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viernes, 31 de julio de 2020

Estudios Universitarios

"Nadie debería escapar de la Universidad sin saber lo poco que sabe.J. Robert Oppenheimer 
Mal estudiante - Obra de Yunyun Li

Nada, que he visto la película "Larry Crowne, nunca es tarde". Despiden a Larry de su trabajo en un supermercado alegando que, al no tener estudios universitarios, no puede ascender y por tanto  no tiene expectativas. Blah, bla, se matricula en la universidad y es un estudiante de éxito a los 50. Cosas del cine y casos de película.

Hace muchos años quise cambiar de empleo pero mis expectativas se venían al suelo cuando leía "Titulación universitaria requerida". Cualquier titulación en muchos casos. Y encima pedían "abstenerse" al resto. Son especies diferenciadas. 

Según la Universidad Autónoma de Tlaxcala, el "Homo Universitatis"  es un ser analítico, comprensivo, predictivo, innovador, propositivo, universal, democrático, solidario, permisivo y coexistente. Si cuentas las características, son como diez mandamientos. Los demás pertenecemos a la especie sin evolucionar que es por contra desordenada, intolerante, convencional, inmovilista, indecisa, provinciana, aborregable, egocéntrica, intransigente e individualista. Y vaya, creo que cumplo algunos de estos requerimientos negativos. 

Bueno, lo de ese "Homo" solo se trata de un "Modelo humanista integrador basado en competencias" pero no me creo que de entre la horda ( ¿turba? ) de aspirantes a universitatibus se queden al margen los más capullos ni las peores cabronas. Y menos que a estos, sus malas artes y limitaciones para amar y respetar a los demás, les impidan lograr sus correspondientes títulos. Antes de admitirlos nadie va a valorar su psiquis ni va a espiar su comportamiento previo en la vida.

"Dame un título y conquistaré el mundo", no lo dijo Arquímedes. El decía "dame un punto de apoyo y moveré el mundo". Se parece. Te apoyas en un título para conseguir lo que buscas. Tonterías. "A fulanito no le ha servido de nada, fíjate: está en un supermercado Mercadona, no te digo más".  Y a la vez que se menosprecia un trabajo tan digno como cualquier otro, ignoramos que a veces también se exigen "papeles" en el ansiado Mercadona.

¿ Qué prefieres, una universitaria graduada en informática ( da gusto oírla hablar, no cabe duda ), una chavala que apenas ha sacado un módulo de formación profesional ( con cara de buena gente, por lo menos ) o alguien sin ningún tipo de estudios ( pero 10 en simpatía ) ?

Bueno. Pero ahora vamos a aliñar la ensalada o batir el Gazpacho con la Thermomix, y si sobrevives a la barbaridad de los decibelios de esa máquina infernal, te cuénto qué pasa al mezclar bien todas las circunstancias: las mentes, los sentidos, las capacidades, los corazones, el físico y las metrallas incrustadas en la vida de cada cual, pues todas tenemos una historia que contar. 

¿Cuál es el resultado? Pues que casi da lo mismo el producto si tienes titulación universitaria. Me estoy poniendo pesadito desde el minuto 1 y me agoto yo solo de leerme.

Me gustaría pertenecer a esa especie superdotada que puede ponerse delante de un libro y consiguen sujetar las letras para que no jueguen al "corre que te pillo". Esa gente capaz de fijar su mente en obtener un logro futuro, de planificar y respetar una rutina diaria de trabajo por su cuenta. Personas que pueden abandonar sus intereses y aficciones más queridas por la consecución de sus objetivos. Cosas que jamás he sabido ni habría sabido hacer si, en un arrebato de locura ( imposible de otra manera ), hubiera apostado la vida en ello.

Me rindo ante ustedes. No somos de la misma pasta. Arcilla y agua de mar dan forma a mis huesos. En los vuestros resuena el acero forjado, pulido, brillante, perfecto. Mis carnes, fibras de algodón cubiertas de finísimo papel japonés washi. Las vuestras, imponentes enlaces covalentes químicos bajo un laminado de grafeno. Mi mente un revuelto de gambas con frío y la vuestra papas de La Bonotte con carne de Kobe.

Somos por lo menos de esas personas especiales que saben disfrutar de las cosas más sencillas. Del solos tú y yo, como en esta canción de Adriano Celentano.

martes, 14 de julio de 2020

Ladrando con perros

Tener en casa un compañero de otra especie era algo que yo no quería. Dijeron que me vendría bien. Me obligaría a salir de casa y hablar con otras personas. Y así fue, aunque pronto dejé de unirme a corros de personas hablando de cosas intrascendentes para pasear de verdad una hora y volver a casa. Además, indicarles a cada uno cuándo cagaban sus perros no parecía del agrado de nadie. 

-¡Huy, si no tengo bolsa! ¿me das una, porfa?

-Toma. 

-Gracias, a ver ... - Y se pone a buscar la mierda donde no está.

-No. Está aquí, mira.

