él me duele porque le quiero.

A lo largo de la vida he creado un mundo feliz donde nos íbamos adaptando y disfrutando de la vida pero el tiempo, ese que dicen que todo lo cura o que todo te enseña o te pone en tu lugar, ese tiempo me ha demostrado que todo era ficticio. Lo único que se iba adaptando eran mis esfuerzos y mi amor. Al menos yo me siento así.

No digo que él no me haya querido, pero a su manera, igual que su hermana: primero están ellos y luego los demás. Juzgan de antemano, desprecian y si no se está de acuerdo en algo, aunque sea en tragar ruedas de molino, ya estás contra ellos.

Tengo que medir cada palabra que digo porque si no le hago enfadar.

Tengo que medir cada gesto. Tengo que medir todo y ni las medidas son ciencia exacta, ni yo quiero ser una máquina de calibrar.

Y después de enfadarse por lo que sea -aunque no lleve razón- cuando ya se le ha pasado la rabieta, sin olvidarse de incluir el jodido mensaje "Me quitas las ganas de vivir", pues eso, cuando se le pasa y ya se encuentra bien, abre su mano con magnificencia  y dice "Ven, anda. Dame un beso."  perdonándome la vida.

Estoy cansada y sin otra solución que volverme la reina de la sutileza para pisar fuerte en mi mundo mientras paso de puntillas por el de él con sus intrincados mundos anidados. 


sábado, 10 de agosto de 2019

El amor del ser humano

"Si Dios es Uno, y si no puede haber otro Dios, no puede haber una idea de Dios." Leo Strauss


17-11-2009 
Me recupero de una operación por cirugía abierta. Hoy es mi primer día en casa y he roto a llorar al ver entrar a mi hija, tan guapa, con su alegre y desbordante "hola papi".
(Siempre evitando llorar... esa es otra enfermedad que requiere un tratamiento más prolongado)
Y tantos exámenes y yo sin poder llevarla al insti ni traerla de vuelta a casa.

¡Claro que estoy especialmente sensible! He descansado un poco, con ayuda de la medicina, he merendado con el horario del hospital un café con leche y galletas casi idénticas de puro simplonas, y he mirado el correo. Dos de ellos me invitaban a ver un vídeo. El uno sobre el valor de una firma, de amnistía internacional (qué manía con usar los ordenadores para hacer animaciones; aunque la idea es muy buena, el vídeo es muy básico), el otro sobre un padre y su hijo.

Durante los 21 días de diagnóstico que pasé en el hospital, una simpática mujer, hermana de mi compañero de habitación, con su extraño pelo corto y sus modos resueltos, habiendo vivido en Barcelona, tan fuera de mi provincia pequeña, tan fuera de esta mentalidad, habiendo conocido muchos lugares y mucha gente, me llamó mucho la atención. Le pregunté por qué motivo dormía mal. Pregunté abrupta y repentinamente a los dos días de conocerla y tras superar cierto recelo.

Ella sonrió -siempre sonríe- y contestó "¿lo dices por mis ojeras?" y yo asentí.

Entonces me explicó que ha dejado su trabajo en Barcelona, que le cuesta encajar de nuevo aquí, en su tierra. Sufre Fibromialgia severa. No soporta que le toquen el pelo, un brazo (uno del pueblo la mandó directamente a urgencias tras el famoso palmetazo de bienvenida en las espalda), un beso, un asiento agitado en un autobús, ni siquiera de su coche, o el roce de una caricia.

Todo le duele.

Lleva siempre morfina consigo. La policía la detuvo por llevar tal cantidad en una ocasión, hasta que comprobaron su verdad. Le cuesta dormir, cómo no.

Pero su sonrisa siempre está ahí. Me miraba y me hacía reír.
Dice que cuando algo le duele, se ríe.

-Yo no me puedo creer que eso te funcione... -pero ella responde que sí y añade 

-... de lo contrario, ya me habría quitado la vida - hace lo mismo con su hermano, y en su familia nadie le devuelve a ella ningún cariño o atención...

