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viernes, 31 de diciembre de 2021

Navidades diversas



Los del grupo zueco alubia, o Abba, han resultado ser amantes de la perfección y han renderizado algunos de sus videos con un programa que analiza y mejora sensiblemente la calidad de aquellas sus joyas del pasado.

Ayer he visto un vídeo suyo, una nueva canción de ABBA dedicada por primera vez a la fiesta de la navidad. Por suerte no me pareció la clásica sonata apestosa de cascabeles repicando aunque algo de eso tenga.

La música en si misma no me agitó. Lo que si me llegó fue el video. Dos chavales sentados frente al televisor miran aburridos sus móviles. De pronto ven en la pantalla que ABBA va a virtualizarse y se les ocurre la idea de montar una actuación con canciones del grupo y recaudar de paso fondos con fines caritativos. Forman un buen grupo de 15 o más con otras chavalas y niños.

Quería encontrar mi sitio en ese grupo. Con quién identificarme y quién de ellas preferiría ser en lugar de ser yo. O de ellos.

Pronto supe que me encantaría encarnar la niña que lleva la pelliza con un bolsito rosa, utiliza la máquina de coser, hace lo arreglos en la ropa pero muy sobre todo esto porque parece tener vida propia al margen del guion. 

Si me pagan para ser sincero más bien sería el nene que tuvo la idea de hacer el show pero no me veo en medio de todas las demás criaturas trabajando en grupo. Me bastaría con dar la idea y participar poniendo pegas a todos los detalles.

Si me pagan una cantidad indecente de dinero para una sinceridad total me gustaría estar  entre ellos revoloteando, mirando, observando y desapareciendo de pronto sin que nadie se diera cuenta.

Abba ha incluido en este vídeo ojos con lentes y sin lentes, diversas razas, diversas edades, diversidad de formas ... y se olvidaron de los seres diversos.

Bien.

Nadie es perfecto. Ni siquiera en 4k.




miércoles, 1 de diciembre de 2021

Su corazón hizo "crack"

 Anoche, mientras me acostaba, no sé cómo, recordé el día que rompí el corazón de mi hermano mayor. Al instante vi la imagen de un corazón haciendo crack en el pecho de un príncipe que antes era feliz. 

Una estatua en honor a un príncipe en la que, según la historia de Oscar Wilde,  responde a una golondrina que pregunta porqué llora:

—[...] era yo feliz, si es que el placer es la felicidad. Así viví y así morí y ahora que estoy muerto me han elevado tanto, que puedo ver todas las fealdades y todas las miserias de mi ciudad, y aunque mi corazón sea de plomo, no me queda más recurso que llorar.

Como soy persona de imágenes, sonidos y palabras escritas (peor o mejor), también puse una banda sonora que me despistó por completo de ese recuerdo. "Little prince", esta canción:


Pequeño príncipe: vives en un mundo de ensueño teniendo a todos a tu disposición. Podrías tenerlo todo si supieras quién eres en realidad.

Pequeño príncipe: vives una fantasía. Estás solo aunque la ilusión te hace compañía.

Mira a tu alrededor: ¿existe tu pequeña ciudad o quizá está demasiado lejos de esa realidad tuya?

Sé que no debe ser muy fácil que te traten como a un rey. Tener supuestos amigos a tu alrededor que te atienden con lealtad

¿No te hace dudar cuando escuchas los truenos?

Principito, aunque lo niegues, hay algo en el silencio más profundo de tu alma: es un hueco vacío.

Aunque sé que no quieres escucharlo, nunca encontrarás tu espíritu hasta que veas y seas quien eres en realidad.

Principito, oh, principito, tú sabes quién eres.

Puede que alguien opine que su voz suena como el estropajo arrastrando costra  quemada y pegada a una bandeja de paella. No me apetece discutirlo pero, tener la voz de Adele o la perfección de soprano que lucía Callas no significa que el resto de artistas deban callar su voz.

Mi príncipe particular no soportaba escuchar a Carole King cantando "Tapestry" o "(You Make Me Feel Like) A Natural Woman" y al ver que había comprado un segundo disco tuvo a bien mostrar su desagrado, lo mala que le parecía no solo como cantante sino que sus temas se le hacían pesados y horribles. Con un sablazo insultó a la artista que me ilusionaba y alegraba la vida, aborreciendo mis gustos, haciendo daño gratuito.

Quizá el hecho de no entender sus preciosas letras, sin desperdicio, le llevara a tal comentario. O quizá no.

Mi corazón no se partió en casi ninguna de las múltiples ocasiones que premeditado buscó molestar a lo largo de los años. Mostrando su desprecio por algunos de mis regalos en las ocasiones que obliga la vida, callándose como un muerto cuando me llovieron hostias y cosas peores por su culpa ... si. Si tienes un hermano años más pequeño, un crio, no puedes manejar cosas peligrosas delante de él como si tal cosa porque ese niño aprenderá y no tendrá conocimiento si las repite a solas. 

Otra cosa no pero solo ... he estado muchísimo tiempo solo en mi casa sin nadie que pudiera controlarme en las edades más conflictivas. Claro, trabajo de padres y madres, no de hermanos. No fue culpa solo suya.

Así que crack. El corazón de plomo se partió. 

En el cuento se rompe la estatua en el instante que muere golondrina besando sus principescos labios. Como monumento decadente de aspecto pordiosero, ya despojado de oro y rubíes, deciden fundirlo pero el corazón permanece de una pieza. No se deshace en el horno. No entiendo que a los fundidores les pareciera normal encontrar un corazón que no se derritió dentro de una estatua y lo tirasen sin más a la basura, de casual junto a la golondrina muerta. Si murió en la plaza para qué iban a colocar su cuerpo junto a los desperdicios de la fundición. Es bueno que nenas y nenes no acostumbren a preguntar estas cosas a cuentacuentos.

Pero mi príncipe sintió un dolor en el pecho. Había ido a visitarme ante la inminente operación quirúrgica que debían hacerme.

Llevaba casi 20 días ingresado mientras me estudiaban. No lo tenían claro. El diagnóstico estaba entre dos enfermedades: por un lado sospechar que el paciente  tiene anorexia y se pincha insulina a escondidas, buscando la muerte con glucemias de 22  y por otro lado un insulinoma, caso de uno entre un millón cuyos pacientes suelen ir con sobrepeso pues comer evita las hipoglucemias. Ser anoréxico de 54 kilos sin diagnosticar y tener un insulinoma a la vez no ayudaba a aclarar nada. Tampoco fue todo culpa suya.

Los primeros días los llevé bien. Libro de "Mil soles espléndidos", "Los hombres que no amaban a las mujeres" y otro en inglés para practicar de cara a nuestro viaje prepagado dirección Londres.

Los días pasaban. En la habitación había tres camas y un cuarto de baño junto a la ventana con vistas que ahora mismo me hielan el alma de solo evocarlas. Diversos compañeros  llegaron y se fueron antes que yo. Un chico peruano que cagaba sangre, un hombre ciego (sin compañar) que meaba fuera del  bote de muestras dejándome el goce de recoger su orina, otro con neumotorax ... sus familiares.

Pretendían en el hospital que comiera a todas horas. Yo creía que querían engordarme pero era para evitar las hipoglucemias, según me han explicado mucho después. Dejaba mucha comida de hospital y los bocadillos que preparaban solo para mi en exclusiva sobre la bandeja, muchas veces tal cual los traían. Hacía ejercicio a escondidas en la sala de televisión. Mi salud no mejoraba y mi mente iba de mal en peor.