-¡Vaya, estaba tan distraída...!, gracias. - Y me mira a mi en vez de mirar la caca. ¿¿??

En casa hubo una votación que debería haber quedado en empate porque las hijas se van de casa y el susodicho can en mi (nuestro) caso, no se va. Por suerte. Diré que ojalá estuviéramos todos juntos, pero eso sería malo para mi-hi-ji-ta, seguro. 

Podría haber salido feo pero es un perro "top model" si no abre la boca. El pelo suave y abundante que no se cae. Con un peso menor de 4 kilos y un carácter endemoniado su vida en el parque es complicada.

Cuando aún me esforzaba por ser otro arbusto en el grupo de personas emperradas, apareció una pastora alemana aficionada a pisar y colocar sus dientes como collar de perlas rodeando el cuello de mi chiquituco.  Será eso normal porque no apretaba, pero verlo me ponía de los nervios así que decidí marcharme en cuanto apareciera y su gobernanta se rió de mi y gritó:

-¡Así no aprenderá a estar con otros niños! ¡Mételo en una urna para que no le pase nada! - Y yo grité también:

-¡No es un niño, IDIOTA! ¡Es un perro! ¡Y haré lo que me dé la gana! .- En mi casa como si fuera un peque de la familia, pero eso es cosa nuestra, no de esa mujer. Y el tiempo pone a todos en su sitio. Ahora su perra es agresiva hasta con la gente, está como una tanqueta y por tanto es peligrosa. La sacan a ver la mediana más cercana de la calle y vuelta para casa. Nuestro amigo pasea mínimo de dos horas día tras día. Los suertudos son libres para desenvolverse en una finca, pero piso con vecinos es lo que hay. 

No suelo tener tiempo para evitarle el bullingcan. "No te preocupes, que mi perro no hace nada", es la frase más encefalo-plana que suelo escuchar. Y esa otra cuando se pelean "Déjalos, que entre ellos se regulan y se entienden". Entre ellos se matan si hace falta. No pasa nada hasta que pasa y, cuando pasa, el más pequeño lleva las de perder. Y no es lo mismo si pesa 8 que si pesa 4. No te digo ya 30 kilos.

Las personas con gatos, perros, pájaros etc terminamos hablando con ellos como si pudieran entender nuestra jerga. Hablaré por nos para decir que quizá así sea. Veamos: paseando por el parque me dice

-Dame algo de comer. Algo con lo que yo sepa cuánto me aprecias.

-No tengo nada. No hay. - Le enseño las manos vacías

-Pues vale - Sigue caminando algunos pasos. Huele que te huele. Mea y dice:

- ¡ Dios, que a gusto me he quedado ! ¡ Soy el mejor ! ¡ El más grande y más fuerte ! - Esto lo acompaña de rascadas como para tapar el pis. Si hay tierra que salga volando a mis zapatos, mucho mejor. Mea por aquí, por allá ... por todas partes. Al 15 o 20 intento no queda ni gota, pero da igual. Vuelve a insistir:

-Dame algo de comer. Anda. Tio cutre. Saca.

-Que no lleeeeevoooooo. No hay.- Manos vacías extendidas.

-Mah, vayámonos. Lo sé de sobra, solo te pido para que te sientas mal y algún día aprendas de tu mujer a llevar alguna chuchería. (mamón)

Bueno, seguro que voy descaminado y no piensa sino que "instinta". Luego en casa, con todo abierto, entra una mosca zumbona. Los ladridos taladran mis oídos hasta el dolor. Me desquicia los nervios. Me convierte en abusón asesino cruel. No tiene botón de MUTE.

-Queeee paaaaasaaaaa. Solo es una mosca, calla, jodeeeeerrrr. (¡Lo mato!) (no, no tiene culpa)

-¡¿Que qué pasa?! ¡Eres tú el que se pone todo nervioso! Agitas las manos, sacudes paños y al final echas vapores que huelen a rayos ... ¡Encima que me preocupo...! - Saco la mosca o la avispa de turno y se queda tranquilo. Y me mira mientras saca y mete la lengua y "em diu amb aquestes paraules":

-¿Un premio por lo del bicho? ¿chacho? ¿si? ¿eh? - Pero no. No le di.

Voy a la cocina a picar entre horas. Abro una bolsa de conos 3D o de fritos de maíz, o patatas Lays al punto de sal o me zampo unas almendras, avellanas, ciruela pasa, dátil ... Que no quiera coger peso no quiere decir que no me apetezcan las cosas ricas. Luego vendrá lo que tenga que venir a la cabeza, esa es otra historia. Ladrido repentino a plena potencia en modo quejido y muerte sobrevenida por susto a mis espaldas.

-¡DAME! ¡DAME! ¡DAME ALGO QUE COMER! ¡No solo a ti te apetece picar, capullo!. - Le doy un trocito de chuche perruna. De veras que son asquerosos esos chuches de bolsa. Pero es un carroñero, como los demás de su especie. Y no es broma, que un día quiso comer de una vaca muerta que dejaron para los falconiformes calvos de cuellos serpentinos con bufanda, ganchudos y picotudos. Eeeeeeh ... buitres.

