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viernes, 1 de noviembre de 2024

Sueños de grandeza


O delirios y pesadillas. Lo de "grandeza" porque se me conmutó la neurona tonta del día con el título de la película "Horizontes de grandeza".

Desde pequeño -póngale 6 años- antes de dormirme, al poco de meterme en la cama y comprobar inconsciente si alguna parte del cuerpo estaba incómoda, que es una desventaja consciente, imagino una historia antes de entrar en casa de Morfeo. Muchas veces es más de una historia. Bien porque no me convence el relato, porque me pone nervioso o porque entro en bucle con alguna cuestión.

Las historias que imagino, bastantes, no puedo comentarlas todas. Algunas proceden de lo oscuro, de etapas más tristes, de un subconsciente que me busca para nada bueno, de partes de la memoria que transmutan en lugar de desvanecerse, como esa neurona tonta del día capitaneando un regimiento de ellas para llevarme por la zona roja o la negra según la noche. Según los acontecimientos de fechas concretas.

El tinte de algunas imaginaciones viene siendo renegrido o bermejo desde bien pequeño. No fue durante o después de la adolescencia.

¿ Que si me las imagino es porque quiero ?
¿ Porque me gusta ?
No tengo idea. Es simple: están ahí.
¿ Quién puso ese material en mi memoria ?
¿ Fui yo ? ¿ Fue el entorno ? 

En ocasiones la vida de pronto sitúa tu paso perdido por un camino que no deseas transitar y, si te detienes, el suelo se desliza bajo tus pies: te recorre y devora sin dejar siquiera los huesos o un recuerdo digno.

No ayuda sentirse un bicho raro.

No ayuda intentar evitar tu naturaleza disfrazándola de modos ajenos pues, al ser sintéticos, no pasan el fino e intenso filtro social de las demás personas. Cuando percibes que  fracasas debes depurar la técnica. Desarrollas un sistema de autodestrucción que te lleva al siguiente nivel:
encontrar un sentido para vivir de esta manera.

Muerte.

No ayuda que te pidan desnudarte para jugar a algo nuevo. Aprender juegos extraños estando desnudos cuando todo el rato te están tapando con ropa convierten ciertos placeres en tabúes. Desarrollas una serie de ideas erróneas que completan las del párrafo anterior para confirmarte que en la vida todo es muerte y todo es ...

sexo.

El poder, la fama, quedan para otras etapa de la vida.

A pesar de lo rojo y lo negro hay otros colores. Sobre estas historias, las imaginarias sin malicia, quiero hablar. Muchas veces coincidiendo con las ejecuciones llevadas a cabo por los entonces terroristas de la ETA, Euskadi Ta Askatasuna (País Vasco y Libertad). 

Para liberarme de tanta impotencia, para huir del acuciante dolor derivado de la violencia por un fin injustificable, me imagino como un remedio. Como una salvación para las personas inocentes.

Que parezca o pueda ser un bicho raro no me impide amar a las demás personas, incluso las desconocidas. Lo siento por quienes no lo comprendan o no lo compartan.

En mis historias de la noche yo tengo dotes de precognición. Puedo saber cuándo ETA va a quitar la vida a alguien. Sé dónde guardan sus armas y conozco el momento en que van a llevar a cabo su crimen. Acudo a la Policía Nacional. 

En mis primeras historias me convertían en otra especie de bicho raro. Me guardaban bajo llave y era utilizado para prevenir el crimen. Como esto no terminaba de agradarme -las historias podían continuar durante días- iba modificando el argumento y al final echaba cartas anónimas al buzón con destino a la policía.

Siendo mayor, los policías se cachondean. Cambio la historia. Les envío un mail.

Otras veces se me concede un solo deseo. Complejo en extremo, trato de urdir mi deseo en diferentes formas:
- Fallecimiento instantáneo de quienes van a provocar la muerte de alguien. Descartado por casuísticas nada claras.
- Cambio el deseo por el de un mundo siempre en paz pero ... a veces la paz no basta.
- Cambio el deseo por el de un mundo feliz pero ... ¿ cómo definir la felicidad de las demás si no conozco la propia ?
- Protección sobrenatural de las zonas bombardeadas, explosión de los misiles en sus silos de lanzamiento, de granadas y bombas en su origen, de las balas en sus recámaras. Tropel de ideas cada cual más complicada.
- Desintegro el arsenal del mundo, los cuchillos y las espadas pero ... la batalla continúa con palos, flechas y piedras.
- Que todas las personas dispongan de medios básicos de vida: agua, techo y alimento en perfecto equilibrio natural. Sin ambicionar más y sin desarrollo tecnológico. Así sea hasta el fin de los tiempos.

Y un día, al finalizar una película, pregunto a mi esposa: 
- Antes de dormir, ¿ imaginas que salvas a todo el mundo ? ¿ imaginas historias ?
- No.
- ¿ Piensas en algo ?
- En nada. Si acaso planifico lo del día siguiente. Si acaso.