La apatía se apoderó de mi. Me tiraba en la cama a llorar de cara a la ventana para que no me vieran. Eché visitas con cajas destempladas y en medio de esas condiciones apareció mi hermanito mayor.

Yo estaba contra la pared en el pasillo observando cuanto sucedía cuando le vi aproximarse. Quiso darme un beso pero no se lo permití. No es una reacción muy mía: en general procuro dejar que hagan en contra de lo que deseo.

Cuando se marchó, me tumbé de nuevo. Al poco tiempo me llamó mi madre. 

—¿Qué le has hecho a tu hermano?

—¿Qué ... ? 

—Me ha llamado llorando porque no le has querido dar un beso ¿Porqué no has querido besarle?

—No ... —no sabía qué decir. Me sentí mal, culpable, mala persona, insensible, asqueroso, dañino ... no lo sé. Ella también estaba gimoteando.

—Eso no se le hace a un hermano. El solo quería hacerte compañía y ver cómo estabas.

—Yo ... no sé ...

No puedo recordar más de la conversación con mi madre pero en cuanto colgó añadí a la montaña de confusión un sentimiento que definía mi ser como la despreciable esencia de la miseria más insignificante. Arranqué a  llorar tan silencioso y con un dolor tan inmenso que mis piernas dejaron de sostenerme en pie y caí al suelo deseando, rogando una muerte inmediata, inaplazable y beneficiosa que terminara con aquella vida mía tan estéril como insoportable.

Así que su corazón de plomo hizo "crack" y les agradezco que me lo dijeran en las peores circunstancias, comprensivos como siempre lo fueron conmigo y con mis manías, según ellos mis locuras. Las locuras de aquel chaval tan atolondrado que solo daba disgustos de locura.

También eché a perder el viaje a Londres con cargo a mi recuperación y se convirtió en un regalo, cómo no, también despreciado. 

Solo yo soy responsable de cuantas cosas buenas o malas hayan podido suceder a mi familia o a mi y, al menos las culpas, mías son.

Si algún día buscan en la basura no encontrarán corazones de metal ... quizá alguna golondrina sin vida que no pudo o no quiso volar a tiempo con las demás a tierras templadas, lejos de la frialdad y la malicia insaciable que nos rodea.

domingo, 31 de octubre de 2021

Paco&Emi. Las memorias


Allá en torno a la adolescencia sucedió que Paco fue consciente de una capacidad nueva. La de estar en un grupo de gente e introducir un tema que provocase debate entre los presentes.  Aquello le procuraba la tranquilizadora satisfacción de poder permanecer callado y observar cómo se alborotaba el gallinero. Más de una vez se detuvieron los congregados preguntándose cómo habían llegado a tal punto en la discusión y qué hacían hablando de aquello. Un dedo o dos terminaban apuntando en dirección a un Paco que sonreía por dentro divertido.

El creía que el motor de arranque en los vehículos se llamaba Starter y así denominó su nueva diversión grupal. Ahora trataría de hacerlo con Emi nada más. Metió la llave una vez más en su maquinita para que ella desembuchara una retahila de historias que habría escuchado un par de veces con anterioridad, ahora con la idea de documentarse, grabarlo con su móvil y remitirlo a mi whatsapp en formato MP3. 

Y esta es la historia. Una en la que Araceli, tía de Emi por hermandad con su padre, relataba entre otras cosas el nacimiento de uno de sus muchos hermanos:

—Oye Emi, ¿ entonces tu padre no sabía lo del bebé que nació muerto ?

—¿ No te acuerdas que mi padre también se quedó alucinado cuando lo contó ?—Paco procura disimular que oculta un teléfono grabando pero su voz le delata. Ella entorna los ojos mientras le mira y,  como se sabe escrutado y nervioso, antes de que ella pregunte qué está tramando y se vea en la necesidad de confesar una "fechoría" que no sabría cómo embutir en una longaniza de mentiras, agita una espina clavada:

—Ah, si ... por eso dijo que tu padre era un "desmemoriado" y se reía de él a carcajadas ... ancianas carcajadas desdentadas.

—Mira, no me lo repitas más veces que me chisco. Y además no fue así. Tú sí que no te acuerdas de nada.

—Pues ... —de alguna forma siempre sale a relucir su memoria, más anoréxica que flaca.


—Lo de desmemoriado fue porque ella tenía que llevar a mi padre en brazos y él no lo recordaba. Y si ella era una niña y le tocaba cargar con él, como podrás comprender, siendo mi padre más pequeño, no podía acordarse. Y ya me estaba poniendo negra con tanto "desmemoriado" que cuando sabe que todos la atienden se pone muy bobita y se pasa tres pueblos.

—Entonces lo del bebé se enteró ...

—Lo del bebé lo contó después, pero tú lo has mezclado todo, como siempre. Como nunca estás atento ... —Paco calla. Manejar cosas que cortan o pinchan tiene sus consecuencias. En su cabeza bailan las cuatro palabras que más le dedica Emi: "Siempre-todo, nunca-nada". Llueven chuzos de punta pero quiere obtener el relato y aguarda bajo un paraguas de paciencia, otra de sus herramientas. Hay quien llama a eso falta de carácter. 

Emi prosigue:

—Ella se enteró de todo porque estaba escondida.

—¿ Cómo que estaba escondida ?

—Sabía que algo pasaba y se escondió para enterarse. Quita de ahí.— está fregando y él se pasma en medio de la cocina. La mecha se apaga. Prende otra vez:

—Entonces se enteró que nació muerto porque no fueron al hospital ni nada.

—¡ Qué hospital ni qué ! Naaaada hombre, nada ... ¡¡ Cuidadoooo, que acabo de dar el detergenteee !! —parece que Emi no se anima a explicar. Bastante tiene con fregar el suelo de la cocina. Paco, a cubierto ya en la puerta, "trata de arrancarlo"

—¡ Hala ! y ni cortos ni perezosos, en el suelo de la cocina lo enterraron. Pues para eso lo podían haber enterrado en la calle ... ¿no?

—Eran otros tiempos, hombre ...

—¡ Toma ! y estando embarazada ... de repente ... nadie se preguntó ¿ donde está el niño ?

—¡ Bueno majo, de verdad ... ! cómo se nota que no has vivido en un pueblo ... si mi abuela —pone un ejemplo no relacionado con el bebé muerto— pasó como si hubiera estado embarazada cuando el bebé era de mi tía Geli ... imagínate. Ahí se iba a enterar la gente. Suficiente tenía cada uno con sus propios embarazos y sus historias como para preocuparse de si la otra estuvo embarazada ni dónde estaría el bebé. —Paco compone las imágenes como si estuviera viendo una telenovela y aún no le cuadra:

—Pero ... ¿ no se supone que en los pueblos la gente cotillea ?

—Pues ... se coti... lle-a-rá-ahora, pero ...—a Emi le cuesta montar o juntar algunas palabras— ... pero entonces nadie se preocupaba de nadie. Lo mismo se cotillea más en la ciudad. Si mi abuela pasó por estar embarazada con 47 años ... —suena el cubo saltando de un lado a otro del suelo de la cocina— ... imagínate.—se hace una pausa. Paco ya no sabe qué más echar para avivar la llama. Por suerte, Emi continúa:

—Y con los faldumentos aquellos que llevaban ... yo de hecho, a mi madre, cuando mi hermana —la pequeña, con la que se lleva 6 años— no recuerdo haberla visto embarazada. Y ... a la madre de Carmen —su amiga— ... nada de nada. Yo a mi madre ... cuando vi que le médico venía a casa porque iba a nacer ... igual que me acuerdo del médico me acordaría que estaba embarazada, digo yo.

