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miércoles, 31 de enero de 2018

Olor a libro nuevo

"Cuando terminás un buen libro no se acaba. Se esconde adentro tuyo." Liniers, de nombre Ricardo Siri.
Justyna Kopania
He ido a la empresa "Ediciones Zutano".
Sip. Con ayuda del GPS me he perdido tres veces antes de llamar por teléfono para saber llegar a pesar de ... ¡ estar justo al lado la primera vez !
Lo importante es que al entrar olía a libro nuevo.
El olor de la infancia cuando estrenabas libro de texto, que no era muchas veces porque en esa época hubo un "Baby ¡¡¡ BOOOOMMMM !!!".

(Explosión de tripas femeninas llenas de millones de bebés a lo largo de una España por repoblar)
(Ya veremos cuando los nenes estos se quieran jubilar a millones, que faltan pocos años)

Y pues tenía por desgracia de quién heredar libros de texto sobados y/o subrayados. Provenían de niños estudiosos y los muy "probitos" fueron a caer en manos de un equivalente a "Jack el destripador", versión educativa.

Yo comenzaba curso como los demás ... más o menos, supongo. Había muchos niños ricos en mi colegio estrenando anualmente material escolar fantástico que exponían a la vista de todos sin pudor ni mesura. Carteras modernas o estuches con doble cremallera repletos de lapiceros de colores, rotuladores, gomas, reglas, sacapuntas ... bah. Y con estúpidas decoraciones a la moda por incomprensible que esta fuera y tal y tal, ya, ya ... que si, que muy interesante.

Comenzaba curso creyendo que ese año, JUSTO ESE, iba a ser el año donde todos quedarían maravillados por mis calificaciones. Nadie podría recordar al antiguo yo que tan malas notas obtenía. Ese olor a libro nuevo era mi noradrenalina, mi droga natural auto-inyectable. Y la meaba tan rápido como el libro entraba en la cartera para ir a clase, me ponía en una fila y terminaba llamándome 37 con el culo sobre el asiento duro de un pupitre feo y viejo con escrituras jeroglíficas de antepasados de la subespecie "muchachus neaderthalensis". Vamos, parecidos a mí, pero más brutos y sobre todo más guarros.

Recuerdo el momento como si lo estuviera viendo. Al lado derecho tenía la puerta y a mi lado izquierdo estaba Pedro -que no pedrito- y su estuche doble florecía abierto con el mejor frescor de su corta vida. Entonces su dueño estornudó y lanzó sobre aquel compendio de colores amarrados por una cinta elástica a lo largo de estilizadas cinturas de madera (prefería ver las de Alpino, con una vida más libre y sencilla, metidas en su caja de cartón verde un pupitre más arriba)
aaaaAAAAcccCHiiiIIISSS!! estornudó como decía y lanzó una especie de bala de fusil o enorme empaquetado de mocos con variopintos verdores. Y debo reconocer que en la hierba queda sublime pero en el moco resulta entre abominable y ruin. Y quiero aclarar a quien no lo sepa que estos últimos son antónimos de sublime.

Hombre. Mi primera idea fue atravesar la puerta como en los dibujos y dejar recortado en ella mi perfil de niño con pantalones cortos corriendo despavorido. No regurgité el desayuno porque no era la hora propicia pero los ojos empezaron a dar vueltas para envidia de la futura protagonista del exorcista. Unas horas antes y me hubiera convertido en aspersor infanto juvenil lanzando cola-cao con auténtica "leche de vaca" comprada en granja de pueblo y puré fino de galletas.

Dejé de ansiar automáticamente el estuche con dopleter cremayerunden del camarada Pieter Von Mocarren alias Prepotentis Tuis Opus 45 (suena muy barroco, ¿no?). Fue el final de ansias más rápido visto hasta la fecha. Hasta tenía miedo de los Alpinos escondidos en su montañesa gruta del mal al acecho de un ciervo perdido. Y el muy mamón todavía se reía y todo.
Cuánto dinero y mísera categoría reunida en una sola criatura.
Inaudito. Inconcebible.
Y luego nos quieren cortar a todos por el mismo rasero.
Que no hombre, que no.

