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domingo, 14 de abril de 2013

Repulsivo

"Aprendí, hace tiempo, a no luchar nunca con un cerdo. Te ensucias y, encima, al cerdo le gusta." George Bernard Shaw
El ha vuelto a casa. Hoy son las 4 de la madrugada. Apesta a alcohol, a borrachera de tugurio barato.
Tiene ansia de sexo; no le llegó para pagar por ese servicio. Enciende la luz de la habitación y ella está de pié, más allá de la cama, apoyada junto a la cómoda, con los brazos cruzados sobre un camisón blanco de verano. El se ríe. Ella no le quita ojo y aprieta los labios. Apoyándose en el marco de la puerta, con la cabeza en difícil equilibrio, su estúpida risita termina transformándose en una lengua pastosa dentro de una boca reseca. Sus ojos enrojecidos y entornados pasan absolutamente de la cara de su mujer, la ignoran y arrastra la mirada por su boca, su cuello y sus pechos. Descuelga el pesado brazo para ir hacia ella, apoyándose en la pared con cada paso. Ella suelta sus brazos y acude en su ayuda, como tantas veces y comienza a desvestirle. El equivoca la idea, y vuelve a poner su asquerosa sonrisa de putero borracho.

-Je je je... de muedes potu homdre, ¿eh? pequeña zorra... - sus palabras, babeando por la comisura de los labios, moduladas sobre un aliento hediondo, la dejan perpleja, como tantas veces.

-Eres un cerdo ingrato, maldito seas... - Se lleva el brazo al pecho y le aparta con el otro queriendo alejarse de él, pero la agarra y la tira en la cama y, cuando trata de incorporarse, acierta a dar con su oscura y encallecida mano de hombre duro en paro, sobre la delicada y suave piel blanca de su desafortunada esposa. Un sonoro golpe que roba las fuerzas y desata el dolor y el llanto, como tantas veces.

-Puda, de voy a enseñá lo ques un ceddo... - Se le tropiezan las palabras al muy cabrón. Se le enciende la mecha de la violencia y por ello disfruta una erección media. Se cae sobre ella intentando quitarse los calzoncillos y le clava los codos el muy animal.

-¡¡ AAAYY!! ¡¡ DEJAME EN PAZ !! ¡¡ BESTIA !! ¡¡ BORRACHO!!

-¡CALLADE PUTA! - Ahora la tiene a su merced. Vuelve a pegarla y le arranca el camisón y la ropa interior, como poseído por mil demonios, se le hinchan las venas, desea ahogarla pero la sujeta por el cuello de momento.

-Deja dacer ruido... de voy a dar lo que deseas... guarra... sois toas unas guarras...

La viola y, cuando termina, comprueba que ella no se resiste ni se mueve y se tumba en la cama como si tal cosa. Ella se levanta y va al baño sollozando. Se limpia por dentro, dolorida. Siente dolor por fuera, en las costillas, en la cara. No quiere mirar al espejo. Pasa por la cocina. Vuelve al cuarto y allí está él, boca arriba, con los calzoncillos colgando de una pierna, una imagen patética. Se acerca a él.

-Me has enseñado lo que es un cerdo. - El la mira vagamente mientras vuelve la cabeza y pide que pase de él con la mano. Se pone boca abajo y muestra su culo peludo. - Ahora te voy a enseñar lo que le pasa a los cerdos...

Ella le degüella y él, apenas es capaz de levantarse, hace ruidos raros con su voz y cae redondo escasos momentos después.

