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domingo, 24 de marzo de 2019

Rolando a Virginia

"Los ojos de los demás nuestras prisiones; sus pensamientos nuestras jaulas." Virginia Woolf
#Inktober Sole Otero, regalo (Web personal)
Para Rolando vida es regalo, dar la teta de natural. Es bonito criar cuidados que se aferran a alguna de las 14 tetinas promedio. Extraño que mueran en el parto el 9% y en el destete el 11%. (Universidad de Murcia) ¿Tan perjudicial y problemático es el destete como para llevar a la muerte?

Toma en sus brazos un pedazo de la lechigada y lo devuelve luego acompañado de sus scrofa doméstica man or woman. Male and female. Macho y hembra. Hombre o mujer. 

No hay más.

Hay mucho más.

Punto para pensar. (.)
No sean cochinillos. No es el acto sino la intención. No tanto el cómo se disfruta del sexo sino cómo se ama restándole protagonismo.

Rolando puede amar de la derecha a la contraria y a cuanto vuela sobre su cabeza o bucea bajo tierra y agua. Para ella todo cuanto está ahí fuera es signo de corazón por flechar. Aunque reboten los tiros, rompan los arcos. Si, para él todo es material enamorable.

#Inktober Sole Otero, frágil (Twitter)
Cuando se siente frágil e inseguro llega Virginia a bajar sus fiebres de identidad con mensajes cálidos y paños subconscientes fríos. Se ventilan la tarde entre si esto no es aquello y lo bien que está lo mal que está lo bien-estando.

Verdades que fuera de una son juicios de otros y esos son muchos más que nosotros dos en nuestra cama.

Sudores gruesos. Tormentas de verano corto y lluvia de letras libres para comer.

Rolando desayunó arándanos, compartió espumas sobre el risotto y crema de guisantes con Croûtons diversos. Culminaron con una copa multicolor de frutas y cima de nata montada.

Madrugando un género al anochecer de otro. Isabel Allende escribió "Afrodita" un libro entero de recetas de amor pasionado, "cuentos y otros afrodisíacos" ¿si? vaya que si.

#Inktober Sole Otero, preciosa (La cúpula)
Bien alimentada de fresa, afectos y creencias, sobre una larga cuna de cómoda flor, se siente Rolando preciosa como ella, como fruto intruso del conocimiento que abunda en las lecturas más hondas de todos descreídas.

Con este libro de Pilar Bellver su cuerpo se relaja ensoñador y ríe -cómo no- una flatulencia de campo bien ventilada.

Todo es color margarita y aparta uno a uno los pétalos del incomprensible amarillo hermafrodita.

Juega entre los dedos con la mariquita y canta: "Coquito de Dios, cuéntame los dedos y vete con Dios."

Rodeada de ambivalencias vivas él se siente más natural y ve sus lechones nuevos dispuestos en mamas junto a su madre. Se imagina todo poderoso madre de trillizos -lactando en diverso- con tres pechos de mujer.

#Inktober Sole Otero, pollo (Astiberri)
Al tiempo que imagina, su común amiga Lucrecia  baila con otras.

Van danzando en torno a lumbre y humareda tres mujeres desnudas que ocultan sus rostros con máscaras de hechicero.

Serán culpadas como origen de todos los males pero, escondido junto a ellas, atiende el diablo: el macho cabrío (aker) se alza en el pasto (larre).

Qué mujer no es bruja.
Qué hombre no Lucifer.

Cogidas la mano derecha con la izquierda suman toda su energía femenina repitiendo en éxtasis tántrico este canto:


"Pollo-pimpollo
tu-rollo-con-Virginia
no-lo-veo
esa-chick-es-un-embrollo
ven-conmigo-pollo."

( Gloria se ríe Fuertes )

#Inktober Sole Otero, quemada (YouTube)
Quedan para tostar Rolando, Virginia y Lucrecia a la orilla del mar ese montón de piel lechosa robada. Llevaron bebidas de papaya y cristales oscuros de mirada en celosía no confesa.

Piensa Lucrecia en Virginia.
Repiensa si logrará, rolando el viento, separar en Virginia su mitad mal-enamorada con fines curativos. La enfermedad del bollo-pollo.

Mira ambos cuerpos: recorre culete pequeño y culete grande, pechos abajo y pechos arriba. "Esto no puede ser. No es natural." Y recita en mente:

Pollo-pimpollo
tu-rollo-con-Virginia
no-lo-veo
esa-chick-es-un-embrollo
ven-conmigo-pollo.

( Gloria bosteza Fuertes )
#Inktober Sole Otero

Cuando Rolando se acerca al agua le acompaña tunante y cariñosa una Lucrecia repleta de contenidos tóxicos.

Señala el horizonte y habla de pescados y barcos, de nubes y charcos. Cuenta cómo las aves van de paso, cómo las luciérnagas hembra esperan la noche para iluminar al macho.