Paco y Emi se preparan para tomar el café de mediodía. Ella pregunta:

—¿ Tú te acuerdas de ver a tu madre embarazada ?—también Paco se lleva 6 años con su hermana.

—No. Yo no me acuerdo. De todas formas ... tampoco me acuerdo de que tu tía Araceli dijera que se le pusieron los brazos largos por cargar con tu padre ...

—Es que eso tú no estabas delante. Nos lo contó a mi hermana —la mayor de todos— y a mi. Ya ves, una bobada. Los tendría largos por lo que fuera.

—De todas formas tu tía ... vaya historias.

—Es que mi tía era ... una garza.

—¿ Que se metía en todo ?

—A ver. Hay personas que se fijan en todo desde pequeñas. Que observan y no se les escapa nada. Y mi tía eso lo ha tenido desde pequeña. A mi también me pasa.—Paco está centrado ya en su metodológico hábito de sacar las galletas y procesarlas.  Todo a su al rededor pierde consistencia. De no ser por la grabación aquí terminaría el relato y lo anterior se convertiría en macedonia de medios recuerdos. Emi continúa:

—A mi me pasa desde pequeña. Desde pequeña me acuerdo de muchísimas cosas.—pasa un tiempo hasta que Paco trata de dar cuerda:

—¿ Por ejemplo ? —suena la cuchara de ella contra la taza mientras Paco hace barquitos con las galletas. Las parte en dos o cuatro trozos lo más idénticos posibles. Le gusta rescatarlas antes de su definitivo hundimiento, bien empapadas. No se da cuenta de lo extraño que resulta verle en esa actitud, habitual cuando conoce a los presentes.

—Por ejemplo ... me acuerdo de la casa de la señora Vicenta, no sé si te das cuenta que hemos pasado por allí el otro día. La casa que está caída. —por cómo saborea Paco sus dulces supervivientes tiene dudas de que su silencio signifique tan solo "no"— Entonces yo me acuerdo de la señora Vicenta, de la hija y el hijo que tenía. La hija era guapísima y mi hermano dijo "Sí. Es verdad que era muy guapa"—Emi se apoya en alguno de sus hermanos para señalar la diferencia con Paco que es incapaz de recordar a la mayoría de sus vecinos y él no será consciente de la lectura entre líneas hasta haber escuchado el audio. Pero sigue:

—Sin embargo mi hermana —la mayor— no se acuerda de nada. Ni siquiera que hubieran vivido allí. Pero es que yo podía tener ... cuántos años ¿ cuatro ? ... ¿ cinco ? de la gente me puedes preguntar por quien sea. Incluso por los que se marcharon en seguida que me acuerdo de todos.—y lo más probable es que Paco se enredase buscando la respuesta a "me puedes preguntar por quien sea" entre un rebaño de gente que ni siquiera conoció, pero calla y lo deja pasar como tantas cosas— Me acuerdo de la argentinaaaa ... de los hijos de la argentina que vivía donde vivíamos nosotros antes ... de las cosas que dejaron en el desván: libros, cuadernos escritos que yo me he dedicado a mirar ... de la señora Otilia y los seis o siete hijos que tenía ... que eran todos chicos ... de los que vivían en el pueblo de al lado que me llevaban a veces, de sus nombres ... de todo, todo.

—Dudo que te acuerdes de sus siete nombres.

—No. Solo me acuerdo de dos. De Manuel y Justino, que era de mi edad y siempre decían que era mi novio. Madre mía, qué castigo con Justino. Más feo que picio, por cierto. Cuesta distinguir las palabras con el crispante ruido del envoltorio  trasparente que mantiene las galletas firmes en una torre que  a él fascina mientras la desmonta pieza a pieza como parte de su rutina.

—Por eso te lo dirían.

—Bah, qué años podía tener, cinco o seis ... ya ves tú. Que con 6 años ya me enviaron a la ciudad con mis hermanas mayores.—él también se recuerda siendo chiquito acompañando a su madre a la pelu y coincidir con Auxi, hija de otra clienta. "¿ Es tu novia Auxi ?, jajaja." le decían, pero Paco no entendía.  Cuántas cosas idiotas se les dice a las criaturas. Cuánto se divierten algunas personas en la supuesta adultez fastidiando a menores que no están capacitados para interpretar sus intenciones.

Un día subía mi esposa con nuestra hija en el ascensor acompañada por una vecina y su nieto. Pues no se le ocurrió mejor cosa a la abuela que preguntar: "¡ A que te gusta mi nieto para novio, que es muy guapo !" y mi hija contestó molesta: "¿Con esas orejas tan grandes? No, está horroroso." etc, ya saben, sonrojos y bla, bla.

En mis altavoces suena la cuchara de Emi removiendo a la vez  el azúcar y sus pensamientos con ese cerebro que a su pareja le parece tan complejo:

— Y me acuerdo de todo aquello que pasó con Modesto,  hermano del torero, que quiso aprovecharse de Maribel, hija del tractorista. Si es que me acuerdo de todo. De tooodo, de todo, de todo. De haberlo vivido.

—Eso ... qué pasó.

—Que la quiso violar. Y lo de Feli ...  es que no me he atrevido ni a contárselo a estos. Lo sé porque ella —Araceli— me lo contó un día en la residencia. Y yo jamás se lo he contado a nadie.

—¿ Qué Feli ?—en la mente de su interlocutor las primeras neuronas se afanan en una "cadena humana" que trata de almacenar nombres y relaciones. Las del medio no saben para qué tanto trabajo y las últimas tiran los datos en cualquier sitio.

—Feli era la sobrina de Lisardo. —sabe que Paco necesita todas las explicacionesLisardo era un pastor, soltero, que vivía pa'llí detrás de la fragua con su madre, que se  llamaba Luisa, que claro, el otro día cuando estuvimos juntos por ahí mis hermanos y yo la recordé perfectamente. Hasta las gafas que llevaba con uno de los cristales ahumados. Mis hermanos se quedaron también alucinados.—Emi debe estar muy emocionada porque lleva tanto rato dando vueltas al azúcar en la taza como para convertirlo en sirope. Paco ha conseguido "arrancarla" y ya no para:

—Iba vestida de negro siempre. Entonces vivía con su hijo Lisardo y yo iba mucho a jugar con Feli que era como 4 años mayor que yo. Ella compró ese papel que se estira y las alambres y me enseñó a hacer flores de papel. A mi me gustaba mucho estar con ella, hablábamos, sobre todo ella, y me entretenía. Entonces yo si veía que, para ir a casa de su tío regala datos extra bajando el tono en la voz: ella se iba en el verano siempre a acompañar a su tío y su abuela que vivían en otro pueblo YYyyy ... yyy para ir a casa de la señora Luisa, Feli tenía que pasar por delante de la fragua. La fragua era donde se reunían todos los hombres y cuando pasaba ella la criticaban y cuchicheaban y hacían risitas ji-ji-ji. —toma un sorbo y remueve otra vez el azúcar, ya nube de algodón, antes de continuar:

—Bueno, total, que los martes siempre iban de la aldea al pueblo principal, los hombres sobre todo, a comprar porque había mercado. Y Feli fue. Y para regresar se debió de encontrar con Javier (que ya se ha muerto) que era el padre de los de la zapatería, y se ofreció para llevarla en el coche pero, a medio camino, pues quiso también ... —aparece el tabú y las palabras no se nombran por elegancia y ella se bajó del coche y se vino andando.

