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sábado, 23 de julio de 2016

Los internados del miedo

The boarding schools of fear.
"Una de las cosas más afortunadas que pueden sucederte en la vida es, creo yo, tener una infancia feliz" Agatha Christie


Compré el libro “Los internados del miedo”. Me preguntaron si esta lectura -casi siempre nocturna- no me produciría nervios o me quitaría el sueño. A medida que lo iba leyendo no puedo negar que alguna noche me costó conciliarlo y todos los días le daba vueltas. Cuando lo enseñé vi hocicos arrugados hacia lo desagradable, el deseo de desconocer lo que vivieron aquellos niños entregados a internados regentados por “personas” que tenían la labor de cuidarlos. Cuando quise ver el documental en familia, las cabezas se inclinaron sobre móviles y ordenadores durante el rato que hablan en catalán. Cuando empezó a escucharse en castellano, el calor fue una buena excusa para dejarme solo en el salón. Yo no necesitaba verlo, evidentemente, yo leí todo aquello.

Dice el libro:

"Cuando se empezaron a publicar algunas experiencias de los preventorios en el 20 Minutos mucha gente dejó comentarios en el sentido de que, con todo lo que estaba pasando en España, con la crisis, la corrupción, casos de torturas en comisarías y muertos en las prisiones, lo nuestro era pecata minuta. Y sí, es verdad."

Pues no. La situación actual no es pretexto para dejar de lado este tema. No existe excusa válida porque entonces habría que pedirles a quienes sufren hoy en día por cualquier motivo que se aguanten y esperen, que el tiempo todo lo cura y en el futuro ya veremos si se puede hacer algo.

Se construyeron internados, preventorios, edificios -aún siguen en pie la mayoría- de carácter pseudobenéfico para niños y mujeres y había muchos adultos encargados de mantenerlos en funcionamiento. Todos esos adultos hubieran debido buscar otro modo de vida de no haber niños a los que alojar. Las criaturas eran el motivo de todo aquello, de su día a día como personas adultas. Los niños daban trabajo y por tanto “daban de comer” a sus cuidadores. Hay infinidad de asuntos que no puedo entender sobre esos internados desde un punto de vista racional. Uno puede ser insensible y mal cumplir con el cometido que se le encomienda, pero de ahí a hacer daño, a manipular la mente de unos seres indefensos que crecerán con el miedo, el rencor y el dolor de lo aprendido, hay un mundo. Toda esa gentuza depravada, autoritaria, sucia y carente de amor, todos esos falsos soldados de cristo y sus acólitos que por acción u omisión –tanto da si miraron a otro lado como si eran protagonistas- que reventaron las frescura de genitales y entrañas inocentes, que masacraron a hostias con una brutalidad solo imaginable en los peores criminales, todas esas falsas devotas y peores servidoras de la virgen que veían cómo se iban consumiendo hasta los huesos aquellas criaturas hambrientas, toda esa gentuza como digo,  quedaron saciados de sexo, liberados de su violencia y de su sádicas manipulaciones psicológicas. Y también quedaron impunes. Y eso es agua pasada que no interesa. Ah, vale. Pues entonces, cuando abusen del sexo de vuestros hijos e hijas o les metan una paliza o les insulten, no pretendáis reclamar justicia y dejad que el tiempo cure esas minucias. 

¿Cómo pudo haber tanta violencia indiscriminada, tantos abusos y malos tratos contra niños, siempre inocentes, durante tantísimos años y nada, ni tan siquiera después de la muerte del dictador, consiguió detenerlo, ni nadie en el poder hace aún nada para hablar con las víctimas, para reconocérselo y ayudar? ¿Esperaremos a que no queden testimonios vivos?

Creo que la falta de humanidad y la abundancia de monstruos disfrazados entre nosotros –tanto antes como ahora- es el origen de tanta brutalidad. Conocí este tema escuchando radio 5 mientras conducía y tuve que detenerme porque no veía bien. Volví a recordar la violencia que vivimos en el colegio salesiano cuando cursábamos 4º de EGB. Mientras los sacerdotes aleccionaban sobre las bondades de San Juan Bosco los profesores laicos que contrataban nos enseñaban con violencia física y verbal. Tenía una edad parecida a la de aquellos niños, pero tuve suerte de que mis padres solo me amenazaran con los internados. ¿Tenían idea nuestros padres de aquellas atrocidades e injusticias?

Ya nada puede reparar los daños causados. Nada sacará de sus mentes y sus cuerpos lo pasado, pero al menos debemos reconocérselo y decir en voz alta lo sucedido. Todos.