Habla de focas fuera de foco, de morsas que hablan-punto-raya-punto en lenguaje morso, de orcas que no son orcos y otros nombres invertidos que le vuelven loco.

"Todo casa.
Todo menos Virginia
dentro de tí,
Rolando."

Vierte su volquete venenoso al oído entre risas que aproximan y bromas que han dolido.
Él, que quiere comprenderlo todo, asimila una culpa que nunca fue suya y carga por primera vez su mochila con trastos ajenos, con pensamientos podridos que la gente vomita y se quiebra su espíritu por primera vez, cercenado por los prejuicios y las dudas.
( CcOoNnTtIiNnUuAaRrÁá )

#Inktober Sole Otero, rebanada

viernes, 22 de febrero de 2019

Anorexia mentirosa

The Anorexic - Jim Rowe  (1996)

El psiquiatra tamborilea con sus dedos sobre la mesa.

—Fermin, lo primero que te voy a pedir es que siempre digas la verdad. ... Es muy importante. ... Si no eres capaz de hacerlo ... ... ... no podremos ayudarte. ...

—Vale
—le miro los dedos y no tiene uñas a la vista. Están cubiertas de esparadrapos. Habla haciendo pausas entre las frases. Sé que me mira. Lo confirmo pero no sé qué espera.

—No, vale no. ... Me lo tienes que asegurar. ... Porque si mientes lo vamos a saber. ...  y esto no es un juego ... Si no te lo vas a tomar en serio tendrás que irte ¿de acuerdo?

Sigo mirando con detalle esas vendas y pienso si este hombre sabrá hacer o no su trabajo cuando no se controla al punto de comerse los dedos y llegar quizá al hueso. Retira la mano y luego respondo

—No voy a mentir.
—la U.T.C.A. está formada por un equipo multi disciplinar que cubre los aspectos psiquiátricos, psicológicos, endocrinos y nutricionales además de tener enfermería y terapeutas ocupacionales.

—Bien. Y debes tomar la medicación que te voy a recetar. ... Es muy importante también.

—Bueno.

—Y recuerda que podemos saber si de verdad los tomas.

—(pues bueno, lo que tú digas, deja de observarme)


David G.P., coordinador de la unidad de trastornos de la conducta alimentaria, es psiquiatra. Poco a poco allanaría mi conducta ayudado por su Zarelis (venlafaxina ) y su Rexer Flash (mirtazapina).

    Cada semana al principio, cada dos más tarde, las visitas a la unidad. Desnudarse conservando el calzoncillo (o la braga) con los ventanales abiertos (la luz es hermosa) y de espaldas a la puñetera báscula para anotar el peso, medir la grasa corporal bajo el antebrazo con el plicómetro, tomar la tensión, escuchar el corazón ...

    Me ofrecen ir a mear porque es un truco de subir peso. Bebes agua, pesas más. Hay quien mete cosas en la ropa interior para engañar a la báscula ... yo no haría nada de eso.

    David aumentó la medicación de Zarelis dos veces quizá porque mis respuestas eran, además de honestas, desafortunadas y preocupantes. Mi esposa, convencida de que algo (desconocido por ella) le debía contar para que subiera la dosis, me asediaba luego a preguntas. Con los fármacos empezaron ataques de bostezos y bruscas sacudidas al comienzo de la noche en las que me mordía lengua, labios, carrillos y creí romper los dientes. Pateaba involuntariamente durante esas sacudidas a mi esposa, la asustaba y cabreaba. Se sumaron unos increíbles sueños conscientes que difícilmente se pueden explicar. Divertidos al principio y jodidos cuando  su pleno recuerdo hacía que no pudiera distinguir lo vivido de lo soñado.

    La endocrinóloga me recetó batidos "Ensure TwoCal" que me sacaron de los cincuenta y dos kilos ayudados por don Rexer Flash, que estaba muy rico.

—Ya verás qué contentos se ponen en la farmacia al encargar estos batidos.

—¿Ellos? ¿Porqué?

—Porque son caros y ganan mucho dinero. De momento te receto dos packs de treinta unidades. ¿Qué sabor prefieres? ¿Vainilla o fresa? ¿O uno de cada? - Ana Isabel, con su voz de pajarillo, siempre fue y es conmigo de trato amable.

—Uno de cada.

    Los batidos fueron un sufrimiento. Es justo lo que no quieres tomar: calorías. Encima son espesos, asquerosos y ... maaah, poderosos. Hacerlos subir por la pajita cuesta un triunfo.  Me daba hojas para análisis y otras donde poner lo que desayunaba, comía, merendaba, cenaba, bebía cada día con su cantidad. Ella reía leyendo mis minuciosas explicaciones y menús: "¡¡ Eres un gourmet !!".
 

   Lidia B.A. dice que hablo como un chaval de quince y no debe ser cosa buena. Es la nueva psicóloga del centro y eso si que es bueno para ambos.