Me incomodo como narrador pensando la de cerdos inmundos que hay por todas partes ... ¡ Oy ! Eso es especismo. Los cerdos no tienen culpa ¡ Cuánto se aprende con una hija feminista y vegana ! Es una maravilla.

 "Feminism saved my life"


 Vuelve Paco al ataque:

—Entonces intentó violar a las dos chicas.

—Nooo. A ver. Lo de Maribel y Modesto no tiene que ver con Feli y Javier. 

—Qué raro que con tus hermanas no lo intentase.

—Es que a mi casa no venía. Un día iría a casa del tractorista por lo que fuera y se encontró allí a su hija sola, que era de la edad de mis hermanas. De hecho eran amigas y se fueron juntas a trabajar al hotel en Gerona. Y lo contaron todo muy en secreto, pero yo las oí.

—Vamos, como tu tía mientras enterraban al bebé.

—No me escondí pero las oí y lo de Feli no lo sabe nadie más que yo. Luego no quería pasar por delante de la fragua la pobre.

Cuántos estigmas. Injusto que la víctima sea señalada, camine con miedo y el agresor campe a sus anchas. Injusto que la otra chica y sus amigas hablen en secreto de algo que debía contarse a voz en grito. Ser mujer, ser hombre. Está claro: no hay diferencia de género ni la hubo nunca.

—¿ Y está vivo ese tiparraco ?

—Pero si te acabo de contar que está muerto. Y era el padre de María, de la zapatería, ¡ quién lo iba a pensar ! —toma sorbos de café a medias con su bollo. Tira de memoria para ofrecer más datos aún vivos— ... y a la hermana de Juanita escaparse para ir con el hijo de la señora Edelmira. Pues no la vi veces ... por eso te digo que soy observadora. —se hace una pausa y cuenta—  por eso cuando tu madre hace señitas pa'cá, señitas pa'llá digo "madre mía" ... digo: si antes de que empieces a hacer señas ya me he dado cuenta que me estás haciendo burla. O cuando tu hermano le señalaba a su amigo  con la mirada el escote de nuestra hija. Son mil cosas que ... vamos ... no se me escapan a mi ...

Paco se ha quedado mudo. El no tiene ese don para conocer y observar a las personas. Por eso pregunta:

—¿ Y puedes estar fijándote en las personas y estar al hilo de la conversación ?—responde de inmediato detrás de la letra n:

—Perfectamente.—sigue tomando el café y tras una pausa, añade— ... y si estoy hablando por teléfono, sin ver a la otra persona sé si me está escuchando o no. Sin embargo con Socorro —su compañera de trabajo— no me pasa. Es tan evidente que no hace falta ser observador para ver que no te está escuchando nunca. —Mira a su compañero que vuelve la vista a su vaso. 

Ella le ha mostrado malestar varias ocasiones por la forma en que la mira. Algunas personas se molestan por no mirarlas a los ojos y otras por mirarlas sin pestañear. La gente es antojadiza incluso con la duración de un simple contacto visual. Por curiosidad he cronometrado el tiempo transcurrido desde  que ella dejó de hablar y son 40 segundos cuando le pregunta:

—Qué. Qué piensas. —16 más— ... si es que piensas algo— 15 más hasta que Paco espeta fuera de tono:

—¡ QUE VAYA MEMORIA ! Dices luego que de nada te sirve pero como poco vale para saber lo que te han dicho, lo que no y quién ...

—Bah ... no creas, otras veces no es tan bueno. Que te acuerdes de todo ... al final puede hacerte hasta daño.

—Tu hermana ... ¿ vivirá mejor sin acordarse de las cosas malas ... quieres decir ?

—Creo que las cosas malas que puedan haberte pasado durante la infancia y tal ...  creo que hay que aprender a vivir con ellas ... a aceptar a los padres tal y como han sido, con sus defectos y sus virtudes, porque si no ... el problema es no querer ver las cosas como han sido. Pretender cambiarlas diciendo lo buena que fue tu madre cuando en realidad no lo ha sido. Creo que eso, a nivel mental, no hace ningún bien. No porque a mi me lo haya dicho nadie, simplemente porque lo he comprobado día a día, no de la noche a la mañana. Querer cambiar las cosas de como han sido a ponerlas de color de rosa ... eso no ayuda demasiado. Y es lo que le pasa a mi hermana, no quiere ver las cosas nunca. Como la gente que se inventa una vida paralela cuando muere un ser querido. Porqué vas a decir que era maravilloso si no lo era. Tenía muchos defectos.

—Eso es cambiar el guion

—Cuando no hay porqué cambiarlo. Eso también lo aprendí de mi tía Araceli. Su madre estaba como una auténtica cabra y siempre decía lo mala que había sido con ella. Como mi otra hermana antes decía "padre y madre" y ahora que están muertos los llama "papá y mamá". Eso no te hace ningún bien.

—A lo mejor se creen que son mejores personas si les blanquean el recuerdo.

—¡ Ellas mejores personas ! ¡ Que luego desfilan camino del cementerio pero no se acuerdan de cuándo ni cómo murieron exactamente ! Y que mi madre tenía cosas buenas si ... pero había que rebuscar mucho ¿eh?. Por lo que haya sido, por su infancia, por su vida ... ahí no voy a entrar, pero vamos ... estaba cargada de defectos. Y lo que es peor, luego por detrás ... la de cosas que me he enterado posteriormente por mi tía Araceli, pero bueno. Era mi madre, ya está.

—También tu hermano se inventó que tu madre quería mucho a José

—Bueno, es que ese día casi me abro en canal. Me pasa como a mi tía Araceli, que le parecía como si hubiera vivido una realidad diferente en un mundo paralelo.

—Sí porque tu madre despotricaba cuando ibais a limpiar la ropa, también la de él y encima a mano ...

—Y lo ha llamado vago, lo ha llamado guarrrro, ¡ lo ha llamado de todo ! ¡ pero de todo ! ¡ mi madre no lo soportaba ! ni que bebiera de más ... ¿ mi madre le quería ...? ¿ porque luego después de muerto fue al cementerio ? ¿ y porque cuando entraron las otras en el velatorio se le cayeron las lágrimas que ya le costó ? Pues otro que tal baila. Menudo tío plasta, ¡ pero plasta ! —vuelve a tirar de memoria sin esfuerzo y añade— que les sacaba el dinero de la hucha a los muchachos para irse a beber. Y el dinero que malgastó, que no tenían ni dónde caerse muertos después de todo lo que había ganado. Y eso lo sabía mi madre ... por eso te digo que ... me parece que nací en la familia equivocada. Porque sé que son mis hermanos pero ... por otra cosa ...

—Y lo que te quedará por ver.

—Pues tú no hables mucho que os queda tu madre y ... tal como sois todos los hermanitos ... que no ande dando mucha guerra porque tal como anda ella de la cabeza ...

La grabación continúa algunos minutos más entre los ruidos habituales de recoger la mesa, terminar con la cocina y una conversación incómoda sobre la familia de Paco que me ha pedido que no transcriba.



miércoles, 22 de septiembre de 2021

Un pedazo de cielo



1984

Cornelia se alojaba como estudiante en una habitación del ático que había sobre la casa de mis padres. También coincidía con las otras "pupilas" de nuestra vecina en el ascensor pero era evidente que Cornelia no era nacional y me apetecía conocer de primera mano una persona de otro país y hablar de sus costumbres.