En el silencio que acompaña la llegada de la luna quiero creer que todas las personas se imaginan salvando y ayudando a las demás, enterrando sus hachas, abandonando las peleas.

De pronto salgo del sueño cuando el sol comienza a ocultar las estrellas, cuando el resto de la gente arranca fijando la mirada en sus batallas, grandes y pequeñas.

En lugar de evolucionar hacia una sociedad libre de luchas, cualquier ficción, cualquier película es superada con facilidad por la cruda realidad. 

Avanzamos hacia un futuro consumido entre vicios de  falsa raza e inteligencia, prepotencia y fronteras en papel.

Mientras, anticipamos nuestra extinción miles de millones de años antes del fin de los tiempos bajo el abrasador abrazo de un anciano sol.

A veces los grandes sueños tan solo se transforman en grandes decepciones. Excepto si conoces de antemano que tus grandes sueños son pura imaginación abstraída de la realidad.

martes, 1 de octubre de 2024

Un chico en el cubo de basura


Imagina, recuerda según tu caso, un cubo de basura comunitario. Donde cada vecino o la persona de limpieza según tu caso, deposita su basura.

Retrocede, si puedes, a esa época antes de separar para reciclar.

Suponte por un momento dentro de uno de esos cubos y te cuento mi historia. 

Pero antes te pregunto:
¿ Serías capaz de meterte dentro ? y ...
¿ Cuál sería tu reacción si te encontrases a un chico dentro de ese cubo de basura ?

Pues eso le sucedió a mi esposa.

Se encontró un joven de su edad, unos 21 años, metido dentro del cubo de basura donde echaba la bolsa de cada vecino del edificio donde, sin contrato, trabajaba como personal de limpieza.

El chaval estaba ahí plantao, de pié, sujetando una Pantera Rosa de peluche semejante a la de la imagen que abre este post.

Si no conoces la historia de "La Pantera Rosa" pues wikipedia te lo cuenta. Lo que no tendrás muy claro es su sexualidad pero ese es otro de los puntos interesantes del personaje. 

El caso es que a mi esposa le encantaba y ese chico tendió su regalo hacia ella, que parecía conocerle porque preguntó:

 ¿ Qué haces ahí metido ?

 Estoy aquí porque es como me siento. Como basura. Y quiero pedirte perdón.

 Anda, bobo, sal de ahí.

No recuerdo bien cómo conseguí meterme allá, con el asco tan tremendo que me da.

Tampoco recuerdo cual de tantas cosas malas que le he hecho a mi esposa fue la que me llevó a aquello.

Conservó su regalo hasta que casi se cae a cachos. 

Conserva aún aquél chaval si bien no tengo claro el motivo.

Porqué gusta a la gente este tipo de basura es cosa que tampoco comprendo, pero así es.

No hace mucho volví a sentirme como aquel chaval y, como basura que sigo siendo, ahora apesto más que entonces.

Ojalá esta basura, una vez muerta, florezca y altere su recuerdo en la memoria de los vivos.

Ojalá toda la basura del mundo dejara paso en la vida a otros seres con más luz y capacidad para amar y ser amados. Para comprender y ... si no fuera mucho pedir, ser comprendidos.

domingo, 1 de septiembre de 2024

Persona de mente débil



En los ecos de mi cabeza el título suena más bien "demente débil". Lo sé, eso es tema aparte.

Dos, no una sino al menos dos veces me han dicho "eres débil de mente". 

Vale. No soy la persona más amable del mundo y muchas veces he dicho cosas que duelen a otras personas pero, de manera intencionada, solo en casos excepcionales.

Las dos veces, dos sinceramientos con personas no muy cercanas resultado de una conducta sin conductor, sin dirigente, sin sentido. Algo propio de un tonto del culo que no aprende jamás a mantener cerrada su puta boca.

La primera, hablaba con una mujer muy alegre, bulliciosa, vivaracha y clienta habitual de mi trabajo. Bastantes años después, en mi segundo trabajo, volví a encontrarme con ella y preguntó "¿Qué tal?" y respondí "Bueno... bien".

Ahora sé que siempre, siempre, always, forever & ever, sobra el bueno y los puntos suspensivos. Aprendí que al "bien" hay que ponerle exclamación con énfasis y sonrisa bilateral expansiva. No es poco decir pero se puede aprender.

Me ofreció quedar un día para hablar de ese "bueno..." y acepté sin ser consciente de.

A tal efecto estábamos en un bar repleto de universitarias y funcionarias diversas que había frente a su residencia, también universitaria, donde tenía habitación sin ser estudiante ni colegiala  (que sí, estando en un Colegio Mayor son colegialas) 

Me contó emocionada los problemas que había vivido en la casa familiar con su padre alcohólico. La profunda huella que había dejado en su memoria: recordarle llegando borrado, llamando a su puerta, etc. No puedo dar detalles porque no encuentro más información clara en memoria pero no hubo abuso sexual según ella.

La mujer empezó a llorar de pronto las escasas lágrimas que lograban salir por la escafandra de su apretada congoja.