    Una de las sesiones coge un bolígrafo y un papel y empieza a dibujar en círculo sobre el mismo sitio hasta dejar un feo borrón de líneas superpuestas. Por momentos parece que va a salir de ahí la chica de la película "The Ring". Dice "... esto es lo que haces todo el tiempo... dar vueltas y vueltas al mismo asunto ... ".



    Tenían decorado el centro con carteles de recortes y frases que los/las adolescentes realizaban en sus sesiones de terapia. Una vez dije:

—Estoy cansado de venir aquí y ver tanta tontería.
—en referencia a los carteles.

—Oye, Fermin. Lo que tratamos aquí es algo muy serio.

—Perdón, perdón ...

—No es ninguna tontería. Hablamos de muchas 
jóvenes que mueren por esto.

—Es verdad, perdón, no quería decir eso ...
—a pesar de que la interrumpía reconociendo mi error se enfadó con razón. 

Cuando me ofreció terminar las citas con ella acepté. Creo que sigue enfadada.

    Han pasado casi veinte años desde la "Entrevista a una anoréxica" que Lisa Carver hace a su niñera y escribe:

    "Mantener el consumo de guisantes a siete por día, impidiendo que el tenedor toque mis labios, simplemente, no me encaja. [...]  al final, esos anoréxicos te obligarán a cuidarlos fingiendo que nunca quisieron ayuda,  como que nunca te odiaron ni quisieron entristecerte: 'Oh no, eso solo era violencia  dirigida a mi interior.' ¡Pero qué me estás contando! Odio jodidamente ese comportamiento pasivo-agresivo.[...] El sufrimiento autocomplaciente y silencioso de la anorexia, en el gran esquema de la vida, es algo realmente inútil."

     Hoy la gente considera grave este desorden mental pero de su interior se desprende que opinan igual que Lisa Crystal Carver hace veinte años.


    En el transcurso de mi trastorno me he dedicado a subir y bajar por todas las escaleras yendo o sin ir concretamente a ninguna parte. Desde la cuarta planta de la facultad miro hacia abajo del patio interior  imaginando mi cuerpo caer contra la rejilla de la primera planta. Así desde cualquier hueco y otras escaleras. He controlado mi peso entre tres y cinco veces diarias. He hecho ejercicio a escondidas sin parar. He restringido la comida y la he vomitado ( no hay cosa más asquerosa ). El deseo de morir que siempre me ha atormentado es ahora especialmente intenso y doloroso cada mañana. Mientras dormía solo ( por mi facilidad para desvelarme y el colecho de 8 años ) despierto un día recordando que se puede distraer a la mente con dolor: me auto lesiono imaginativamente durante un tiempo. 

    Anorexia es más mentirosa que nerviosa. Una caja rebosante de mentiras útiles y penosos trucos de mago obstinado en ocultar su obsesión a un pequeño grupo de espectadores tristes y hastiados. En mi caso no recuerdo engaños sino confesiones cristalinas para conseguir ayuda.

—Tienes trabajo, ¿no?
—David y su rueda de reconocimiento.

—Si

—Y qué tal te va. ... 
—soberanamente estos diálogos obligados me aburren.

—Mmmm... bien
—no sé muy bien a que se refiere pero sé que las respuestas positivas sirven para evitar que quiera hurgar.

—¿Eres respetado en tu trabajo?

—Ssssi. 
—¿qué es ser respetado? ¿Que no se rían de uno? ¿No sería estúpido pagar un sueldo a alguien a quien no se respeta? En aquella época -aunque visto como raro- era respetado.

—Y tienes familia ... una esposa ... una hija ...

—Ssssiii.
—oye, es evidente. Lo sabe. Continúa sus preguntas y llega el momento de la conclusión:

—Disfrutas de todo lo que se puede desear. Tienes trabajo y familia. Eres respetado y querido. Aparte de esto no tienes problemas físicos ni de salud. No hay nada más y ... a pesar de que tienes éxito en la vida, te empeñas en adelgazar sin motivo y echar a perder la salud y todo lo demás.

—(éxito en la vida) 
—no sé qué contestar. ¿Alguien sabe qué es eso?

—Claro. Estar delgado... ser perfecto... es super-mega-guay, ¿no te parece?
—me trata como si fuera un completo idiota.

—No. No me parece nada. Yo lo que busco es evaporarme y desaparecer.

—Pero eso no sucederá así, y lo sabes.

—( no estoy tan seguro de saberlo )
—es curioso cómo uno piensa respuestas que no pronuncia.

    La anorexia no se conforma con tu grasa. También se lleva tu músculo, hueso, pelo y tu cerebro. A cambio te entregará para empezar el físico, si lo buscabas. El reconocimiento social, si lo deseabas. Incluso finalmente la muerte sin pretenderla. Pero de guapos nada. Quedamos horribles. No hay visión más espeluznante que un cuerpo de cadáver vivo cubierto de venas y piel fina con lanugo.