Por entonces tenía dos amigos. Los únicos con quienes he tenido vida social. Todos éramos célibes sin votos y disfrutábamos el suplicio de una castidad fingida  educados en colegio de curas, segregados por alguno de los dos sexos reconocidos. Si me hubieran dado a elegir sin tiempo para pensar, hubiera elegido ir a un colegio de chicas. Más tarde alguien me aplicaría la expresión "mariquita entre ellas" de manera equivocada e ignorante respecto de su verdadero significado.

El caso es que mis amigos, Alonso y Luis Carlos, estaban más salidos que la antena de un 600 y, viendo que hablaba con ella, creyeron que podrían o podríamos estrenarnos con ella y un día me abordaron así:

—Anda, tío, a ti que no te da corte ... queda con ella. Hacemos una fiesta y tal, la emborrachamos un poco y nos lo  montamosdijo Alonso.

Joder, mira que sois guarros. Solo pensáis en eso. Si queréis quedamos con ella para dar una vuelta, ir a algún pub y hablar.

—¡ Bueh ! ¡ Venga tío ! ¡ Ahora no te hagas el culto que tienes tantas ganas como nosotros !

—Si ... yo tengo las mismas ganas ... pero no a cualquier precio y esa idea no me parece buena. A saber qué pensaría ella si ...

—¡ Pero qué va a pensar ni qué ! ¡ Si a las extranjeras les encanta tener sexo ! ¡ No son como las de aquí idiota ... !

—¡ Sabrás tú de tanto que has estado con gente de fuera !

Se turnaban para "atacarme":

Venga tío, no te enfades. Anda, no seas aguafiestas, no seas así.—añadió Luis Carlos y con su tiki-taka siguió Alonso

Siempre estás igual. Nosotros al menos vamos de cara mientras tú vas de legal  y puritano, pero no eres mejor que nosotros. 

—Yo nunca he dicho que lo sea. 

—No lo dices pero lo demuestras: sales más tarde y te vas el primero a casa, como si no fuésemos suficiente para tí ... 

—Y nunca quieres ir al cine con nosotros, ni quieres salir a beber ... quieres hacernos sentir mal.

Si os gusta ir a ver porno al cine es cosa vuestra. A mi no me apetece. Ya he ido un par de veces y me basta. 

—Claro, porque tu padre tiene porno en casa y ahí te la cascas como una bestia enjaulada—rieron a mandíbula rota.

Qué brutos sois. Si no salgo a las 4 de la tarde es porque luego me aburro como una ostra.

—¿ Lo ves ? Ya te estás poniendo por encima con que te aburrimos y somos brutos. Luego nos regalas chicles haciéndote el majete pero solo lo haces porque te da asco nuestro aliento.

—Tíos, es muy desagradable salir de casa y encontraros ya medio borrachos a vinos a las siete y además aguantaros ese tufo en medio de las tonterías que hacéis.

—¿ Y te has parado a pensar cómo nos sentimos o porqué nos emborrachamos ?

—No. ¿ Es que tengo yo la culpa ?

—Bah, con tal de llamar la atención hasta te haces la víctima. No todo tiene que ver contigo.—Alonso se dio la vuelta y atizó una patada a una piedra. Luis Carlos acudió al relevo

Venga hombre, hazlo por nosotros, solo esta vez y ya no te volvemos a pedir nada.

—No tenéis escrúpulos ¿ No os dais asco ? ¿ Os acordáis cuando queríais hacéroslo con mi hermana mayor ?

—¡ Hala !, ahora no saques eso, joder, que teníamos quince años.

—Tú dieciséis y él quince, pero para mí que habéis sido siempre dos viejos verdes. No pienso hacerle eso a Cornelia. Voy a quedar con ella yo solo mientras esté aquí y listo.

—¡ AHHH ! ¡ AHORA LO ENTIENDO ! ¡ Qué egoísta eres ! ¡ La quieres solo para ti ! Te la llevarás a tu casa y así disfrutas tú solo con ella.—me llevé las manos a la cabeza. Estaba a punto de reventarme pero antes añadió Alonso esta amenaza:

—Pues si quedas con ella solo, lo mismo cuando se vaya no volvemos a salir contigo.

Correré ese "riesgo". Adiós.

Aquel día me volví todavía más pronto a casa. Estaba harto de sus majaderías, siempre con la misma historia.

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Hacía algunos días que salía con ella por la ciudad. Íbamos a algún pub y hablábamos de su país y muchas cosas más.

Yo decía "mira cuántos árboles hay en nuestra ciudad, ¿no es bonita?" y a ella eso le parecía una broma: en su país había muchísimas más zonas verdes.  

Yo me pedía un mosto o una clara de cerveza. Ella ... no recuerdo, pero le chocaba un montón verme comer las pipas que nos ponían en un platito: "Es que eso en mi país se lo damos a los loros." 

También le hacía mucha gracia que tuviéramos un Rey. Le parecía un atraso de antiguas épocas.

Un día, antes de salir, la pedí que pasara dentro de mi casa y que tomara asiento en el sofá del salón y lo hizo sin dudar. Quizá puedan imaginar para qué, aunque lo dudo. Lo que hice a continuación se me había ocurrido un minuto antes de que bajara del ático y llamase a mi puerta.

Encendí el mezclador: por un canal el micrófono estéreo de condensador y por otro el tocadiscos de plato extraíble con cabezal magnético, ambos de la marca Aiwa.

Puse la aguja sobre el vinilo en la última canción "A piece of sky" de la banda sonora original de la película Yentl. Cornelia Köhler me observaba supongo que algo extrañada por todo aquello. Cogí el micrófono y comencé a cantar sobre la voz de Barbra Streisand. Mezcladas nuestras voces en aquella especie de karaoke "made in home" mis errores vocales se podían ocultar mejor.

Canté.

Canté hasta el final sin mirar a mi obligada espectadora pero no estaba entrenado para prolongar mi chorro de voz hasta los 19 segundos de Barbra en ese final apoteósico.

Quise disculparme en la comprensión de que no me era posible igualar aquella fuerza arrolladora y encontré que ella estaba encantada. Plis, plas, aplausos.

Visto desde la distancia de los años me parece un hecho propio de narcisistas viciosos, ¿no creen?.

¿Tendrían razón Alonso y Luis Carlos? He aquí un suceso alternativo:

Cuando éramos pequeños nuestros padres nos llevaban al campo. Máximo de 60 kilómetros. Iban dos familias más, amigas de mis padres. Un día me enviaron al Renault 4L de otra familia. De mala gana fui pero en el viaje de pronto me puse a cantar, vaya usted a saber porqué "Son tus perjúmenes mujer", de Carlos Mejía Godoy y Los de Palacagüina. Al amigo de mi padre le encantó aquello y cuando aparcaron corrió a festejarlo:

—¡ Venid todos un momento ! ¡ Venid ! ¡ Veréis qué bien canta Fermi !—horror de los horrores.  Yo deseaba hacer andar mi jeep de madelman por terreno agreste despacio y con todo el cuidado pero aquel hombre me cogió por los brazos y me puso sobre un peñasco cual lagartija a la solana. Solo por eso  le hubiera puesto el jeep de sombrero pero ante tanta gente me quedé bloqueado. Yo llevaba un niqui  (palabra viejuna) marrón de rayas anchas y manga corta baja y algo ajustada. Estiré mis mangas.

