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viernes, 21 de julio de 2023
Mi NOCHENTERA
jueves, 20 de julio de 2023
¿ Está bien o está mal ?
¿Porqué no se caerán en un baldesito atrá de los ojo así uno despué las tira en otra parte pa'que nadie lo vea?"
A veces no lo uno. Ni lo otro.
Era verano. No era ni siquiera adolescente.
Plantado en el sillón con mi pantalón corto.
El ambiente, cerca del mar, es más salado cuanto más cerca.
A veces pareciese escapar el salitre al agua.
El viento fresco entre lloviznas por Hondarribia agridulces, en gotas de esa mar, de nubes a gris ligero.
Pero el sofá y, aunque fuera no llueve, la humedad se posa en la piel.
Mi cuerpo no conoce los sofocos de la pasión aún.
En la tele siempre contando lo de siempre.
Mi prima tiene calor. Ella es mayor. Lo bastante para "saberlo todo". Discute en inglés con su familia "You ... !" "Nou, nou ... !"
Awachiperri tasunblonde neverender. No entiendo ni papa.
Todos aprendieron inglés americano excepto el primo pequeño. El nació norteamericano.
El americano se ríe de su hermana pues se volvió euskalduna de pura cepa. Mix de apellidos castellanos y vascos. No tan de raza, quizá.
Pero sofá, tele y cálido ambiente de verano familiar. Un niño extraño en la casona de madera por la plaza del vicario que ya no lo es.
Mi prima lleva un vestido, ahora supongo que ligero, ahora imagino justo para sudar lo justo. Se sienta al otro lado teléfono fijo en mano. El móvil no se inventó.
En su lado del sofá, sobre el reposabrazos derecho el codo derecho. Coloca las piernas para su comodidad. Observo. Veo entre una y otra algo desconocido.
Siempre observo fijo cuando observo. Es una costumbre que incomoda. Aún hoy no lo aprendí. No lo controlo muchas ocasiones.
Es la pita de mi prima. Igual que su mano, su pelo. Todo es bonito, imberbe, simple e incoloro a ciertas edades.
Jaja sin gracia. Sin más. ¿ Porqué ? ¿ No se da cuenta ? ¿ Importa ? Me da lo mismo.
Vuelvo a la tele. Me pregunto. Vuelvo de reojo ¿ Cómo es ? Luego vuelvo la mirada fija. Son pliegues de piel sin más. Lo mismo que hay entre dos dedos juntos.
Nada.
La información puede estar en su cara pero no la encuentro. Habla y nada más. Tonos de voz que no conecto con nada aprendido. Algo de gestos huecos donde apoya su sentido.
Todo está bien o ... ¿ algo está mal ?
Cuelga por fin. Me dice no sé cual cosa. No contesto lo que no comprendo.
Aún hoy. Espero y ya.
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Leí una pequeña historia de "El Tomi" titulada "La ventana".
Trata del amor a los perros.
Del obligado "los chicos no lloran".
Del despertar a la sexualidad.
martes, 4 de julio de 2023
Depresión adolescente
No conozco la nomenclatura ni tengo los conceptos de una profesional en psicología.
No pido ayuda porque no es posible pedir ayuda.
Solo estoy ... loco.
Siempre, desde siempre. Eso dijo Él.
El otro él, viéndome crecer desde pequeño. Rarito primero. Chiflado después.
Gracias a Él, ahora sí, tuvo un hijo normal y de hijas más en cantidad y más normales si cabe. Yo, solo yo, nací con este cerebro tormentoso. Adalid iniciático del orgullo loco.
Oigo hablar de deprimidos adolescentes y he recordado.
Dicen son difíciles de diagnosticar y uno de sus síntomas puede ser el aislamiento. El silencio. El llanto. No querer salir ni relacionarse con sus iguales.
Todo mentiras. Lo que quieres no es en general lo que consigues ni sabes cómo alcanzarlo.