Sin permiso, perdón. Dibujo de latrini (ver más en  http://latrini.artelista.com/)

domingo, 31 de marzo de 2013

Castigar a un niño

Punishing a child.
"Las circunstancias nos definen. Nos obligan a tomar un camino u otro, y después nos castigan por ello" Ivan Turgenev

Yo tenía unos .. ¿8 o quizá 10 años? No lo sé. Mis padres me habían enviado junto con mi hermana, un año mayor que yo, a casa de mi tía a pasar parte del verano. Si, todo estaba previsto y un buen día, mi madre nos subió al tren, y pidió al revisor que por favor vigilara nuestra llegada a Zarautz, donde algún familiar de allí nos estaría esperando. Esto parecerá extraño hoy en día, pero entonces no debía serlo. No podía acompañarnos porque debía quedarse en Avila, atendiendo el negocio familiar. Nosotros esperábamos y preparábamos con emoción estos viajes. Comprábamos chuches, leche condensada en tubo, etc, pero el viaje se hacía demasiado largo y había que racionar. Bueno, el caso es que llegamos con suerte y buena ayuda (supongo) y nos recogió algún familiar. Todos vivían allí; mis primos, mis tíos y dos abuelos. En esa tierra tan bella, con el verde pintado en sus campos a diferencia del ocre de mi tierra en verano,  ¡ y con playa  !.

A casa de mis tíos venía con frecuencia un niño más pequeño que yo, quizá de cuatro años, y a su lado yo me sentía "un mayor" como el que más. Este niño lo tenía por vecino, cruzando la calle, a escasos 100 metros. Sus padres decían que tenía problemas para dormir y me ofrecí para ir a su casa a contarle un cuento. A todos les pareció bien. Mi hermana estaba aquel día en casa de otra tía, en otro pueblo cerca de allí.

Le conté de memoria, inventando un poco por aquí y otro poco por allá, una historia de la colección de cuentos de hadas que teníamos en casa de mis padres. Recuerdo perfectamente cómo el niño atendía aunque no soy capaz de decir su nombre. Sé que puse mucho cariño y, sentado a sus pies en la cama, veía la puerta abierta sin que nadie me vigilara, y muy tranquilamente hablaba y explicaba mi historia para él. No sé cómo sucedió, pero debían acostar al niño demasiado pronto, porque había luz en la calle cuando empecé y se fue marchando sin avisar, suavemente, sin darme cuenta de ello. El niño cerró los ojitos en algún momento y cuando terminé, estaba dormido.

Me sentí muy contento e importante por haber conseguido llevar los sueños al nene. Sus padres me sonreían y dieron las gracias. Se despidieron a la puerta de su casa y de allí fui directamente a la de mi tía. Estaba ansioso por explicarles mi hazaña. Cuando ella abrió la puerta, me dijo serenamente lo disgustados que estaban conmigo. Mi tío se había ido a la cama del disgusto. Me dijo que era muy tarde y estaban preocupados. A pesar de que me preguntaba una y otra vez la misma cosa. "¿Cómo has podido hacernos esto?" No supe explicar nada ni conseguí abrir siquiera la boca. Ahora estaba castigado. En solo unos pasos crucé dos mundos. Y también tenía que irme a la cama sin cenar. Eso no me había pasado nunca.

Y me fui a la cama. Me acosté tal como me dijeron. Me quité la ropa, me puse el pijama y metí en la cama. Mi cabeza no podía reaccionar. Entonces llegó mi tía, agarró la manilla de la puerta y dijo: "...y encima no pides perdón. No me esperaba esto de tí." Cerró la puerta y yo me quedé allí, con un tremendo dolor en la garganta hasta que arranqué a llorar en silencio, como siempre he hecho. Y desde la cama, que estaba pegada al ventanuco abierto, de madera oscura, miraba cómo las estrellas bailaban sobre mis ojos llenos de pena y lágrimas. Mis padres gritaban y/o pegaban. Recibías tu palo y tus voces acompañadas de caras furiosas y llorabas, pero esto... Aquí eran ellos los que lloraban... por mi culpa. Yo había hecho un daño tremendo... ¿yo? si yo era de esos niños que no hacen ruido...

Y después de un buen rato, cuando sintieron mi llanto imperceptible y sofocado tras la puerta, después de demasiado llanto desesperado, entró mi tio y me dijo que fuera a pedir perdón y a darle un beso a mi tía, que estaba en su cama también llorando. Y fui a pedir perdón, a dar el beso antes de volver a mi cama.

