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domingo, 3 de febrero de 2019

Pilar y el trabajo de limpiar

Judi Krew - Comando Cleaning

váter, wáter
m. Retrete. Wáter es un préstamo del inglés para designar el retrete, un espacio en cierto modo tabú, en torno al cual se crean expresiones eufemísticas, al igual que en relación con el acto de defecar y orinar. © Espasa Calpe, S.A.

No hay trabajo indigno.

Hoy a Pilar le toca limpiar los baños. En esas habitaciones de residencia hay retretes. Donde la gente cagamos. Hala. Qué poco fino. Podría haber dicho que es donde se hace de vientre y, del mismo modo que en la Espasa Calpe dicen, dar rodeos al pequeño tabú.
A Pilar se le acaba el tabú en cuanto se pone los guantes, agarra el estropajo y los productos desinfectantes desodorantes y se arrodilla junto al "inodoro". Lo mismo que en la bandeja y los platos se pegan restos de comida, en este aparato dotado de cañería se pega la descomida, o sea, la mierda.

Los cagones y las escobillas de su propiedad: eternos desconocidos.
Las públicas... ¡vete a saber quién y cómo las ha tocado!

Pero si tienes tu habitación en una residencia y gozas de tu propio baño con váter lo normal será no dejar pegadas en él las cascarrias para que las retire la de la limpieza, que no sabemos ni cómo se llama. "Esto es humillarle a uno" dice Ana, la cocinera de la residencia que a ratos también limpia pero sin meter la mano dentro, ni con guantes ni de cerca, al tiempo que -mano sobre mano- observa a Pilar y da una conferencia sobre la correcta limpieza, la rápida, la que se hace "por encima" y sin necesidad de tocar esas guarrerías.

No es por eso que está llorando ahora. Para ella ha sido la misma canción en casi todos sus trabajos. Está triste y llora porque tenía ilusiones renovadas con su trabajo nuevo. ¿Se puede tener ilusión por un trabajo así?

Pasados los 50  -aunque su físico no es atlético- lo da todo correspondiendo a la confianza de haber sido contratada legalmente por primera vez en su vida. Ha dejado de ir de casa en casa.  Cree dejar atrás el salario que nunca sube y tonterías como:
"si yo la casa la tengo muy limpia ..." así que poca tarea tienes conmigo.
"esta es la chica que me viene a limpiar"  aunque esté en el funeral de mi padre, es la chacha.
"si necesitas ayuda con el doctorado de tu hija, dímelo" que quedo bien aunque no sea cierto.
y un largo etc de historias similares del día a día sumando años de infravalorar y humillar.

Pronto llegó la noticia de que el contrato no correspondía con una residencia sino con empleadas de hogar que no tienen derecho a paro y ... no quedó otra que seguir bregando. Cinco meses más tarde las 5 horas diarias pasaron a 3 porque no había dinero:
"El contrato indefinido pasa a temporal hasta junio y luego ya veremos. Tienes que renunciar al finiquito, claro, y las vacaciones cógelas antes de Junio." Eso tras dejarse la espalda pintando una habitación, haciendo tiempo extra gratis a diario ...

No, no es lágrima fácil. Cuando era pequeña ya limpiaba los PAÑOS de los sobrinos pequeños que dejaban en casa de la abuela, sin lavadora. Encargada también de las tareas de casa por que su madre se encamaba rápido para paliar sus contínuas dolencias. No recuerda de ella sentir afecto alguno excepto aquél día que, extenuada y deprimida tras rozar la muerte en su primer parto a los 30, dijo "ya no puedo más".

Es una vida acumulando falta de mínimas atenciones, carencias de amor y pleno abandono cuando sola, con 11 años, en la casa de la ciudad sus hermanas mayores iban a trabajar; sin alimentarse hasta padecer anemia, romperse un hueso que no soldaría y recibir dolorosas inyecciones. Era una chica transparente -casi de plexiglás- y el amigo de la pandilla la llamó Britina.