En lugar de sentir ... pena ... o algo por ella, recuerdo sentir algo por mi. 

¿ Egocéntrico ? Suena así, seguro. Pero tampoco se lo crean tanto.

Tuve pensamientos en plan "Ese tipo qué le estará haciendo a esa pobre mujer para que llore". Por suerte allí no había personas con empatía y no tuve que enfrentarlas.

Pero mis queridas lectoras desearán saber más sobre ella, ¿si?

Pues ella se decía fuerte y que había pasado página. Que no pasaba nada y la psicología estaba superada, pero estaba teniendo problemas con su novio. Su novio, algunos años mayor, con pareja e hijo, parecía no aclararse en su relación de infidelidad. Tan pronto quería con ella como quería con su familia al completo.

Imagino desde lo machista, aunque lo ignoro, solo supongo, que las descargas en una y otra ubicación guardarían relación con la indecisión. Por suerte tampoco entró en más detalles.

Yo escuchaba todo aquello con algo de mini-sorpresa. Imposible leerla en mi careto pues aún andaba dándole vueltas a lo del progenitor alcohólico por el cual abandonó la casa en cuanto pudo para echarse en manos de una catedrática desalmada que se aprovechaba de ella para sacar adelante los infinitos proyectos  que debían justificar la cátedra, usándola como becaria y pagándola con el "incalculable valor del aprendizaje".

En determinado momento hablé de mi caso con los abusos sexuales y la autodestrucción. A ella eso le pareció propio de alguien con "debilidad mental". Que aprendiese de ella, de cómo su chispa nunca se apagaba y siempre tiraba pa'lante.

Nunca y siempre. Todo y nada. Odio el uso a discreción de palabras antónimas tan absolutas.

La segunda ocasión, con un compañero de trabajo.

Me contó que su pareja había sufrido violencia de género y el vendría a ser tan solo un buen hombre, poeta, sensible, amable e interesado, preocupado por su pareja. Trataba de ser un segundo padre para la criatura de su pareja y la niña ya daba muestras de empezar a quererle.

Algunos días se quedaba dormido en el trabajo pero buscó y encontró un segundo empleo para aportar más dinero y facilidades materiales a su convivencia.

A partir de entonces se quedaba dormido mucho tiempo casi todas las mañanas. Aunque disimulaba el sueño repanchingándose en la silla, su confianza en mi debía ser tan grande que en el fondo le daba igual, supongo. Cuando sentía alguien acercándose se desperezaba. Cuando no, tenía suerte de no ser visto, de nadie prestar atención.

Su pareja cortó la relación. Ella sentía un vacío y no quería continuar. Enamorado y dolido, pidió ayuda para alojarse y se marchó en medio del llanto de aquella niña. La mujer no quiso discutir y solucionar. Cortar y punto.

Habló de su gimnasio, de adelgazar, que había perdido 10 kilos y disparó mi trigger de anoréxico recuperado.

Tan confiado y estúpido como la vez aquella hablé brevemente de mis 52 kilos y mi enfermedad. Se sorprendió mucho. Hombre, mayor, anorexia (cosa de chicas tontas) y dijo todo lo comprensivo que él era capaz de ser, todo lo poético que pudo:  

"Claro, hay gente de mente débil que cae en esas obsesiones. 
¿ Las que comen y vomitan son las bulímicas, no ?"

La mente me ha quedado tan débil que no puedo continuar ...

... por hoy.

POSDATA con karma emplatado en frio a 23-9-2024:

El compañero se trastada rodando con su silla hasta colocarse detrás de mi y dice:

— Fermín, he cometido un error.

— No me digas. ¿ Has vuelto con tu ex-novia ?

— Noooo, pero ... algo así, un poco ... ¿ quieres que te cuente lo que ha sucedido ?

— Tengo la extraña sensación de que me lo vas a contar de todos modos—tratando de disimular mi aburrimiento, cosa que según mi esposa hago fatal, me giro para hacer como que presto atención.

— Cómo eres ... pues, verás. Yo estaba en mi casa.

— Querrás decir en casa de tus primos.

— Bueeeeno, en casa de mis primos. Pues de pronto llama ella y dice: "Estoy viendo una película ... ¿ te apetece venir a verla con nosotras ?" y acepté—hace una pausa. Espero paciente  que prosiga:

— ... y fui y estuvimos muy bien. La niña se puso tan contenta ... y me dice que porqué la he bloqueado en whatsapp. Tuvimos una discusión. Me juré que no volvería a hablar con ella, me lo propuse. La bloqueé en el móvil.

— Pues lo tendrás difícil si trabaja a la vuelta de la esquina de tu segundo empleo.

— Ya ... es que le pedí la mitad de la fianza de alquiler y le dije que iba a recoger otras cosas mías y nos peleamos. 

— Ya veo. Todo por la pasta. Pero tú vas y caes en su red. 

— ¡ HALAAAA ! NOOOooooo, cómo eres. Qué malpensado.

