"Solía creer en el poder de las palabras para viajar hasta la lejana atmósfera viva.
Yo solía creer que podía sentir amor y caricias como los demás, confundiendo mi presencia en la vida, con una vida imaginada.
Si alguna vez tuve ilusión por algo, no recuerdo ese algo.
Solo sé que existe el amor solo,
sublime e inmaterial en su atmósfera viva
pero tan cierto como la gravedad egoísta de este suelo
que me aferra desde la oscuridad y el olvido.
Más de una vez me soñé ilusionado rozando el amor
y siempre terminé adorando a la muerte.
Ahora sé que no soy digno de ser amado,
que mi camino siempre ha sido inútil
a vueltas y vueltas
dentro del egocéntrico laberinto
de una mente absurda y cansina.
Vivo entre piedras de colores de horribles nombres.
Hablo entre batas blancas de mis sombríos pensamientos.
Pierdo el peso para elevarme
por volver a sentir aquel aliento vital
y cien pares de ojos
me atan los pies
y bajan mis manos."
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