    Si. Si tienes o tuviste esta enfermedad estarás pensando en estos momentos como yo que más horribles son los gordos y más aún cuanto más sebo bamboleante portan. Pienso eso porque se aprende desde pequeño. Pero no quiero ser así. ( Así de asqueroso debo aclarar, después de leer a Rufalia  Los quiero y respeto como a cualquiera y ojalá a mi me puedan querer y respetar por igual sin repetirme pública y privadamente lo flaco, feo y repelente que estoy continuamente. Y no me agarren del brazo para tantearme. ¿Qué les parecería si yo cogiera sus michelines y los sacudiera para comentar a continuación "¡... y a ver si dejas de adelgazaaaar!" ? Esto me lo acaban de hacer (en formato inverso) unos días después de escribir todo este texto. Un hombre con síndrome de algo, que habla raro y está todo el rato haciendo ruidos y muecas al que yo seguiré tratando con corrección.

    Topicazo: la hermosura de las personas, su valor, está dentro. Dentro, de verdad. Tampoco  su cara o su gesto. Esperad a conocer a vuestros semejantes y después sabréis si lo que llevan en su corazón (o cabeza) merece la pena.

    Pregunto a mi primo por su hermana (según mis padres también con A.N.) y zanja la conversación limitándose a etiquetarla de loca. Casi todo el mundo opina verdaderas burradas y juzga muy duramente a quienes la padecen.

    Fueron tres años difíciles para mi esposa y mi hija. Las personas que tienes a tu lado sufren viéndote empeorar a diario. Es habitual que la familia se vea sometida a un desgaste continuado de largos años en los que cambian la confianza hacia uno por permanente inseguridad. Empiezan a dudar si te conocen de verdad y el agotamiento y la frustración llevan a un diálogo sin vuelta atrás:

—Te vas tú o me voy yo.

—( estás muerto ) 
—no hay respuesta por mi parte. Ninguna novedad.

—Puedes ir a casa de tu madre ...

—No voy a ir a casa de mi madre. ( estás muerto, ya estás muerto ).

    Sólo pienso en morir. Inmediatamente. Inútilmente. Tan brusca como estúpidamente.

    La vida de un individuo es una suma de hechos y recuerdos, acertados o equivocados. En la de mi esposa y su asombrosa memoria caben los hechos vividos por ella junto con los de quienes cerca o lejos han tenido algo que ver con ella, las fechas casi exactas, así como las relaciones entre unos y otros con datos extra. Algo inconcebible para mi. Y no está dispuesta a pasar otra vez por esto en el futuro.

    Por desgracia siempre seré una persona poco fiable. Un embustero y no solo en lo relativo al alimento. Mis palabras, mis hechos ... serán siempre una fuente de incertidumbre. Crees que dejas la anorexia pero te persigue. ¿Que aumentas dos kilos? Nadie lo creerá ni deseará acompañarte a la báscula. Están hartos. Seguirán viendo que te aprietas el cinturón. ¿Que comiste cuatro trozos? Una voz que no es siquiera de tu familia dirá: "No. Solo le vi comer uno." ¿Que subiste en ascensor?  No, no he oído la puerta. Todos saben lo mentirosos que son estos anorexics de mierda. Para colmo el cuerpo pide pantalones de la treinta y seis. Y llega el punto donde no tienes ganas de discutir y les dejas decir y hacer. Que os den. Iros a esparragar y dejadme en paz.

Sólo sé una cosa. Anorexia nerviosa no: Anorexia mentirosa.




NOTA:
Al final veo que Lidia tenía razón. Vueltas y vueltas a lo mismo.
Y David también con su "Zarelis de por vida" que no respeté.

NOTA-dos: 12/04/2019
Ayer vi "Millenium: Lo que no te mata te hace más fuerte" y el niño protagonista comenta:
“Mi padre siempre me decía, el pasado es como un agujero negro, si te asomas a él caes y desapareces, y yo no quiero desaparecer”.

NOTA-tres: 05/05/2019
No han pasado tres meses desde que escribiera esto. A la hora del desayuno preparo a mi esposa su taza con la leche dejando un espacio para añada el café que desee. También preparo la mía y lo dejo todo listo para después de lavarme y afeitarme. Mi esposa se ha acercado a mi y me ha preguntado:
-¿Esa es toda la leche que tomas? ¿Un dedo de leche?
No sé cómo he podido estar haciéndolo sabiendo que algo así puede ser el final de todo. Sé que al principio solo quería suavizar el sabor de la leche con los polvos del descafeinado. Algo tan estúpido como llenar el vaso con agua teñida con leche para evitar el alimento cuando por otro lado me atiborro con chucherías saladas.
El peor día de la madre. Otro disgusto más. Y luego no quiero que desconfíen.
Qué asco.

domingo, 3 de febrero de 2019

Pilar y el trabajo de limpiar

Judi Krew - Comando Cleaning

váter, wáter
m. Retrete. Wáter es un préstamo del inglés para designar el retrete, un espacio en cierto modo tabú, en torno al cual se crean expresiones eufemísticas, al igual que en relación con el acto de defecar y orinar. © Espasa Calpe, S.A.