Pilar se pregunta porqué Britina tuvo tan mala suerte hasta con los padres de su marido que la prometieron un trabajo de dependienta "más digno, con vacaciones, paga extra y dada de alta". En esa tienda llamaron subnormalito a su sobrino predilecto  ( intenso dolor e ira )  mientras destilaban una tras otra en mentiras sus promesas. Y sin valor para decírselo a la cara -lo que es peor- la obligaron a que se fuera.

Britina marchó de aquella tienda y volvió a la fregona, la plancha, la cocina y los baños de ancianas que se cagaban por casa y la recomendaban poner sangre de menstruación en las empanadas para mantener el amor del marido. Una tras otra, personas que a lo largo de su vida pretendieron hacerla creer ignorante, valorando en nada su labor y en cero su respeto.

Casada con un hombre inseguro, sin dinero ni aspiraciones, difícil y ausente en su propio mundo, se plantea hoy, herida, si mereció la pena amarlo a cambio de casi nada.

El quiere recoger la cocina empezando por el final. Ella le corrige y dice:
-Te quiero. - y lo abraza. Él, asustado primero y dos segundos después, tranquilo, responde:
-Gracias. - Tras un corto silencio, Pilar lo aclara más:
-Te quiero mucho cariño. - Y demasiado tiempo después, él responde:
-Yo también te quiero. Mucho.

Qué historia la de Britina Parasintética que ni siquiera tuvo suerte en el amor cuando era lo único que necesitaba para sentirse más fuerte. Tuvo que esperar a que la vida enseñara, bofetada a bofetada, que esto no es el paraíso sino un sucio jardín lleno de mierda donde hay que cuidar los pasos para que ésta no te llegue a las orejas. 

martes, 22 de enero de 2019

Anuncio por palabras


Ilustración de Warwick Goble para "Water Babes"




SE NECESITA UN SER

Se necesita un ser
que quiera compartir lo poco que tenemos
de lo mucho que aún queda.
No han de importar sus años, su condición social
su domicilio...
Pero es urgente.
Alguien que entienda todavía por qué se van los pájaros
otoño arriba
a qué ha venido el hombre
a qué flor pertenece el color de los sueños,
en qué mes se desbordan las razas infelices,
con qué uvas se pisa la esperanza,
con qué refrán se cura la maldición de estar siempre
tan tristes.
SE REQUIERE que sepa manejar el idioma de las cosas sencillas.
y calcular el radio de los besos
y valorar los rostros que carecen de marca
y escribir en presente las ilusiones muertas
y entender la estructura de los gestos.
PREFERENTEMENTE niño - hombre - mujer - adolescente,
de la piel que quisiera,
con los ojos redondos como un significado,
con la voz siempre en fuga como las libertades
y las manos abiertas como diez intenciones.
Pero un ser, ante todo
que jamás haya visto un chubasco de sangre,
que no haya puesto nunca una trampa a la vida,
que haya bebido a veces un mar de malos tragos
y a veces con la rabia haya comido tierra.
Es también requisito presentarse a deshora
con el inmenso encanto de lo que no se espera,
con la sonrisa fresca como un chorro del alma
y el eterno secreto por que uno se enamora.
Alguien que prometiera
que es preciso muy poco para ser muy feliz a toda costa.
Pero es urgente.

martes, 1 de enero de 2019

Estoy beodo o achispado


Y yo casi nunca bebo alcohol.

No te lo quieres creer pero lo que llaman "el culín" de un vaso me pone ya sensiblemente mareado.

Mi hígado no tiene costumbre, es eso, ¿eh?