Rituales. Este perro tiene rituales. Los demás supongo también. Voy a contar uno de sus rituales que espero no sea un acto premeditado para conseguir sus fines:

Lleva un peluche de perro cogido por el cogote y lo lleva de la ceca a la meca con mucho esmero al tiempo que va gimplando ( como llorar ), echando aire a presión por la garganta para que suene a quejido suave. Cuanto más tarde en responder yo al ritual, más desencaje de mandíbula. Tengo que seguirle, agacharme y tomar el peluche. Juguetear con él mientras se coloca la mandíbula y se repasa el pelo:

-Hay el perritoooo.- Y hago como que el peluche le lame la cara. El responde aseándolo con perfume de putrefacción y despioje a mordisquetes finos muy seguidos. Lo siguiente ya no tiene explicación. Dice:

-Quieto ahí que te voy a jincar. - Mmmm. Suena fatal. Lo sé. Pero eso es lo que hace. *Será mi sino. Su tamaño le lleva a agarrar mi pantorrilla, clavar las uñas y frotar con mi talón su lapicero sin minas de recambio. ¿Imaginas un pintor con pincel, inspiración, lienzo y sin óleos? Frustración "is de wor". Su siguiente fase o estadio emocional:

-¡Odio el mundo! ¡Os odio a todos! ¡GRRRRR! ¡Malditos! - Se sube al sofá y escarba buscando las muelas de Satán, se mete enfurecido bajo la almohada de su cuna, la vuelca, rasca alocado con ambas patas debajo y no puedes acercarte o serás despedazada y muerta a mordiscos. Espera,  a ... eternos e insufribles mordiscos pequeños.

-¡GRRRR! ¡Iros a la mierda todos! ¡Cabrones! - Cuando su agotamiento sobrepasa los niveles naturales, para. Busca un escondite. Se tumba desolado. Piensa

-Nadie sabe de mi sufrir .- Extendiende sus patas delanteras y pone la cabeza entre ellas. No hay imagen más triste. Luego se vuelve para no vernos.

Está castrado por amplia recomendación. Antes aullaba al paso de una perrilla de su gusto y, si estaba suelto, echaba a correr cruzando carreteras hasta llegar donde la amiga en celo, a kilómetro de distancia. En su vida todo es exageración. Todo o nada, sin medias tintas. 

Algunas personas dicen que llevan una vida de perros. Otros que los perros viven mejor que muchas personas. Y ninguna de las dos cosas es verdad.

O lo son las dos. A saber.

BONUS: Será mi sino.“Misino gaaaaato, ¿qué has comiiiiiido?, sopita en viiiiiino. ¿Quién te la ha daaaaado?, Mi padriiiiiino. ¿Qué padriiiiiino?, El del moliiiiiino, zape, zapiño, zape, zapiñooooo”

domingo, 5 de julio de 2020

400 Miércoles y 80 grados

"Cualquiera que vaya a un psiquiatra debería hacerse examinar la cabeza." Samuel Goldwin 

Las amigas de Briana: Sol, 7 y la inigualabre Izzy

Briana tiene amigas especiales. Una se llama Sol. 
Sol se ha cortado el pelo y sus pelos de punta lucen como nunca. Tiene cada color de un ojo: azul uno, verde el otro como sus enormes coloretes. La nariz muy chiquinina y la boca un plátano moreno que te sonríe a lo grande desde la lejanía.

Otra se llama 7. Sí, como el número. Tiene colores cuadrados "MarrónNegroRojo" en cabeza y pata mientras que en su cuerpo lucen redondos los colores VerdeMoradoMarrón, VerdeMoradoMarrón. Eso hace de 7 una chica afilada y dura en los extremos pero por dentro es blanda, esponjosa y no hace daño a nadie. Aunque no hacen caso, 7  explica a todos que "en la cabeza de Briana no vive nadie".

También está Izzy, con su sonrisa y su canesú de sarampión porque un día la sacó a paseo y se constipó. La gente se asusta cuando mira sus no ojos, tuerce su sonrisa y sólo encuentra el contagio de cerca. 2 y 2 son 4, 4 y 2 son 6, 6 y 2 son 8, y 8, 16. La tengo en calama con mucho lodor.

Tan pronto dicen que es autismo como que tiene desórdenes disociativos, psicóticos, de integración sensorial, de comportamiento  o una esquizofrenia infantil de proporción 1 / 50.000.

Briana y Jani Schofield fueron siendo, como son y serán, amigas por un tiempo al menos.

Para Jani la vida tenía reservadas cosas que a los demás parecerán muy extrañas. ¿Cómo organizará una criatura de 6 años el mundo que ve si está rodeada por cientos de seres que los demás no ven? El estrés derivado no resulta evidente para suponerlo.