[Hay un escritor francés, Michel de Montaigne, que dice que no hay nada que se recuerde tanto como lo que más quieres olvidar.]

Esto es algo que yo tampoco consigo hacer que se comprenda. Dicen que los acontecimientos pasados es mejor dejarlos reposar en el fondo con el lodo. Que no hay que remover la mierda si no queremos terminar embadurnados de ella. Que las heridas hay que dejarlas estar. Pero pasa que entonces se infectan y es peor. Las heridas hay que tratar de curarlas, airearlas y respetar sus cicatrices. 

Imágenes extraídas del documental.


(Ut sementem feceris, ita metes) "Lo que siembres será lo que coseches." Me repetían los padres salesianos en lugar de ayudarme por mi fracaso escolar. Pero la frase de Cicerón no es cierta. No es seguro que coseches lo sembrado. A tantos asesinos en serie que sembraron miedo y desesperación en los ávidos y fértiles campos de la infancia durante tantos años ... ¿qué les deparó la cosecha? Reconocimiento y paz eterna para el día de su muerte. Me llena el odio. Lo reconozco. No puedo perdonarlo. No puedo decir lo que les deseo. Pesadillas vivas, fruto del odio. Para empezar, que sus familias, amigos e hijos pudieran ver lo que hicieron y cómo miraron hacia otro lado. En el libro he contado como mínimo el testimonio de 5 muertes inocentes, por golpes, por experimentos médicos, por abandono y dejadez, por inanición, tortura, enfermedad y por si suena flojo, también de todas las cosas juntas. Y cada nuevo capítulo del libro me cuesta más. Es complicado saltar al siguiente y debo dejar el libro en la estantería porque me parece odioso conocer un testimonio nuevo teniendo reciente el anterior. Necesito asimilarlos de uno en uno, dejar un espacio entre ellos. Cuesta sujetar las lágrimas. Luego me hierve la sangre. No puedo más. Es difícil volver a estas páginas para terminarlo pero tengo que hacerlo. 


Ver este documental no es agradable pero es obligado hacerlo. Creer en dios es libertad de cada cual, pero mantener y creer a sus más altos y fieles consejeros es otra cosa. Que no me hablen de santos. Que no me vendan postales, escapularios, cintas benditas ni excursiones a la virgen o al cristo de la equis. Que no me santifiquen cuando nazca para luego vivir en un mundo gobernado por mil demonios. Que no me den una hostia para confirmar que hubo sangre en las venas de Jesús. Que no me digan que nacen dioses de mujeres célibes y que no se haga en ellas según la  palabra de nadie mientras ellas no quieran. Que no me crucifiquen por decir esto y, por favor, si por callarlo. Que no me perdonen ni se perdone a nadie  por el simple hecho de hablar en voz baja a la oreja con cera bendita de alguien. Que no me hablen del matrimonio humano los eternos solteros ni los que solo logran casar con lo divino. Que me dejen ir al puto infierno si es eso lo que merezco. Que quede para ellos el cielo abierto y limpio de pecado.

Imágenes extraídas del documental.

Dijo Francisco de Asís: "Dios quiere que ayudemos a los animales si necesitan ayuda". Y Victor Hugo: "Los animales son de Dios. La bestialidad es humana". Pero a esos niños nadie les ayudó. Ni siquiera el mismísimo Dios: sus designios son insondables. Ni civiles ni religiosos deberían haber logrado escapar a esas lecturas y a tantas otras antes de empezar su trabajo. Eran gente fracasada y amargada, carentes de amor a nada. "Nihili est qui nihil amat". ¿Nadie les controlaba? Sí, pero para que todo funcionara silenciosamente así. Todos eran parte de la bárbara maquinaria del estado masacrando miles de niños, mujeres y hombres a diestro y siniestro.

