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sábado, 11 de mayo de 2019

Rolando a Virginia (fin)

"El hombre que es consciente de sí mismo es en adelante independiente; y nunca se aburre, y la vida es demasiado corta, y está lleno de una profunda y templada felicidad." Virginia Woolf
Retoma sus pasos con determinación y dolor de pies. Inundado por un pensamiento hueco percibe en los ecos de su memoria, una infancia apátrida entre sus iguales, incomprendida entre sus aburridos y violentos profesores  y sus familiares más allegados.

Aquí, tan lejos de su casa, situado al borde de un despeñadero que detiene su marcha, recuerda el cuento de Neil Gaiman sobre el exilio:

Cuando era niño vivía entre bosquecillos de moreras. En verano, las moreras manchaban la hierba verde de púrpura carmesí. Pájaros de mil colores bailaban en el cielo cuando era un muchacho. Alegraban el día con sus intrincadas canciones. "Somos quien elegimos ser", cantaba el jilguero cuando el sol estaba en lo más alto. "Tengo sueños, sobre sueños, sobre sueños", cantaba el ruiseñor bajo la luna pálida.
¡Flap, Flap, Flap, Flap! se posa solemne frente a él un gran pájaro al que saluda con el brazo extendido y la palma hacia abajo:

#Inktober Sole Otero, corte

-Ave Fénix, el que camina te saluda.
-Noches te sean dadas, graciosillo. - El fastuoso Fénix observa y de su aguileña mirada deduce y habla conmovido:
-No has encontrado lo que buscado has.
-Si vienes como vidente de lo evidente perderás tanta fama que ni tu combustión más aparatosa podrá remediarlo.
-¿Qué quieres encontrar?
-Es ¿a QUIEN quiero encontrar, recuerdas?
-Este Fénix propone, pero tú dispones. Y has querido encontrar algo. Un "qué" de ficción en un "dónde" de tu invención: respuestas entre amigos y desconocidos,  en la música y la naturaleza, en la luna, en tus primeros sueños... en lugares complejos, equivocados. La solución era más sencilla. ¿Te das cuenta? - Rol hace un larga pausa. A estas alturas ya va comprendiendo pero como acostumbra, cambia de tema y pregunta:


-¿Por qué somos tan diferentes?
-Sois asimétricos, pero no tan diferentes.
-¿Puede una mujer amar a otra mujer?
-La pregunta correcta -que a la vez es tu respuesta- sería: ¿Puede una mujer amar? pero, si buscas la gran respuesta, debes hacerte la gran pregunta.
-Cual.
-¿Puede una persona amar?
-Ya. Touché, touché.

Ahí llega el punto donde Rolando comienza a ver que lo primero es aceptarse. Volver a casa. Ahí es cuando el Ave se levanta, se sacude la tierra del trasero y se tira al abismo en un vertiginoso picado para remontar el firmamento y convertirse en el famoso pájaro de fuego con todo su reguero de chispas. Rolando sonríe y recita:

Sólo el Fénix se eleva 
y ya no desciende.

#Inktober Sole Otero, botella

Vuelve a su interior como tranquilo mensaje en una botella recorriendo aislado, con olas y vientos, las distancias que nos separan. Inerte y detenido por algunas burbujas y gotas añora cuando sumergía su cabeza en el agua de la bañera para escapar en silencio a su propia existencia. El mundo es un lugar de terrible dolor donde el aire conduce el ruido como metralla y la luz quema cuanto toca.


Su cuerpo cansado viaja al vaivén de esas olas en un frasco de cristal sin ilusiones pero balanceándose entre ideas, escenas imaginadas y noches desveladas.

Balancearse es alisar los rizos nerviosos de los sentidos. Es como impulsarse para volver, recordar después de conocer y darse después de recoger.


#Inktober Sole Otero, fangoso

A su llegada sabe que no puede parar y porfía en una lucha estéril que mantiene sobre fango movedizo, ahogándose en si mismo por el deseo de saber estar entre los demás sin dejarse arrastrar con ellos.