— Eres una persona de mente débil. —Giro mi silla y vuelvo a lo mío.— Tú sabrás lo que haces.—pero continúa:

— Además me dijo, muy así: "Anda, tonto, desbloquéame." Y lo hice.

— Pues sí que eres tonto, si. una pausa

— Te pasas mucho ¿ Porqué eres así ?—vuelvo a girarme y le digo:

— No me hagas caso. Mi opinión no vale nada. Lo que hay entre una pareja solo lo sabe y puede valorar esa pareja. Desde fuera, los demás nos imaginamos cosas que no son. Habéis estado enamorados y no lo habéis tenido fácil ninguno de los dos. Las cosas siempre son más complicadas de lo que parecen a ojos de los demás. Necesitáis tiempo para ir resolviendo ...

Ahora es él quien se gira y vuelve a lo suyo. Y termina:

— Si.

POSDATA bis con dotes de adivino a 08-10-2024:

Mi compañero ya no habla de su ex.

No digo que el alcoholismo sea peor que ser anoréxico. Dos enfermedades de la mente. Diferentes y similares en según qué aspectos.

Ninguna de las dos me parece bien asociarlas a una "debilidad" de la mente.

sábado, 3 de agosto de 2024

Una forma de felicidad

— Hola, Fermín. Hoy vamos  a hablar de la fórmula de la ansiada felichitá.

— ¿ En serio ? Si creyera en ello no cubriría este blog con volquetes de pensamientos pútridos.

— Sageraooo. Luego me cuentas tus penas porque mira ...

F >= e - E 

— ... encontré ese algoritmo en internet. Un hombre ha sido capaz de dar con ello tras horas de pensarlo. Deduce que Felicidad es mayor o igual que tus eventos en la vida menos tus expectativas de la vida.

— Un genio. Solo le llevó unas horas dar forma a la felicidad humana ¿ Eventos menos Expectativas dice ? ¿ Qué demonios de sucesos pueden incorporarse a esas variables ? Por cierto: me resulta excesivo el operador "igual" en su fórmula ¿ de veras puede decir alguien que se iguala con algo ?

— Tú siempre tan positivo. Mira esta otra. En química, la fórmula es esta: C10H12N2O   la "Serotonina".

— Ya. Todas sabemos nombres de productos químicos acabados en "ina" que te ponen el cerebro tonto: Fluoxetina, melatonina, paroxetina, sertralina ... pero sin probarlos no puedo opinar.

— ¿ No puedes opinar ? ¿ Qué me dices de la mirtazapina y la venlafaxina ?

— Te digo que cambies de tema, so cerda ( perdón cerdil ).

— OK ! OK ! Pues ... veamos la que sigue: F=R+C+V, donde la felicidad depende por un lado de tu genética (R) asociada a tus circunstancias en la vida (C) y  tus comportamientos, maneras de pensar regidos por tu voluntad (V).

— Mi genética buena. Mis circunstancias fantasía y  mi voluntad ha modelado unos comportamientos que mi manera de pensar no compartía. 

— Vaaaaale. A ver esta, para creyentes. Gente practicando una religión coinciden que toda F empieza por FE. Simple, ¿ no ?.

— No soy creyente. Trato de forzarme sin FE en el esfuerzo. Pasapalabra.

— Pues al plan didáctico: «Para que tus hijos sean felices debes dejarles sufrir». La encontré publicada como titular en ABC en medio de una entrevista a un tal Fernando Sarráis.

 Al señor Fernando le diría: tantas personas me superan con amplitud planetaria en  sufrimiento que, en comparación a lo felices que podrían ser ellas, soy un infeliz absoluto. Qué buen lugar para aprender, el ABC, también te digo porque veo al final del artículo maravillosas "noticias relacionadas" igual de interesantes:

— Qué quieres, es el ABC. Todavía quedan valores en este mundo.

— Claro, valores tan rancios que luego me dirás anoréxico si vomito pero ... por un momento me he sentido psico-matemático y quiero escribir, sin ánimo de lucro, este apunte pro-felicidad:

A + (Cosas) — (Felicidad)

— Señor Fermín: ¿ no tener nada sería para usted el summum de la dicha y el bienestar ? 

— No señora. He dicho "un apunte" no "una fórmula resolutiva". Lo que yo digo es que añadir muchas cosas a tu vida resta felicidad y que no hay cosa más cara que la que no se halla.

Eso no es cosecha propia tuya. Es de tu suegra.

— QEPD mi suegra sabía aplicar los dichos, siempre preferibles a los dejados de decir.

— Ya que te pones... cuéntame sobre los dejados: me atrae el lado oscuro de la fuerza.

— No te pega decir chorradas pero mira: me empeñé en hacerle a mi hija una casita de madera "en planta", no relativo a las plantas sino a lo horizont ...

— Sé que significa en planta. No soy estúpida.

 Me alegro pues me pasé casi todos los días de vacaciones metido en una habitación diseñando y cortando cada pieza.

— Eso huele un copo a obsesión ... ¿ no ?