Pues, fui a ver a un viejo conocido para ayudarle con el tema de facturación y fin de año. Como siempre, primero me enseñó las maravillas de su empresa que, para qué negarlo, son muchas. Se disculpa por hacerme perder el tiempo mientras me obliga a ir a la nave 2:

—Bueno, como tú no cobras por horas ... ¿no?
—y me mira esperando algo. Yo me quedo pensando, porque me gusta ir al grano y él sabe de sobra que no le cobro por horas, entonces, paquépreguntas.

—No.

—Es que tengo que recoger unas tuberías.
—y busca por aquí y allá sin encontrarlas pero me explica unas cuantas  máquinas raras y caras y paquí y pallá, hemos tenido que ampliar la zona de pulido y busca busca sin encontrarlas. Me pregunta:

—¿Si fueras una tubería donde estarías?

—Si yo fuera un empleado tuyo pensaría, "¿dónde pongo las tuberías para que las encuentre mi jefe?" y las pondría a la entrada, para que te tropezaras con ellas.
—mira hacia las puertas. Las encuentra. Me mira y dice:

—Si señor. Vámonos.—volvemos a la nave 1.

—Lo primero un café.—yo ya desayuné. No tomo ya cafeína. Subimos en el ascensor a la sala-café. No sé qué he hecho en la arrancada para que diga:

—Si, lo sé. Ese golpe que notas al arrancar es porque el idiota que puso el variador no lo configuró bien.—y miro el espumillón de la barandilla. Dice:

—No sé quién ha puesto estas mariconadas, aunque a ti ... como eres medio gay ... —para qué entrar al trapo. Cuando la gente dice estas cosas no sirve educar. Una vez le dije que me parecía mal y encima se ofendió y empezó a hablarme de usted durante un par de años, echándomelo en cara.

—¿Lo ha puesto tu esposa?—topicazo al canto a ver si acierto.

—¿Mi mujer? ¡Si ella estas cosas las odia!
—y blah, blah. Llegamos al piso.

—¿Cómo lo quieres?—y yo qué sé cómo lo quiero. Ofrece¿Con leche?
—Vale.—terminamos el café y dice:

—Ahora el cigarro. Café y cigarro, muñeco de barro.—me mira. Yo no fumo. Me mira. Otra cosa no, pero madre mía cómo me observa. Y como no "lo que sea" añade¿Nunca lo has oído?

—No

—Pues que fumar y el café dan ganas de ...

—Aha.
—y yo imaginando el muñeco de cerámica, el café y el cigarro. Me está mirando.

—Ganas de cagar ... Muñeco de barro ...

—¡Ah! (joder, qué corto soy)

—Se nota que no pasas conmigo suficiente tiempo.

Por fin procedemos al cierre y me cuenta que es la última vez porque ha comprado un programa nuevo y el IVA en cuatro días y la ISO 900x y presupuestos, ingenieros, todo automático, etc. Le felicito por su constante crecimiento.

—Ahora lo de los vinos que te doy todos los años.
—y que yo luego regalo o mezclo a lo sumo con algo de gaseosa, aunque sea un Marqués de Cáceres. Me encanta mezclar plebe y noblezaQue sí, que el ascensor también frena demasiado fuerte, no me lo repitas.—y pienso, ¡pero si yo no he dicho nada!

Saca un par de botellas en caja. Otra que pone Bobos en la etiqueta y empiezo a intuir decepcionado lo que me está llamando. Dice:

—Es de fincas la borracha y está hecho con uvas de una variedad que llaman bobas.

—Muchas gracias.

—Ya verás. Está muy rico.

—Gracias.

—Ahora nos vamos a tomar un cava que no es como los otros.

Se marcha y saca una botella en tono rosa. Marta passió. Lo abre y llena unos vasos de plástico que dispone sobre una caja de madera muy grande. Me explica que lo de dentro vale una pasta y es una bomba hecha por encargo para mover huevos con cáscara y todo.

El caso es que me lo tomo y blah, blah, sobre feminismo y la juventud y los gays y VOX y los palcos VIP y las desherencias y las apariencias y los robos y las mujeres trabajadoras etc.