Y eso. Ya está. Empezaba el año creyendo que podría superar todas las barreras, que podría dominar la suprema, constante e infalible inercia que se empeña -desde que tengo memoria- en apartarme del mundo y sus habitantes para centrarme en cosas ... las cosas ... algunas ... mis cosas ... no sé ...
Cuando tienes sed bebes agua y no intentas evitarlo (esto es la definición).
Cuando empleas todo el tiempo en LO QUE SEA que tanto te interesa tampoco se puede esperar luego gran éxito en el entorno escolar, laboral, amoroso, familiar ni social.
Nunca he podido digerir todo esto.
Ojalá pudiera echar todo el paquete de historias chungas fuera en un simple estornudo.


Libros nuevos con su olor a impresión en offset.
Libros nuevos y ojos cerrados pasando las páginas junto a la nariz para incrementar el aroma.
Hojas que van al pasado aumentando recuerdos; multiplicando preguntas.
Sin mirar. O mirando sin ver.

Salí de "Ediciones Zutano" donde algunos libros perduran presos en cuadros de cristal separados y distantes, solos, sin el roce de un lomo amigo. Intuyendo la caricia de unas manos amables. Como arte escrito que miro mientras vigilo unos escalones en caracol que suspiran un "clave sus dientes aquí". De la puerta del edificio a la puerta enrejada de la calle te conduce un precioso caminito en curva empedrado y abrazado por jugoso césped con flores. Encuentro ahí tinte y luminosidad diversa pero nada de fragancia.


La calle bulle de ruidos. Los niños del colegio a tres metros de distancia revientan las cuerdas vocales como los cerdos que madrugan en el matadero. Uno de los niños me mira con sus manos aferradas a los barrotes. Miro con pena su falta de juego pero le alabo el gusto por el silencio. La vida pasa a su lado alborotada pero él sigue amarrado al oscuro y áspero barrote de metal carcelario con los ojos asomados al exterior. Como los tristes libros de antes. Entro en mi vehículo y arranco el motor. Cinturón puesto. Cinturón fuera. Busco algo para regalarle entre las cosas que llevo. Nada me parece bueno ni correcto ni válido. Busco. Encuentro una linterna led. Vuelvo la vista feliz con mi hallazgo en mano y salgo.

El niño ya no está allí. Corre detrás de otro crío. Grita y salta. Parece un saltamontes que se quema las patas al contacto del suelo. ¡Vaya berridos! De pronto huye riendo a carcajada limpia mientras su amigo le persigue igual de alegre, igual de ajenos, sus corazones latiendo a todo trapo ...
... y vuelvo a mi furgo lento y pesado con los ojos picando, sonriendo leve, sintiendo triste, presintiendo contento y creyendo agradecido por el enorme regalo recibido de dos niños amigos.
De todos los niños desconocidos y poniendo mi corazón de papel en esos otros que sistemática y artesanalmente van creando en su interior, recogido y apartado de la mirada adulta, su propia versión del mundo.

Así que corred. Corred como posesos, despendolados y traviesos, saltando o gritando -algo menos por favor- porque os figuro ya exhaustos, sudados y con vuestra mirada atenta. Como gilipollas que soy os imagino yendo -curiosos y sin maldad- a sentaros junto a alguno de esos compañeros que esperan extraños o inmóviles en alguna esquina del patio. Os veo ahí con ella o él, hablando en monólogos y preguntando cosas sin recibir la respuesta esperada.

Vosotros no lo sabéis. Sois niños. No podéis.
Ellos, como alfareros, necesitan el calor de una amistad para hornear y hacer fuerte ese rico orbe invisible que procuran ir construyendo. Esperan sin saberlo, sin pedirlo y creyendo no necesitarlo.
El calor justo para que toda su obra no se transforme en lodo informe por el siguiente espasmo inevitable de sus dedos de terciopelo.
Calor y no fuego que reduzca todo a polvo inerte,  incoloro e insignificante tras el primer vuelco incomprensible de sus palabras extravagantes o sus actos de lunático nunca fiero.
"Si no entiendes mi silencio ... ¿cómo vas a entender mis palabras?"
Justyna Kopania


domingo, 28 de enero de 2018

Entender a las mujeres

How to understand men

Entender a los gatos
Entender a los hombres
Entender a los perros
Eres un listillo, Mr. Google. Yo no buscaba sobre entender a géneros o especies.
Yo lo que buscaba es "Entender a la gente" y tampoco exactamente. Ahora no toca.
Ese es un problema común que cualquiera puede querer aclarar.
¿Pues de qué va esto? Mira:

El otro día fui a entregar cierto material a ZG (un cliente nuevo).
Mientras esperaba que abrieran la puerta, un cartelito decía algo así como que eran capaces de enseñar "Habilidades Sociales". Entregué sin más la mercancía a una mujer. Ya iba a entrar al ascensor pero volví y toqué el timbre otra vez. Pregunté a la chica tratando de ser breve:
-¿Qué hacéis aquí?
-¿Cómo? - Respondió ella, y pensé:  (Mierda. Ya estamos. A ver...)
-Que ... a qué os dedicáis ... aquí.
-Ah... pues... enseñamos a los niños a adquirir habilidades sociales ... a ...
-Ya. Solo a niños, ¿no?
-Si.
-Vale, muchas gracias, Chao.

Pues eso. ¿Se puede entender a la gente? Digo cuando te habla.
Claro, vaya pregunta, cómo iría el mundo si no fuera así...
¿Pero todo el mundo entiende lo que le dicen?
Yo, cuando me preguntan, generalmente no entiendo. Confundo. Lo complico. No recuerdo.
Hasta me dicen si soy bobo, que lo parezco, porque a veces no contesto y me quedo mirando.
Pero no siempre es el caso. Muchas veces "sí lo pillo". Pero quieren que confirme si entendí.
Y suelo responder que sí aunque sea no, excepto si veo claramente que no entender me meterá en un lío de narices. Entonces pregunto de nuevo con ese simpatizante "¿cómo dices que...?" o aquel otro "Pues no sé ..." o si necesito ampliar mucha información uso el clásico infalible "No te he entendido nada" que aprendí de un jefe hace 7 años (*).
Pues a veces, ni por esas, con lo cual, estoy metido en un lío. ¡Fijo! Iré a un lugar desconocido por la huella del hombre, iré al cliente equivocado o me olvidaré de informarle de ese encargo a medias con otra persona... etc.

Es que ... si una persona tiene algo a medias con alguien, lo mejor es que esos dos se entiendan y no metan a terceros en sus tratos o lo que puñetas sea quitando encima parte o toda la información.
¡COMO ME VOY A ENTERAR! ¡SI NO ME INTERESA NADAAAAA!
Eso puede ser. No interesarse por las cosas de los demás. Bastante tengo con mi ombligo que es parecido al ojo de Horus. Todo lo ve. Debería ponerle gafas interpretativas pero tooooodo lo ve.
Lo que me concierne principalmente, claro. Y no siempre.

Esto cansa mucho, pero mucho.
Si yo me esfuerzo. ¡¡ DE VERAS QUE ME ESFUERZO!! :
He probado a mirar al suelo, para que no me distraiga nada de lo que me explican.
No sirve. Entran palabras por una oreja y salen la mitad de ellas por la otra.
He probado a mirar los ojos del interlocutor y su tensión nerviosa me descoloca por completo.
Me altera la seguridad que supone para el interlocutor el hecho de que le mires a los ojos mientras explica. Nervioso pues por esa supuesta garantía ocular, ya no soy capaz de pedir que me lo repitan.