Jani resolvió de la forma más simple todo su entorno. Las mejores soluciones sencillas provienen de inteligencias no condicionadas: metió todo lo intangible en el mundo de "Calanini". Lo tangible en la capa principal y superpuesto a ella, como en otra capa de Photoshop, su asombroso mundo virtual.

Se ha hablado mucho del bajo aprovechamiento que hacemos de nuestro cerebro. ¿Imaginan usarlo en una proporción mucho mayor desde los 5 meses de edad y cómo controlar eso un ser inexperto? Ahí Jani era ya capaz de señalar partes de su rostro.
—400 déjame en paz—decía, y la preguntaban:
—¿Quién es 400, Jani?
—Una gata. No me llames Jani, soy "Arcoiris"—si solo tú ves una gata que además habla ... ¿Cómo te sentirías si además te pide que hagas daño a tu hermano, padre y a ti misma?

Las normas sociales son incomprensibles. Te compras un vestido o camisa chula. No yo, pero puedo entender que otros estén contentos con eso. ¿Porqué entonces si ven que mucha gente lleva esa misma ropa ya no le gusta? Gusta vestir diferente. Individualidad. "Yo no soy como las demás." Vale. También quiero aceptarlo, pero entonces ¿porqué se desprecia / SeñalaConElDedo / burla / acosa a las personas que son diferentes por naturaleza o por las circunstancias? Es insano ambicionar la excepcionalidad minusvalorando la de los demás.

La singularidad no facilita a las personas encajar en su entorno y menos a una niña que se angustia y pierde el control cuando su cerebro lanza ráfagas y activa por su cuenta las neuro conexiones que le parece. Lucir sus estereotipias es una respuesta necesaria que extraña a los demás. Ahí llegan el rechazo ajeno, el auto aislamiento que te lo ahorra o las autolesiones por la ansiedad de la propia incomprensión. Por desgracia, la tierra está invadida de marcianos rígidos como palos de escoba.

—¿Porqué no juegas con los otros niños?
—Si juego.
—¿Si? ¿Con quién juegas?
—Con 24horas. A veces también con 80horas.
—Jani, cariño, esas no son amigas reales.
—No me llames Jani, soy "RanaDeArbolConOjosAzules".
—Bueno, pero tus 24horas no ...
—Sí son reales.
—No, pero atiende. Yo hablo de tus compañeras de clase, del colegio.
—Con ellas es muy complicado. Ellas son un 13 y yo soy un 17. ¡Cuidado!, ¡Que pisas a Miércoles!

Miércoles es una rata en Calanini. Los números que maneja crecerán pasados los años, como los demás seres.

La niña mezcla lo que le dicen con lo que conoce:

—Miércoles es ratofrénica del mismo modo que yo soy esquizofrénica.

Puede parecer imposible hacer amistad con alguien así, pero todo es cuestión de aprendizaje. La diversidad nunca será un piñón más del engranaje social si no nos molestamos por convivir, aprender, compartir y aceptar con naturalidad a los demás. Y si falla un solo piñón del engranaje la sociedad entera se termina resintiendo porque el porcentaje total de la diversidad es mucho mayor que uno entre 50.000.

En su clase de música, coge el micrófono y, antes de cantar, se presenta:

—Soy "Jani Luciérnaga" y voy a cantar "This old man"—en la canción infantil, un hombre mayor en patines hace palmas y demás, como Jani con su estereotipia nº1.

Muchos padres hablan con lanzamiento de puñales, descalificaciones o gritos entre sí delante de sus hijos convencidos de que no entienden sus problemas, ni captan el tono o el volumen de sus voces. Asumen que no ven sus gestos ni pueden sentir algún tipo de emoción. Si tu hija tiene un coeficiente de 146, a buen seguro sabrá más de lo que parece. Igual que con otro C.I. más acorde con la media, porque no son muebles que decoran la casa.

Le recetan múltiples fármacos anti psicóticos a pesar de que se sabe que no funcionan bien en la infancia. Y ... desde la ignorancia digo que son cerebros con enorme plasticidad que se están formando: no comprendo cómo algo diseñado para el cerebro adulto va a funcionar igual. Cómo le pueden recetar cosas así. ¿Sin recetas no eres un verdadero psiquiatra? ¿Hay que ponerse en el lugar de sus padres para comprenderlo? Si, porque ver tu hija estrangulándose, tratando de saltar por la ventana, gritando, sin parar de moverse y durmiendo un par de horas al día es agotador, fulminante para los mortales corrientes.

La gente opnipa sin más: "esos niños están malcriados" y lanza miradas reprobatorias. Hace comentarios de alcoba audibles en la distancia bajo plena luz solar. Si los demás muestran desprecio sobre unos críos ... ¡ qué no sentirán contra los adultos en su misma situación ! Sé de lo que hablo. Si fallas fingiendo, si te sales, pronto notarás una etiqueta pegada en la frente. Cualquier detalle es suficiente pero ya sumados son sentencia.
"Jani sabe que es diferente de otras niñas", dice la doctora Karen Lim de UCLA. “Manifiesta cierto grado de perspicacia cuando dice: 'Si mis padres no me aman, iré a vivir con mis ratas'. "
La medicación roba buena parte de tu esencia. Se te descuelga la mandíbula y la baba adquiere vida propia. Se nos ve más tranquilos, claro, ¡no te jode!  Bostezar se vuelve una rutina automática que se activa cuando menos esperas. Abrir la boca como si no hubiera un mañana a la luz de un cerebro titilante. Descargas eléctricas y shocks convulsivos entre otros males no tan menores. Pero "se te ve más tranquilo" es lo que importa.