Fuimos unos niños tan malos que hubieron de romperse las manos en nuestros culos y nuestras dos mejillas sin ofrecerlas. A mi me grabó sus dedos un profesor laico en ambas. A muchos de mis compañeros de 4º de EGB también. Nos hacía mirar a una golondrina que había puesto en una esquina de la clase. Decía "¡Mira el pajarito!" y... ¡Plaf!. También usaba una regla metálica flexible con la que te fustigaba la espalda, o te decía que acercaras la cabeza al pupitre y luego te la golpeaba contra él. Yo estaba allí. Cagado de miedo. Evadido en babia. Aunque mi mecanismo defensivo era estarme callado y quieto, fallé aquella vez. Debo reconocer que al menos este profesor laico fue expulsado. Pero el siguiente curso, Don Esteban sería la nueva bestia parda. Con él no podías librarte del todo, porque había castigos colectivos. 40 chavales contra las paredes, en círculo haciendo cola y uno a uno nos golpeaba las uñas con la parte de madera del cepillo o con la regla. Recuerdo más los nervios y el miedo que el dolor. No puedo olvidarme cuando ponía a dos niños que hubieran hablado con sus cabezas cerca y las chocaba con fuerza. Los preparativos eran tan lentos ... a mi se me hacía eterno: "No tan cerca, listillos. No os mováis. A ver... Tú, da un paso atrás. Inclínate un poco, asi ...  quietos ..." Uno de ellos se orinó.  Después, los test psicológicos me tildarían de poco sociable e introspectivo. Cuando alguna vez he coincidido con algún que otro alumno salesiano de mi ciudad, me ha preguntado: "¿A cual centro ibas tú?" Al parecer había un salesianos de los pobres y yo iba al de los ricos. Madre mía. Y hace poco le comenté lo de este documental a uno de ellos y me dijo: "¡A mi me vas a hablar tú de los salesianos! Mira, yo he ido a los dos y en el de los ricos me pegaron menos pero me humillaron más. Y conocía a chicos internos y esos pobres pasaban hambre. Un día le llevé un paquete de galletas a un amigo y se las quitaron y preguntaron quién se las había dado. Me dio el cura tal bofetada con todas las ganas, como cogiendo carrerilla con el brazo, que casi me tumba." También me cuenta con rabia que un salesiano les daba a veces caramelos de zaragoza (adoquines de la virgen del pilar) -esos tan grandes y duros- y otras veces le decía que si quería uno lo buscara en su bolsillo. Enfadado me dice "¡Qué sabía yo con 8 años qué era eso!". Le da mucho asco recordarlo. Estas vivencias nuestras quedan en comparación a los internados sin importancia. Debo decir que la educación salesiana también marcó a muchos niños aunque no sufrieron el salvajismo del que se habla en el libro. Mis amigos por ejemplo quedaban mudos ante las chicas y a mi, siendo bastante mayor, me dijo un profesor que conocí en el trabajo: "¿A que colegio fuiste? - ¿A un colegio de curas? - Joder, no se qué os hacían que sois todos iguales. Se os nota a la legua."

Imágenes extraídas del documental.

Pero fuimos tan, ¡pero tan malos! que tuvieron que crucificarnos libros en mano y rodillas en el borde del estrado, hasta perder el conocimiento. Fruto de nuestra maldad, de nuestro tan reciente pecado original,  les obligábamos a disfrutar  rompiendo las reglas con otras de metal y madera sobre las uñas de nuestras aún tiernas manos. 

Debido a nuestra piel suave, a nuestro olor a niño, a nuestras escasas carnes blandas; debido a nuestra mirada de libidinosa experiencia con 6, 7 u 8, 10 años, qué más da; por desearlo de veras puesto nunca supimos decir NO -y más nos valía- os visteis obligados a penetrarnos y a llenar nuestra boca con vuestro sexo. Qué a gusto y relajados quedabais tras repasarnos con vuestras manos callosas de vicios nunca castigados, nunca confesos.

Qué bien sonaba después de aquello el ave maría y el padre nuestro. Qué bien se glorificaba al señor. Maldigo las noches que lloré implorando que me llevara. Maldigo mi ignorancia infantil y juvenil y detesto mi jodida conciencia que nunca calla.

Miembros del clero, seglares y monjas, curas y laicos, seculares y monjes, legos y sacerdotes, párrocos, los "fieles" y sus pastores, presbíteros, diáconos, obispos... Cuánta jerarquía para luego hacer lo que os salía de los mismísimos hábitos. Cuán hermosas lecciones de amor al prójimo, pero privándonos de ello primero. Enseñando con el ejemplo, con la represión, con la separación por sexos, con el dolor y el llanto sordo. Con el insulto público y la burla. Con el frío del invierno.

Imágenes extraídas del documental.
Por todo esto lloro hoy con este llanto mudo y quedo. Por todo esto lloro sin consuelo.


Por tanto que pasó y nunca se hizo el mínimo esfuerzo en reconocerlo. Por tanta espalda vuelta hoy al horror ya silenciado entonces.

