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domingo, 14 de abril de 2019

Rolando a Virgina (3)

“Las mujeres han servido a lo largo de estos siglos como espejos con el poder de reflejar la figura del hombre al doble de su tamaño natural.” Virginia Woolf
#Inktober Sole Otero, custodiada
Hasivi, hada que atiende a Rolando no es partidaria de conceder deseos. Prefiere animar, dar fuerzas para la lucha nuestra de cada día. Apareció esta vez con su varita:
-¡Hola! – Rolando no responde y la mira de reojo pero ella insiste:
-Hoooola.
-Hola.
-¿No te alegras de verme?
-Si. Siempre me alegrará verte. – Su tono es plano pero ella siente el revolucionado cotoclop, cotoclop  corazón de su amigo.- Y bueno, ¿qué te parece mi varita nueva?
-Me gustabas más sin artilugios. – Hasivi se moja la punta de los dedos y ¡Chssss! apaga su varita.
-Ya está ¿contento?
Mira el hombre para abajo. Cuando se siente mal no es capaz de decir las cosas. Espera que los demás le lean el pensamiento y está de suerte porque Hasivi, además de conocer el humano interior, lee sobre la piel, el balanceo y el silencio.
-¿Te hace pedir un deseo?
-¿Así de rápida vas? ¿Directa a la parte de los deseos? Pues no. No me apetece.
-Mira que eres modorro. Te lo digo para que hables y me cuentes.
-No hay nada que contar. – Por dentro se muere por desahogarse, explicarle todo … pero no puede.
-No sé, yo … tú me llamaste.
#Inktober Sole Otero, débil
-Me acordé de ti. Solo fue eso. – Y sin palabras grita pidiendo ayuda. Su cuerpo se retuerce y se encoge. Sentado hunde la cabeza entre las piernas. Ella aguarda unos minutos y decide:
-Vale. Me marcho. – Le mira, hace HOP con su estrella encendida y desparece diciendo: “Te quiero mucho, Rolando”
Y él arranca a llorar en silencio. Muchas veces es todo lo que necesitamos. Se desahoga y va sintiendo mejor sabiéndose acompañado y protegido por alguien que le aprecia. Como con la compañía de otro ser vivo que no necesita charla. Con el afectuoso calor de esa manta que te echan en duermevela y según para quién es mejor si pesa y aprieta como un largo abrazo mudo.
Se pone en marcha y la piel se tensa por las lágrimas secas. No lleva mucho como caminante nocturno cuando de pronto el pálido rostro lunar se acerca para avisar “Dónde_Vayas_Ten_Cuidado” a un desafiante Rolando que nadie puede parar.
¿Nadie?
Siempre hay algo o alguien como “tante cose da fare”. Y si el bien descansa, aún teniendo trabajo sin acabar, al mal no agota el esfuerzo de aguardar.

#Inktober Sole Otero, cruel
Se encuentra con tres hombres de tez oscura envueltos en túnicas rojas; amables, risueños y santos por su modo de rezar. Esa oración encoje a la luna que vuelve su cara para no mirar. Los tres miran con asombro el cuerpo desnudo de Rolando, tan diferente y cubierto de un tono blanco polar.
Le arrebatan su capa, apartan su compañía y ven un hombre sin vello que no siente el deber de ocultar sus vergüenzas mostrando un sexo raro y culpable que ellos no solo pueden sino que también saben y deben corregir y curar. Y dicen a toda voz en trío:
-Si tu ojo te es ocasión de pecar, arráncatelo y échalo de ti. Te es mejor entrar en la vida con un solo ojo, que teniendo dos ojos, ser echado en el infierno de fuego. Y esto vale para tu mano.
-Pero mis ojos solo me ofrecen el reflejo de lo que hay delante mío ¿Qué culpa pueden tener?
-Es tu alma la que tendrá ocasión de pecar por aquello que ve a través de tus ojos. Y de tu mano.
-Pero así solo conseguiría perder la visión en tres dimensiones. Seguirá pasando lo mismo.
-No, porque la mortificación te recordará constantemente tu culpa y tu pecado.
-Mirad. Yo os agradezco vuestras turbias intenciones pero resulta que no creo en infiernos ni en pecados ni en santos que se ocultan en batas rojas, adoran muñecos y que para ser mejores necesitan arrancarse los ojos. Si tanto os molesta mi cuerpo, ahorraos los ojos y no lo miréis.
-Queremos. Debemos salvar tu alma porque, “La ciencia de los santos es la voluntad de Dios.”
-Yo de momento estoy a salvo. Salvaos vosotros que habláis por propia experiencia. Además, dice el refrán “Ciegos y mancos, todos somos santos.”
-No hay manera contigo.
-Si que la hay, pero para vosotros está en una dimensión desconocida.
-Adiós pecador, temerás y pronto serás juzgado.
-Al dios pescador no temo sino a sus lacayos.
#Inktober Sole Otero, asado
Los colorados tiraron por un lado y por otro Rolando, aburrido de sermones, encontró hueco donde descansar. Al calor de la hoguera hace su pausa y prepara algo para cenar.

Mientras tuesta y ve las llamas correr en busca de oxígeno para quemar piensa cómo hay siempre quien se cree en posesión de la verdad al punto de ir dando lecciones fundamentales.
Observa la leña amontonada dispuesta hacia el centro donde el corazón del calor es tan abrasador que sosegado convierte todo en cenizas.
La rama más seca será ceniza y la más retorcida junto al palo más tieso serán ceniza. Y la leña más gruesa contra la más chica protestarán al lado de la más fresca de todas con sus crujidos humeantes y calladas o crepitantes para ser cenizas sobre polvo de cenizas que descansarán finalmente frías como muertes, incoloras como una sola masa gris sin vida.
Todas serán igual. Eso es lo que comprende Rolando cuando sus párpados doblegan su voluntad en un sueño convulso.
#Inktober Sole Otero, baba.
Baba Yagá merodea el bosque y se lleva los niños que duermen poco y no desdeña hacerse un caldo de adulto entrometido. En su sueño Rolando es niño y trata sin éxito de escapar del veloz mortero de esta bruja y su agudo olfato para el miedo.