— Calla y no me copies el cambio de letras que no tiene gracia. — Estábamos en el pueblo y se supone, no me digas porqué, que cuando estás en un pueblo rodeado de campo debes salir de la casa a disfrutar así que ... mi suegra me estuvo observando. Mientras pasaba por la puerta me miraba. Yo la veía pasar ¿? y ... seguía a lo mío.

— Adivino porqué: si estás de vacaciones y no sales de entre 4 paredes, pa eso te quedas en tu casa, pensaría ella. Sería por lo que te miraba. Pa' que te dieses cuenta.

— Calla, no tienes ni idea. Tú y tus teorías de la mente ajena.

— Hombreeee ...

— Ni mujer ni hombre. Mira. Si estoy disfrutando con algo, algo que no podría hacer igual en mi casa, que me interesa tanto como para que otros lo llamen obsesión, ¿ PORQUÉ DEMONIOS TENDRÍA QUE DEJARLO Y SALIR AL CAMPO ?

Tranqui, muchacho, no te alteres. Es fácil de saber: Aire puro, viento, sol, naturaleza, la fauna local, sus fragancias  ...

— Tópicos pausa— Ciertos  más pausa— Muy ciertos y buenos pausa indefinida

— Pero continúa. Qué pasó con tu suegra, qué dejó por decir.

— Ah, si, que cuando ya había terminado con la casita y empecé a liarme haciendo muebles le pareció anormal y ya un día, al pasar por la puerta, no se conformó con mirar sino que dijo "Payaso ... ". Con la "Pa" en bufido gatuno y un apretar de mandíbula que rebosaba asco y metía miedo.

— No me extraña. La mujer quería algo mejor para tí.

— Ya ... ahora me siento mal. Le agradezco en cierto modo el apelativo. Menos mal que no me llamó loco. A veces no me doy cuenta y ...

— Bueno. Entonces resulta que tu suegra era más de temer cuando callaba que cuando usaba refranes.

— Eso es.

 Podría haberte soltado este: Soñaba el ciego que veía, y soñaba lo que quería.

— Pero yo terminé la casita con sus muebles y después la pintamos mi esposa y yo. Y puse hierba y margaritas en la entrada. No quedó en un sueño por más cegado que estuviera.

— Entonces cambiémoslo por este otro: "Suegra, ninguna buena, y una que lo era, quebróse una pierna." (*)

— Por lo que se ve tú tampoco sabes escuchar. Los dichos hay que aplicarlos cuando corresponde.

— Me apetecía.

— ¿ Una gotita más feliz ?

— Sip.

(*) Se dice por una dama salmantina que quería a su nuera como a una hija; pero un día, cuando caminaba deprisa para prestarle un servicio, vino al suelo y se quebró una pierna, como si el destino, envidioso de tan rara armonía, quisiese malograrla.

© Espasa Calpe, S.A.

martes, 9 de julio de 2024

Mi casa tenía vallas

 

Esta era mi casa tipo, un estilo parecido. En la mía las vallas iban de lado a lado pero no faltaban el camino ni la puerta. Las ventanas sin marco, con cuádruple cristal o signo de sumar.

Durante algún tiempo, quizá con 18 años, repitiendo curso ya por tercera vez en la vida, tomé con especial interés una tarea para hacer en horario de clase: dibujar laberintos. Eso no me impidió pasar a tercero de BUP repitiendo 2º. Tampoco estos hábitos impidieron repetir tercero y luego uno más en FP hasta completar los 5 años perdidos.

Mis laberintos no eran cuadriculados sino curvilíneos. La primera impresión sería semejarlos a cerebros. Comenzaba por el centro e iba añadiendo desvíos por acá o por allá. En cuanto me entraba la duda sobre si habría cerrado la salida volvía a recorrerlo desde el centro al exterior. También creaba intrincadas salidas falsas que casi llegaban al núcleo porque yo mismo buscaba el camino inverso para resolver laberintos usando ese truco.

Antes, durante octavo de EGB, curso que también repetí, me pasaba los días creando codificadores. Estos, creo, me los enseñó el amigo de entonces.

Esos codificadores son sencillos y muy interesantes. Con ellos se pueden escribir mensajes "imposibles" de leer sin el descodificador. Esto:
sin emocion no hay aprendizaje!

Recortas en un papel la imagen de la derecha y los recuadros en blanco. He puesto las primeras letras para aclarar pues eso es el codificador-descodificador. Luego lo colocas sobre un papel (mejor con cuadrícula) y vas escribiendo en los huecos (los cuadrados en color blanco) el orden natural las letras del mensaje, sin espacios. Después de escribir "sinemocio" que son los primeros 9 cuadrados, giras el codificador a la derecha y continúas escribiendo "nnohayver". Giras, escribes "daderoapr" y giras la 3 y última vez para terminar con "endizaje!".