Quiero agradecer a los valientes participantes que dieron testimonio para Montse Armengou y  Ricard Belis y doy gracias a estos por su trabajo. Siento mucho el dolor que se os causó.

Felicito por su suerte a aquellos otros que disfrutaron de su estancia en otros lugares parecidos pero con otros cuidadores nada similares. Les felicito por la suerte de no haber coincidido en el mismo tiempo y lugar que aquellos. 

Y lo siento. Lo siento mucho. Muchísimo. Lo siento infinitamente por aquellas personas tan especiales que no han participado en este documental o libro. Porque su corazón no podía soportar los recuerdos. Porque saben que cabe poca esperanza de ver compensado su dolor de ninguna forma. Porque no pueden confiar y se preguntan si serán señaladas. Porque tienen miedo de encima ser objeto de risas, miedo al poderoso. Porque nunca lo contaron. Porque algunos ni siquiera sobrevivieron.


Lo siento infinitamente por quienes no sobrevivieron. Por todos aquellos que fueron usados para todo tipo de fines particularmente ruines, algunos desde cero años, otros con unos pocos y algunas por ser madres.  Personas utilizadas con fines particulares y públicos. Usadas sin descanso. Castigadas sin parar. Niños golpeados para ser callados o por sadismo, educados para ser vendidos como mano de obra barata. Personas que de pronto esos malnacidos echaron a la calle como si nada y no lograron superar el dolor y el abandono. Esas personas que no sobrevivieron, antes de morir, malvivir o ser otra vez encarcelados, fueron niñas y niños que casi no conocieron o les robaron el cariño, la inocencia o la familia. Les robaron el alma y así los enviaron, con el espíritu maltrecho, a vivir lo que les pudiera quedar de vida. 


Esta imagen y las siguientes, han sido extraídas del documental.











... presentada en el Patronato por "Juzgado de primera instancia de Mataró" con motivo de "ser perseguida por el hombre con el cual convive su madre" ... " petición de la madre y de la interesada que se halla muy atemorizada por los malos tratos recibidos" ... "19-5-77 ingresa en el colegio de Adoratrices de Badalona."

Estado de la enferma y fenomenología psiquiátrica al ingreso: "Llora con mucha pena. Contesta a todo lo que se le pregunta como una chica mal educada."

Y para finalizar, después de ver esta secuencia de imágenes extraídas del documental, quiero tratar de explicar con una pincelada de color, con imágenes extraídas del cómic "Memorias de un hombre en pijama" de Paco Roca, la diferencia entre una infancia más o menos correcta y lo que vivieron estas personas. Lo que les faltó porque no solo les fue robada la infancia, sino que fue reemplazada por un régimen vejatorio, violento, sádico y carente de los mínimos propios de un verdadero ser humano.








domingo, 12 de junio de 2016

La ventana de mi cocina

The window in my kitchen.
"Nacemos solos, vivimos solos, morimos solos. Solo a través de nuestro amor y amistad podemos crear la ilusión momentánea de que no estamos solos." Orson Welles.
Miré hacia fuera por la ventana de la cocina sin dejar de amasar. La masa de las empanadas debía quedarme mejor en esta ocasión. Miraba al exterior de la casa y empecé a sentirme extraña. Una vaga sensación de trabajo rutinario mezclado con un sinfín de porqués que no se preguntaban, para los que no podía pedir respuesta ni necesitaba realmente que alguien me respondiera.
Miré ese campo que hay tras mi ventana en la cocina y volví a pensar en uno de mis amigos. Uno al que conozco mejor que a alguno de los que me rodean y que abrazo con frecuencia. Mejor que algunos de ellos aunque pueda mirarlos a los ojos y pueda escuchar su voz y ver sus gestos mientras me hablan.

A través de los cristales veo árboles y veo tierra … cielo … y soy capaz de sentir el invisible viento que lo recorre todo. Desde ese lugar donde vive mi amigo hasta aquí mismo, dentro de mi cocina, entrando y saliendo de mi masa madre y de mi misma. A veces nos unen en la amistad los más insospechados elementos gracias a las increíbles características de nuestra mente. La luz, el color, los aromas de esta rica masa que aguarda el momento de embarazarse de bonito con su sofrito. De dorarse en el horno e inundar la casa del amor de una cocina casera.