Se lo lleva a su horrible casa móvil que avanza sobre dos patas de gallina. Sus criados, espectros desdentados sin voluntad propia, siguen a rajatabla las órdenes de su ama.
-A este niño desnudo y mojigato me lo como en un rato. Limpiad esa mugre que le cubre. Vestidlo con ropa de niño.
-¡No! de niño no, señora piruja que me asaré mejor por dentro si me visten de niña.
-¡Chitón malandrín amanerado! ¡Te voy a comer con calzón y calzado!
-Si lo digo para estar más rico y sabroso.
-¡JA! Triquiñuelas a mi ¡Mi dentadura es obra del diablo! y mi paladar no distinguiría entre la carne tierna e inocente de una niña y la tuya tan dura y sobada por vicios ajenos.
#Inktober Sole Otero, angular
Ahí despertó Rol con su cuerpo abatido a media noche. Cuando los fantasmas del pasado vuelven una y otra vez dando espacio al agujero negro de su memoria.

“Un día se levantó ingenuo y lozano pero al anochecer empezó a apagar la luz extrañado y lleno de dudas, sin saberse aún avergonzado, por haberse dejado llevar de la mano de un chico que quería descubrir el sexo por adelantado.”
-Virginia. Te tengo en mis manos. Flor. Margarita de campo. Sobre esta piedra, este pecho que es un canto, te busco hace días, hace tanto. Dime dónde estás, quien soy. Dime suave ladera, amamanta mi soledad con tu calor. Porqué no puedo olvidar mi negro pasado y nunca encuentro el futuro llano. Si el futuro se presenta momento a momento y este momento es siempre presente y cercano.
#Inktober Sole Otero, trueno
Yo como narrador no puedo ayudar a Rol. A casi nadie. Pero puedo enviarle agua y truenos y la compañía de un can. El parece fatigado y el perro desanimado.
Refugiados así en una cueva aguardan el paso de esta tormenta canicular hasta que de nuevo el sueño vence.
Y continúa su fantasía con Baba Yagá. Vestido como chico conoce a Marinka, hija de aquella bruja pero que difiere en pensamiento como suelen  las generaciones nuevas.
-Me gusta tu vestido y tus manoletinas, Marinka. Tu madre me obligó a ponerme estos pantalones marrones de pana tan feos y estas botas tan tiesas que encima están rotas.
-No me digas.
-Te lo juro. Ni un último deseo.
-Mi madre es una antigua. Tampoco le gusta mi pelo corto.
-Pues te queda divino. Me encantan las niñas con pelo corto.
-Nada. Vamos a cambiarnos de ropa
-¿De veras?
Dicho y hecho. Cambiaron su ropa. Al poco gritaba la malvada: “¡Id metiendo a ese mocoso en el horno!” Y así se hizo. Metieron al muchacho de los pantalones al horno mientras gritaba “¡Nooooo! ¡Estúpidos! ¡Yo soy la hija de Baba Yagá! ¡Soltadme!” y como aquellos entes eran muy bien mandados además de torpes, metieron a Marinka al horno mientras una chiquilla huía con su vestido remangado entre despavorida y sonriente.
De nuevo despertó Rolando, ahora más feliz que antes.
De nuevo las mujeres del aquelarre se reunieron en torno al fuego.
Pero esta vez llamaban al fénix en auxilio de un Rolando que ya había pagado con creces los delirios de su conciencia, de su infancia y suicida adolescencia hasta ser quien hoy, más que nunca, sabía por fin lo que quería.
Por fin.
( CcOoNnTtIiNnUuAaRrÁá )
#Inktober Sole Otero, sacudida

lunes, 1 de abril de 2019

Rolando a Virginia (2)

"No hay necesidad de apresurarse. No hay necesidad de brillar. No es necesario ser nadie más que uno mismo." Virginia Woolf
#Inktober Sole Otero, fluida
Rolando siempre toma un baño cuando se encuentra mal. Para limpiarse y llorar basta la ducha pero para desconectar y recuperar la circulación sobre su piel sin escamas necesita bañera. No llena, que eso es superpoco y muchinada ecológico.

Silencio y agua caliente como otras ocasiones. Se puede quedar ahí hasta que se enfría el agua de a poquines.

Mira el tallo grueso de la flor que saluda entre sus piernas y sabe que no volverá a ver a Virginia. La nota de color propone derrochar al atardecer las últimas fuerzas hasta completar el relax. Podrá así tumbar en agridulce ejecución el misticismo que a Onán le costó la vida por ofender a Yahvé derramándose en tierra. Recuerda en su bañera que Onán se vió obligado a casar con la mujer de su hermano Er, muerto también por ofender a Yahvé. Escasa capacidad de perdón.
Pensó en la furia divina
- ¿De veras tengo pensar en eso? - Replica a este narrador.
- No lo sé. Eres mi personaje. Hazlo.
Cri - Cri - Cri -------------- Swooossssss - Swosssssss  (matojos rodantes del desierto, por cierto también llamados salicor, estepicursor, rodamundos, bruja, capitana, cachanilla o salsola)  - Swosssss - Swoooooosss  y más Swoooooossss  ( para los anglosajones Tumbleweed )

#Inktober Solo Otero, hechizo
Como no se le daban bien los temas divinos (ya ajustaremos cuentas tú y yo) pensó en pedir ayuda al Fénix para recomponer su espíritu dividido.

Eso de asomarse al borde de un precipicio con los ojos vendados siempre ha sido muy épico.
Desde el extremo de un acantilado las fastuosas vistas que provee la naturaleza son idóneas para sincronizar con el mundo. Al menos de día.

Fénix dice:
-Allá a lo lejos veo océano fundirse en orizon.
-¿Horizonte? -Pregunta Rol.
-Orizón. Del francés antiguo. No interrumpas.
-Prosiga
-Prosigo: Mi vista todo lo alcanza y leo agua y cielo en comunión. Tan dispares en materia, tan asimétricos en peso, forma y tamaño forman a la vez la imagen única de la belleza. -Vuelve orgulloso la vista a Rol que tiene caída la mandíbula y no parpadea.
-¿Y ya? ¿Eso es todo?
-Si. ¡Qué más quieres!
-Es que no te entiendo ...
-Que salgas fuera, encuentres a Virginia y hablen ustedes dos. ¡¡¡ FLUOSSSSSSS !!! -Se formó una bola de fuego y desapareció dejando cierto olor a azufre.
-Bueno hija, vaya drama queen, no eran tan difícil.
#Inktober Sole Otero, Ballena
Así pues, decide embarcarse en una búsqueda que concluya más allá del horizonte, más adentro que la hondura de la mar, más aislada que un firmamento imposible de respirar.

Pues así sucede lo que de veras se desea.