Y rellena los vasos y blah, blah, que el Vega Sicilia, que los hijos deben luchar y no heredar, que si la misoginia, la explotación, las empresas que comen al rededor de la suya, Israel, EE.UU., el nivel de vida en Dinamarca donde no hay tiendas de chinos y el ingeniero no gana tanto y no se puede permitir un fontanero mientras en España alguien jubilado puede y en cambio ellos tienen otras cosas ...

Y rellena un poco los vasos una última vez. Y blah, blah mientras yo toco y juego con la textura rugosa del papel de plata que envuelve el cuello de la botella y lo miro de cerca.

Llevo rato mareado y ya no sé bien de qué va todo esto. Y nos vamos cada uno por un lado.

Me siento animado.

Tengo el encargo de comprar unos pimientos en el super de un tal Michael Edouard Leclerc.

Y ahí me asustan los mismos ruidos, me agobian los mismos montones de gente y los mismos infinitos artículos a la venta.

Quizá me falla el turbo que re-alimenta estas cosas.

La chica junto a los bombones Lindor es blanca como la leche 
y claramente extranjera. Observa cómo voy cogiéndolos. Tres rojos, uno negro. Tres rojos uno verde. Dos rojos uno azul. Tres rojos uno amarillo. Tres rojos otro negro. Dos rojos otro verde. Otro azul. Uno marrón. Dos rojos otro marrón.

Voy a buscar mantequilla dulce de Soria. Imagen a localizar: una caja plana en un cartón azul . No está. En ninguna parte. Cambio el chip y empiezo a leer. Ya. Han cambiado el envase.

Vigilo los precios y me asombro de esta capacidad dentro del mareo y la estupidez que me envuelve. Me siento bien.

De pronto me doy cuenta que llevo un rato mirando al suelo parado en medio de ninguna parte.

Me importa un bledo. Que miren.

Llevo compradas muchas cosas más pero no los dos pimientos. Los engancho.

En la caja me dicen 62 y no me extraña demasiado.

—¿Bolsa?

—Bolsa.
—señalo mi bolsa amarilla de la compra. Es decir, no necesito.

—¿Tarjeta Leclerc?

—No, gracias.
—entrego mi VISA.

—Gracias.—me dice

—Adiós. Gracias.—contesto y me piro.

sábado, 15 de diciembre de 2018

Un perro como el tuyo


Cuando llego a casa, el perro que vive dentro se vuelve loco, creo que de alegría.
No me gusta la palabra perro. Se usa de muchas formas peyorativas.

Nuestra mascota se deshace en saludos, saltos, chupetadas, gemidos ... una barbaridad de cosas exageradas para una simple entrada en casa.

Tampoco me gusta decir mascota. Pero llamemos como llamemos al animal, no cambiaremos el hecho de que no buscó nuestra compañía por sí mismo. Fue comprado. Fue adoptado. Recibido como regalo. Ya sé que no podemos poner la vida humana a comparar con la de un perro, pero no sé exactamente porqué. ¿Porque no es un ser espiritual? ¿Por su diferente inteligencia?

Abro la puerta y ahí sale ¿feliz de la vida? porque si llamaron al timbre lo que sale es un toro de Miura dispuesto a liquidar a cualquiera. Menos mal que no puede. Le hemos dado tanta libertad para "ser" que se ha visto obligado a ser quien no debe. El que ordena y decide por donde se va, el que defiende el hogar ...
... no sé. Hay en su mundo muchas cosas que no entiendo.


Hago lo que me parece. Le saludo. Menos de lo que él espera después de pasar solo el rato que sea, ya saben los que comparten animal de la especie canis lupus familiaris. Y me persigue por toda la casa. Yo no tengo ganas. Se sienta y me mira. Si no le miro ladra para que lo haga. Si le miro mueve el rabo y baja las orejotas al estilo suricato.