Qué hago yo relatando vidas ajenas. Porqué cuento socas de personas que oyen voces de otros o su propia voz diciendo "no comas, adelgaza". Cosas sobre gente que ve gatos y ratas parlantes, que se lía a hacer extraños dibujos, se autolesiona, deprime, suicida, desnuda, o todas las cosas juntas.
Adiós.

viernes, 5 de junio de 2020

Seguir al sol

"Las personas son como ventanas de vidrieras. Relucen y brillan cuando sale el sol pero cuando vuelve la oscuridad,  su auténtica belleza solo se muestra si llevan la luz en su interior." Elisabeth Kübler-Ross

Nadie espera que mañana nos falte la luz y el calor del sol. 

Mi querida Olivia Newton-John cantaba en Xanadu "Tienes que creer que somos magia, nada se puede interponer en nuestro camino". Me da igual si por esto, o por tener casi todos los vinilos de Barbra Streisand o por otras muchas cosas me dicen mariposa o gay. Es música y me gusta. Con todo, preferiría ser Lily Collins en Mirror Mirror antes que dudar: “Espejo, espejito, dime si parezco normal o, dibuja quizá con espuma de mar, un hermano de Afrodita en tu reflejo”.

Hace tiempo - no recuerdo cuanto ni cómo – sucedió que mi compañera Locura enfermó y abandonó su habitación en nuestro precioso ático compartido. A veces hace una visita. Juega por momentos a quedarse. Enseña sus cartas de póquer con “escalera real” de trébol negro y le muestro mi mano perdedora, “color de corazones”. Miro el reloj para que pare de parir los segundos pares e impares a la par que triste sé, no se quedará tampoco esta vez. La veo alejarse, tan guapa ella, tan joven y fresca, su contagiosa risa sin fundamento y su cara de sorpresa cuando miro el reloj y digo que se marcha. Pero soy yo, el timorato conejo blanco, quien corre y se aleja llegando tarde a la cita con mi reina.

Hace tiempo no encuentro camino al mundo donde las cosas estaban todas vivas, todas seres inteligentes, todo encerrado en mi mundo feliz. Cuando volaba contra la voluntad carcelaria de seis paredes ineptas porque las mariposas desertaron entre sus costillas al esqueleto sensible que vertebraba mi sustancia.

Conociendo el pecado y su carne inflamada alimenté el hueso con EVA, pero las manzanas que venden hoy obligan, por su enormidad adulterada, a dejar media para otro rato forrada en film plástico de 10 micras a base de spinifex. Comer siguiendo el sexto mandamiento del decálogo promueve un amor siempre fecundo; yuxtapuesto al de Moisés en número y contrapuesto su sentido por la lujuria.

No comprendo las muescas de culata que desde el regodeo cuentan experiencias sexuales con parejas que sólo se conocieron íntimamente. Y “sólo íntimamente” suena al triste frío de la uróloga mano que palpó aburrida mis testículos. Suena al plas, plas de un cuerpo contra otro o al compulsivo automatismo instintivo de animales en celo envueltos a veces, eso sí, con glamour pijo o encanto choni.

Ya hace tiempo que todo sucede a ritmo de cohete. Antes éramos escribientes de punzón sobre hojas de caña en las pagodas. Luego vinimos a derramar nuestras criaturas sobre papel desde gráciles plumas alcoholizadas en estanques oscuros. Éramos cien mil los contables de manguito y visera. Eran más tarde, ya solo centenares, las secretarias con una máquina de escribir Remington nº 1. Después empezaron los electrones a esculpir letras mecánicas perfectas. Y vimos con emoción el brazo del robot ensamblando incansable la secuencia de los adelantos modernos sin pensar por un momento en tantísimos trabajos perdidos. Solo importan las cifras: las que suman beneficio. Qué paradoja tan grande. Empresas que prefieren a las máquinas pero sin personas serían nada.

He visto a dos hombres distintos emplear más de un sueldo para pagar su teléfono móvil y luego acunarlo en capas de terciopelo para protegerlo soñando con el modelo del año siguiente. También a un hombre mimar su coche con cariño y a una mujer ponerle incluso nombre. Y hablarle ambos como se habla con un hijo. He visto bailar feliz al migrante Hope por pagar su ayuda con la compra al salir del super. También he recibido un "cabronazo" del desahuciado, sucio y sin dientes, que sentado en el suelo me veía pasar de largo para dejar la compra. Y su sorpresa bajo un cálido “gracias” al entregarle monedas después. He visto sangrar, en una avenida con abundante tráfico, a una mujer inconsciente tras romperse la cara contra el suelo. Y acudir solo un joven con rastas: tirar su patinete, quitarse  el fular para limpiar la sangre, reposar su cabeza en él y recibir a cambio insultos por detener la circulación.