Sube al lomo de una ballena jorobada de tanto ruido marino y suciedad que le pregunta:
-Dime viajero, cuál es tu destino.
-Llévame bien lejos de mi hogar.
-Tú sólo conoces senderos.
-Y lo tuyo sólo es pasar.
-Tú pasas haciendo caminos.
-Y tú dibujas estelas en la mar.
-Veo, caminante, que sabes la canción
-Y tú que el poeta murió lejos de su hogar.
-Vamos pues donde quiere el peregrino
-Pues vamos, que tengo ganas de llorar.

#Inktober Sole Otero, reloj.
Y dos viajando se alejaron de Finisterre portando mochila con mochila, sin reproches.

Los viajes son experiencias sensitivas que suman valores positivos en nuestra mente, por naturaleza exploradora.

Donde concluye el agua salada dice Rol adiós a su amable compañera kriller.

Camina sin rumbo concreto guiado por su sexto sentido e ignorando el paso del tiempo. Detenido sobre un erial que al lado de su Galicia convierte cualquier ánimo en ruinas, dispone los días como estocadas en Stonehenge. En estos páramos de tierra solanera su cabeza da vueltas y teme no llegar a la siguiente madrugada.

Obstinado lucha contra polvo y guijarros por los caminos hasta lograr un poco de vida en el recodo de un arroyo donde luna se asoma.

#Inktober Sole Otero, agotada
Agotado pone en el disco de su memoria la canción de Aute:
-El día que se avecina viene con hambre atrasada.
Y aún extenuado canta en un murmullo:
-Presiento que tras la nocheeee, vendrá la noche más largaaaaa. Quiero que no me abandones, amor mío al albaaaaaa.

Al tiempo que juega con un lucero de río echa de menos la larga y ventosa avenida que llevaba hasta la puerta de Virginia. En las manos adecuadas, un cuerpo celeste se convierte en magia.

Los hombres corrientes nunca encuentran sus hadas sin estar atentos pero él no es cualquiera. Para él todo está por estrenar en inaplazable ilusión. El tiene su particular madrina siempre esperando.

-Hasivi, cómo me acuerdo de tí - Susurra cuando sus ojos nublados de miserias deforman la perfecta redondez de Manat, la luna.

( CcOoNnTtIiNnUuAaRrÁá )
#Inktober Sole Otero, estrella


domingo, 24 de marzo de 2019

Rolando a Virginia

"Los ojos de los demás nuestras prisiones; sus pensamientos nuestras jaulas." Virginia Woolf
#Inktober Sole Otero, regalo (Web personal)
Para Rolando vida es regalo, dar la teta de natural. Es bonito criar cuidados que se aferran a alguna de las 14 tetinas promedio. Extraño que mueran en el parto el 9% y en el destete el 11%. (Universidad de Murcia) ¿Tan perjudicial y problemático es el destete como para llevar a la muerte?

Toma en sus brazos un pedazo de la lechigada y lo devuelve luego acompañado de sus scrofa doméstica man or woman. Male and female. Macho y hembra. Hombre o mujer. 

No hay más.

Hay mucho más.

Punto para pensar. (.)
No sean cochinillos. No es el acto sino la intención. No tanto el cómo se disfruta del sexo sino cómo se ama restándole protagonismo.

Rolando puede amar de la derecha a la contraria y a cuanto vuela sobre su cabeza o bucea bajo tierra y agua. Para ella todo cuanto está ahí fuera es signo de corazón por flechar. Aunque reboten los tiros, rompan los arcos. Si, para él todo es material enamorable.

#Inktober Sole Otero, frágil (Twitter)
Cuando se siente frágil e inseguro llega Virginia a bajar sus fiebres de identidad con mensajes cálidos y paños subconscientes fríos. Se ventilan la tarde entre si esto no es aquello y lo bien que está lo mal que está lo bien-estando.

Verdades que fuera de una son juicios de otros y esos son muchos más que nosotros dos en nuestra cama.

Sudores gruesos. Tormentas de verano corto y lluvia de letras libres para comer.

Rolando desayunó arándanos, compartió espumas sobre el risotto y crema de guisantes con Croûtons diversos. Culminaron con una copa multicolor de frutas y cima de nata montada.

Madrugando un género al anochecer de otro. Isabel Allende escribió "Afrodita" un libro entero de recetas de amor pasionado, "cuentos y otros afrodisíacos" ¿si? vaya que si.

#Inktober Sole Otero, preciosa (La cúpula)
Bien alimentada de fresa, afectos y creencias, sobre una larga cuna de cómoda flor, se siente Rolando preciosa como ella, como fruto intruso del conocimiento que abunda en las lecturas más hondas de todos descreídas.

Con este libro de Pilar Bellver su cuerpo se relaja ensoñador y ríe -cómo no- una flatulencia de campo bien ventilada.

Todo es color margarita y aparta uno a uno los pétalos del incomprensible amarillo hermafrodita.

Juega entre los dedos con la mariquita y canta: "Coquito de Dios, cuéntame los dedos y vete con Dios."

Rodeada de ambivalencias vivas él se siente más natural y ve sus lechones nuevos dispuestos en mamas junto a su madre. Se imagina todo poderoso madre de trillizos -lactando en diverso- con tres pechos de mujer.

#Inktober Sole Otero, pollo (Astiberri)
Al tiempo que imagina, su común amiga Lucrecia  baila con otras.

Van danzando en torno a lumbre y humareda tres mujeres desnudas que ocultan sus rostros con máscaras de hechicero.

Serán culpadas como origen de todos los males pero, escondido junto a ellas, atiende el diablo: el macho cabrío (aker) se alza en el pasto (larre).

Qué mujer no es bruja.
Qué hombre no Lucifer.

Cogidas la mano derecha con la izquierda suman toda su energía femenina repitiendo en éxtasis tántrico este canto:


"Pollo-pimpollo
tu-rollo-con-Virginia
no-lo-veo
esa-chick-es-un-embrollo
ven-conmigo-pollo."

( Gloria se ríe Fuertes )

#Inktober Sole Otero, quemada (YouTube)
Quedan para tostar Rolando, Virginia y Lucrecia a la orilla del mar ese montón de piel lechosa robada. Llevaron bebidas de papaya y cristales oscuros de mirada en celosía no confesa.

Piensa Lucrecia en Virginia.
Repiensa si logrará, rolando el viento, separar en Virginia su mitad mal-enamorada con fines curativos. La enfermedad del bollo-pollo.

Mira ambos cuerpos: recorre culete pequeño y culete grande, pechos abajo y pechos arriba. "Esto no puede ser. No es natural." Y recita en mente:

Pollo-pimpollo
tu-rollo-con-Virginia
no-lo-veo
esa-chick-es-un-embrollo
ven-conmigo-pollo.

