O delirios y pesadillas. Lo de "grandeza" porque se me conmutó la neurona tonta del día con el título de la película "Horizontes de grandeza".
Desde pequeño -póngale 6 años- antes de dormirme, al poco de meterme en la cama y comprobar inconsciente si alguna parte del cuerpo estaba incómoda, que es una desventaja consciente, imagino una historia antes de entrar en casa de Morfeo. Muchas veces es más de una historia. Bien porque no me convence el relato, porque me pone nervioso o porque entro en bucle con alguna cuestión.
Las historias que imagino, bastantes, no puedo comentarlas todas. Algunas proceden de lo oscuro, de etapas más tristes, de un subconsciente que me busca para nada bueno, de partes de la memoria que transmutan en lugar de desvanecerse, como esa neurona tonta del día capitaneando un regimiento de ellas para llevarme por la zona roja o la negra según la noche. Según los acontecimientos de fechas concretas.
El tinte de algunas imaginaciones viene siendo renegrido o bermejo desde bien pequeño. No fue durante o después de la adolescencia.
¿ Que si me las imagino es porque quiero ?
¿ Porque me gusta ?
No tengo idea. Es simple: están ahí.
¿ Quién puso ese material en mi memoria ?
¿ Fui yo ? ¿ Fue el entorno ?
En ocasiones la vida de pronto sitúa tu paso perdido por un camino que no deseas transitar y, si te detienes, el suelo se desliza bajo tus pies: te recorre y devora sin dejar siquiera los huesos o un recuerdo digno.
No ayuda sentirse un bicho raro.
No ayuda intentar evitar tu naturaleza disfrazándola de modos ajenos pues, al ser sintéticos, no pasan el fino e intenso filtro social de las demás personas. Cuando percibes que fracasas debes depurar la técnica. Desarrollas un sistema de autodestrucción que te lleva al siguiente nivel:
encontrar un sentido para vivir de esta manera.
Muerte.
No ayuda que te pidan desnudarte para jugar a algo nuevo. Aprender juegos extraños estando desnudos cuando todo el rato te están tapando con ropa convierten ciertos placeres en tabúes. Desarrollas una serie de ideas erróneas que completan las del párrafo anterior para confirmarte que en la vida todo es muerte y todo es ...
sexo.
El poder, la fama, quedan para otras etapa de la vida.
A pesar de lo rojo y lo negro hay otros colores. Sobre estas historias, las imaginarias sin malicia, quiero hablar. Muchas veces coincidiendo con las ejecuciones llevadas a cabo por los entonces terroristas de la ETA, Euskadi Ta Askatasuna (País Vasco y Libertad).
Para liberarme de tanta impotencia, para huir del acuciante dolor derivado de la violencia por un fin injustificable, me imagino como un remedio. Como una salvación para las personas inocentes.
Que parezca o pueda ser un bicho raro no me impide amar a las demás personas, incluso las desconocidas. Lo siento por quienes no lo comprendan o no lo compartan.
En mis historias de la noche yo tengo dotes de precognición. Puedo saber cuándo ETA va a quitar la vida a alguien. Sé dónde guardan sus armas y conozco el momento en que van a llevar a cabo su crimen. Acudo a la Policía Nacional.
En mis primeras historias me convertían en otra especie de bicho raro. Me guardaban bajo llave y era utilizado para prevenir el crimen. Como esto no terminaba de agradarme -las historias podían continuar durante días- iba modificando el argumento y al final echaba cartas anónimas al buzón con destino a la policía.
Siendo mayor, los policías se cachondean. Cambio la historia. Les envío un mail.
Otras veces se me concede un solo deseo. Complejo en extremo, trato de urdir mi deseo en diferentes formas:
- Fallecimiento instantáneo de quienes van a provocar la muerte de alguien. Descartado por casuísticas nada claras.
- Cambio el deseo por el de un mundo siempre en paz pero ... a veces la paz no basta.
- Cambio el deseo por el de un mundo feliz pero ... ¿ cómo definir la felicidad de las demás si no conozco la propia ?
- Protección sobrenatural de las zonas bombardeadas, explosión de los misiles en sus silos de lanzamiento, de granadas y bombas en su origen, de las balas en sus recámaras. Tropel de ideas cada cual más complicada.
- Desintegro el arsenal del mundo, los cuchillos y las espadas pero ... la batalla continúa con palos, flechas y piedras.
- Que todas las personas dispongan de medios básicos de vida: agua, techo y alimento en perfecto equilibrio natural. Sin ambicionar más y sin desarrollo tecnológico. Así sea hasta el fin de los tiempos.
Y un día, al finalizar una película, pregunto a mi esposa:
- Antes de dormir, ¿ imaginas que salvas a todo el mundo ? ¿ imaginas historias ?
- No.
- ¿ Piensas en algo ?
- En nada. Si acaso planifico lo del día siguiente. Si acaso.
En el silencio que acompaña la llegada de la luna quiero creer que todas las personas se imaginan salvando y ayudando a las demás, enterrando sus hachas, abandonando las peleas.
De pronto salgo del sueño cuando el sol comienza a ocultar las estrellas, cuando el resto de la gente arranca fijando la mirada en sus batallas, grandes y pequeñas.
En lugar de evolucionar hacia una sociedad libre de luchas, cualquier ficción, cualquier película es superada con facilidad por la cruda realidad.
Avanzamos hacia un futuro consumido entre vicios de falsa raza e inteligencia, prepotencia y fronteras en papel.
Mientras, anticipamos nuestra extinción miles de millones de años antes del fin de los tiempos bajo el abrasador abrazo de un anciano sol.
A veces los grandes sueños tan solo se transforman en grandes decepciones. Excepto si conoces de antemano que tus grandes sueños son pura imaginación abstraída de la realidad.