A veces las letras escritas por un amigo resuenan en la distancia a través del aire, unas veces acompañadas del son plañidero del campanario de turno en otoño, otras veces con el tono soleado y bullicioso de los pájaros en primavera. Ahora que es verano, toca mucho sol y mucho sudor pero no son sino agua y luz en mis oídos. Yo tengo en ocasiones alterada la percepción de los sentidos. Los convierto en ondas, los hago míos y los hago magia o los hago motivo. Eso le gusta mucho a mi amigo. Quizá es uno de los motivos por los que me quiere tanto. Y pienso si será mejor no tenerlo cerca para no tener que mirarlo a los ojos mientras me habla con sus gestos amanerados y exagerados y callados según la ocasión. Si será mejor así, metiéndose en la masa de mi empanada, entrando en mi ser como un viento que necesito respirar, como una bonita sensación de cariño por un ser al que en cambio no puedo acceder físicamente.

Desde mi casa, y más concretamente en mi cocina, al mirar fuera, al ver la naturaleza inundada de sol, reconozco que pienso en ti, amigo mío y casi al instante, me llena un bienestar de retorno por ese cariño que os envío. Pienso en ti, en tu familia, tu día a día. Y es una bonita forma de recordaros aquí, en una casa que es la vuestra.

Os deseo lo mejor. Gracias por las rosas de vuestro jardín.

¡Ah! ¿Quereis un trozo de empanada?





martes, 19 de abril de 2016

La anorexia y Katie Green

Anorexia and Katie Green

Katie Green y el perrito Jack

Para quien pueda interesarle, este libro, comic o novela gráfica que es  una historia autobiográfica de Katie Green, titulado "Lighter than my shadow" o más ligera que mi sombra, trata su paso por la anorexia hasta hoy y cuenta cómo se complicó su recuperación. Es una ilustradora espectacular. Quizá sus dibujos no tengan una marca muy distintiva, pero el detallismo y la perfección de su lápiz sí son distintivos:

Katie Green Doodles
Precioso dibujo de Katie Green.
En la página que muestro aquí, Katie acaba de enviar a su padre fuera de la habitación. Luego recapacita y dice que odia herir a su familia y se pregunta "¿porqué no puedo simplemente comer?" Piensa "No quiero morir. Quiero recuperarme y no sé cómo.":

Katie Green "Lighter than my shadow"



Hablar de la anorexia es complicado.

Difícil que nadie pueda comprender a alguien que, pudiendo comer, no come. Difícil explicar que deseas evaporarte, ser más ligero que una sombra.


Difícil explicar qué se siente cuando tus clavículas están más marcadas de lo que deberían, cuando las caderas sobresalen por encima de una barriga que sólo ves tú. Cómo explicar que eso no produce verdadera felicidad ni placer ni alegría de la buena, que se confunden estos sentimientos con otros. Que tu voluntad domina a tu razón y a toda tu inteligencia. Que necesitas doblegar a tu voluntad por la muerte y la autodestrucción con unos medios de los que no dispones.

Uno de los increíbles paisajes que nos muestra Katie en sus podcast sobre confección y punto.

Katie, magnífica como suele ser con las pinturas, nos deja este cartel (pulsa aquí para descargar la imagen) que ojalá os guste y podáis imprimir (en copisterías y tiendas especializadas lo hacen) para poner en vuestras habitaciones y animarnos en nuestra recuperación, si padecéis o habéis padecido o conocéis a alguien con alguna enfermedad relativa (y que sepa inglés, claro) (vídeo en youtube):

"Recovery is new every day, always a choice, not what you expect. Stumbling blind, frustratingly complex, ridiculously simple, relentless, messy imperfect, gently, painfully opening, loosening, listening, learning and re-learning and re-learning, to trust, also to forgive yourself, gracefully clumsy, brave, honest, alive, and infinite. Not a place to arrive whole and unbroken, unruffled but a way of being day by day, with the madness of it all: screaming, crying, dancing, laughing, breathing,  most definitely ruffled, but  here, choosing to stay."

La recuperación es nueva cada día. Siempre es una elección, no lo que tú esperas. Con obstáculos y a ciegas, de frustrante complejidad y ridículamente simple. Constantemente confusa e imperfecta, paso a paso, dolorosamente abierta e insegura. Escuchando, aprendiendo y reaprendiendo y volviendo a aprender para confiar y para perdonarte. Elegantemente torpe. Valiente, sincera, viva e infinita. No es un lugar al que llegar, entero, compacto e imperturbable pero sí una forma de ser día tras día con la toda la locura que conlleva: gritando, llorando, bailando, riendo, respirando y sin duda  alterándose. Pero aquí, decidiendo quedarse.












viernes, 25 de marzo de 2016

Una inspiración mortal

A deadly inspiration
"Prefiero morir de una muerte significativa a vivir una vida sin significado" Corazón Aquino