-¿Qué quieres ... ? ¡No sé qué quieres!
No me contesta. Que cosa más extraña. Pero saca la lengua y se relame. Será que quiere que le dé algo de comer. Un chuche o premio.
-Toma.


Se lo lleva corriendo a la alfombra grande del salón. Sólo puede disfrutar sobre una alfombra. El suelo le disgusta. Se resbala y está frío, supongo.
Hago mi rutina. Voy al ordenador a ver los correos electrónicos y controlar las cuatro cosas.
Llevo tiempo sin idea para escribir aquí nada.
Ladra y suena a petición. No sé cómo pero eso me parece. Voy a ver qué le pasa ahora.

El premio está en la alfombra y él delante. Me mira. La plasta marrón con olor nauseabundo en forma de hueso de 5 cm está a sus pies. 5 cm y una boca pequeña. ¿Trocear? Lo parto en 6 trozos y se lo zampa en un plis plas. Me lavo las manos en vano porque el tufo persiste.
Con jabón Heno de Pravia se quita.
Vuelvo al ordenador.

Últimamente ha cambiado
 mi pierna por la silla
En seguida viene a mi lado el animalito. Pone sus patas encima de mis muslos. Tiene que estirarse bien para alcanzar. Me pone negro cuánto insiste. Y gime.
-¿... y ... ahora ... qué quiereeees ...? ¿mimo?

Tengo que darle mimo. Acariciarle las orejas, la cabeza ... una y otra vez, una y otra vez, pero es que tan abajo me canso.
Voy a por su cuna y la pongo a mi lado. Se echa en formato habichuela y queda tranquilo.

Ahora le estoy mirando. Parece dormido. Llena los pulmones de aire y lo echa haciendo un suspiro. ¿Un suspiro animal? ¿Eso existe? Sigo mirándolo y pienso: estoy acompañado.

Y es esto por lo que escribo ahora. El es un ser sociable. Más sociable que yo. Quiere estar con alguien. Al lado. ¿Qué saca de estar ahí? ¿Es eso mejor que estar en el salón?
El busca compañía y yo pienso si será un perrito como los demás y si los habrá que no busquen compañía.

A mi me gusta estar con mi esposa también. Será como eso para él. O para él no.



miércoles, 21 de noviembre de 2018

Personas que no hablan

On silent wings – Shawna Erback

"Me gustas cuando callas porque estás como ausente, y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado y parece que un beso te cerrara la boca.
Como todas las cosas están llenas de mi alma emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma, y te pareces a la palabra melancolía.
Me gustas cuando callas y estás como distante. Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza: déjame que me calle con el silencio tuyo.
Déjame que te hable también con tu silencio claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada. Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
Me gustas cuando callas porque estás como ausente. Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan. Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto." Neruda

The Sound of Silence from Paul Frederick on Vimeo.


No es fácil explicarlo y no quiero.
Vuelvo a este vídeo y esta canción cuando ya duele el silencio para averiguar porqué callo.
Nada. Nada en el mundo puede significar mucho más que sentir la belleza natural.
Ninguna palabra hará vibrar nuestro cuerpo como en la tormenta.
El valor de un "Te quiero" es irrisorio comparado con el calor de tu cuerpo silente junto a mi.

180 palabras por minuto. ¿Para qué? ¿De verdad es necesario ese discurso?
Desde quienes tienen mucho que decir pero su verborrea suena hueco hasta quienes escuchan, observan y comunican sin abundar ni repetirse desde el denso fondo del pensamiento inteligente.
Personas que hablan para engañar, mentir, ordenar y acallar o doblegar y dirigir, anular ...
... y terminar haciendo daño.
Personas que no hablan, no engañan ni esperan mucho de nadie pero de pronto te sonríen e intuyes un tipo felicidad que suele pasar desapercibida.