( Gloria bosteza Fuertes )
#Inktober Sole Otero

Cuando Rolando se acerca al agua le acompaña tunante y cariñosa una Lucrecia repleta de contenidos tóxicos.

Señala el horizonte y habla de pescados y barcos, de nubes y charcos. Cuenta cómo las aves van de paso, cómo las luciérnagas hembra esperan la noche para iluminar al macho.

Habla de focas fuera de foco, de morsas que hablan-punto-raya-punto en lenguaje morso, de orcas que no son orcos y otros nombres invertidos que le vuelven loco.

"Todo casa.
Todo menos Virginia
dentro de tí,
Rolando."

Vierte su volquete venenoso al oído entre risas que aproximan y bromas que han dolido.
Él, que quiere comprenderlo todo, asimila una culpa que nunca fue suya y carga por primera vez su mochila con trastos ajenos, con pensamientos podridos que la gente vomita y se quiebra su espíritu por primera vez, cercenado por los prejuicios y las dudas.
( CcOoNnTtIiNnUuAaRrÁá )

#Inktober Sole Otero, rebanada

domingo, 20 de mayo de 2018

El desnudo de Luján


No sé cómo es el despertar de las demás personas, pero conozco a una de nombre tan ambiguo como la manera en que se relaciona, habla, mueve y desenvuelve en la vida. Sé que le cuesta inhalar profundo al levantarse como si jamás hubiera podido expirar y sobreviviera gracias a un aliento consumido. Así pues, hoy …

Amaneció.

Y hoy se levanta Luján dentro de una masa fría y molida, sensorialmente sucia y pegajosa. Reniega los movimientos y exige mayor descanso agarrotando el cuerpo, tensando la cuerda. Luján no confunde las tretas subconscientes, obviadas, ralentizadas, pero nunca extintas. Quita la ropa. Toda sobra. La ausencia trituradora de vida para seres mínimos, la liberación del peso extremo supone una fiesta. La iniciativa libertaria más infantil, más blanca y transparente. Oh no. Eso no. Odia la plata tras los cristales.

Espanto reflejado. Silueta brutal. Costilla de Adán en carne vulgar. "Te vas a enterar" se dice con maneras bravatas. Arroja la gallina desplumada a la olla hirviente. El sistema nervioso punza la sien y poco a poco esa ducha caliente, sinfonía del mar con breve pizzicato de gotas saladas, ablanda el músculo y libera su mente. Debe estar limpio. Jabón de Zara Home aromatizado con lilas. Limpio, limpia, siempre limpio. El sexo. Se limpia con limpieza profesional. Bienestar y secar para quedar limpia y perfumada. La piel. “¿Ropa? No. Vamos a ensayar. Posar sin ropa.”

La habitación en penumbra anuncia un sol en llamas bramando furioso tras la ventana. El miedo posee hasta la última fibra de su vampírica alma. 400 millones de quintillones de vatios de luz por segundo, ho, ho, ho ... un dato nada poético. Demasiada energía sobre alas murciélagas con carácter negruzco. Dice: "Al carajo. Quieras o no te voy a quemar." Aúna fuerzas y, con ojos cerrados, contrapesa la cinta, acciona el mecanismo, rueda y enrolla la persiana. Y el sol en tromba viene y choca contra una piel fina laxa, indefinida, contra un escudo crepitante de pechos amazónicos a pulmón pleno rodeado de abundante esplendor, alumbre de sábanas revueltas. Y se rinde, desploma en su abrazo terso. Cubre el calor sus pies, entretiene sus piernas y llena todo lo afirmable como lo inflamable rellena e implacable riega el vientre hondo hasta donde los montes deben, hasta la pica que ensarta luego su cabeza perdida.

Bienvenida la muerte así presentada. Una figura cualquiera de atributos extraños, una molienda femenina de testosterona lacia escaldada y dispersa. Derrengada hacia lo grave, lo pesado. Para personas como Luján, que no comprenden porqué tiene entre las piernas esto y no aquello, la desnudez representa un solícito grito que debe ser aclarado de forma honesta. Llana. Sobre todo, sana.

No siendo poeta ni escritor de renombre puedo elaborar frases horribles y creer que lo hago estupendamente abundando en lo barroco. Ved:

Los vampiros de ficción arden trocándose inermes en polvo volátil. Los lujanes vivos se tuestan y recuecen y sus sexos escuecen y reverberan bajo tanta luz. Abatido el organismo, pero blando, suave y sin mácula, debe anular el caprichoso deseo y saturarse de textil hasta las cejas. Luján olvida si era mujer u hombre, si criatura sexuada en prematuro o si muestra todas las señales que acusan y proporcionan el formidable veredicto: persona adultizada.

Sueña insomne al comienzo de su jornada: "Soy una máquina. Coger esto y ponerlo allí. Unir lo uno y lo otro. Con amor." Como el bisturí del cirujano bien afilado, dócil abre el plástico, piel en su memoria, y salen las formas de su interior como aquella sangre evocadora. Pone el pendrive con cuidado en su ranura dilatando la mirada quieta. Imprime 1.000 juegos como sucede en otras imprentas, pero con menor ruido y olor, menos fallos y consumo, mayor calidad y beneficio, siempre con pulcritud y organización germánica. Guillotina el papel mimando el milímetro. ¡Habría tanto que seccionar! Una y otra vez, una y otra vez. Laminar, cantear, grapar … coloca vigilando patrones, uniendo hasta la extenuación. Y fin de la jornada.

