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lunes, 13 de junio de 2022

El caracol y Yannis Lobaina

"Tus sentimientos son parte de algo más extenso que este pequeño mundo y, a la vez, algo tan frágil como tu mejor sueño o tan poderoso como ese sol ardiente hecho deseo." Fermin RdT
Polymitas de mi abuela Ana
Esta preciosa foto de Yannis Lobaina tiene nombre: "Polymitas de mi abuela Ana"

No es normal pero a veces me asombro y me gusto en algunos momentos preclaros de escritura narcisista. Es el caso de un comentario en respuesta a Yannis Lobaina que escribe el blog "En la red del tiempo" sobre "7 cosas que he aprendido de nuestro Caracol en 7 días".

Ella enumera estas ideas a partir de los caracoles:

1.- Que uno crece, desde adentro y en silencio

2.- Que cuando uno siente que las condiciones son favorables, entonces, sale de su concha y decide seguir su trayecto.

3.- Que somos capaces de ascender tan alto como nos propongamos

4.- Nuestro dolor, heridas, y traiciones nos servirán para curarnos…así como ellos usan su propia baba para curarse de las heridas y librarse de infecciones. Autocurarnos.

5.- Tomarse las cosas con calma. Saber protegernos. Caminar con cautela. Y poder tener PAZ.

6.- Disfrutar el momento preciso. Paciencia.

7.- Entender que para llegar a la meta hay que hacerlo con un horizonte bien definido, más allá de las vicisitudes que llevemos sobre las espaldas.

Y le respondo:

Me gustaron mucho tus siete mandamientos.

Son más que pensares, son vivires.

Me envuelvo con la seda de tus siete magníficas reflexiones como esa oruga que se sueña voladora.

Son lentos y yo como ninguno. Para todo: decidir qué quiero, responder qué espero.

Tan lento soy que amo al día siguiente, cuando mi amada está ausente y sentirme no puede.

Ellos son líricos y a la vez conocen la matemática de Fibonacci.

Yo quisiera ser escritor pero escribo programas de ordenador.

Se cuidan las heridas. He herido mi cuerpo para curar luego sus heridas.

A pesar de tanta cautela como compartimos por el futuro, de escondernos en nuestras conchas a la espera, de aquella lentitud que exaspera los ojos de quienes nos observan, existe una diferencia irremediable entre estas cremosas criaturas y el pretencioso que te comenta.

Ellos saben amarse sin fronteras en el cuerpo y sin poner la mente en una bandera.

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