Ejemplo real basado en mapa real:
-Vete a XXXXX a recoger una ZZZZZ. La miras allí un poco por si acaso. ¿Sabes donde está? - Me dice y pregunta con ojos desorbitados. Pero falta saber de la ZZZZZ para tener que mirarla y poder llevar según qué cosas. A no ser que hablemos de hacer paripé pero yo no lo adivino sino que lo pienso después de horas o días. Y no sé quien es XXXXX ni donde está, pero bastaría la calle por escrito y sobraría todo lo siguiente. Ahí está el GPS, ¿no?. Y ya negro y con el pensamiento en qué le pasará a la maldita ZZZZZ, respondo:
-No sé dónde está - Y entonces el comentario por lo bajo:
-(No, si ya me parecía a mi que tú ... pffff ... joder) Bueno, sabes donde está YYYYY que has ido ochenta veces. - ¿porqué "Pffff ... joder"? que no he ido tantas, exagerado. Y además de hacer una afirmación rotunda añade más información chunga porque confundo YYYYY con YyyYy. Para no quedar por idiota, respondo que sí.
-Si.
-Pues XXXXX está a la vuelta. En la calle MMMMM. Das la vuelta a la manzana y ya. - Jooooder. Pues lo has dejao clarísimo, hijo mío. No tengo ni idea de cómo es la manzana porque ni siquiera es cuadrada. Cojo y me piro. Resulta que al final, ni era a la vuelta de la manzana sino a tres, ni en la calle MMMMM sino en una bocacalle. Esto me restará fuerzas para la siguiente ocasión en que lleno de desconfianza entenderé menos todavía.

Y si dan clases para entender lo que dice la gente, como que a lo mejor las dan para que me entiendan a mí también. Y para que no se me duerman si hablo, o mejor, para no aburrir. A lo mejor hay que brincar y poner mucha emoción al hablar o transfundirse un bidón de sangre de toro ... no sé.

¿Cuestión de educación? Veamos este otro ejemplo real. Digo entrando en una oficina:
-Hola, traigo esto que habéis pedido. - Tras un segundo o dos de silencio por respuesta y según me aproximo a una mujer, levanto una bolsa que llevo.
-Oye, que has entrado como si tal. Feliz año por lo menos, ¿no?- Me dice la administrativa. No sé ni el día en que vivo, ¿eso es un crimen?. - Hala a repararlo:
-Ya, es que para mi este lunes es como los otros. - Y miro a su mesa por si mi cara dice "vete a la porra, rica".
-Ah... que tú ... has ... trabajaaaadoooo.... - Por favor ¿porqué dice eso? ¿Como si yo trabajara más y mejor que ella por no ser funcionario? No, no. No es lo que dije. A ver cómo arreglo esta parte. Ya sé:
-No. Yo me incorporé hoy de vacaciones también.
-¿¿??              - A veces pasan estas cosas tan extrañas. La respuesta dos sirve para el comentario dos pero no ha servido para el principal. Esto lo veo ahora. En el momento bastante tengo con ... Se queda callada esperando por lo tanto otra explicación por el no saludo de Feliz Año 2018.
-...  que no me va ... lo de ....
-¿La navidad? - Así es, me lo ha facilitado. Ya está.
-Si eso. - Pero no tengo ni idea de en qué jardín estoy metido. Mientras ella va de acá para allá y espero mi documento me doy cuenta de que no voy a quedar nada bien. Pero si yo iba a entregar una cosa, nada más, y salir pitando a lo siguiente. ¿Qué pasa? ¿Estos días maravillosos somos amor, amabilidad y bondad pura? Trato de arreglarlo otra vez al despedirme pero ya sin mirar y marchándome:
-Bueno,  adiós y feliz año, que lo uno no quita para lo otro...
-Adioooooooos. - Un adiós de tono comprensivo. Creo que lo he bordado.

Mira. Yo no puedo ir poniendo sonrisitas y tonos de voz dulzones todo el día. Cuando lo hago me siento como una estafa humana. Lo veo muchas veces en otros y me parecen asquerosos. La vida social es super complicada. Yo creo que basta con ser buena gente e ir al grano pero qué va. Hay que saber los nombres de las personas, preguntar por sus vidas y recordar sus problemas ¿no?

¡¡¡ Hasta un señor que optaba a rector más tarde quiso que me despidieran por maleducado !!! Maaadre mía, porque no volví la cabeza de la pantalla del ordenador cuando entró ni le miré a los putos ojos luego. Le pedí mil disculpas, eso sí, porque entiendo su cabreo. ¡¡¡Me puse rojo, azul y morado!!! ¡¡Qué vergüenzaaaaa!!
¿Soy un maleducado entonces? probablemente.