Casual sesión fotográfica como modelo específico válido para una causa noble. Toma su vehículo. Sube la cima, entra en el túnel, sale, entra en otro, sale, y oleada a oleada brota al fondo el mar, intenso placer imaginado. Accedió Luján al interior del estudio sin saludo, sin tocar manos, sin miradas, sin conversaciones, con miedo y esta sentencia: "No quiero que mi cara pueda reconocerse." Y buena profesional, Laia Abril* contesta: "No te preocupes. Pon la ropa por ahí." La sesión empieza tensa, difícil, negativa la luz, sombras difusas, color pálido y gris depresivo. Llevan casi una hora de acá para allá forzando la falta de rostro, cortando perfiles en ángulos no posibles, borrando ingles interminables, cubriendo formas alteradas. Entre ida y vuelta detiene Luján su mirada en la foto de un chaval sin expresión que observa la calle tras un ventanal. Y ya no puede más. Ya no oye nada. Cae sobre las rodillas, se cubre el rostro, brazos cruzados arañando el torso, clava los codos en el suelo mientras abraza, oprime y sacude su cerebro contra el suelo. No siente si su sexo es libro abierto o gusano inmerso en carroñas, porque lo apretuja y extrae cuando se desploma sobre un lado. Las costillas dramatizan la luz, se inca brusca la cadera, las vértebras bemolan su teclado ambivalente mientras sus piernas y brazos resecos anticipan el trance de una dolencia obstinada. Sus todos son solo huesos y piel lunática e hidrópica que sorbe llantos. Y ya viene dipsómana entre plumas. Fetal viene la catatonia a devolverle la razón, para sumirse en un relax, con una mano vuelta pulsando junto a sus ojos espasmos en aire. Registrando vagamente el suelo y la urdimbre madre de la alfombra; embeleso de detalles en un tiempo sin fronteras. Y el sonido vuelve, poco a poco. Click, click, click. Ya todas son buenas. "¡¡FABULOSO!!" Click, click. "¿Cómo se te ha ocurrido?" Luján no responde. Un zombi que se levanta. Click, click. Dramática Mila Kunis de rímel borracho "¡No, espera!" Click. Se cubre torpe, el hombro por el brazo, comicidad leve, el cuello vuelto, la ropa interior asoma torcida. Click, click. "¿En qué pensabas?" Click. Con oculta ceguera busca zapato. "¿Ha sido la foto del chico?" Click. Salir. Marchar sin decir ni escuchar. Gira el manillar desconchado y tira de esa puerta que piensa repintada, realquilada, caída, sucia, gastada, hueca, barata, insegura, antigua y baja, chirriante, con agujero de mirilla sin mirilla, denunciable, insolente, incendiable o pateable. Click, Click. "¡NO TE MUEVAS!" Ruega a quien sin mover estaba y ahora entorna un octavo su cabeza. Click, click. Comienza a cerrarla. "¡Espera! ¡No te vayas asi!" Click. Pero así es como marcha siempre Luján. A rebufo de vacíos y silencios. Entre colapsos de pensamientos reiterativos e infinitos sobre los objetos que ve. A zancadas inseguras figuradas sobre pilones clavados en el fondo de un infierno invisible. Si algo hay cierto, es que ya cae sobre él.

Anocheció.

Retorna prófugo Luján al hogar con la cesta de pescar rebosante de dolor entre mimbres de esquinas tronchadas. Lleva anzuelos nuevos metidos en los ojos y atragantados entre óxido y pus los más añosos. Sigue siendo ni hombre ni mujer. No es mi niño la princesita de ningún rey. Es ser un ángel preso en barro legendario. Un ser desgraciado nada especial que desespera la única verdad. La de exhalar un punto y final..
Nota: A Laia Abril, la de foto simpática: espero que no te parezca mal, artista multidisciplinar, porque no has dado tu consentimiento para participar en este tosco compendio imaginario de palabras vanidosas. He dicho que esto es inventado. Nunca hubiera sucedido así contigo. Y utilizo tu nombre para compartir algunos de tus trabajos sobre
y también sobre

miércoles, 21 de septiembre de 2016

¿Porqué se desnudan los locos?

Why do crazy people get naked?
"El cuchillo separa el lóbulo de la oreja del cuerpo ... Un muro de hormigón del psiquiatrico separa la sociedad de la gente razonable de la de los locos. Mediante el uso de la psiquiatría con fines políticos una vez más, el aparato policial trata de recuperar el poder de saber distinguir entre la razón y la locura. Armado con diagnósticos psiquiátricos, el burócrata de la bata blanca extirpa de la sociedad aquellas piezas que le impiden establecer la dictadura monolítica del uno para todos y para todos obligatorio." Pyotr Pavlensky

Pyotr Pavlensky realiza una protesta sobre el tejado del centro de investigación psiquiatrica social y forense de Moscú.

Pues eso, ¿porqué se desnudan las personas que padecen problemas mentales con tanta frecuencia? 

Quienes padecen esquizofrenia, por ejemplo, a veces parecen buscar la transgresión de las normas sociales y tienen comportamientos que a los demás resultan estrambóticos por salirse de la norma. Gritan, profieren insultos, hacen gestos desmesurados, muecas, soniquetes ... se quitan la ropa. 


Dice Luz Teresa Maldonado, poeta en:

Si al perderse uno se encuentra
andando por la vida.
Descubrimos que los sentidos y otras señales
nos indican a donde ir sin partir.

Si al perderse uno se encuentra
en los sonidos del silencio
que hablan, susurran, nos llaman
nos entretienen para encontrarnos
en lo hondo, en lo adentro.

Y es cuando descubro a mi yo libre
libre de ataduras como él ...
el Loco que se desnuda.


Quizá el Loco también se libera de telares tejidos por la sociedad sobre nuestro todo. Y sí, Loco con mayúsculas porque es una poesía, porque es con amor. El mal no está en las palabras solas, sino en cómo se acompañan y se dicen y según el hilo del mensaje que llevan, según cómo y hacia dónde quieren llegar.

La esquizofrenia no es ni la única enfermedad mental ni el único motivo que nos lleva al desnudo integral. Cuando la enfermedad empuja y hace correr tu alma fuera de sí, queda desnuda ante los demás y se espantan al reconocer un ser tan desbocado como libre. Y puestos a soltar lastre, ¿por qué no liberar también lo físico?

Es su propio cuerpo lo que autolesiona y desnuda ante todos Piotr Pavlensky.
El cuerpo desnudo es lo que busca en ocasiones el artista cuando crea una obra. Es la piel y sus formas, su pelo, color y sombras y no la ropa del modelo lo que ponen ante los ojos de los estudiantes. Son cuerpos y cuerpos de hombre y mujer, reunidos en lugares públicos y abiertos a la mirada de los demás lo que encontramos en playas y otros lugares con genitales y pechos colgando o firmemente sujetos según la edad. Repletos de grasas, solo piel y huesos y algún que otro espécimen perfecto en casi todo.

Pero esos solo son los cuerpos de los cuerdos. Personas que reciben sol, agua y tierra como materia prima para fabricar felicidad. Los locos no pretenden placer sano ni felicidad pura a cambio del desnudo.

Los religiosos también se desnudan y se infrigen daño a veces. Francisco (San) se desnuda ante el obispo de Asis para despojarse de todo bien terrenal. Jesucristo cuelga desnudo en la cruz ante todos, reflejo de soledad y abandono, próximo al espíritu que restará. Gobernantes disfrutando desnudos, fotografiados al descuido y Spencer Tunick con miles de desconocidos sin ropa creando arte. Gente que destapa injusticias con gritos en público y sin telas que les cubran. Gente que se tapa hasta los ojos y soporta todo tipo de injusticias. 

