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jueves, 1 de octubre de 2009

Ojos vendados

"Mi soledad no depende de la presencia o ausencia de gente... odio a quien roba mi soledad sin, a cambio, ofrecerme verdadera compañía." (Nietzsche)



Me dijo: ¿confías en mi?
y me cogió de la mano, me acercó a él y me vendó los ojos...

Me acordé de nueve semanas y media e intenté relajarme, esperar acontecimientos y dejarme llevar...
Pero de pronto levantó la voz y me mandó caminar.
- ¿Caminar? ¿Dónde?
- No preguntes y camina. Si te fías de mí, camina y no pares.

Empecé a andar sin ninguna emoción. Nada me recordaba a cuando de chica jugábamos a la gallinita ciega y ...
después de varios pasos, ni mi mente, ni mis pies querían seguir avanzando.

Anclada en medio de un todo donde no había nada, sin avanzar, sin mover un músculo ni una pestaña, solo podía oír sus gritos:
- ¡¡ Maldita zorra !! ¡¡¡ Ya sabía yo que no tenía nada que hacer contigo !!!

Fui levantando los brazos poco a poco. Llevé la mano a la cara y retiré la venda.
Tenía ante mi una vista esplendida, diría que maravillosa, pero ... al bajar la mirada, un escalofrío me recorrió el cuerpo: estaba a un palmo de caer a un profundo precipicio.

Entonces me alegré mucho de ser la maldita zorra de sus gritos.
Di media vuelta, poco a poco.
Me puse a caminar con paso firme y le dije:
- Ahí te quedas. - Su cara estallaba, roja de furia. Subí a mi coche, arranque y no volví a verle más, aunque…

Conservo la venda que me puso por si un día me falla la memoria.

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