Cuando mi hermana y yo regresamos a casa, llevaba conmigo un acento vasco peculiar. También un recuerdo escondido. Ayer volví a recordar esta historia y el final que yo había ocultado muchos años. Entonces no me di cuenta (bastante problema tenía). Pero ahora puedo ver a mi tía de nuevo cuando me acerqué a besarla: ella no estaba llorando.


domingo, 24 de marzo de 2013

Pero puedo fingir.

But I can pretend.
"A menudo fingimos temer lo que realmente despreciamos y aún más a menudo despreciamos lo que realmente tememos" Charles Caleb Colton

"Me gustan las estrellas. 
Creo que por la ilusión de lo permanente.
Siempre están encendiéndose y apagándose.
Pero desde aquí puedo fingir...
Puedo fingir que las cosas duran.
Puedo fingir que las vidas duran algo más que un momento.
Los dioses vienen y van.
Los mortales parpadean, brillan y se apagan.
Los mundos no duran.
Las estrellas y las galaxias son cosas fugaces y efímeras que titilan como luciérnagas y se apagan en el frío y en el polvo.
Pero puedo fingir. "

(Extraido de "The Sandman. Vol.4.Cap.8" Guión de Neil Gaiman, dibujo de Jill Thompson)


Laura Makabresku

“I like the stars. It's the illusion of permanence, I think. I mean, they're always flaring up and caving in and going out. But from here, I can pretend...I can pretend that things last. I can pretend that lives last longer than moments. Gods come, and gods go. Mortals flicker and flash and fade. Worlds don't last; and stars and galaxies are transient, fleeting things that twinkle like fireflies and vanish into cold and dust. But I can pretend...”


domingo, 17 de febrero de 2013

Blankets (Craig Thomson)

"El amor se compone de una sola alma que habita dos cuerpos" Aristóteles


Acabo de terminar de leer esta novela gráfica. Blankets significa "Mantos", en castellano. Ha sido como un viaje en el tiempo a mi propio pasado. Los paralelismos que he encontrado han sido muchos, aunque mirando a través de mi óptica pesimista, veo a Craig como un hombre muy afortunado y/o como un hombre muy inteligente, que ha sabido (algo tendrá de sabio) aprender de sus experiencias en la vida.

Estos son algunos comentarios publicados sobre Blankets:


"Una historia excepcional: la historia de un primer amor tan sinceramente narrada y recordada que te hace sentir cómo es enamorarse. Dolorosamente hermosa." Time Magazine


"Thompson describe el éxtasis y el dolor de una obsesión (con un amante, con Dios) y no teme sugerir las formas en que esa obsesión puede consumirse y desaparecer" Ken Tucker (The New York Times Book Review)

"...conmovedora, tierna, hermosamente dibujada, tan sincera que resulta dolorosa..." Neil Gaiman.

Y me quedo con el de Neil Gaiman que es un guionista genial, excepcional e imaginativo como nadie.


Este dibujo con su hermano, los dos disfrutando con el lápiz, con Craig que le mira y recibiendo sensaciones positivas, me hace mucha gracia, porque ha colocado las perforaciones para el arrastre del papel contínuo paralelamente a la zona de corte de las hojas. En realidad las perforaciones van a los lados.

Craig ha creado (ya hace algún tiempo) un precioso comic de casi 600 páginas. Me conmueve cómo es capaz de amar y comprender al ser humano, tan solo algo confuso (a mi modo de ver) por el dogma cristiano.





Con qué facilidad derrocha ternura y simpatía en estas viñetas. Dignas de ver:


domingo, 10 de febrero de 2013

El prisionero del cielo.


"Los hombres sin historia son la historia, grano a grano se forman largas playas y luego viene el viento y las revuelve borrando las pisadas y los nombres sin hijo, ni árbol, ni libro." - Silvio Rodriguez


Carlos Ruiz Zafón, de nuevo genial en este libro, nos muestra a nuestro querido amigo Fermín Romero de Torres, con su voz y espíritu de siempre. Quiero mostrar un fragmento:



El cura se encogió de hombros.