—¡ Venga ! ¡ Canta como antes en el coche ! Son tus perjúmenes mujer ... 🎵🎶—solo hacía falta fijarse en mi cara de morrongo. El buen hombre no entendía mi enorme disgusto. Su hijo por el contrario pasaba de super animado a pendenciero en un flash. Mientras me convertía en un personaje mohíno a la vista de todos su hijo Tito enganchó mi jeep y se puso a correr con él sobre el suelo areno-pedregoso y poco propicio para la velocidad. Al momento había volcado, pero él seguía arrastrándolo de todas formas. Estaba a punto de llorar cuando se me acercó su esposa:

—¡ Déjale en paz, atontado ! ¡ No ves que no quiere ! Anda ven, baja de ahí. ¡ TITOOOO, DEJA EL COCHE Y VEN AQUÍ !—que amor de mujer. Qué risas los unos, qué comentarios los otros entre la impaciencia y la impotencia, el aburrimiento y la compasión.

—¡ Bah, qué muchacho más soso ! Es que teníais que haberle visto cantando: "Tus pechos cántaros de miel ..."

Eran 13 años los que tenía pero no crecí ni me adapté ni maduré como era de esperar. Y moriré sin haberlo hecho jamás, me parece.

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Cuando Cornelia finalizó su curso de idioma español, tocaba regresar a su país, Austria. Era de una región muy autonomista. Su preciosa Vorarlberg ...  

Creo que no fui capaz de darle un abrazo o al menos un beso de despedida. Siempre se me han dado mal esas cosas.

En el último momento antes de darse la vuelta me dijo que le picaban los ojos. Ninguna de las imágenes que pasé por la mente encajaba aquel comentario de ella: humo de coches, pestañas ... 

Se marchó y aún tardé tiempo en comprender aquel picor en sus ojos. No soy bobo pero para determinadas cuestiones soy  muy lento o ni siquiera alcanzo.

Fue una corta pero bonita amistad en cualquier caso.

Saludos, Cornelia. Espero que hayas sido muy feliz.

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Los amigos volvieron. Aunque sin rencores, aprendieron a pasar de mi cuando querían divertirse. Durante un tiempo creí sus engaños y me venía bien para dedicarme a mis asuntos pero una cosa era pasar del cine y otra pasar de otras chicas y chicos. Cuando lo descubrí no se lo perdoné y no volví a salir con ellos hasta que vinieron a disculparse después de rodar por las calles como perros abandonados.

Por mi parte quise encontrar mi camino sin ellos y un par de ocasiones estorbé en un grupo compuesto por seis viejas amigas. Ahí se puede deducir que no hubiera sido buena elección el colegio de chicas. También llevé mis lágrimas a correr en lo oscuro de algunos salones de cine que pasaban películas antiguas a precio económico. Eran en blanco y negro y en un idioma que tampoco era el mío.

Es importante conocerse para saber qué necesitamos, lo que más nos conviene o cómo podemos ser un poco más felices. 

Así es la vida. 

Ellos encontraron pareja a pesar de sus dificultades para iniciar una conversación pero yo no era capaz de encontrar  cómo, qué o quién y rechacé las amistades que me propusieron Alonso y Luis Carlos. La soledad es una compañera muy triste pero ni en esas condiciones era capaz de empezar una amistad cualquiera fuera de determinados parámetros.

A veces, ser más rígido que una tabla de planchar es peor que estar más salido que el pico de su plancha.

En todo caso recordaré aquellos dos chicos que una vez fuisteis: Alonso con su Ennio Morricone y aquel puñado de dólares, fascinado con Clint Eastwood. Luis Carlos escuchando Das boot en las profundidades de su U-boot alemán, apasionado de la historia y los soldaditos.

Ya es tarde para ser otra persona. Tarde para cambiar las decisiones de toda una vida. Tarde para modificar el rumbo al futuro. 

Ya va siendo hora de descansar. No estaría mal.

lunes, 6 de septiembre de 2021

Todo comienza, todo termina.

"Me gustan las gentes que ven la vida con ojos distintos que los demás, que consideran las cosas de otro modo que la mayoría ... Quizá me ocurra esto porque he vivido siempre con seres demasiado normales y satisfechos de ellos mismos." Nada, Carmen Laforet

Ping y Pang Theory
Ahora sé porqué no me gustan las atracciones de feria. Desde que monté en esta del Big-Bang ...


 No exacto por ese orden.

La vida de un nuevo ser comienza, se desarrolla y ... termina en un periodo de tiempo que varía entre meses y años de felicidad, sufrimientos, a lo largo de una gama completa y diversa en magnitudes.

Todo es cuestión de tiempo. Hasta la roca se crea, crece, divide en miles, millones y miles de millones para acabar diseminada entre el polvo de las estrellas como toda materia.

También las personas somos otra materia cualquiera que termina hecha polvo sin lugar a duda.

En ocasiones hubiera sido mejor no empezar nunca. El famoso cogotón, desnuque a los hijos de los pobres, los marginados que surten condescendientes, sin freno ni conocimiento, las monótonas estanterías del super "biodiversidad".

Algunos dicen que cuantos más mejor. Que son una bendición de Dios. Y si son machos mejor que hembras. Espera, que se me están revolviendo las tripas con este recuerdo:

- Tú tienes una hembra, ¿no? - Me dijo una vecina que me crucé en el portal. Mi rostro no cambió. La respuesta se me antojaba trabajo apropiado para un sexador de pollos. En esta ocasión mi silencio no sirvió como respuesta. Hay gente que no comprende los silencios, que no respeta las ganas, el derecho de un desconocido a permanecer callado. No supe qué pasaba en el cerebro de aquella vecina mientras dejaba pasar los segundos hasta que representé en una imagen el espacio vacío de aquel portal de nuestro barrio obrero como el interior de su cabeza. Reconozco que resolví tarde, parco en letras, pero resolví:

- Si.

- Qué suerte. Ya ves, yo con tres machos ... si tuviera una hembra que me pudiera ayudar en casa ...

- Yaaaa - Me volví hacia las escaleras. No lo hice hacia el ascensor por si acaso me perseguía a pesar de que su dirección era de salida. Bueno, ¡qué porras!, y porque no había ascensor ni hueco donde poner alguno. Bastante que había peldaños, buzones y pasamanos.

Ella debió comprender, esta vez sí, que no se habla con una espalda y decidió salir del portal. Igual la luz de la calle terminaba de iluminarla del mismo gris que repartía aquel día pródigo en frases para esculpir en piedra.

Sus gritos y los de su marido eran como una banda portadora para las tonadas crispantes que pulsaba su coro de tenores.

Muchas veces me produce risa cómo la especie humana se esfuerza en conocer los sucedido después del big bang. Cómo gustaría a tanta investigadora y científico determinar con aproximación los incidentes cósmicos cuando somos incapaces de dar con la solución a las circunstancias mismas de las pirámides o las guerras, capaces estas de abarcar por sí solas gran parte de toda nuestra historia.

Tan bella como cualquier sinfonía la vida comienza y se desarrolla al compás que determina su altura, intensidad, timbre y duración. Algunas personas consumen su ocasión rodeadas de timbres que hacen imposible la armonía. Otras tratan de seguir ritmos que jamás han podido soportar en lugar de reconocer el encanto, la lindura perfecta y única de su propio ritmo. Hay quienes solo buscan aplastar con la fuerza del volumen aquellas notas más suaves que rodean y conforman su misma esencia. Algunas pierden en la altura de sus sonidos los tonos más graves y profundos de otras que lograrían hacer vibrar su espíritu.