¿Porqué fingir sobre lo que somos? Si me molesta estar rodeado de gente ...
¿Cómo no preferir antes todo lo que no está en las personas?
¿Cómo no encerrarse en uno mismo y apartar con la mano a los demás?
¿Cómo al mismo tiempo quererlos a todos distinguiendo a los buenos?

La frecuencia donde vibra mi visión no es la sintonía de la mayoría y mi voz ...
... mi voz en algún momento será como un susurro sobre el sonido del silencio.
¡Excepto cuando salga de mi voz algún berrido o un eco repetido de la tuya!
(Vaya. Parecía que había quedado tan bonito...)


domingo, 4 de noviembre de 2018

Tampoco redes sociales


-Tú y yo tenemos que hablar seriamente.

Redes sociales. Bloges. Twitteres, pinterestes, facebookes, Googles+, youtubes, instagrames, whatsappes.

-Pasas mucho tiempo en el ordenador. Algo me ocultas. Seamos sinceros. Vamos a hablarlo.

Taparse con una manta la cabeza no sirve. ¿Es tonto el que hace o dice tonterías?

¿Decir que comento en blogs? ¿Que respondo a textos ajenos y en casa no respondo?

¿Que escribo miserias en un blog que sabe a pan sin sal?

¿Que pretendo aportar algo a un vídeo y no sé para qué?

¿Que quiero animar a otros y no lo hago conmigo mismo?

Comentarios que me funden las pocas ganas de expresar. Que son respondidos con ira porque me expreso mal o mi mente está rancia. Aportaciones que llevan horas mientras descuido labores de minutos.

Palabras como granos de arena precipitándose a un abismo cibernético para confundirse entre tantas otras de un desierto en crecimiento constante. Un sin fin de granos de imagen, texto, sonido que engloban la estupidez absoluta, el insulto, lo más fútil y en muy escasas ocasiones lo genial. Todo mezclado, todo perdido.

-Si yo no necesito nada de eso. Ya no vuelvo a tocarlo.

-No. No se trata de eso.

Yo no necesito la redes sociales. Yo no necesito amigos. ¿No necesito a nadie?

-Podemos arreglarnos. Darnos un tiempo.

-Yo sólo quiero estar contigo. Hago todo lo que puedo ...

Yo no necesito amigos. No tengo amigos. Sin ti no necesito siquiera la vida.

60 - 4 kilos en 4 días = 56. Qué tiempos cuando 52 -tan terribles- quedaron atrás.

Tiempos de psiquiatras que se comen las uñas hasta herirse.

De psicólogas que de pronto se enfadan conmigo y yo con ellas:

-Seguro que te gustaría tocarte la columna desde el estómago, ¿eh?

Qué mala broma de psicóloga.

-Seguro que cuando te cruzas con alguna chica piensas "A esta me la follaría yo"

-¿¡Pero porqué dices eso!?

-Perdona, perdona. Era una broma

Que mala psicóloga. Qué mundo más asqueroso. Qué complicado lo hemos vuelto.

No se me dan bien los grupos. No se me dan bien las redes sociales.

No se me dan bien las personas. No son elles. Son yo.

Cómo no iba a ser yo si no conozco otra cosa. Inteligencia. Test Rist:

-Se usa para medir la tierra desde un polo al otro y pasa por Greenwich.

-¿Latitud? no me sale, no me acuerdo.

Meridiano.

Está todo claro y meridiano. Si una respuesta fallada me supone varios días de pesar, qué no supondrá un problema realmente importante. Quizá menos. No sé valorar ambos problemas. La tontería se convierte en obsesión y los temas vitales en triviales. Cerebro de mierda.

Iros a tomar por el puto culo, redes sociales.

martes, 30 de octubre de 2018

La mirada de la carne

"Uno de los signos del paso de la juventud es el nacimiento de un sentimiento de compañerismo con otros seres humanos a la vez que encontramos nuestro lugar junto a ellos." Virginia Woolf

Imagino dos globos oculares humanos con su distancia y orientación natural flotando con luz en la casi nada y mirándome. Son dos pupilas azules las que siguen el juego contenido en sus continentes.