Por supuesto hice codificadores más grandes y más complejos. Imagina poner 4 codificadores en cuadro y girar unos a derechas y otros a izquierdas. Las opciones son muchas además que no pueden coincidir los recortes o cuadros para escribir con otras posiciones. Para conseguirlo basta hacer una cruz en el papel con la cuadrícula y subrayarla o redondearla, girar en la mente la posición de la cruz y hacer una nueva cruz, ya sin subrayar ni redondear. Así dos veces más. Ahora tienes marcadas las 4 posiciones que cubrirá la primera cruz, la subrayada. Continúas seleccionando otro recuadro y con el mismo método hasta completar todos los recuadros.  Serán tantas  X redondeadas o subrayadas como el total de recuadros dividido cuatro. En el ejemplo 6 x 6 = 36 / 4 = 9. Excepto si el número de huecos por lado es impar. En ese caso, por ejemplo, para un codificador de 7 x 7 = 49 - 1 = 48 /4 = 12 porque tendremos el recuadro central presente todas las veces y  quedará libre. Yo prefería los impares.

En esas divagaciones podía pasar semanas, meses ... no lo sé. Hasta que me aburría o encontraba algo más interesante. 

Podría decirse que tanto o muchísimo más interesante y de valor hubiera sido aplicarme con la formulación química. Las matemáticas con sus derivadas, integrales y gráficos pero para eso necesitaba ayuda y atención y muchísima más de estas para asignaturas donde fuera necesario memorizar horribles bloques de texto.

En lugar de aquello me pasaba el rato con el ordenador ZX8o programando para representar X al cuadrado que genera, pasando de valores negativos a positivos, una parábola. O con los senos y cosenos generando ondas. O con círculos concéntricos o desplazando su centro en torno a otro círculo o cambiando valores con el número Pi para hacer elípticas etc.

El profesor, allá por el BUP no comprendía porqué sabiendo programar suspendía matemáticas y respondí: "no soporto la teoría".

Lo cierto es que comenzaba curso creyendo que podría lograrlo  como los demás chavales pero, año tras año, curso tras curso, repetición tras repetición nuevos niños, por más torpes que algunos fueran, me sobrepasaban sin despeinarse mientras yo me forjaba como persona "muy deficiente" en los exámenes. Espacios en blanco con preguntas sin responder o con textos inventados para sobrellevar la traumática hora del examen. 

Intenté correr como los demás chavales me pedían, con zancadas cortas, pero no podía. No me salían.

Intenté ayudar a mi equipo en baloncesto empujando y gritando al contrario así que me expulsaban. 

Quise inventar el fútbol quedándome a defender al portero cada vez que atacaban pero eso estaba prohibido.

También quise reinventar las matemáticas, la física y la química. Algo imposible cuando eres tan joven, ignorante y poco capaz.

También odiaba cuando había que trabajar en grupo. Esos estúpidos "murales" de recortes, frases y dibujos. Esas condiciones de mierda en las que participar y pifiarla supone ser señalado como quien estropea todo y no participar supone señalarse como una carga.

Pero conseguí, vaya si lo conseguí, a la hora de hacer equipo, ser elegido siempre ... 
... de entre los restos que nadie quería: alumnos vagos o con mala fama por sobrepeso, lentitud, flojera, rareza o miedo al balón y al suelo de cemento.

Mi  potente deseo de aislamiento siempre ha luchado contra sí mismo tratando de hacer lo que se espera de cualquier individuo en la sociedad y evitar la anormalidad del estado paria. Cualquier cosa para evitar caer en la casta más baja: inevitable descastado. 

Entonces, nadie se extrañe que mis casas tuvieran vallado doble o cuádruple. Premonitorio comportamiento por el cual no podía invitar dentro a quienes no me querían entender aunque yo lo intentase con ellos por imitación para pasar  tan desapercibido que ... nunca pasaba. 

Cuánto parecido con un Eduardo Manostijeras que también quería amar, claro que sí, cómo no, a Winona Ryder. Un Manostijeras (héroe) creando hermosas figuras en hielo, regalando a todas, incluso a mis enemigas, recortes de agua en forma de nieve. 

Esa nieve cayendo tan pura como mi menospreciado cariño sobre los lodos de la incomprensión.

Qué misterio nos impide comprender a los demás, algo tan propio del verdadero ser humano.


domingo, 2 de junio de 2024

Llorar no es lo más ...

A veces encuentro a otras personas valorando el llanto como la máxima expresión de tristeza. Como si lo vivido por esas personas antes de echar lágrimas no hubiera sido bastante, no hubieran sido suficiente conscientes o no hubieran llegado al tope que da paso al moco explíqueme lo de "tendido", cómo se tiende un moco al sol junto a la ropa recién lavada, si guarda relación con ello y con cuales ganas iba nadie a salir a tender sus mocos, que no sus lágrimas, en esa situación.

He llorado bastante y en silencio hasta los 15 "como si no hubiera un mañana"—aquí entiendo la expresión: si no vas a conocer el día de mañana hoy puedes hacer lo que quieras pero sin molestar a nadie.

Después de llorar creo recordar una cierta sensación de alivio. 

Hay terapias para reír desde el siglo 16 y en la actualidad también se hacen terapias de llanto.