¿ Intentarlo ? Sería fijar metas lejanas. Imaginas llegar a verlas y son borrones, zonas oscuras o llenas de dudas. Es lo que trae la necesidad de anticipar, planear para evitar sorpresas. Eso si tienes la suerte de conocer tus deseos internos. Incluso con esa fortuna no coinciden con lo que necesitas o más te conviene.
De garantía es lo que tienes en tu mano. Un yo sin objetivos rodeado de objetos. Las cosas no mienten. La sociedad en cambio tergiversa los caminos y, cuando no puedes ver, caes de bruces sobre las babas de tu propio llanto. Un llanto inaudible pero bien profundo donde implosiona el cerebro empujándote a ...
A los 15, los 16 años debería llegarse a la cima de la felicidad. Con hormonas que nos ponen a tope en esa edad, todo vívido, al 500 por cien. Esos periodos en los que ni siquiera somos capaces de poner en valor nuestras vidas, arriesgando todo por o para nada, probando lo negado, lo que esté más a mano sin consideraciones ni reflexiones filosóficas de mierda.
Por igual exacerbada, la depresión puede convertirse en un infierno insufrible, extenso y sin fin aparente. No se piensa en llegar a mayor, en el porvenir ni el sembrar aunque nos taladren con esos consejos paternalistas.
Pregúntate qué falló si esa criatura se quitó la vida en su mejor-peor momento. O si continuó viviendo, de dónde provino la sombra en torno a sus ojos. Cómo resultó que su sonrisa era tan cara de hallar. O qué hacía en su tiempo libre para fracasar en la escuela año, tras año, tras año desde los 6 años a pesar de casi no salir de su habitación.
Muchos días encontraba qué hacer en casa. El agua infinita corriendo en el lavabo por mis manos. Un coche detrás de otro, detrás de otro, detrás de otro. Qué interesante alineación. Qué preciosidad matemática. Cuánta paciencia. El tiempo marchando a contar sus segundos a la frontera exterior.
¿ Se suicida en un momento de lucidez o de horror ?
¿ Se autolesiona cuando no es capaz de hacerlo ?
Mi adolescencia fue incolora. Con tufo a muerte. Cogí papel y costumbre por escribir. Sobre el vacío, sobre la nada. La melancolía, el desencanto y el disgusto. El desagrado por no comprender. Las personas, mi diferencia. Buscándola a oscuras con un cerebro normal hasta reconocer ese órgano de incuestionable anormalidad.
Me desagrada remover entre aquellos años. Quizá la adolescencia se retrasó y nunca llegó la adultez.
Pregunten a sus adolescencias dormidas. Cuenten aquí, a esa nada. Nada les será respondido.
El mundo social es una continua celebración. Una fiesta de las mentiras que disfrutan en mayor medida sus principales invitados. Parece que en su mayoría mis disfraces para la fiesta siguen siendo equivocados.
Creo en la habitación apartada, en la columna, la esquina.
Elijo faltar a las verbenas, hacer hueco para la muchedumbre.
Ausentarme de relaciones, de familias.
Traté de ser amigo pero ya no recuerdo qué supone.
Ni quiero.
Lego mi asiento en el cine. Cedo mi turno en el bus.
Callo hasta la ruina mi aumento de sueldo.
Busco la cola sin cola, la puerta abierta y la ventana no.
El eclipse en el centro de luces cegadoras.
Se ríen de mi. Sé que ríen como brutos. Como hienas. Blandiendo lenguas tan bífidas como el sentido de sus palabras. Amenazando con garras tras clavar tan hondo sus dientes como el último predador que conocerás.
Así pues ...
... seco mi cerebro de afecto y los ojos también secan.
Saco mi ropa en la ducha y solo el agua, nada más que el agua, se convierte en mi pasión final. Transparente, cálida, purificante. Ajustada a mi forma. Acude acariciando la piel y se retira de inmediato. Calma esta sed sin pedir nada a cambio.
Cuántas veces, fuera, hecho de menos morir dentro de aquella adolescencia tan capaz.