No hay trabajo indigno.

Hoy a Pilar le toca limpiar los baños. En esas habitaciones de residencia hay retretes. Donde la gente cagamos. Hala. Qué poco fino. Podría haber dicho que es donde se hace de vientre y, del mismo modo que en la Espasa Calpe dicen, dar rodeos al pequeño tabú.
A Pilar se le acaba el tabú en cuanto se pone los guantes, agarra el estropajo y los productos desinfectantes desodorantes y se arrodilla junto al "inodoro". Lo mismo que en la bandeja y los platos se pegan restos de comida, en este aparato dotado de cañería se pega la descomida, o sea, la mierda.

Los cagones y las escobillas de su propiedad: eternos desconocidos.
Las públicas... ¡vete a saber quién y cómo las ha tocado!

Pero si tienes tu habitación en una residencia y gozas de tu propio baño con váter lo normal será no dejar pegadas en él las cascarrias para que las retire la de la limpieza, que no sabemos ni cómo se llama. "Esto es humillarle a uno" dice Ana, la cocinera de la residencia que a ratos también limpia pero sin meter la mano dentro, ni con guantes ni de cerca, al tiempo que -mano sobre mano- observa a Pilar y da una conferencia sobre la correcta limpieza, la rápida, la que se hace "por encima" y sin necesidad de tocar esas guarrerías.

No es por eso que está llorando ahora. Para ella ha sido la misma canción en casi todos sus trabajos. Está triste y llora porque tenía ilusiones renovadas con su trabajo nuevo. ¿Se puede tener ilusión por un trabajo así?

Pasados los 50  -aunque su físico no es atlético- lo da todo correspondiendo a la confianza de haber sido contratada legalmente por primera vez en su vida. Ha dejado de ir de casa en casa.  Cree dejar atrás el salario que nunca sube y tonterías como:
"si yo la casa la tengo muy limpia ..." así que poca tarea tienes conmigo.
"esta es la chica que me viene a limpiar"  aunque esté en el funeral de mi padre, es la chacha.
"si necesitas ayuda con el doctorado de tu hija, dímelo" que quedo bien aunque no sea cierto.
y un largo etc de historias similares del día a día sumando años de infravalorar y humillar.

Pronto llegó la noticia de que el contrato no correspondía con una residencia sino con empleadas de hogar que no tienen derecho a paro y ... no quedó otra que seguir bregando. Cinco meses más tarde las 5 horas diarias pasaron a 3 porque no había dinero:
"El contrato indefinido pasa a temporal hasta junio y luego ya veremos. Tienes que renunciar al finiquito, claro, y las vacaciones cógelas antes de Junio." Eso tras dejarse la espalda pintando una habitación, haciendo tiempo extra gratis a diario ...

No, no es lágrima fácil. Cuando era pequeña ya limpiaba los PAÑOS de los sobrinos pequeños que dejaban en casa de la abuela, sin lavadora. Encargada también de las tareas de casa por que su madre se encamaba rápido para paliar sus contínuas dolencias. No recuerda de ella sentir afecto alguno excepto aquél día que, extenuada y deprimida tras rozar la muerte en su primer parto a los 30, dijo "ya no puedo más".

Es una vida acumulando falta de mínimas atenciones, carencias de amor y pleno abandono cuando sola, con 11 años, en la casa de la ciudad sus hermanas mayores iban a trabajar; sin alimentarse hasta padecer anemia, romperse un hueso que no soldaría y recibir dolorosas inyecciones. Era una chica transparente -casi de plexiglás- y el amigo de la pandilla la llamó Britina.

Pilar se pregunta porqué Britina tuvo tan mala suerte hasta con los padres de su marido que la prometieron un trabajo de dependienta "más digno, con vacaciones, paga extra y dada de alta". En esa tienda llamaron subnormalito a su sobrino predilecto  ( intenso dolor e ira )  mientras destilaban una tras otra en mentiras sus promesas. Y sin valor para decírselo a la cara -lo que es peor- la obligaron a que se fuera.

Britina marchó de aquella tienda y volvió a la fregona, la plancha, la cocina y los baños de ancianas que se cagaban por casa y la recomendaban poner sangre de menstruación en las empanadas para mantener el amor del marido. Una tras otra, personas que a lo largo de su vida pretendieron hacerla creer ignorante, valorando en nada su labor y en cero su respeto.

Casada con un hombre inseguro, sin dinero ni aspiraciones, difícil y ausente en su propio mundo, se plantea hoy, herida, si mereció la pena amarlo a cambio de casi nada.

El quiere recoger la cocina empezando por el final. Ella le corrige y dice:
-Te quiero. - y lo abraza. Él, asustado primero y dos segundos después, tranquilo, responde:
-Gracias. - Tras un corto silencio, Pilar lo aclara más:
-Te quiero mucho cariño. - Y demasiado tiempo después, él responde:
-Yo también te quiero. Mucho.