Cuando alguien llora a la mínima (de lágrima fácil) puede ser que tenga ligero el lagrimal, que al engranar su torbellino interior de sensaciones desborden por ahí o que conociendo sus beneficios se preste a ello sin pensarlo antes.

Pero es posible detenerlo. Arrestar la confusión. Bloquear y evitar las consecuencias si te ven porque suele haber consecuencias. 

Si lloras para quien te quiere o lloras para tu enemigo los resultados pueden ser incluso inversos: que de quien esperabas ayuda y comprensión recibas rechazo y te pida que pares de inmediato o encontrar una voz amiga en quien menos imaginas, quizá hasta una disculpa.

Hace tiempo, años, que quiero llorar porque me duelen los huesos de todo el cuerpo y me cabreo con ellos pero nada puedo hacerles. Es cansancio. Lo es, ¿no?. Estoy hasta las narices y no aguanto más ... eso me creo pero "no es tan fácil morirse" como dijo el chino con su chinesca sabiduría en una peli.

Pero llorar no es lo más de nada. A veces el silencio más hondo y continuado es la expresión máxima del dolor interno.

Por otro lado, un dolor físico intenso como el cólico renal de mi riñón izquierdo, produjo risas en mi casa mientras el cuerpo se  retorcía y no sé qué hacía mi cara. Debía ser chistosa. Qué extraño.

No puedo ni suponer cómo se puede convivir con esa dolencia si hace 17 años que aguardo con terror su retorno en cuanto amaga o se menciona. Hay personas con superpoderes, supervalores, superfamilias o super-hostias-vete-a-saber.

Los niños lloran por cualquier cosa pero también ríen por cualquier motivo. Su sonrisa es maravillosa y nada, nada en el mundo es mejor que ver feliz un bebé, una nena, un chiquitín. 

Si tuviera que llorar sería por las inocentes víctimas de tanto terror y tanta guerra sin fin.

Si Dios está en todas partes será dentro de las balas y las bombas o ... no estará en ninguna. Ni será.



martes, 7 de mayo de 2024

Pesamientos contagiosos


De la consulta de psiquiatría acaba de salir paciente, uno, una que une y aprovecha el descanso de turno para escribir en su diario personal. No es ético sacar del hospital historias,  relatar opiniones particulares, producirlas al margen del ámbito profesional para uso privado. Esta psiquiatra lo hace, de todo a pesar.

Se figura otro empleo. ¿Profesora? Sea. 

"Al salir del aula he esperado a un alumno, Oscar ( su nombre es otro) y le he pedido que acuda a mi despacho en horario de tutorías. Quiero conocerle. Puede ser de interés para mis casos  en estudio. 

Se ha demorado en responder. Ha abierto mucho los ojos  y ha seguido su camino con un 'vale' haciéndome sentir como una presencia fantasmal en el pasillo del instituto, solo perceptible a su mirada sorpresiva pero de habitual ausente.

Ha llegado demasiado puntual, ha entrado y cerrado tras de sí para quedarse quieto como una estatua. Esta rigidez confirma mi buena elección.

—Buenas tardes, Oscar. Aguarda un momento que enseguida estoy contigo—segunda reacción inesperada: sin más se ha vuelto hacia un cuadro especial que  yo misma coloqué tras la puerta a salvo de ojos curiosos. Quería que el cuadro estuviera solo presente para mi: no visto al entrar y como un objeto decorativo cualquiera al salir. ¿ Habrá adivinado él ... ? pero no. Tan solo estaba haciendo un reconocimiento. Voy fingiendo distracción mientras aseguro la grabadora bajo la mesa y extraigo de la cajonera un cuaderno de anotaciones— Ya está. Siéntate,  por favor—no me hace caso y cuando termina de mirar se acerca al cuadro. Un estremecimiento de aprensión- ¡ Oscar !, por favor, siéntate... no seas tan cotilla.

—Perdón, no quería molestar—y se sienta en una silla lateral contra la pared en lugar de ponerse frente a mi.

—Mejor aquí, en esta silla, que ahí se hace raro ... como si estuviéramos reservándola a alguien ¿no te parece?—sonrío

—Claro—se le ve incómodo girando a todas partes la cabeza, con la mirada recorriéndolo todo de nuevo. Como si me ignorase de nuevo, un espectro frente a él. Baja la mirada. Se sienta con las manos bajo las piernas, las palmas hacia la silla.

—A ver. Te he pedido que vinieras porque en clase he notado que pasas mucho tiempo mirando por la ventana sin prestar atención—le doy tiempo esperando unas palabras que no llegan ... quizá pretende ser quien da tiempo para que continúe explicando— ¿ te has enterado de algo en clase ?—pregunta directa, le doy más tiempo esta vez.

—No—gesto neutro, monosílabo seco. Por algo se empieza.

—¿ No ?