Yo pongo el amplificador a baja potencia mientras escucho esa sinfonía discorde y trato de aprender con el peligro de confinamiento que condiciona mi actitud como mero espectador.

Duele, duelo. Sordo, vociferante, dolor cabal ... que me hace perder la sensatez. Ahora hablo de dolor junto a la muñeca i.,  codo i., craneo d., dedos d., antebrazo d., cervicales, pausa, brazo i., muslo i., hombro i., axila d., rodilla d., tobillo d., pausa, cadera i., nuca i. varios a la vez, juntos, seguidos, moderados, fuertes ... ¡qué demonios son estos dolores!,  no me da tiempo a señalarlos.


Diablos ... soy tan malo, pero malo a nivel celular (como dice James Rhodes) ... que mis células se odian y destruyen entre sí, qué asco. 
Qué bueno será acabarlos y terminar igual que todo comienza, igual que todo termina.




sábado, 21 de agosto de 2021

La historia de Matías

 “Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno que ni se entera del viento y gente de fuego loco que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear y quien se acerca, se enciende” Eduardo Galeano



Hola Ale, pasé a sextoEn ese momento, al escuchar la voz de Matías por teléfono, supe que había llegado el momento de compartir su historia.

Podría empezar a contarla como un cuento “había una vez …” porque como en todo cuento hay un héroe: valiente, bueno, que recorre caminos difíciles llenos de obstáculos. Donde se encuentra a veces con villanos y otras con personas que lo ayudan para que nuestro protagonista triunfe y la historia tenga un final feliz. Y el cuento termina como nos gustaría que terminen todos los cuentos: “fueron felices para siempre”.

Pero la historia de Matías no es un cuento, es una historia de verdad, de un nene de 11 años que llegó junto a su mamá para realizar una consulta psicopedagógica. 

Motivo de la consulta: dificultades en el área pedagógica y en el área social.

La mamá lo presenta como inseguro, con baja autoestima y poca concentración en sus tareas. Comienza así un largo camino para Matías y su familia para saber:

¿ Qué le pasa ? ¿ Qué tiene ? ¿ Cómo lo ayudamos ?

Un camino de visitas a médicos, especialistas, estudios, análisis, observaciones, y todo lo que se puede hacer para poder arribar a un diagnóstico.

Y sus dificultades tuvieron un nombre: [ la autora lo especifica ]

Entonces pensamos, ya sabemos qué tiene. Ya está el diagnóstico. Ahora sigue el tratamiento y problema solucionado. Pero no es tan sencillo como se puede pensar o imaginar.

Pero ... ¿ por qué ? 

La respuesta es muy sencilla. Por nosotros mismos y la incapacidad que tenemos para poder ver al otro tal cuál es. [ ¿es eso la empatía? Perdón. Callo. ]

La incomprensión de algunos adultos asusta, preocupa. Sobre todo si son profesionales, gente capacitada para el trabajo con niños/as.

Fue un largo camino, la familia muchas veces pudo ser escuchada, contenida, respetada y otras veces ( por suerte menos ) estuvieron solos, desamparados, sin que los escucharan con respeto. Siendo subestimados y siendo criticados.

Pero ... ¿ Y Matías ? 

Ahí presente escuchando, viendo, sintiendo la comprensión y la indiferencia: la contención y el desamparo siendo solamente un niño.

Si pensamos en la infancia como un espacio delimitado separado de la edad adulta, el cual debería ser seguro para crecer, jugar, aprender y desarrollarse ... ¿ por qué a veces los adultos no somos capaces de asegurar, de garantizar este espacio ? ¿ Por qué un lugar que debería dar seguridad sólo pone obstáculos y lo que menos genera es confianza ?

Cuando estamos frente a los niños/as ... ¿ qué nos pasa a los adultos que no somos capaces ( en algunas ocasiones ) de ver más allá de nuestros ojos ? 

¿ Qué nos pasa que sólo ponemos el acento en lo que falta, en lo que no lograron, en los errores ? 

¿ Por qué no somos capaces de sostener, ayudar, acompañar, comprender ? 

¿ Por qué siempre tendemos a etiquetar y es tan importante ponerle nombre a las dificultades ?

Me parece importante como adultos ser capaces de reconocer nuestras propias limitaciones, nuestros propios temores, incapacidades, ignorancia, nuestros prejuicios y por sobre todo, necesitamos poder descentrarnos, salir de nuestras ideas y lograr ver los problemas no sólo con nuestra mirada. ¿ Es muy difícil ?

Matías nació en la familia indicada, sin duda. El papá o la mamá nunca hicieron caso al “no puede”, “no lo logra”, “se deteriora” que escucharon durante mucho tiempo.

Confiaron en las posibilidades de Matías sabiendo que sus tiempos eran diferentes a los de otros niños/as y sobre el amor construyeron el respeto hacia su hijo, exigiendo que todos vieran que había un niño con derechos.

A veces, a los adultos nos cuesta toda la vida o no aprendemos nunca lo que a Matías le hicieron saber siempre: “sin esfuerzo no se logra nada”.

Y lo aprendió, no cabe duda. Cada logro se lo ganó con su esfuerzo y su sacrificio. Nadie le regala nada: ninguna nota, ninguna tarea, ningún deber, ningún cuestionario. Nada. Demostró que se puede, que todos los obstáculos se sortean y que nada es imposible.

¿Qué se necesita? Es muy simple. No hay recetas ni tratamientos mágicos. Se necesita amor, comprensión, escucha atenta, mirada respetuosa, confianza, tiempo. 

Nos llevará tiempo, nos demandará esfuerzo, nos exigirá trabajo en conjunto. 

¡ Qué difícil parece a veces lograr esto !

Nuestra mirada será individual ¿Existe otra mirada?

Deberemos transmitir “vos podés” como la única verdad posible porque todos pueden. “Vos sos capáz” porque todos son capaces. "Matías, sos único", como lo es cada niño/a. Si esto como adultos lo comprendemos, nuestra intervención será exitosa sin lugar a dudas. 

Gracias Matías por permitirme acompañarte, por enseñarme a mirarte y a escucharte. 

Y gracias a la familia por mostrar que nuestros hijos/as son lo más importante en nuestra vida y que cuando sufren, sufrimos con ellos. Si los lastiman, nos lastiman. Si los discriminan, nos están discriminando. Si no respetan sus posibilidades tampoco a nosotros. Veamos el fuego que cada uno de nosotros tiene para brindar. 

Alejandra, Psicopedagoga.



Nota: Alejandra. Escribiste una historia hermosa. Solo quiero aclarar que Matías no te enseñó a mirarle y escucharle sino algo aún más importante:

Te enseñó a mirar y escuchar.

Es una historia perfecta para aplicar en otros muchos casos. Por eso oculté el nombre del diagnóstico "síndrome de Klinefelter" para tratar de ampliar esas miradas y cambiar las maneras de escuchar. 

Enlace a la web argentina con la guía completa:

www.fundacioncromos.org

Copia del documento original:

La historia de Matías contada por Alejandra.

lunes, 9 de agosto de 2021

Del derecho y del revés



 Ay.

No es que me duela, es lo que hay. Está todo bien.