Yo quiero entender a las personas cuando hablan y ser entendido cuando hablo si no es mucho pedir.
Y es difícil conseguirlo si, aun comprendiéndolas, te cuesta hacer en falso cosas como estas:
"Las acciones dicen más que las palabras, y una sonrisa expresa: (Me gustas - Me produces felicidad - Me alegro de verte)" Dale Carnegie

Nota:
(*) "Perdona pero no te he entendido ... ... ... ... NNNNNnada."
Esta expresión la decía frecuentemente un jefe mío de cierta edad haciendo pausa antes de la palabra "nada" y alargando la n: "nnnnnada". Mientras lo decía movía su mano derecha plana y paralela al suelo desde el lado izquierdo al derecho como cortando el aire al mismo tiempo y acompañándolo de más condimentos corporales y faciales. Tú fíjate qué montón de cosas metidas en un paquete para aprenderlo. Y a pesar de que recuerdo cómo lo hacía, solo puedo usar la expresión oral sin aditivos porque toda la parafernalia extra no me sale del cuerpo.

lunes, 1 de enero de 2018

Tales historias 2018

"El corazón de un hombre es una rueda de molino que trabaja sin cesar; si nada echáis moler, corréis el riesgo de se triture a sí mismo." Martín Lutero

En un antiguo blog, de cuyas historias suelo acordarme... vivía un hada de las de varita con estrella, vestido blanco, inocencia viva y edad por definir.

No comprendo cómo pueden en un mismo momento-persona concurrir felicidad y aflicción.
No comprendo porqué no puedo correr tras un perro de 3 kilos contagiado de su energía vital sin sentir la sien atravesada por algún dedo atornillador.
No veo sentido al profesor entregando premio artístico a un alumno pésimo para quebrar su frágil momento de tímida gloria sobre los rumores de los compañeros aclarando con risa global que fue el único concursante.
Esos sabores son la salsa que acompaña los rollitos de primavera. Odio esa salsa y no por haberla probado poco.
No me cabe en la burua la alabanza de genio y que estoy chorua para igualar la balanza.
Ni porqué si espero aburrido el bus junto a un pequeño jardín elevado es extraño recorrerlo dos o tres veces subido al bordillo, jugando al equilibrio.

Pues me inventaré letra para una canción infantil. Venga:

"Salta y salta, ríe y ríe,
brinca alegre, sube el bordillo,
equilibrio en el ladrillo,
te caes no te caes,
te andas te levantas,
mueves y te bailas,
sonries y te cantas,
vuelta y vuelta la vuelta revuelta,
cabeza da suelta sin hilo ni cuentas."

... ¿es todo eso malo y un mal desatino?
... ¿puede ser malo lo que no es conocido?

Dime. Dímelo tu hada madrina.
Mueve tu varita, agita la estrella y lanza polvorín brillante en la calva que me desnuca.
Cárgala bien de nube, de ranas en nenúfares voladores y peces miopes sobre esponjas con pantalón y horas de aventura, de llanuras vueltas y montes chatos para correrlos o volarlos.

Ayúdame tú; hada, chicóloca de emociones pueriles solubles Zero instantáneas.
Anota mecánica mi nombre en tu lista de la cabra cuando de compras.
Búscame en el super trouper, por favor, una lata de amabilidad en conserva, una bolsita 100gr con piedras de colores y canica azul profundo, una regadera cuerda que florezca mi tierra muerta, un altavoz inversor para los sonidos del silencio.

Tú, tú, tú. Dime. Dime si Martha contrató con Sentry su felicidad, si el hombre oruga es ya lo que imaginó ser y si las cosas simples son de verdad. Y tú, solo tú, nadie más que tú, háblame de los niños que también se marcharon y si alguien por fin compró la vida que valía nada.

Y un último favor, por favor, por favor, te lo pido a tú, a tí, para tú, y también para mí:
Cúbrelo todo bien tapadito abrigadito bajo un arco iris per se multiamor.

DOSMIL. DIEZ. OCHO.
Sin Chin y Sinchán, los cavas brindarán.
Feliz Año Bueno.
No se hagan ilusiones.