¿Y si todos fuéramos nosotros?
¿Seríamos entonces más diferentes... entonces  casi iguales?
¿Quién trata de ayudar a quién?
Rolando libera la rienda que le dirige y logra zafarse del caldo corrosivo que consume lo mejor de cada ser.
Su paso adelantado se delata en dirección a un nuevo orden social donde todos tengamos cabida con nuestras limitaciones y ventajas. Donde conformaremos la sólida base de esa humanidad tan de fábula como un mesías, tan idealizada que nadie podrá alcanzarla si nadie insiste lo necesario en conseguirlo.


#Inktober Sole Otero, inflamada
Entonces llega el descanso habiendo recorrido los espacios por alcanzar una solución a las dudas que cualquier ser se plantea.

Muchas veces hace falta parar y recuperarse para encontrar nuevas formas de afrontar los problemas.

Quizá no siempre pero muchas veces, solo después de la extenuación, de las llagas y los pies inflamados, de obcecarnos y resistirnos a los cambios es cuando, obligados a recuperar fuerzas, podemos mirar con claridad y perspectiva para dar paso a las soluciones.


#Inktober Sole Otero, costoso
Y Virginia encuentra a Rolando y se abre paso con él entre la maleza. Ya nada que se anteponga será más fuerte que ellos dos. No abrá Lucrecias tóxicas, madres o padres cerrados en banda ni amigos que ahuequen el ala o si lo hicieran, sería en beneficio mutuo. Los dedos señaladores retornarán a sus narices en busca de mierda propia o permanecerán así tan antiguos y oxidados como en la estatua de Colón.

Nadie dice que esta lucha no dejará heridas porque la sociedad tiene infinitas herramientas que van desde lo sutil a lo brutal para producirlas. Medios para impedir al individuo ser quien desea ser y hacer que se plantee dudas y se equivoque en medio de sus decisiones.


#Inktober Sole Otero, espinoso
Pero para eso habrá servido el camino andado.
Para aprender que las heridas curan. En ocasiones con el propio cariño y otras veces  con el afecto de quienes son amigas/os de verdad.

(Algo que yo no he sido nunca para nadie, pero intuyo que debe ser muy bueno)

Es Virginia quien saca las espinas del corazón de Rolando. Es curioso cómo -si hablamos de verdaderos seres humanos- las personas que ofenden reciben a veces de vuelta los propios efectos de sus actos.


#Inktober Sole Otero, estirar

Volvieron la luna y Rolando a su casa con Virginia donde son completamente feliz. Mientras él prepara una empanada de bonito, ya empieza a pensar en lo pasado y ella que se conoce, canta por Serrat:

Al andar se hace camino

y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.

La sonata es motivo de pensamientos cómplices y risas al confort de los pellets ecológicos de un hogar que necesita muy poco para sentirse cálido.

#Inktober Sole Otero, doble
El aroma de la masa que se cuece en el horno abre el apetito. Dorada y brillante la clara tostada, la forma artesanal de los dedos en los bordes ... una pequeña delicia poco apta para celíacos.

Luego de dar buena cuenta de aquella obra y dormir en siesta un rato, se acerca Rolando al borde del estanque que hay cerca de su casa.

Allí se encuentra con quien fue él.

Virginia imita sus movimientos y desaparece entre hipnóticas y preciosas ondulaciones que se repiten concéntricas como sueños sobre sueños, sobre sueños.

Como el viento rolando a Virginia, una persona puede cambiar y sentir sumando dos modos de vivir y entender. Y la suma de valores siempre nos hace fuertes.

De nuevo recuerda Rolando una respuesta de The Sandman en el cuento sobre el exilio:
-No me gustan las cárceles maestro Li. A veces sospecho que construimos nuestras propias trampas y que caemos en ellas fingiendo sorpresa. Que la vida es así para todos, desde el Altísimo hasta la criatura más despreciable de la creación... Pero sea o no este el caso, sigue valiendo la pena abrir jaulas. Liberar al prisionero sigue siendo un acto virtuoso
Virginia completa, tranquilo junto al estanque y en el centro de Rolando, el final de esa historia de Neil Gaiman:

Solo el fénix se eleva
y ya no desciende.

Y todo cambia.
Pero nada se pierde.

#Inktober Sole Otero, tranquilo