—Eso he dicho—ahora me mira inquisitivo. Mi pelo, mi gafa, mi boca y se detiene en mis dedos volteando el bolígrafo. Mierda de pregunta, de utensilio para inseguridades, que estupidez la mía. ¿ Quiere saber si soy inteligente ?

—Perdona, no esperaba esa respuesta y ... —interrumpe con una pregunta orientada a la afirmación, lindante a la grosería, átona, pesada y contundente:

—¿ Esperaba otra mejor para su grabadora ?—el rubor sube como fuego imparable colina arriba. Palpitaciones en la sien como amonestaciones, contradicción y sin tiempo para explorar una mentira creíble. Pongo la grabadora en la mesa.

—Vale, te pido mil disculpas. Esto no lo hago ... no es para ... —niego con la cabeza—lo hago para aprender, para mejorar en mi tutoría ... lo siento, debí preguntarteme señalo reconociendo la culpa

—No se preocupe. Puede grabar. No pasa nada. Estoy acostumbrado a la observación, al comentario y a que no traigan nada bueno en general, pero no pasa nada. Yo también grababa en mi casa las conversaciones telefónicas. Construí un aparato que las detectaba y activaba una grabadora. Tampoco me trajo nada bueno además de la grabadora con sus componentes desperdigados por la habitación ... rota quiero decir.

—Ah, que curioso ¿ y lo hiciste tú ?—primero niega haberla roto él, entiende lo que le parece. Después se reconoce estúpido y habla en extenso y aburrido monólogo sobre la construcción del cacharro. Espero en medio de su discurso mientras me pregunto cómo supo que tenía escondida una grabadora tan pequeña. Lanzo una mirada rápida hacia la cajonera bajo la mesa. Contrariado, deja de hablar. Le miro.

—Se reflejaba el piloto rojo de grabación en la ventana—no puedo creerlo, me vuelvo, imposiblela tienes abierta en modo oscilobatiente vertical y la inclinación ayuda. Una casualidad.

—Bueno Oscar, nos desviamos del asunto. Que te pasas casi todas las clases mirando por la ventana y suspendes también otras asignaturas. Quisiera saber si necesitas ayuda, si yo ...—vuelve a interrumpir

—¿ Y quién no necesita ayuda ?—se remueve sobre la silla, se yergue, vuelve la mirada al cuadro. No puede ser.

—Pero estoy contigo y tus problemas, los demás son tema aparte—niega

—Lo apartado de los demás ... la exclusión, es el tema.

—Es el tema porque ... —mis manos abiertas hacia los lados, esperando su explicación pero él concibe que seré yo quien lo aclare. No entiende mis gestos de nuevo—A ver. Ese grupo con quienes tomas el descanso ... no son ... ¿ sientes que te excluyen ?

—Con alguien tengo que estar. No quiero parecer el raro número uno. Y finjo. Trato de hacer gracia. Rio bromas que entiendo a medias, tarde o que me desagradan. Pongo sonrisa y me dicen "serio" o hacen frases incomprensibles como "parece que hubiera matado al Manolete".

—¿ Y mirar por la ventana cómo te favorece en esta situación ?

—Allí con suerte están las nubes. Quizá el viento meciendo los árboles. Puede que pájaros. La luz, el azul, el gris. Allí está lo más sencillo. Lo que se explica por sí mismo sin rodeos. Lo que transcurre a una velocidad admisible. Estoy tras la ventana pero del lado que no quiero. Oigo los ecos de vuestras voces moduladas sobre renglones dobles siendo fuera los silencios, si acaso modulados entre los murmullos del viento.

—Uh, suenan bonitas esas palabras. Escondes en ellas ... ¿ rencor ? ¿ deseo ? —pausa— ¿ odio ?

—Escondo lo mismo que usted, que tú en ese cuadro junto a la puerta a la vez que quieres ocultar el cuadro entero.

—¿ Como ? Es un simple dibujo, nada más.

—Tu rubor dice lo contrario

—No es ... yo soy así, es mi piel ...

—En efecto. También yo soy como tu piel, transparente aunque no quisiera.

—A ver, Oscar te he ...—interrumpe

—A ver y a escuchar, a sentir al otro, a comprender ...

—No me líes con palabras revueltas. Solo quería ayudarte pero veo que no estás por la labor asi que ...—me encojo de hombros. Se levanta.

—Ya—va hacia el cuadro.

—Aquí abajo, muy pequeñitas, entre esta hierba que simula garabatos, está tus iniciales. Un patrón  de dibujo las delata. Esta barca en medio de un mar en calma, casi perdida en el horizonte. La bruma. Dime cómo se encuentra la chica que se adivina en ella. Dime cómo puede estar en calma la mar, no un lago sino el mar. El ancho mar. Tanto que te hace inalcanzable. Cuéntame quién es ese hombre que observa en lo alto del acantilado. Y explícame qué hacen esas dos criaturas en una playa tan enorme sin compañía de adultos. Mejor aún, no me lo cuentes. Cuéntatelo tú.—y sale del despacho."

Ahora la psiquiatra se levanta. Se acerca al ventanal y, con aire triste, mira por la ventana.