Vampyr - Carl Theodor Dreyer 1932 - Laura Makabresku

Oscar se devana los sesos inútilmente. Desde siempre. Sólo era un niño y trataba de penetrar el abismo que separa a las cosas de tener un alma propia. Quería transformar un bolígrafo en submarino. Una hoja de papel con dibujos de una cabina de mando en una nave espacial. A un niño en un seductor amante casanova para su profesora de tercero y luego en un soldado más del escuadrón. Un soldado en un ejemplo de inocencia y su capitán debía morir a toda costa. Como no podía matar a su capitán, este soldado se quitaba la vida en cada intento. Siempre agonizaba en sus sueños imaginados donde se maltrataba a cada instante sin saber el motivo y se cortaba las venas por las muñecas o se colgaba de una cruz israelita y los israelitas le escupían con asco haciendo bajar de los senos nasales la pastosidad verde más hedionda y sanguinolenta de que eran capaces. 


Maxime Taccardi
Oscar creía quitarse así la vida  a mordiscos, pero cuando uno desgarra su vida en sueños lo que termina por desaparecer es el espíritu. Mientras era niño su personalidad se destruía al anochecer antes de empezar a dormir sumido en estas tribulaciones trágicas y pantanosas, alejándose poco a poco de la sociedad y su familia. Su yo interior forjaba mientras una personalidad válida para el personaje que representaría en la vida su papel. Ya entonces no era tan niño, no era ni adolescente, no era adulto ni mucho menos, ni era tampoco un joven como tampoco era ningún viejo pero lo era todo a la vez. Más adelante, cuando los demás le encontraban con la mirada perdida, él transitaba entre sus mundos de agonía, sus plácidos espacios vacíos y sus eternas esperas en la antesala de la muerte donde nunca encontraba turno.

Lo que estaba claro era que Oscar, cuando quiso darse cuenta, había dejado de ser niño. Y no recordaba cómo había sucedido, como le pasa a todo el mundo pero culpándose de ello. Empezó como tantos otros la edad adolescente con su primer amor, y su primer amor resultó ser la muerte disfrazada de chica. Era un chaval plenamente capaz de entenderse con aquella primer-amor-amiga, pero ni por un momento se sentía válido para ella. Ella era guapa y alegre, lista y simpática con su increíble sonrisa, así que no tenía duda. El se menospreciaba a sí mismo absolutamente de forma consciente. Una voz interna y dominante, mucho más poderosa que la fuerte atracción que sentía, le decía: "Chaval, ella no tiene ni para empezar con una mierda como tú. No hagas el ridículo. O mejor, ¡ hazlo !, para que todos podamos reírnos, ¡¡¡ JAAA JJAAAAJJAAAAAAAA, JAAAAAAAAA JAA JAAAAAA!!!" 


(A estas alturas de relato, muchos habrán cambiado ya de sitio. No me extraña. Lo triste y desagradable es siempre objeto de rechazo pero aún así, gente como Laura Makabresku encuentran el modo de crear belleza.) 
El creía que debía ser transparente pues los ojos negros de aquella chica habían tomado su radiografía mental en una fracción de segundo y el resultado era un cero absoluto de -273 grados. Ni si quiera se habría entretenido en valorar opciones o posibilidades con él.

Así pues, la muerte estaba bajo su disfraz femenino. Inspiraba un amor platónico y enfermo cuya medicina para este chico fue desahogar su pesimismo sobre el papel. Para qué dedicarle palabras y pensamientos a la chica. Hay más muerte entre las flores que en el bisturí del mejor cirujano. 

Aunque parece sorda, la muerte siempre escucha lo que decimos de ella.



Y él llamaba  a la muerte. La retaba a llevarle aunque nunca acudía. 

Se inspiraba en su fatídica silueta cuando estaba triste para escribir. Casi siempre estaba triste pero no siempre apetece expresar los sentimientos y menos cuando no se comprenden.
La tristeza es un veneno suave que destila la muerte para nosotros.

Beber veneno a veces no basta para morir, el cuerpo se habitúa al amargo diario del sabor oscuro en pequeñas dosis.