Pero esos solo son los cuerpos de los cuerdos. Los Locos van gritando por gritar, son abominables dentro del arte y son compadecidos y cubiertos enseguida porque no saben lo que se hacen.

La sociedad establece las normas y distorsiona nuestras formas.


El body painting como expresión artística, utiliza como lienzo en la mayoría de casos mujeres con cierta belleza. 

Los hombres resultan complejos, difícilmente artísticos y confúsamente eróticos y capaces de cambiar la obra.

Para Alexa Meade toda la persona es un cuadro fugaz y viviente.

La mente puede ver la desnudez pintada y hasta cierto punto tolerarla y englobarla en el arte, pero sin la pintura... ay... eso es otra cosa.

A los locos como mucho se les "pintan morados" si se portan mal.


La foto muestra a Marina Abramovic llorando en una actuación de 1970 en Serbia donde los visitantes podían coger objetos de una mesa y utilizarlos sobre ella. Había de todo, cosas buenas y malas. Había incluso una pistola con balas.

Marina Abramovic es una artista que también ha utilizado su cuerpo desnudo en muchas de sus actuaciones u obras. A veces, una mirada es capaz de desnudarnos el alma. En esta ocasión le sucedió a ella.

Estaba en el MoMa. Ella permaneció durante horas sentada junto a una mesa. Los visitantes podían sentarse al otro lado de la mesa y mirarla a los ojos durante un minuto. Parece una cosa tonta, pero de pronto, cuando llevaba muchas horas actuando sin moverse, se sentó frente a ella la persona que compartió su vida durante 30 años tras su extraña y amable ruptura largo tiempo atrás sin volver a encontrarse. Una mirada, un minuto y un millón de recuerdos y el deber de no moverse y continuar con el espectáculo.


Y quizá la pregunta correcta sea ¿por qué se visten los cuerdos?. 

Otro día podemos comentar que no debemos llamar así a las personas diferentes. Ahora se dice que son personas con diversidad funcional. Es curioso cómo tratamos de adaptar el lenguaje para mejorar la integración pero la vida real, en lo cotidiano, en lo material, las cosas cambian muy, muy poquito.

Locos. Subnormales. Discapacitados. Minusválidos. Pues no.

DISIMILES o distintos, que para eso existe la DIVERSIDAD.




viernes, 8 de enero de 2016

Ser un hombre y la sociedad

Being a man in society.
"No despreciéis la sensibilidad de nadie. La sensibilidad de cada cual es su genio." Charles Baudelaire
Foto: "Day five" de Nikolas Brummer

you move. i move. ----------- te mueves, yo me muevo.
you whisper. i whisper.------ tu susurras, yo susurro.
you smile. i smile.---------- sonríes, sonrío.
you wither. i wither.-------- te marchitas, me marchito.
i am not me. i am not you.--- no soy yo, no soy tu.
i am------------------------- Yo soy
the perfect imitation-------- la imitación perfecta.

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Saber lo que somos no resulta tan sencillo. Caben mil preguntas en algunas cabezas y en otras diez mil (y no es ninguna ventaja). 

¿Soy un hombre? ¿Soy una mujer en el cuerpo de un hombre? ¿Porqué me atraen inconscientemente las mujeres que casi no tienen pecho? ¿Porqué las muy delgadas? ¿Porqué con el pelo muy corto?


 
Self with shampoo - N.Brummer

Self with towel - Nikolas Brummer
¿Porqué estas imágenes me producen internamente rechazo y sin embargo creo que son interesantes? ¿Porqué la forma de posar, las piernas cruzadas  me producen rechazo y sin embargo yo mismo adopto muchas veces esa postura? ¿Acaso me enseñaron algo pero no sé dónde quedó grabado ni para qué sirvió aprenderlo? 
¿Porqué me produce mayor rechazo con la toalla en la cabeza??





Them - Nikolas Brummer

¿Porqué lo femenino me resulta tan confiable, tan cercano, tan amigo y tan interesante? ¿Porqué me motiva hacer fotos a ellas pero para nada quiero fotografiarlos a ellos o a mi mismo?
Self-hatred - Nikolas Brummer

¿Porqué la delgadez en un hombre me resulta repelente y por contra la delgadez femenina, aun siendo extrema me provoca la máxima atracción?

¿Porqué anhelo la misma delgadez de ellas en mí mismo cuando la veo de forma tan negativa en ellos?


¿Porqué antepongo la orientación sexual masculina de un modelo en una obra a la valoración de la misma? 
¿Y qué me importa a mi eso? 
¿Porqué me importa y no quiero reconocerlo? 

Graz - Nikolas Brummer
¿Porqué supongo que un hombre es homosexual si posa en las fotos como Nikolas Brummer? ¿Porqué atiende mi incosciente en primer lugar a si la pose es demasiado femenina? ¿Qué más da? ¿Porqué me parece que a Nikolas Brummer tampoco le agradan demasiado los modelos masculinos?





¿Como puedo coincidir en gustos con este Nikolas Brummer que tiene talento para la fotografía y oído musical, con la intuición en el sentir que le caracteriza y a la vez no tengo nada en qué parecerme a él porque vivimos en mundos diferentes? ¿Porqué tengo que compararme con todo el mundo? 

Veo la película Philomena donde una mujer mayor busca al hijo que las monjas le arrebataron cuando contaba 4 años. Le dicen que su hijo era homosexual pero ella no se inmuta: "... hace tiempo que lo sabía. Era un niño muy sensible ... " ¿Ser hombre y sensible es sinónimo de homosexualidad?