Me obliga a reír, y me hace sonreír cuando me ve triste, y aunque yo sólo quiero llorar, obedezco y sonrío. Ella levanta su pulgar y me aprueba.

Cuando se marchó, me pidió que recordara y volvió a levantar el pulgar.

Sí. En el mundo hay héroes. Y heroínas.

Quedan personas que no esperan llenar sus arcas a razón de mil euros por segundo mientras ríen o aman, o lloran y mueren ante los ojos emocionados de espectadores repartidos en las butacas de cualquier cine.

Ellos son estrellas y todos los demás hemos quedado embelesados bajo ellas en alguna cálida noche, en algún trozo de silencio y campo, solos, mirando al cielo y admirando quietud y belleza. Pero hay estrellas que brillan a nuestro lado compartiendo sin más la luz de su sonrisa y el destello de su alegría, y nos invitan a reír sólo por que agradecen sinceramente que seamos el espejo que refleja sus amables sentimientos.



 Con el vídeo de los Hoyt, el padre e hijo (que por supuesto me ha hecho llorar de nuevo a moco tendido -hay que explotar bien la excusa del enfermito-) me he hecho un lío. Reconozco otra vez mi base de prolongada e inevitable educación religiosa, ahí está. Y agradezco a todos sus buenos deseos rezando por mí, con su fe en un ente que lo puede todo, pidiendo ayuda desde sus manos cálidas y limpias para mi, para otra persona. En este vídeo, de cuyas imágenes sobra decir nada, he encontrado otra vez la prueba de que el ser humano puede hacer de todo con su amor, si quiere. Pero la música... ¿porqué la música tiene que ser con tono religioso? No se puede debatir sobre ello, tiempo perdido: batallas y muertes llenan páginas de historia.

Pero uno no elige que justo en el momento de nacer, se te enrolle el cordón umbilical al cuello y la falta de oxígeno te provoque parálisis cerebral.

"Si lo estaba viendo venir, pero libre albedrío, los humanos y sus errores, ¿nunca aprenderán?, bueno, este padre luchará por su hijo, y tendrá motivos de superación, y los demás aprenderán de él y me alabarán el gusto"

Nacer, obtener el derecho a la vida, es un suceso en el que interviene Dios, según los cristianos, y un padre como el señor Hoyt... ¿qué diría? Ignoro sus creencias y me he cansado a buscar en google, en inglés y castellano, palabras de este hombre agradeciendo a Dios la vida de su hijo, no tiene porqué hacerlo. Sin embargo, he encontrado abundantes lugares donde dicen "pídele a dios tu deseo, él te lo concederá", porque su hijo le pidió participar en una carrera. Apropiarse del esfuerzo de este hombre para vender afiliaciones cristianas es todo un delito moral.

¿Dónde estaban todos esos cristianos cuando una y otra vez fueron rechazados y mal vistos por su deseo de participar en las carreras? ¿Porqué únicamente sacan, esos cristianos de pacotilla, su megáfono a la puerta de un local o bullen aturdiendo calles interminables ante una nueva ley, y se congregan a los pies del papa, (¿Papa?) un hombre cualquiera comparado con el señor Hoyt, en lugar de romper con su indudable marea de gotas humanas las barreras que separaron a estas dos personas que también querían gozar de la vida?

Y dice la música en uno de los vídeos, "Mi redentor vive". Qué coño de redentor, su padre es el que se desvive, el que suda con gusto cada gota para dar vida a su hijo. Dios pasa absolutamente de decirle "levántate y anda", es demasiado fácil hablar. Lo duro es bajar de esas alturas, acercarse a este hombre y ayudarle para que pueda correr con los demás. Si, años después de su lucha, fueron aceptados y respetados.


En su web, http://www.teamhoyt.com/, aparece esa música como producto comercial para financiarles, y es la única referencia que hacen a Dios. Supongo que alguien puso el material en sus manos para que lo vendieran, bueno, no se lo pienso criticar, no soy quien.