Qué historia la de Britina Parasintética que ni siquiera tuvo suerte en el amor cuando era lo único que necesitaba para sentirse más fuerte. Tuvo que esperar a que la vida enseñara, bofetada a bofetada, que esto no es el paraíso sino un sucio jardín lleno de mierda donde hay que cuidar los pasos para que ésta no te llegue a las orejas. 

martes, 22 de enero de 2019

Anuncio por palabras


Ilustración de Warwick Goble para "Water Babes"




SE NECESITA UN SER

Se necesita un ser
que quiera compartir lo poco que tenemos
de lo mucho que aún queda.
No han de importar sus años, su condición social
su domicilio...
Pero es urgente.
Alguien que entienda todavía por qué se van los pájaros
otoño arriba
a qué ha venido el hombre
a qué flor pertenece el color de los sueños,
en qué mes se desbordan las razas infelices,
con qué uvas se pisa la esperanza,
con qué refrán se cura la maldición de estar siempre
tan tristes.
SE REQUIERE que sepa manejar el idioma de las cosas sencillas.
y calcular el radio de los besos
y valorar los rostros que carecen de marca
y escribir en presente las ilusiones muertas
y entender la estructura de los gestos.
PREFERENTEMENTE niño - hombre - mujer - adolescente,
de la piel que quisiera,
con los ojos redondos como un significado,
con la voz siempre en fuga como las libertades
y las manos abiertas como diez intenciones.
Pero un ser, ante todo
que jamás haya visto un chubasco de sangre,
que no haya puesto nunca una trampa a la vida,
que haya bebido a veces un mar de malos tragos
y a veces con la rabia haya comido tierra.
Es también requisito presentarse a deshora
con el inmenso encanto de lo que no se espera,
con la sonrisa fresca como un chorro del alma
y el eterno secreto por que uno se enamora.
Alguien que prometiera
que es preciso muy poco para ser muy feliz a toda costa.
Pero es urgente.

martes, 1 de enero de 2019

Estoy beodo o achispado


Y yo casi nunca bebo alcohol.

No te lo quieres creer pero lo que llaman "el culín" de un vaso me pone ya sensiblemente mareado.

Mi hígado no tiene costumbre, es eso, ¿eh?

Pues, fui a ver a un viejo conocido para ayudarle con el tema de facturación y fin de año. Como siempre, primero me enseñó las maravillas de su empresa que, para qué negarlo, son muchas. Se disculpa por hacerme perder el tiempo mientras me obliga a ir a la nave 2:

—Bueno, como tú no cobras por horas ... ¿no?
—y me mira esperando algo. Yo me quedo pensando, porque me gusta ir al grano y él sabe de sobra que no le cobro por horas, entonces, paquépreguntas.

—No.

—Es que tengo que recoger unas tuberías.
—y busca por aquí y allá sin encontrarlas pero me explica unas cuantas  máquinas raras y caras y paquí y pallá, hemos tenido que ampliar la zona de pulido y busca busca sin encontrarlas. Me pregunta:

—¿Si fueras una tubería donde estarías?

—Si yo fuera un empleado tuyo pensaría, "¿dónde pongo las tuberías para que las encuentre mi jefe?" y las pondría a la entrada, para que te tropezaras con ellas.
—mira hacia las puertas. Las encuentra. Me mira y dice:

—Si señor. Vámonos.—volvemos a la nave 1.

—Lo primero un café.—yo ya desayuné. No tomo ya cafeína. Subimos en el ascensor a la sala-café. No sé qué he hecho en la arrancada para que diga:

—Si, lo sé. Ese golpe que notas al arrancar es porque el idiota que puso el variador no lo configuró bien.—y miro el espumillón de la barandilla. Dice:

—No sé quién ha puesto estas mariconadas, aunque a ti ... como eres medio gay ... —para qué entrar al trapo. Cuando la gente dice estas cosas no sirve educar. Una vez le dije que me parecía mal y encima se ofendió y empezó a hablarme de usted durante un par de años, echándomelo en cara.

—¿Lo ha puesto tu esposa?—topicazo al canto a ver si acierto.

—¿Mi mujer? ¡Si ella estas cosas las odia!
—y blah, blah. Llegamos al piso.

—¿Cómo lo quieres?—y yo qué sé cómo lo quiero. Ofrece¿Con leche?
—Vale.—terminamos el café y dice:

—Ahora el cigarro. Café y cigarro, muñeco de barro.—me mira. Yo no fumo. Me mira. Otra cosa no, pero madre mía cómo me observa. Y como no "lo que sea" añade¿Nunca lo has oído?

—No

—Pues que fumar y el café dan ganas de ...

—Aha.
—y yo imaginando el muñeco de cerámica, el café y el cigarro. Me está mirando.