—Quién más quién menos ha perdido a alguien, del bando que sea.

—Yo no soy de ningún bando —repuso Fermín—. Es más, las banderas me parecen trapos de colores que huelen a rancio y me basta ver a cualquiera que se envuelva en ellas y se le llene la boca de himnos, escudos y discursos para que me entren cagarrinas. Siempre he pensado que el que siente mucho apego a un rebaño es que tiene algo de borrego.

—Lo debe usted de pasar muy mal en este país.

—No sabe usted hasta qué punto. Pero siempre me digo que el acceso directo al buen jamón serrano lo compensa todo. Y en todas partes cuecen habas.

—Eso es verdad. Dígame, Fermín. ¿Cuánto hace que no prueba un buen jamón serrano?

—6 de marzo de 1934. Los Caracoles, calle Escudellers. Otra vida.

El cura sonrió.

miércoles, 6 de febrero de 2013

A pesar de todo

Nonetheless.
"Puedo resumir, en solo dos palabras, todo lo que he aprendido de la vida: que continúa." Robert Frost

y a pesar de todo... noto pequeños pinchazos de vida.
Diría que hay días que hasta me duelen los músculos.

Observarla tan de cerca sin ser visto ni ser sentido,
me ha hecho apreciar detalles que nunca supe apreciar
y que posiblemente desembocaron en esta locura.

Hubo una vez que yo también quise deshacerme de ella.
Ayer pensaba: "... qué pena no haber sido mas rápido"
Hoy la veo con esa luz que desprende y que ahora es para otro,
pero un día fue solo para mí,
y me alegro de ser yo el que esté en este lugar.

Yo no di la vida suficiente para merecer nada mejor.
Ella es vida en si misma.
Hace mucho que no me metía en un blog
que en su momento tuvo una razón de ser.

Y al abrir el correo me encuentro el texto de arriba en un borrador
y siento cómo mi vida esta llena de casualidades y de causalidades.

sábado, 10 de noviembre de 2012

Recuerdos y sensaciones


Últimamente echo de menos a alguien con quien ya no tengo apenas contacto...
Me cansé de tanta coz y ... creía que eso nunca podría pasar.
Siempre he creído en las casualidades y en las causalidades, así es la vida.

La primera vez que supe de ella fue a través de mi chico y del parchís online. Dicharachera, inteligente, y un día zas.... pide para su cumpleaños una pistola para matar a su tío, que ha abusado de ella y la violó cuando era pequeña. "No se lo digas a nadie.", pero mi chico se quedó a cuadros y me lo contó. Y yo, que me meto en todos los berenjenales, entré de lleno en su vida. Me di por entera en todas mis posibilidades: emocionales y materiales, pero está claro que sólo me dejó entrar hasta donde ella quiso. Aunque en eso somos todos parecidos... en lo de guardarnos cierta intimidad.

Durante varios años he aprendido mucho de ella y de mi. He tenido alegrías, penas, dudas, una mezcla de muchos sentimientos, de idas y venidas, de encuentros casuales y... causales.
Hay días que me levanto pensando en cómo la irá, cómo se sentirá, si habrá logrado deshacerse de tanta carga, si se habrá encontrado a sí misma y habrá puesto a cada uno en su lugar, si todo fue cierto

¿Fue cierto? Muchas veces recé para que no fuera cierto, aunque sé que sí lo fue. Y aunque no todo lo que me contaba a mi coincidía con lo que le contaba a otras personas, no fue eso lo que me alejó de ella.
Fui yo la que me cansé de tantos desencuentros, los desaires, de sus juegos psicológicos como si jugáramos al ratón y al gato. Me sentí manipulada y aun con todo eso, la echo de menos. Pero ya no la llamo ni la escribo.

Deseo que la vaya bien, que no se destruya, deseo...

A veces siento que nada de lo que hice sirvió para algo. Que no la serví de nada. A veces creo que rellené espacios en su vida o ella en la mía .... Amiga, porque te quiero, amiga.