Cargo recluido en el cráneo un dolor de cabeza que arresta palabras y embute frases en un bloque apelmazado de confusión, moho y carcoma. ¡ Ven, ibuprofeno, ven ! ¡ Deserta en las filas del botiquín y fundámonos venlafaxina, mirtazapina y sus secuaces todos en uno contra la serotonina y la norepinefrina ! ¡ Repleta ibupro mis entretelas y dame alas antipiréticas nada inflamatorias ! ¡ Cúbreme de analgesia plácida para los ventriculazos aórticos que lanza este corazón inmisericorde ! 

Con todo lo que llevo visto y sólo soy como esa fina hoja de lata prendida con fuerza al corazón de una Dorothy que disimula su dolor por unos zapatos gastados sobre cemento y grava; perdida y sola en un camino de Oz sin magos pero colmado de brujas que desprecian su esfuerzo y lo pagan con dinero en brea. ¿Falta valor para salir de esta senda o hace falta para seguir en ella?

Y otra vez me pregunto: ¿soy este que veo? ¿Este mi cuerpo? 

Incontestables eternas preguntas. 

Nuestra estrella saldrá mañana para todos y habrá una nueva oportunidad para arrancar  las páginas más pesadas del tomo que cargamos al lomo. Para ver nunca lo que podemos no comprender desde el otro lado de una vidriera contra la antigua luz de siempre.

Aprendamos de aquella otra Lily Collins siguiendo al sol en “To the bone”:

                  Follow the sun - Caroline Pennell - To the bone              

Sigue, sigue al sol y la dirección en que sople el viento, 
cuando este día termine.

Respira, respira el aire. Márcate un propósito.
Sueña con cuidado.

Mañana es un nuevo día para todos.
Una luna nueva y un nuevo sol.

Así que sigue, sigue al sol, la dirección de los pájaros,
la dirección del amor.

Respira, respira el aire. Aprecia este momento.
Aprecia este aliento.

Mañana es un nuevo día para todos.
Una luna nueva, un nuevo sol.

Cuando sientas que la vida se te viene encima
como una pesada carga.

Cuando sientas que esta sociedad loca
solo añade más tensión, date un paseo hasta la orilla
más cercana del agua, recuerda cuál es tu sitio.

Demasiadas lunas han salido
y se han puesto mucho antes de que vinieras.

Entonces, ¿hacia dónde sopla el viento?
¿Qué dice tu corazón? 

Así que sigue, sigue al sol y
la dirección en que sople el viento,
cuando este día termine ...




sábado, 16 de mayo de 2020

Dr. Jekyll e Mr. Hide


Relato de un suceso en septiembre, 11 añitos atrás:

3 de septiembre de 2.009

Se me queda mirando.

Yo no estoy en la consulta, suelo marcharme adentro, donde no tengo cuarenta y tantos años.

Mi cuerpo está nervioso y suda, pero espero que no se note.

El señor endocrino me pide que me quite el jersey, de cuello alto. Le he dicho a mi cuerpo que tenía que quitarse toda la ropa pero, aturdido, no acierta a sacarse la camiseta que lleva debajo.

La mujer que me acompaña (confío en ella ciegamente) me ha dicho algo.

Entiendo, desde aquí dentro (donde me siento seguro, aunque apartado y algo asustado) por sus gestos que algo estoy haciendo mal.

Como en ecos rebobino y escucho de nuevo la voz del médico cuando pidió que me quitara el jersey así que me quedo allí de pie a la espera.

Se acerca a mi cuerpo.

Es un hombre alto y serio (dejo que haga lo que sea, no hay otra opción).

N. del A: Mientras he estado escribiendo esto, han comenzado algunos temblores. Es Mr.Hide, que quiere decir algo, pero no es su turno. Prosigo.

Me ha puesto las manos en el cuello:

-¿Ese hombre va a estrangular mi cuerpo de hombre?

-(¿has dicho hombre? Eso no es un cuello masculino

-Que no, que va a palpar el tiroides. 

-“Trague usted saliva” .- Aprieta el muy cerdo

- (duele poco, es así, no quejarse

-“Vuelva a tragar” 

-(duele, no quejarse, los hombres no se quejan)

-“Otra vez … quizá le duela un poco

- (no digas nada, mira que te pones tonto)

- “Bien, ya se puede vestir” 

Eso está mejor, ahí estoy rápido, a la primera he entendido y mi cuerpo obedece.

Ha vuelto a su silla. En su consulta sólo hay una mesa, tres sillas, un armario, una estrecha cama de esas negras cubierta con papel higiénico, una báscula antediluviana y papel y bolígrafo Pilot negro de tinta líquida. 