—Ganas de cagar ... Muñeco de barro ...

—¡Ah! (joder, qué corto soy)

—Se nota que no pasas conmigo suficiente tiempo.

Por fin procedemos al cierre y me cuenta que es la última vez porque ha comprado un programa nuevo y el IVA en cuatro días y la ISO 900x y presupuestos, ingenieros, todo automático, etc. Le felicito por su constante crecimiento.

—Ahora lo de los vinos que te doy todos los años.
—y que yo luego regalo o mezclo a lo sumo con algo de gaseosa, aunque sea un Marqués de Cáceres. Me encanta mezclar plebe y noblezaQue sí, que el ascensor también frena demasiado fuerte, no me lo repitas.—y pienso, ¡pero si yo no he dicho nada!

Saca un par de botellas en caja. Otra que pone Bobos en la etiqueta y empiezo a intuir decepcionado lo que me está llamando. Dice:

—Es de fincas la borracha y está hecho con uvas de una variedad que llaman bobas.

—Muchas gracias.

—Ya verás. Está muy rico.

—Gracias.

—Ahora nos vamos a tomar un cava que no es como los otros.

Se marcha y saca una botella en tono rosa. Marta passió. Lo abre y llena unos vasos de plástico que dispone sobre una caja de madera muy grande. Me explica que lo de dentro vale una pasta y es una bomba hecha por encargo para mover huevos con cáscara y todo.

El caso es que me lo tomo y blah, blah, sobre feminismo y la juventud y los gays y VOX y los palcos VIP y las desherencias y las apariencias y los robos y las mujeres trabajadoras etc.

Y rellena los vasos y blah, blah, que el Vega Sicilia, que los hijos deben luchar y no heredar, que si la misoginia, la explotación, las empresas que comen al rededor de la suya, Israel, EE.UU., el nivel de vida en Dinamarca donde no hay tiendas de chinos y el ingeniero no gana tanto y no se puede permitir un fontanero mientras en España alguien jubilado puede y en cambio ellos tienen otras cosas ...

Y rellena un poco los vasos una última vez. Y blah, blah mientras yo toco y juego con la textura rugosa del papel de plata que envuelve el cuello de la botella y lo miro de cerca.

Llevo rato mareado y ya no sé bien de qué va todo esto. Y nos vamos cada uno por un lado.

Me siento animado.

Tengo el encargo de comprar unos pimientos en el super de un tal Michael Edouard Leclerc.

Y ahí me asustan los mismos ruidos, me agobian los mismos montones de gente y los mismos infinitos artículos a la venta.

Quizá me falla el turbo que re-alimenta estas cosas.

La chica junto a los bombones Lindor es blanca como la leche 
y claramente extranjera. Observa cómo voy cogiéndolos. Tres rojos, uno negro. Tres rojos uno verde. Dos rojos uno azul. Tres rojos uno amarillo. Tres rojos otro negro. Dos rojos otro verde. Otro azul. Uno marrón. Dos rojos otro marrón.

Voy a buscar mantequilla dulce de Soria. Imagen a localizar: una caja plana en un cartón azul . No está. En ninguna parte. Cambio el chip y empiezo a leer. Ya. Han cambiado el envase.

Vigilo los precios y me asombro de esta capacidad dentro del mareo y la estupidez que me envuelve. Me siento bien.

De pronto me doy cuenta que llevo un rato mirando al suelo parado en medio de ninguna parte.

Me importa un bledo. Que miren.

Llevo compradas muchas cosas más pero no los dos pimientos. Los engancho.

En la caja me dicen 62 y no me extraña demasiado.

—¿Bolsa?

—Bolsa.
—señalo mi bolsa amarilla de la compra. Es decir, no necesito.

—¿Tarjeta Leclerc?

—No, gracias.
—entrego mi VISA.

—Gracias.—me dice

—Adiós. Gracias.—contesto y me piro.

sábado, 15 de diciembre de 2018

Un perro como el tuyo


Cuando llego a casa, el perro que vive dentro se vuelve loco, creo que de alegría.
No me gusta la palabra perro. Se usa de muchas formas peyorativas.

Nuestra mascota se deshace en saludos, saltos, chupetadas, gemidos ... una barbaridad de cosas exageradas para una simple entrada en casa.

Tampoco me gusta decir mascota. Pero llamemos como llamemos al animal, no cambiaremos el hecho de que no buscó nuestra compañía por sí mismo. Fue comprado. Fue adoptado. Recibido como regalo. Ya sé que no podemos poner la vida humana a comparar con la de un perro, pero no sé exactamente porqué. ¿Porque no es un ser espiritual? ¿Por su diferente inteligencia?

Abro la puerta y ahí sale ¿feliz de la vida? porque si llamaron al timbre lo que sale es un toro de Miura dispuesto a liquidar a cualquiera. Menos mal que no puede. Le hemos dado tanta libertad para "ser" que se ha visto obligado a ser quien no debe. El que ordena y decide por donde se va, el que defiende el hogar ...
... no sé. Hay en su mundo muchas cosas que no entiendo.