Los ojos son sensores, captan la luz. Ya. Pero ahí no está la mirada que se clava en los poemas.

Como dice Teresa Domingo Catalá en "Tus ojos":
"Tus ojos me desnudan lentamente. Poco a poco se va uniendo tu mirada en la desnudez que me transciende. Desnuda soy la más hermosa, porque tus pupilas me entregan la belleza. Soy para ti, para que juegues con mis dedos, para que respires el aire que respiro, para que la sangre se encabrite como un potro abandonado, para que surja el rojo de la guerra y entre los muertos te encuentres con mi pelo. [...]" 
Pero sigo viendo esos ojos de oculista o de médico de la vista que no me dicen nada. Por si acaso, coloco ambos en unas cuencas oculares de calavera. La muerte tiene unos ojos horrorosos y su mirada ha pasado a ser tan expresiva como un carámbano. Visto el error añado toda la carne que falta con su piel y músculo, sus cejas y pestañas, color y nada de género. ¿Quién habló de género?

Resultado: Una mirada sin definir que tampoco dice gran cosa. Pongo dentro del tarro un cerebro y todo ello sobre un cuerpo y ya tengo todo el animal humano al completo ¿Veo algo en su mirada? No sé tú pero yo no veo nada. Ay, espera. ¡CHAS! la chispa adecuada: la vida. Un ser vivo que siente, mira curiosamente, se mueve, escucha ... ya va habiendo algo. Por aquí vamos cerca de la solución. Caliente, caliente.

Es decir. La mirada sirve para ver pero la carne es la que nos habla del ... ¿corazón? o de la mente que maneja vista y rostro.

Vamos a romper en pedazos las miradas. Dejemos de amar buscando las miradas.
No quiero que me mires a los ojos.

Quiero que tu carne, tu ser al completo, llámalo como prefieras, me diga con pocos gestos y modo  amable la forma en que me ama o me respeta o quiere molestarse en conocerme.

Quiéreme pues, si te apetece, sin esta mirada mía tan pobre, tan miope como torpe.
Si lo deseas puedes apreciarme por cuanto soy pero desiste si esperas sentir en mis ojos el reflejo de mis afectos por ti. No será la forma de cariño que esperas y, sin embargo, con el tiempo necesario, quizá encuentres más de lo que cabría esperar.

Hoy me he visto de nuevo en la obligación de explicar las posibilidades de un aparato estúpido y evidente (y caro) ante un grupo en el que yo era el extraño. Me han preguntado porqué el botón de encendido tenía color rojo al apagarlo y he respondido: "No lo sé. Míralo en el manual." Me han pedido que dejara de bromear diciendo lo pillo que soy cuando no bromeaba. Lo han visto como una desfachatez impensable que no se puede decir. Alguien se ha acercado demasiado, me ha tomado fuerte del brazo y aunque me he quejado todavía nos ha arrimado más y ha dicho cosas que no recuerdo tratando conectar conmigo delante de su grupo. Hubiera podido decir detalles de su rostro si lo hubiera mirado. Si no me hubiera agarrado. Si no estuviera su cuerpo pegado al mío.

Dicen que los años de mi carné de identidad no están en mi físico. Dice Virginia Woolf que pasa la juventud al encontrar nuestro lugar entre los otros. Dicen y dicen.

Perdona mi silencio. Mi falta de visión.
Perdona mi ausencia. Mi inexcusable actitud.
Perdóname por ser una persona que no se sabe perdonar.
Déjame solo, déjame en paz. Disfruta tu libertad.
Yo ya no necesito más. Sin ti, ya no quiero nada más.
Cierra pálidos sobre mis ojos estos párpados cansados.
Y por último, borra todos tus recuerdos sobre mi ...
... y déjate volar.