Sobrevivía y necesitaba mayores concentraciones del elixir para el más allá si quería encontrar a su heroica salvadora. Se inspiraba en ella y escribía:

Y si la carne ama a la carne, los huesos aman a los huesos. 
Y como la tierra roturada sin cesar se convierte en polvo
la carne sin alimento se transforma en hueso. 
Y con el beso que nadie quiso se alimentó la tierra 
lapidaria sobre este músculo flojo y blanco
que si alguna vez palpitó vivo entre las fieras, 
despojado del abrigo duro, desnudo sin su manto, 
dejó sus restos limpios por fin, por fin sanos 
y solos sus huesos en la barca, sin moneda ni mando.

Una noche de sueño agitado y convulso, la muerte le visitó. 
Y le habló asi:

"Eres un maldito gilipollas, chaval. Te complaces en tus miserias, te regodeas en ellas en lugar de luchar. A la primera de cambio, cuando la cosa se pone fea, te quieres quitar de en medio. Con tanta gente como hay muriendo y padeciendo por la guerra, por la falta de agua, de alimento, por la falta de justicia, de derechos y libertades y tú, que tienes la suerte de desconocer todo eso, andas buscándome como ... no sé ni cómo llamarte. Menudo memo. No. No vales una mierda, desde luego. Y esa primera chica de tus supuestos amores, te recuerdo que te dio no una, sino dos oportunidades y en las dos te inventaste cuentos para escapar. Si piensas que vales nada, los demás, no solo las mujeres, lo sabrán rápidamente no porque seas transparente sino porque lo proclamas en una pancarta con tu actitud. Lo peor de todo es que lo sabes. 
Nunca te he hecho caso porque prefiero dejarte encerrado en tu castillo de los horrores dando vueltas como un ratón. 
-Barron Storey - Ugly Paintings-
A unos me los llevo repentinamente con o sin sufrimiento. A otros les dejo algo de tiempo antes de llevármelos, con o sin sufrimiento. A veces siego vidas de personas plenas de salud o felicidad, de proyectos o juventud, de torturados, de inocentes, lo mismo da. A veces siego la vida a niños y bebés y otras a ancianos consumidos por la edad. Al rededor de todos esos seres viven otros que en ocasiones sufren intensamente por la pérdida y quieren que también los lleve o no sienten nada o incluso se alegran o disfrutan, lo expresen o no. ¿Por qué?
Porque la muerte más que existir, sucede, pero no es un ente. Del mismo modo, la vida sucede y nadie la cubre con un vestido blanco ni le pone una varita con estrella en la mano. Y si nadie puede rogar a la vida para que le traiga a este mundo, ¿porqué rogar a la muerte para que lo retire de él?.
No es la muerte quien te habla. Eres tú quien me inventa y pone estas palabras en mi boca, so estúpido. Y como tú de estúpido hay muchos otros. Sois humanos de otra raza. Una raza social: los vivientes muertos crónicos."

En aquel momento despertó. Sabía que el sueño había sido extraño, pero no recordaba nada más que fragmentos in-co-nex-os. Y volvió a despertar triste, angustiado y con un extraño pensamiento sobre la vida. Aquel día despertó sabiéndose muerto desde siempre. Desde que era un niño y dejó de pensar cosas de niños. Desde que cruzó sexo inocente y excitado con su ídolo y le falló. A él, que además de ser su referente, era su admirado y todopoderoso.

Nadie puede justificar su cobardía en la vida por motivo alguno. Quien no se rebela contra el sufrimiento y la injusticia, propia o ajena, merece permanecer vuelta tras vuelta en ese remolino hasta ser engullido por las profundidades de su loca oscuridad.


Dice Barron Storey en su obra "Suicidio - Aviso: Dibujos feos":
"El suicidio me rodea. Mi madre. Su hermano. Mi ex-mujer. Mi mejor amigo...
Comencé una novela gráfica sobre mi tío preguntando a la gente: ¿Conociste a alguien que se suicidara?  Tantos lo hicieron... Dibujé sobre cada uno de ellos. Una pila de dibujos. ¿Enseñarlos? Son feos. Para que negarlo. Sujetos oscuros; sentimientos oscuros, suicidas. ¿Qué he hecho yo? Bueno, la pregunta es, ¿qué hicieron ellos? ¿y porqué? Páginas y páginas de dibujos en mi reportaje. Sin respuestas a la pregunta. Simplemente horribles. Señor, que esto termine."

Y para terminar, esta música medieval donde el autor habla de la muerte, entregando autoridad a esta señora en las dos primeras estrofas para, en la última, invitarla al baile y amablemente pedir que deje su guadaña y así marearla alegremente un poco para despistarla. Así es como debe ser.



Danza de la muerte (mi libre traducción)

Yo soy la  muerte y llevo corona,
de todos vosotros dueña y señora
y soy cruel, y soy tan fuerte y dura
que no me detendrá tu armadura ...