Anoche soñé. Un sueño que es muy parecido al de otras veces. Estoy en algún lugar que no es mi casa. Solo eso puede ser suficiente disgusto pero más cuando tienes ganas de vaciar la vegiga. Me dice falta de ortografía, vejiga?. Si. Se me van las gigas con las jijas que tengo. El casius kley es que necesitaba hacer 2 x 3.1416. Com a còmic no tinc preu. 

En el sueño buscas un servicio, cualquier cosa sirve cuando estás necesitado. Y siempre pasa algo que me impide evacuar. Las paredes están a medias, todo el mundo me ve y antes muerta queservista, ay queser vista. Los aseos a veces tienen duchas sin cortina, son enormes, laberínticos, sucios ... pero aunque busque el retrete más alejado de la gente, cuando lo encuentro no tiene puerta y hay alguien al lado. Los de pared no me valen. Ni siquiera están en mis sueños. No puedo sacar mi cola al lado de otra cola. Tengo un terror en la cabeza que me lo impide. Si has leído mi parte del blog en alguna ocasión quizá imagines porqué.

Ah, es tan, taaaaan agotador ... encontrar el retrete finalmente ... y cuando voy a abrir el grifo ... duele, duele y me despierto con la cosa más dura que cuando es preciso que lo sea es decir, nunca ya. Dicen algunos que es alegría de la mañana pero yo tengo la sensación muchos días de haber estado toda la noche alegre. No puede ser bueno. Y no me agrada levantar obligado por la necesidad a media noche ni  tampoco antes del amanecer.

Pero aquí quería yo llegar. Cogí mi linterna (recuerden, era de noche, era una linterna y no otra cosa). Encendí y el rayo cayó como sale el agua en una manguera de regar el césped. Sé que es imposible. Que la luz sale recta e impacta allá donde apuntes, pero la luz caía un poco más alla sobre el suelo. 

No podía achacar lo del rayo flácido a la tontuna del sueño porque salgo de ella en 1 segundo. No soy como mi esposa que es capaz de levantarse al baño y volver casi inconsciente. Tanto es así que cuando íbamos al pueblo con sus padres no conocía la salida e iba palpando las paredes para encontrar el camino. 

Salí hacia el baño por la ventana. La persiana de la puerta la deja mi esposa a medias en verano para que yo me desvele con cualquier ruido de la calle porque pasa mucho calor aunque no haga calor. Y de paso los ratones entran a chuparnos la sangre mientras rechinan sus dientes cerca de mis orejas y yo me tapo entero con el mantel.

Pero decía que salí y avancé por el pasillo esquivando las lámparas. En el techo, las alfombras se veían oscuras y amenazadoras pero no había forma de hacer llegar el chorro de luz hasta ellas. Cuando lo intenté me puse todo perdido con la luz que me cayó por encima.

Ya atravesando la ventana del cuarto de baño me entraron las dudas. Si la luz caía como un chorro de agua .... ¿saldría el pis como un rayo de luz? cualquiera se pone luego a limpiar todo pringado en medio de la noche. Terrible decisión. Como la puerta del cuarto de baño está sobre el retrete, la abrí y apunté mi coso hacia el cielo negro a la vez que de forma aproximada pudiera caer el débil y casi anciano chorro en el retrete. Hube de esperar que se ablandara aquel coso hasta que mi cuerpo diera el pistoletazo de salida.

Como era de suponer la micción salió disparada hacia el negro que unía las estrellas. Hay quien une las estrellas con líneas y nombra constelaciones pero lo que de veras une las estrellas es el renegrido espacio entre ellas. Con unos pequeños movimientos me pude divertir dibujando en el cielo una culebra, una O y una pirámide cual símbolos masones. Lo mismo  surge la vida cuando lleguen esas gotas a planetas de galaxias lejanas. Ya saben que solo es agua con residuos filtrada con mimo por nuestros intestinos. Sí. De lo poco al derecho en este texto. 

Ya con el cuerpo feliz y descansado pude retornar a la encimera de la cocina. Puse el culete sobre la vitrocerámica y me tapé con el mantel. La cabeza cómoda como nunca dentro de la pila (pillow en inglés), acariciada por el grifo. Miré la hora en la campana extractora y eran las 3:14.

Cuando nuestro perro, de nombre Caruso, termine de mudar las plumas ... quizá todo vuelva a ser normal, por desgracia.

Notas al pinrel: No es que sea cuestión de mal gusto. Son cosas naturas y sobre-naturas. Para ahondar en el tema, pueden ustedes visitar la revista digital yorokubu y su análisis de la orina en el arte.

https://www.yorokobu.es/orina-arte/

Lo mismo si tengo un vicio infantil con todo esto.

 Ahora, si me excusan, tengo que ir a hablar con un hombre acerca de un caballo (esto puede sonar extraño, pero lo usan mucho los ingleses para excusarse un rato de forma fina cuando van a hacer caca. Lo leí por vez primera en un juego de ordenador MSX parecido a uno titulado "Grange Hill"allá por el año 1986. Tenía que ir a la típica taberna y hacer trapicheos, cosa que jamás conseguí. Tardé un infinito en comprender porqué aquel hombre del bar me decía constantemente aquello de "Excuse me, I must go see a man about a horse" cuando lo que pasaba era que no le interesaba hablar conmigo).

martes, 27 de julio de 2021

Down by the river Saile


No puedo ser más tonto porque si lo fuese luciría alguna estantería el premio al tipo más tonto de la historia.

Quizá por eso o puede que por otros motivos aún más tontos si cabe (Selfpity to the top of selfpities) mencuentro con canciones como esta, escuchadas en una peli como aquella del agujero en el bosque (The hole in the ground).

Luego me ponogo a buscarla like a poseso hasta encontrar sus raíces en Irlanda de la mano de los Dubliners, que se partieron la crisma para encontrar el nombre del grupo y no por tanto jarrear en el pub.

"¡Otra jarrita, camarero!  ¡ Otra pinta para que cantar cantemos !" 
Verdad será que con dos pintas y dos amigorros cantas mejor que solo, bebiendo una sola.

Esta es la auténtica canción, mucho más animada ahora con nuestra cervecita en la mano:


Oh si, quisieron en la peli darle un tono más oscuro que la canción no tenía.
Aquí está la letra traducida:

Y había una anciana que vivía en el bosque, a weila weila waila
Había una anciana que vivía en el bosque, abajo por el río Saile

Tuvo un bebé de tres meses, a weila weila waila
Tuvo un bebé de tres meses, abajo por el río Saile

Tenía una navaja larga y afilada, a weila weila waila
Tenía una navaja larga y afilada, a abajo por el río Saile

Clavó la navaja en el corazón del bebé, a weila weila waila
Clavó la navaja en el corazón del bebé, abajo por el río Saile

Tres fuertes golpes llamaron a la puerta, a weila weila waila
Tres fuertes golpes llamaron a la puerta, abajo por el río Saile

Había dos policías y un hombre, a weila weila waila
Había dos policías y un hombre, abajo por el río Saile

Se la llevaron y la metieron en la cárcel, a weila weila waila
Se la llevaron y la metieron en la cárcel, abajo por el río Saile

Le pusieron una soga alrededor del cuello, a weila weila waila
Le pusieron una soga alrededor del cuello, abajo por el río Saile

Tiraron de la cuerda, ella colgó, a weila weila waila
Tiraron de la cuerda, ella colgó, abajo por el río Saile

Ese fue el final de la mujer en el bosque, a weila weila waila
Y ese fue el final del bebé también, abajo por el río Saile