"Lejos de tanto ruido es cuanto vivocomo ser ciego de pasiones lentas,sordo como brasa últimaque tus manos nunca aprecian."
Fermin RdT
En la luz azul de los coches de policía. En los puntiagudos faros ardientes que noctámbulos aguijonean la carretera.
En un sol azotando de pronto sin piedad entre el suelo y una pared clara, a saltos de nube, rodeado y sobrecogido sólo me salvará cerrar los ojos, no mirar, no sentir dolor contra negrura luminosa.
En el penetrante pitido del bus que avisa de la entrada o salida de su rampa para personas en sillas de ruedas, chirriantes pitidos de peligro, agresivo aviso de normativa pública.
Nunca para el ruido.
Al calentar en microondas o hacer el café, al aspirar del suelo los polvos echados a dormir, cambiando del pelo al ambiente la humedad con secador, al acondicionar el aire o moverlo con aspavientos, la décima potencia de la termomix que empuja a saltar por la ventana: ¿qué debía hacer primero?
Un currículum en láser, un chocar vasos y platos del lavavajillas al estante, la pelea entre cubiertos por ser lo más Top en su sección o el puf puf en la olla depresión. Salvaría la viuda alabadora por su revolcón en mi ropa limpiándola de pasión pero ...
... es mucho ruido.
Mejor que los gasóleos o las motos petardas de medio pelo o las hermanas mayores de mil caballos desbocados en su armadura sería, si lo fuese, el rodar los coches eléctricos por la calle.
Sirenas asesinas deambulantes abriendo las sienes al asfalto. Bomberos neurasténicos que incendian mi frente ya sofocada de por sí. Policías criminales pululando por entre mis mejores sueños. Bocinas traficadas de errores ajenos enjuiciados, sentenciados con insultos a tragar en ásperas cápsulas de metal.
Siguen siendo ruido los jubileos del equipo que ganó la partida o esas otras manifestaciones de proclama por un mundo de oportunidades perdidas, mundo perdido de oportunidades informadas, nunca atendidas.
Los tac-tic del teclado, del reloj a cuarzo, al compás clic de mi ratón mientras suenan de fondo ventiladores en el ordenador leyendo a 7.800 revoluciones por minuto un CD de AC-DC en curso hacia las 7.200 del tieso disco interno.
Ruido, tanto ruido que confundo la música con su estampido.
Los Pii-pirri-piiiii de pájaros cantores en celo sobre mi ventana a las 4 de la mañana y lo peor, el patrón espaciado en sus silbidos. Palomos que decoran con heces la ropa tendida y tórtolas e incluso mochuelos que se chillan de a tres en la distancia también codificando secuencias. Perros levantando el eco en otros perros acompasados en su estridente coro sinfónico. Gatos apasionados que parecen bebés llorando en armónicos calcados. Loros o periquitos enjaulados que deleitan repitiendo a sus personas de acogida lo estuchado. Mosquitos que buscan insistentes la sangre dulce de mi esposa olisqueando al paso esta oreja. Mi yorkshire matao a nerviosos ladridos.
Muchísimo ruido.
Patrones en formas, luces y sonidos que despiertan y fijan mi mente como una inyección de café oscuro cargada con adrenalina.
Palabras. Acusadoras broncas vecinales y llantos compartidos. Miles de palabras y frases repetidas sin origen ni destino.
Hablar y hablar hora tras hora sin necesidad como si hablar no fuera también una algarabía a lo comedido. Decir las mismas cosas por supuesta educación. Platicar de un tiempo mejor y otro peor que cada cual siente diferente mientras asiente con quien tiene enfrente y si le agrada miente o lo desmiente si no lo soporta a pesar de sentir igual ... qué distintos matices los del verano pero cuán afines a un infierno disimulado.
Lo que siempre es igual, el ruido.
Ruido de ideas indirectas ocultas entre palabras suaves, conductas abyectas.
Ruido de mortero, de balas en siseo, reactores de altos vuelos, bombas enormes que derriban edificios enteros, muerte sin espacio en los cementerios, cuerpos pudriéndose en medio de una sociedad descompuesta.
Un mundo de ruido en el que algunos hicieron hueco profundo, lo cubrieron de pluma, de aire aislado, perdido de senderos lógicos, de líquidos espesos, de un amor huraño entregado a poquitos sin que nadie sepa ni comprenda su sentimiento.
Lejos de tanto ruido es cuanto vivo
como ser ciego de pasiones lentas,
sordo como brasa última
que tus manos nunca aprecian.
Sé que no te leo hace mucho tiempo, pero no dejo de pensar en vos.
ResponderEliminarCuantos ruidos nos rodean y cuántos ruidos están y salen de nosotros....
El ruido como tal es molesto, las melodías ( algunas) son agradables..., últimamente tenía muchos ruido alrededor y dentro de mi...y recordando eso de teatro mi vida es puro teatro....de pronto muchos ruidos han parado,muchos, muchos.
En cierta manera me he vuelto domadora de ruidos....
Quitando todo eso, todavía tengo aquí el paquete tuyo y de doña T.
Te lo creas o no ,no ha surgido la oportunidad ni el tiempo para mandarlo ..pero llegará.
Un abrazo enorme mi queridísimo Fermin
Gracias por tu abrazo virtual. 💓
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