... Llego a tu casa pero te acabas de despertar y tienes puesta una toalla y tus ojos parecen oscuros.
Te ayudo a secarte y veo un corte así que te doy una tirita y la tapamos.
Digo si has estado llorando y tu dices cállate así que nos sentamos en el jardín
y tocamos la hierba con las manos...
... no sé cómo no tienen problemas mentales más personas.
Pensar es una de las cosas más estresantes por las que he pasado.
Y no ser capaz de describir lo que quiero decir me vuelve loca...




domingo, 27 de noviembre de 2011

La masturbación (por Teresa Domingo Catalá)


Mi madre me llamó Manuela, pero me llamaba Manolita. Y cuando fui creciendo me llamaba Lita. Litaaaaa, Litaaaaa, gritaba por el piso, que sólo tenía setenta metros cuadrados, así que no debía afanarse mucho para encontrarme. Yo solía esconderme con el gato, dentro del armario, y la oía gritar Litaaaa, ¿no te estarás masturbando? Entonces yo no sabía qué era eso, y les contaba a mis amigas que había algo muy malo que se llamaba masturbación, que no debía hacerse jamás bajo ningún concepto y como ninguna de nosotras sabía qué era, un día nos armamos de valor y le fuimos a preguntar al profesor de matemáticas, ya que las dos cosas empezaban por la letra eme y le vimos una cierta relación. Figúrate, tres niñas de unos ocho años, con la primera comunión recién hecha, con trenzas y ortodoncias, preguntándole a aquel buen señor que era del Opus Dei qué era la masturbación. Primero, se quedó callado, después se puso todo rojo, y más tarde, nos dijo, recuperado el aliento: ¿Dónde habéis aprendido esa palabra? Ha sido Manuela, respondió Merce, y yo le dije: es mi mamá, siempre me pregunta si estoy haciendo eso. El profesor de matemáticas, que era del Opus Dei, como ya he dicho, nos dijo: nunca debéis tocaros, esto es todo lo que tenéis que saber. Y nos despachó, con toda la dignidad posible, dejándonos más confundidas que antes. ¿No nos podíamos tocar? ¿En ninguna parte? Así el domingo siguiente me fui a confesar y le dije al cura, que era joven pero que a mí entonces me parecía mayor, que me tocaba continuamente. El cura me preguntó, ¿y dónde te tocas? Y yo le dije: me toco las manos, el pelo, la barriga, los muslos. Y él me dijo: ¿Y te tocas el pipí? A mí me entró un asco terrible y le dije, no señor, siempre tiro de la cadena. Él añadió, chiquilla, quiero decir si te tocas ahí, por donde haces pipí. Yo me quedé muda, y le dije que no, entonces él me dijo que, salvo ahí, me podía tocar dónde quisiera. Unas noches más tarde empecé a tocarme, movida por aquello de la fruta prohibida que es más apetitosa, y si aquello era malo, que bajara la mismísima Virgen y me lo dijera. Era muy pequeña, pero no tonta, así que fingí que seguía ignorando qué era la masturbación.
Pero yo hablaba de mi madre. Y de mi gato. Mi gato no se masturbaba como comúnmente se masturba la gente, para ello utilizaba un peluche que mi mamá me había comprado cuando yo era todavía más pequeña. Y no sé si mi madre se masturbaba, ella nunca me lo contó y yo nunca le pregunté. No es algo que se pregunte. ¿Te imaginas en una entrevista de trabajo? El o la de relaciones humanas preguntándote por tus hábitos sexuales solitarios... Y usted, ¿se masturba o prefiere el sexo en pareja? Es para saber si es individualista o encaja en el trabajo en equipo. Por disparatado que parezca todo llegará y si no, al tiempo.
La masturbación tiene grandes ventajas: no depende de nadie más que de una misma, conoces muy bien tu cuerpo y sabes por dónde acariciarte, no contraes ninguna enfermedad venérea, no te puedes quedar embarazada... La verdad es que no sé porque no montan en los colegios talleres sobre la masturbación. Ni preservativos, ni anticonceptivas, ni píldoras del día después: el dedo corazón, una ligera presión rítmica, una buena fantasía sexual y ¡Ala! Al espacio sideral. El problema es enamorarse, ah, sí. Cuando te enamoras ya no es suficiente. Quieres estar con él o con ella, en mi caso, es él. Lo quieres tener cerca, sentir su corazoncito, sentir su otra cosa, ya me entiendes, y entonces el dedito ya no sirve, ¡qué putada!
Conocí al Frijolito I siendo empresaria. No te pienses que era la presidenta de la CEOE – que nunca ha tenido presidenta con a que yo sepa, sino señores gordos y calvos y bajitos que no tenían ni medio polvo -. No señor. Yo tenía una cafetería. Pero no era sólo mía. La tenía con una socia esmirriada, palo por delante, palo por detrás, muy lésbica ella – pusimos la bandera del arco iris en el local y luego se quejó de que nos llamaran bolleras -.
A Frijolito I le vi yo antes, mientras descargaba coca colas light del camión. Se le tensaban los músculos, se le empequeñecían los ojos, y yo me imaginaba su polla reventando aquellos pantalones algo holgados, dejando todo el lugar del mundo a la imaginación. Y ni corta ni perezosa, le tiré los tejos.
Yo siempre he sido así, parezco la Novia de Lorca, no una novia murciana, no, el personaje de Bodas de sangre que dice de sí misma: Mujer perdida y doncella. A mí me pasa lo mismo. En la Universidad me llamaban puta pero nunca me comí un rosco, y ¿sabes por qué? ¿Por qué soy fea? No, las feas también follan. ¿Por qué estoy gorda? Las gordas también echan polvos. No. es porque tomo la iniciativa. Cuando me gusta un hombre entro a la directa, le invito al cine, al teatro, a tomar café, y escarmentada de algunas experiencias – como la del senegalés que me dejó la boca llena de hongos después de la mamada – me lo pienso un poco antes de darle al kiki.
Mi socia se llamaba María de los Pinares, aunque debería haberse llamado María de los Incendios. Tenía múltiples ligues con múltiples individuos, mientras me pasaban a mí los meses con Frijolito I, hoy viene, mañana no viene, ahora no trabaja con la coca cola, hay que dejar que pase el verano... Y yo mientras con mis ensoñaciones, recordando los días que habíamos tomado café, paseado, ido al cine... Litaaaaa, hubiera dicho mi madre, ¿no habrás follado con él? La verdad es que no, y durante el verano en que él dejó de trabajar repartiendo coca cola yo pensaba: ¿Me acostaré con él? Y mientras yo pensaba si me acostaba o no con él María de los Incendios se abrió de piernas antes que yo, y debía tener el coño muy suculento, pues Frijolito I ya no se movió de allí.
Ni que decir tiene que la cafetería cerró pues las coca colas podían volar como cócteles molotov, y la espuma de la cerveza convertirse en semen caducado.