Hago lo que me parece. Le saludo. Menos de lo que él espera después de pasar solo el rato que sea, ya saben los que comparten animal de la especie canis lupus familiaris. Y me persigue por toda la casa. Yo no tengo ganas. Se sienta y me mira. Si no le miro ladra para que lo haga. Si le miro mueve el rabo y baja las orejotas al estilo suricato.

-¿Qué quieres ... ? ¡No sé qué quieres!
No me contesta. Que cosa más extraña. Pero saca la lengua y se relame. Será que quiere que le dé algo de comer. Un chuche o premio.
-Toma.


Se lo lleva corriendo a la alfombra grande del salón. Sólo puede disfrutar sobre una alfombra. El suelo le disgusta. Se resbala y está frío, supongo.
Hago mi rutina. Voy al ordenador a ver los correos electrónicos y controlar las cuatro cosas.
Llevo tiempo sin idea para escribir aquí nada.
Ladra y suena a petición. No sé cómo pero eso me parece. Voy a ver qué le pasa ahora.

El premio está en la alfombra y él delante. Me mira. La plasta marrón con olor nauseabundo en forma de hueso de 5 cm está a sus pies. 5 cm y una boca pequeña. ¿Trocear? Lo parto en 6 trozos y se lo zampa en un plis plas. Me lavo las manos en vano porque el tufo persiste.
Con jabón Heno de Pravia se quita.
Vuelvo al ordenador.

Últimamente ha cambiado
 mi pierna por la silla
En seguida viene a mi lado el animalito. Pone sus patas encima de mis muslos. Tiene que estirarse bien para alcanzar. Me pone negro cuánto insiste. Y gime.
-¿... y ... ahora ... qué quiereeees ...? ¿mimo?

Tengo que darle mimo. Acariciarle las orejas, la cabeza ... una y otra vez, una y otra vez, pero es que tan abajo me canso.
Voy a por su cuna y la pongo a mi lado. Se echa en formato habichuela y queda tranquilo.

Ahora le estoy mirando. Parece dormido. Llena los pulmones de aire y lo echa haciendo un suspiro. ¿Un suspiro animal? ¿Eso existe? Sigo mirándolo y pienso: estoy acompañado.

Y es esto por lo que escribo ahora. El es un ser sociable. Más sociable que yo. Quiere estar con alguien. Al lado. ¿Qué saca de estar ahí? ¿Es eso mejor que estar en el salón?
El busca compañía y yo pienso si será un perrito como los demás y si los habrá que no busquen compañía.

A mi me gusta estar con mi esposa también. Será como eso para él. O para él no.



miércoles, 21 de noviembre de 2018

Personas que no hablan

On silent wings – Shawna Erback

"Me gustas cuando callas porque estás como ausente, y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado y parece que un beso te cerrara la boca.
Como todas las cosas están llenas de mi alma emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma, y te pareces a la palabra melancolía.
Me gustas cuando callas y estás como distante. Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza: déjame que me calle con el silencio tuyo.
Déjame que te hable también con tu silencio claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada. Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
Me gustas cuando callas porque estás como ausente. Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan. Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto." Neruda

The Sound of Silence from Paul Frederick on Vimeo.


No es fácil explicarlo y no quiero.
Vuelvo a este vídeo y esta canción cuando ya duele el silencio para averiguar porqué callo.
Nada. Nada en el mundo puede significar mucho más que sentir la belleza natural.
Ninguna palabra hará vibrar nuestro cuerpo como en la tormenta.
El valor de un "Te quiero" es irrisorio comparado con el calor de tu cuerpo silente junto a mi.

180 palabras por minuto. ¿Para qué? ¿De verdad es necesario ese discurso?
Desde quienes tienen mucho que decir pero su verborrea suena hueco hasta quienes escuchan, observan y comunican sin abundar ni repetirse desde el denso fondo del pensamiento inteligente.
Personas que hablan para engañar, mentir, ordenar y acallar o doblegar y dirigir, anular ...
... y terminar haciendo daño.
Personas que no hablan, no engañan ni esperan mucho de nadie pero de pronto te sonríen e intuyes un tipo felicidad que suele pasar desapercibida.

¿Porqué fingir sobre lo que somos? Si me molesta estar rodeado de gente ...
¿Cómo no preferir antes todo lo que no está en las personas?
¿Cómo no encerrarse en uno mismo y apartar con la mano a los demás?
¿Cómo al mismo tiempo quererlos a todos distinguiendo a los buenos?

La frecuencia donde vibra mi visión no es la sintonía de la mayoría y mi voz ...
... mi voz en algún momento será como un susurro sobre el sonido del silencio.
¡Excepto cuando salga de mi voz algún berrido o un eco repetido de la tuya!
(Vaya. Parecía que había quedado tan bonito...)