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domingo, 9 de octubre de 2016

La muerte, medicamento antiestrés

Death, an anti-stress medication.
"Vive como si fueras a morir mañana, aprende como si fueras a vivir para siempre." Gandhi

Mujer,1925, Edvard Munch.Con una iluminación de izquierda a derecha,expresa plásticamente las tres edades de la mujer, como soñadora vestida de blanco y pura, mujer amante de la vida aparece desnuda delante del árbol de la vida, o una tercera afligida en la oscuridad.

Es evidente que la muerte no es ... no ... eso. No es un remedio para nada. Cuando hablamos de la muerte, es como si habláramos siempre del punto y final. Pero no. Hay otras formas de aplicar la muerte. Puede servir como amenaza exagerada en plan guasa o amenaza violenta en plan "te mato si ...".

Pero de verdad. Sí que puede servir como medicamento. De hecho, muchas personas que han sufrido experiencias cercanas a la muerte suelen cambiar ostensiblemente los valores que tenía establecidos, su comportamiento y hábitos. Conozco por ejemplo a un hombre antes y después de sufrir un infarto y el cambio fue como de la noche a la mañana. Incluso vino un día, tras su paso por el fallo cardíaco, a pedirme disculpas personalmente a mi trabajo -acompañado por su esposa- por su comportamiento conmigo unas semanas antes. No era necesario porque ambos reconocimos entonces que él llevaba razón cuando se cabreó. Su esposa decía feliz que era un hombre diferente.

Con el tiempo, los efectos medicinales probablemente se fueron pasando porque el carácter de uno no cambia radicalmente de forma permanente así como así y él volvió poco a poco a su anterior perfil, algo más suavizado.

Y bueno, lo que digo es que desde la perspectiva de la vida y la muerte todo cambia radicalmente. Vivimos nuestras vidas como si fueran perdurables y enfocadas desde el punto de vista del dinero, el poder, del aspecto físico o del vestuario, de las capacidades intelectuales, del prestigio o la fama y todo ello en comparación con quienes nos rodean e incluso comparado con otros que solo conocemos a través de los medios de comunicación. Y esa forma de plantearse el momento o el día a día es una mala fórmula para calcular la vida.

De acuerdo. Uno no puede pasarse el día con pensamientos como estos:

-Mientras conduces con prisa por la ciudad para llegar a tiempo: 
"si me dijeran que mañana iba a morir, ahora mismo pasaba de andar corriendo"

-Mientras esperas turno en una cola inmensa para comprar algo:
"si supiera que me quedan dos días, ahora mismo dejaba esta cola porque no necesitaría para nada comprar eso"

-Cuando te das por vencido y te rindes ante una tarea que parece imposible:
"haría un esfuerzo y me metería con más ganas para terminar este asunto si me dijeran que me iba la vida en ello"

Pues a eso me refiero un poco. A la conocida frase "a vivir, que son dos días", pero que luego muchos no tienen en cuenta para el día a día porque hace falta ser serios y constantes y eficaces y rápidos y guapos y adinerados y poderosos para entrar en el grupo admirado por los demás pero sin pasarse. Que les den por saco un poco a todos esos zombies socializantes-alienantes y estresantes.