La historia de Frijolito II empieza en un concurso literario. Yo aparte de hablar sola en voz alta, como los esquizoides, soy escritora. Soy poeta, para más señas. Y un día me dio un giro muy gordo, al leer a Santa Teresa, y temí por mi alma inmortal. Pensé que de tanta masturbación me condenaría irremisiblemente, si no encontraba pronto un hombre para la jodienda. Pero no me gustaba ninguno, y a mí si un hombre no me tira del útero, pues no hay nada que hacer. Me quise reconciliar con los ángeles, así que escribí poesía mística, inspirada por los santos y los libros de Fray Luis y San Juan de la Cruz, y le canté al cielo, a las estrellas mensajeras, a los pesebres con bueyes y asnos, y todas esas cosas y en un rapto lo envié a un concurso religioso. Me olvidé. Ya no tenía una cafetería, ahora trabajaba de fregona en una heladería. Mientras los clientes lo manchaban todo – porque la gente fuera de su casa es muy guarra – yo soñaba con encontrar una buena picha que formara parte de un todo enjundioso, porque a la mañana siguiente del coito se habla... Y eso puede ser muy peligroso, porque ¿y si resulta que ese joven encantador o ése hombre maduro tan atractivo es del Real Madrid? ¡Qué tragedia!
Pero yo estaba con la mística, que no es otra cosa que echar polvos pero de otra manera. Aquí los orgasmos se tienen también, pero son mentales. Llegas a escuchar voces, pero no es Dios ni nada, es la propia imaginación que dice: busca un buen maromo y deja de escribir estupideces.
Y es que el sexo puede llegar a ser obsesivo, sobretodo cuando a los cuarenta una sigue con el dedo corazón como cuando tenía ocho y mamá gritaba Litaaaa, Litaaaa, ¡A ver qué haces con las manos!
Un día, mientras fregaba el váter de la heladería, me sonó el móvil. Hay mucha gente que siente repugnancia limpiando váteres. Yo, no. Prefiero limpiar mil veces los váteres que la cocina, es curioso pero la mierda me da menos asco que la grasa, quizá porque es más natural y cuesta menos de limpiar. Estábamos en eso, me sonó el móvil. Y cuando me hablaron, quedé estupefacta. ¿Manuela Sanromán? Me preguntó una voz de hombre. Sí, soy yo, le respondí con el spontex en la mano. Ha ganado usted el concurso del Convento de Santa Clarisa con su poemario El ángel que ríe. Sus poemas son elevados, de un arrobamiento que a los miembros del jurado nos ha parecido sublime. Yo le di las gracias, balbuceando, y el hombre me indicó que ya me informarían de la fecha de recogida del premio. Y así fue. A los tres meses viajé a una ciudad de la que no diré el nombre a recoger mi premio. Entre curas y monjas, leí algunos poemillas, disfruté de mi triunfo, y nadie, por supuesto, inquirió sobre mis hábitos sexuales. No, Frijolito II no era ningún cura. No me van los curas, son demasiado andróginos, casi asexuados. A mí los hombres con faldas no me ponen a no ser que sea una minifalda y puedas meter la mano por debajo. Pero los faldones largos del ritual me dejan frígida, y el incienso me mueve a la mística pero no al folleteo.
No di la nota en la entrega del premio, me comporté debidamente y al día siguiente estaba de vuelta en Tarragona.
Encontré trabajo en una frutería. Por lo menos las frutas y las verduras me alegraban la vista con su colorido, y los nabos y las zanahorias me recordaban a una amiga que se metía chorizos y morcillas porque le daba vergüenza comprarse un vibrador.
La frutería estaba al lado de mi casa, en los bajos del mismo edificio donde vivo, y como la cartera ya me conocía me dejaba el correo en mano, ya que estaba esperando una carta muy importante del Instituto de Belleza informándome del precio de la depilación con láser. Como ella también es mujer entendía que esta cuestión era tan importante como el tema de la crisis. Y es que tener las piernas peludas y apuntarte a natación es incompatible y hacer deporte es bueno para la salud, igual que lo es el asunto, ya sabes, el hacer marranerías.
Así que mientras pesaba unas patatas vino la cartera y me dejó una carta, que no era del banco ni era publicidad, ni del CETELEM que estoy pagando un crédito desde hace dos años...
No, la carta era de la FALANGE. Sí, la de las JONS. Totalmente alucinada la abrí, dejando a la clienta con las patatas en la balanza. Me invitaban a dar un recital en Madrid de El ángel que ríe, mis poemas místicos. La mujer me inquirió sobre sus patatas, yo maldije su patata y la mía propia, porque al ver las siglas se me había puesto el conejito en salsa. Le di las patatas, y la mujer se fue refunfuñando sobre las verduleras que recibían cartas durante sus horas de trabajo. La carta me daba un teléfono de contacto y un nombre: Ramiro. Las erres sonaban bien y aunque sabía que no debía, mi vanidad de artista que vendía fresas y tomates – todo muy rojo, válgame el Señor – pudo con los sabios consejos que me ofrecía la razón, a la que como siempre no le hice ni el más puñetero caso.
El día del recital llegó, y yo, vestida con un traje chaqueta que robé de Cortefiel, leí mis poemas ante un público entregado, tanto que me creí poeta. Y Ramiro resultó ser un cincuentón guapísimo, moreno, alto, con los ojos oscuros y por encima de todo muy masculino. Respiraba virilidad por todos los poros, y yo me encendí. Ahora, me dije, María de los Incendios eres tú misma, cojones, las cosas que tiene la vida.
Si yo hubiera sido inteligente Ramiro, también conocido como Frijolito II, hubiera quedado en el pozo de los recuerdos, pero mi ninfomanía de mujer reprimida fue más fuerte que yo. Esa noche, en lugar de hablar de los valores de la familia, de la funesta ley del aborto, de la barbaridad de los matrimonios homosexuales, le hablé de la masturbación. Todo empezó con los éxtasis de Santa Teresa, que yo llevé al terreno de la corporeidad, y allí fallé. Y todavía fallé más cuando le pedí que me enseñara sus láminas de dibujos de los santos. Frijolito II era un facha, pero no era tonto. Supo inmediatamente que no me interesaban sus pinceles, sino su pincel, y toda mi imagen de mujer arrobada por el gozo espiritual cayó por los suelos, y con ella yo también caí en picado.
Se comportó correctamente hasta el último café, y después, sin darme opción a decir nada más, se fue a su casa y yo me quedé para vestir a los santos de los dibujos que no me quiso enseñar.
De vuelta en Tarragona Frijolito II no se apartaba de mi mente ni de mi cuerpo. No había minuto del día en que no pensara en él, movida por los ardores y un deseo frenético. No debí llamarle, ya lo sé, pero lo hice, y le conté que me masturbaba pensando en él. Por supuesto, no volvió a cogerme el teléfono.
Así que en lugar de Manuela, Manolita o Lita he decidido llamarme María de las Desgracias, ir a la sex shop, comprar los artilugios adecuados y poner un anuncio en La Vanguardia: Ama busca esclavo, éxtasis místico, lectura continuada de poemas, me masturbo delante de usted y le dejo con las ganas.