Escribe (se escribe suave). Tiene una letra pulcra y perfectamente legible. Es un hombre tranquilo.

-“Usted tiene hipotiroidismo. Deberá tomar una pastilla para compensar su déficit  tiroideo el resto de su vida.” .- Se me queda mirando.

Yo no estoy en la consulta, otra vez me he marchado adentro.

La mujer también me mira por un momento. El doctor decide pasar de mí y habla con ella, que ha preguntado algo. Hay que regular la dosis. No tiene mucha importancia, mucha gente tiene esto del Hashimoto. (tantos japoneses, tantas personas, no pasa nada

Se me queda mirando otra vez. Creo que dijo algo que debía causar una reacción en mí. Ahora el que se aturde es él, que habla con la bella e inteligente mujer que me acompaña. 

Ya me puedo ir. Sonrío y digo adiós educadamente 

-(hay que ser educado, pregúntale si cierras la puerta al salir)  ¿Cierro?

-“No, déjela usted abierta, gracias” 

-(eso es, he quedado bien). 

Mi esposa espera para estar en el pasillo antes de decir:

-“¿Qué te pasa hijo? Me pone negra que te quedes ahí callado cuando te preguntan… ¿No ves que pareces tonto?” 

No entiendo a qué viene esto… si me he comportado correctísimamente 

-(mentira, sí que lo sabes). 

Mi esposa se disgusta. 

Tiene razón, no me he enterado de nada. Yo no quiero que me acompañe, pero se empeña porque sabe que no me entero de nada. Que me pongo “catatónico” como ella dice.

Notas 28 sept. 2020:

Ya está no da para más el relato. Solo añadir que en el transcurso de nuestras revisiones endocrinas descubrieron el origen de esos temblores. Algo sobre un simpático tumor que estuvo cerca de liquidarme con sus efectos secundarios pero que amables me quitaron rajándome de lado a lado el vientre y tirando alguna cosa pocha más que encontraron por el camino como hicieran con Braveheart. Solo que William Wallace fue antes ahorcado a medias, torturado y luego emasculado, eviscerado y por fin decapitado tras gritar ¡ LIBERTAD! al público asistente. No entiendo cómo puede alguien presenciar ejecuciones y torturas en persona para luego continuar con su vida. 

Qué torpe soy hasta para eso. Desangrar un cerdo, matar una vaca, despellejar un conejo, desplumar una gallina deben ser la versión ligera del mismo crimen ... sería vegetariano si tuvieran que ser mis manos. Bueno, algo de asesino si llevo. Aunque con mucho asco, extermino moscas. Debo corregir todo esto.

jueves, 30 de abril de 2020

Paco&Emi. El muradal.


Para Paco, su compañera es un enigma. La mira cuando comen, una frente al otro y no puede dejar de mirarla. Ella lo sabe pero espera. Hasta que se cansa.

—¿Qué me miras tanto?

—Es que ... estaba pensando lo poco aprovechada que estás
—dice desviando la mirada a los fideos mientras retira charcos de grasa por el contorno del plato.

¿Queeeé?

—Que tuviste mala suerte, si hubieras podido tener un trabajo donde tus capacidades se hubieran podido hacer valer ...

—A qué te refieres.

—A tu memoria.

—Bah, eso no vale para nada.

—No es verdad. Que tú sepas mejor que yo los nombres y las caras de los vecinos del edificio donde mis padres o por ej

—Eso es porque en vuestra casa nunca ponéis atención cuando hablan los demás. Solo estáis a vuestro tema y nunca escuchando
—antes de responder, retira la banderilla que acaban de clavarle.

—No, no. Es ... algo más. Es que te acuerdas desde pequeña de todas las personas de tu pueblo ... de todo lo que hacía cada uno, de cómo se comportaban, sus nombres, las relaciones entre unos y otros ...

—Hijo, cómo no me voy a acordar, si no éramos más que unos cuantinines. Tú es que eres un desmemoriado
Paco se queda pensando. "Sí, tengo memoria para algunas cosas. Para otras no."

Las cucharadas de la sopa de cocido le saben a gloria pero una falta de habilidad o un exceso de ganas le hacen sentir maleducado, torpe y más basto que un cordón de esparto. Se limpia la escurrindanga de la barbilla y en la siguiente cucharada tira alguna gota en el mantel. No tiene remedio, piensa también.

Le gusta escuchar a "su chica" rememorando cosas del pasado. Vuelve a preguntarle por la época de niña, cuando jugaba en el vertedero.

—Muradal, no vertedero. Nos llamaban guarras, ¡ja, ja, ja! ... En el pueblo había varios sitios de estos donde la gente tiraba las cosas, basuras. Había incluso una, la Eloína, que cogía el cubo y lo volcaba al otro lado de una valla de su parcela, tal cual.

—Pues vaya cerda. Se le acumularía ahí una peste ...

—Hombre, antes no se generaba tanta basura como ahora. Era diferente. Nosotros por ejemplo la llevábamos a la alameda.