Yo soy la muerte y llevo corona,
de todos vosotros dueña y señora
y ante mi guadaña tu cabeza inclinarás
y de la oscura muerte al paso andarás.

Eres la invitada de honor al baile que por ti tocamos.
Deja la guadaña y baila dando vuelta y vuelta
las vueltas de una danza y date otra ahora
y tú del tiempo ya no eres señora.

"Pretendo vivir eternamente, o morir en el intento." Groucho Marx
"No quiero alcanzar la inmortalidad a través de mi trabajo. Quiero alcanzarla sin morir." Woody Allen 

Deadly inspiration.

viernes, 8 de enero de 2016

Ser un hombre y la sociedad

Being a man in society.
"No despreciéis la sensibilidad de nadie. La sensibilidad de cada cual es su genio." Charles Baudelaire
Foto: "Day five" de Nikolas Brummer

you move. i move. ----------- te mueves, yo me muevo.
you whisper. i whisper.------ tu susurras, yo susurro.
you smile. i smile.---------- sonríes, sonrío.
you wither. i wither.-------- te marchitas, me marchito.
i am not me. i am not you.--- no soy yo, no soy tu.
i am------------------------- Yo soy
the perfect imitation-------- la imitación perfecta.

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Saber lo que somos no resulta tan sencillo. Caben mil preguntas en algunas cabezas y en otras diez mil (y no es ninguna ventaja). 

¿Soy un hombre? ¿Soy una mujer en el cuerpo de un hombre? ¿Porqué me atraen inconscientemente las mujeres que casi no tienen pecho? ¿Porqué las muy delgadas? ¿Porqué con el pelo muy corto?


 
Self with shampoo - N.Brummer

Self with towel - Nikolas Brummer
¿Porqué estas imágenes me producen internamente rechazo y sin embargo creo que son interesantes? ¿Porqué la forma de posar, las piernas cruzadas  me producen rechazo y sin embargo yo mismo adopto muchas veces esa postura? ¿Acaso me enseñaron algo pero no sé dónde quedó grabado ni para qué sirvió aprenderlo? 
¿Porqué me produce mayor rechazo con la toalla en la cabeza??





Them - Nikolas Brummer

¿Porqué lo femenino me resulta tan confiable, tan cercano, tan amigo y tan interesante? ¿Porqué me motiva hacer fotos a ellas pero para nada quiero fotografiarlos a ellos o a mi mismo?
Self-hatred - Nikolas Brummer

¿Porqué la delgadez en un hombre me resulta repelente y por contra la delgadez femenina, aun siendo extrema me provoca la máxima atracción?

¿Porqué anhelo la misma delgadez de ellas en mí mismo cuando la veo de forma tan negativa en ellos?


¿Porqué antepongo la orientación sexual masculina de un modelo en una obra a la valoración de la misma? 
¿Y qué me importa a mi eso? 
¿Porqué me importa y no quiero reconocerlo? 

Graz - Nikolas Brummer
¿Porqué supongo que un hombre es homosexual si posa en las fotos como Nikolas Brummer? ¿Porqué atiende mi incosciente en primer lugar a si la pose es demasiado femenina? ¿Qué más da? ¿Porqué me parece que a Nikolas Brummer tampoco le agradan demasiado los modelos masculinos?





¿Como puedo coincidir en gustos con este Nikolas Brummer que tiene talento para la fotografía y oído musical, con la intuición en el sentir que le caracteriza y a la vez no tengo nada en qué parecerme a él porque vivimos en mundos diferentes? ¿Porqué tengo que compararme con todo el mundo? 

Veo la película Philomena donde una mujer mayor busca al hijo que las monjas le arrebataron cuando contaba 4 años. Le dicen que su hijo era homosexual pero ella no se inmuta: "... hace tiempo que lo sabía. Era un niño muy sensible ... " ¿Ser hombre y sensible es sinónimo de homosexualidad?




... Llego a tu casa pero te acabas de despertar y tienes puesta una toalla y tus ojos parecen oscuros.
Te ayudo a secarte y veo un corte así que te doy una tirita y la tapamos.
Digo si has estado llorando y tu dices cállate así que nos sentamos en el jardín
y tocamos la hierba con las manos...
... no sé cómo no tienen problemas mentales más personas.
Pensar es una de las cosas más estresantes por las que he pasado.
Y no ser capaz de describir lo que quiero decir me vuelve loca...