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lunes, 29 de diciembre de 2008

Es importante ...











La educación debe comenzar y continuar en casa. Si los padres dejamos sin hacer nuestra parte, la más importante, poco o nada se podrá hacer en la escuela.

ODIO - REVOLVER


Odio la ensalada de verano y las luces amarillas que alumbran el extrarradio.
No soporto las tulipas de las lámparas que anidan en las mesitas de noche cada cuarto.
Odio las neveras donde nunca hay nada aparte agua del grifo en botellas de cocacola.
No soporto a la gentuza que tiene perro en invierno y en verano va a la calle porque sobra.

Odio a los violentos que golpean encubiertos por la ley a sus familias en sus casas.
No soporto los mosquitos ni las ratas y el olor a sucio del que no se lava.
Odio al que se juega sin escrúpulo ninguno su sueldo en una máquina de bar.
No soporto a los que acuden los domingos a la iglesia y luego el lunes son peor que Satanás.

No me gustan las cadenas ni los lazos. No me gustan las fronteras ni visados.
No me gustan los anzuelos ni las balas, ni la ley sin la justicia en el que manda.
Qué le voy a hacer si con razón o sin razón,
aunque tú me des la vuelta tengo el mismo corazón .
Qué le voy a hacer si con razón o sin razón,
y aunque tú me des la vuelta, tengo el mismo corazón.

No soporto a los que dicen la letra con sangre entra,
con la sangre yo no pienso negociar.
Odio a los torturadores pistoleros y asesinos les deseo cien años de soledad
No soporto a los que hablan siempre a gritos por el móvil nada más aterrizar el avión.
Odio a los gallitos de gimnasio porque siempre desprecian mi sudor.

No me gusta que me obliguen sin brindarme explicaciones de porqué si o porqué no.
No me gusta ni que humillen a los toros ni la caza con hurón...
Qué le voy a hacer si con razón o sin razón,
aunque tú me des la vuelta tengo el mismo corazón.
Qué le voy a hacer si con razón o sin razón,
y aunque tú me des la vuelta, tengo el mismo corazón.

No soporto a los ases del volante que a volar a dos cuarenta
le llaman su factor riesgo.
Me parecen reprimidos y egoístas porque exponen mi pellejo, TU pellejo.
No soporto a los perros de la guerra porque se corren disparando su cañón.
Odio a los discjockeys asesinos porque siempre me joden la canción.

No me gustan las cadenas ni los lazos.
No me gustan las fronteras y visados.
No me gustan los anzuelos ni las balas, ni la ley sin la justicia en el que manda.

Qué le voy a hacer si con razón o sin razón,
aunque tú me des la vuelta tengo el mismo corazón.
Qué le voy a hacer si con razón o sin razón,
y aunque tú me des la vuelta, tengo el mismo corazón.

sábado, 6 de diciembre de 2008

La humanidad y Dios



Lo mismo me da quién fue el primero en pasar por la línea de meta, si fueron los mayas, si los seguidores de Buda o los extraordinarios egipcios. Me da lo mismo quién inventó primero a Dios.

Infinidad de barbaridades en nombre de un dios que nadie conoce para salvar nuestras almas, que son eternas al parecer. Desde la nada al infinito (y más allá), así de sencillo y duradero porque así lo escribieron unos hombres mucho más civilizados y sabios que las gentes de hoy, cuando el sacrificio humano era habitual y la carne a la brasa -humana- también. Desde que adquirimos un poco de inteligencia y la capacidad de manipular, fabricamos deidades con poder sobre el espíritu, y por si eso no era suficiente, con castigos que ejecutarían los sicarios de la tremenda invención.

Mientras los seres humanos se acribillan a balazos, se atraviesan con puñales y aplastan a puñetazos, se desintegran con bombas antiecológicas que "nada más" destruyen todo lo vivo y salvaguardan lo muerto, las piedras y los edificios, mientras padres creyentes o ateos, tíos y/o amigos abusan de sus hijos, sexual, física o psicológicamente, o lo ignoran por impura ignorancia o desdén y en ocasiones hasta consienten sus madres, cuando estas no son maltratadas además, la religión nos dice cómo, en nombre de dios, debemos comportarnos. Dioses que crearon la tierra, que nos dieron lo que somos, aunque esté demostrado que nuestro origen no es tal. Dioses que con semejante poder, nos permiten todo tipo de excesos y egoísmos, de lujos innecesarios construidos sobre la destrucción, el hambre y la enfermedad en nombre del libre albedrío, otro don de su bondad divina.

He encontrado esta estupenda fotografía de Mónica Rodríguez. Tiene también este mismo encuadre en una foto similar, con otra chica y dentro de la habitación, pero me quedo con esta. Prefiero que los niños del futuro puedan mirar estas cosas desde fuera, con una sonrisa y un libro de matemáticas, porque no dudarán en ayudar a otras personas, no tendrán miedo de ser castigados por un dios o miedo a contaminar sus almas con los hechos cotidianos.

Ser educado con miedo al pecado, al comportamiento inapropiado, temerosos del futuro de nuestras almas por siempre jamás en el otro mundo (cuánto tiempo), o ser educado con respeto y amor por los demás seres humanos. No es malo creer en un dios, dicen algunos religiosos, no hace daño, beneficia a la persona, hace que sea mejor, más buena. Pero la idea de base no es la correcta. No es por un dios, da lo mismo cual sea el nombre que le pongamos, es por nosotros mismos por lo que tenemos que aprender a comportarnos.



Reconozco cierta belleza en esta escena de "Un violinista en el tejado" (Fiddler on the roof). Me encanta esta película de mentalidades añejas de otra época. Será como dice mi esposa, que de tan antiguo que soy, voy a llegar a Adán y Eva. La esposa de Tevie, ese lechero que sueña si yo fuera rico, quiere casar a su hija mayor, Tzeitel, con el próspero carnicero del pueblo, que se ha fijado en ella con ojos golositos, a pesar de ser mucho mayor que ella, puesto que murió su esposa. Pero Tzeitel desea casarse con el aún pobre sastre, a quien conoce desde pequeña. Ha invitado también a un recién llegado al pueblo, a un extraño que comienza a gustar a la hija siguiente. Esto sucede poco antes de la noche del Sabbath, en que se reunen en la mesa a cenar, rogando al Señor por su familia.

Quién me puede decir si todos esos sentimiento de amor y deseos bondadosos, no deberían ser los que nos unieran con el resto de seres humanos, apartando con fuerza el motivo divino, alejando de verdad su sombra "que todo lo ve" y apostando por una educación más práctica sobre los valores humanos.