—Menudo sitio también, al lado del arroyo.

—No era en la parte que tú conoces. A ver, y no íbamos allí a jugar. Ya te lo he explicado otras veces. Solo íbamos a coger cosas para nuestra casita. Imagínate unas niñas todo el verano. Con algo nos teníamos que entretener. Hacíamos una casita y cada una nos poníamos en un lado. Una en el salón otra en la cocina ... y ahí lo poníamos todo. Hablábamos, hacíamos como que fumábamos, todas tontitas ... ya ves tú.

—Mis hermanas también lo hacían.

—Luego, cuando venía el hijo de Eutimio, Fernandito, nos tiraba todo al suelo. Era chiquitajo y gordo y se reía como un loco. Pero sus padres le reían las gracias. Y sus tíos, Miguel y Manuel. Cuando alguna gritaba "¡Que viene Fernanditooooo!" ya sabíamos que la casita iba toda al suelo. Vaya muchacho más idiota. Sólo hacía que gamberradas por todas partes. Fíjate que ningún chico del pueblo nos hizo nunca algo así.

—Pero eso de coger cosas de la basuraaaa ...

—Bah, pues igual que lo de cagar en las tenás. Como no has vivido en un pueblo no tienes ni idea.


Tenada en Villa Veses, Segovia. 

A Paco le resulta difícil acertar imaginando la supuesta "tená". Dibuja en su mente  tres paredes de piedra en torno a un cuadrado de un metro por un metro, le coloca un techo de uralita y una puerta hecha de tablas. Lo más parecido a un retrete antiguo de tasca inmunda. Y le surgen dudas con la puerta.

—¿Cómo era la puerta? ¿Tendría cerrojo, no?

—Ni puerta ni nada, si te he dicho que era una tená.

—¿Y qué es una tená?

—Pues un cacho caseta con una miaja de techo.

—¡¡ Entonces cualquiera te podría ver cagando !!.

—Si, claro, esas ganas teníamos de ver cargar a nadie. Menudo plato de gusto. Cuando el que fuera sentía acercarse a alguien decía "QUE ESTOY YOOO" y listo
—hace una pausa y ríeJe, je. Ya te conté cómo iba mi hermano a tirarle piedras al tejadillo cuando iba a cagar Remigia, la profesora. Y luego le castigaba. Sabía que era él.

—Así no le saldría el chorizo a la pobre. Pero habría un agujero donde echarlo ¿no?

—Buéh, qué dices. Ni agujero ni na. Y de pobre nada, que menuda cabrona era. Tenía muy mala idea y bastaba que yo no quisiera leer en voz alta para que me obligara. Pronunciaba T en vez de Q
—pone cara de asco y tono irónico y malicioso de burla mientras repite: "A ver como lee Emi con su lengua de trapo."

—Pero si no había agujero entonces ... ¿lo hacíais uno encima de otro?

—No hombre, no. Cada vez te buscabas un lado. La tenás no son tan pequeñas. - Paco ahora ya imagina una portería de fútbol hecha con tres paredes y un techo. Luego se enterará que la palabra correcta es tenada. "Reminiscencia de las antiguas cabañas prehistóricas donde se cobijaban los carros y algunas bestias y que solían emplazarse a la salida del pueblo". Emi aprovecha el espacio en blanco de Paco para salir del asunto de la mierda que parece interesarle tanto y volver sobre los juegos con sus amigas.


Gitanilla - Pelargonium Petatum

—Me acuerdo que en la casita pusimos un esqueje en un tiesto y nos creció una gitanilla muy mona.  Estábamos todas ilusionadas con ella pero un día desapareció. Al poco supimos quién fue porque Juanita, (una de sus amigas de la casita) que iba invitada a la piscina del señorito,  vio en la casa de la guardesa nuestra maceta con la gitanilla. Ya ves. Una tiparraca que tenía un montón de tiestos y se lo roba a unas niñas.

—Habérsela quitado. O le hubierais roto con piedras los cristales.

—Qué bobadas dices. No. No podíamos entrar allí. Menudos perros lobos negros con los ojos amarillos tenían. Además esa señora, la Filomena, era tan imbécil que le parecía mal que tuviéramos la casa  cerca del corral de sus gallinas. Ya me dirás unas simples piedras colocadas por el suelo. Mi madre fue la única en enfrentarse con ella. "¿Pero a tí qué te molestan ahí las cosas de las niñas?" le dijo.

—¿Y qué cosas cogíais de la basura?

—Pues ... los botes de laca de la madre de Carmen 
otra de las amigas o los frascos de perfume de la madre de Juanita—de pronto hace un gesto como de echar aguale tiraba el perfume poco a poco para coger el frasco cuando se terminara y llevarlo cuanto antes a la casita. Si se llega a enterar su madre ...

—Pero todo esto ... porque erais pobres, ¿no? Nosotros también éramos pobres al principio.

—Tú no sabes lo que es ser pobre.

—Bueno, mujer ... no te creas. Nosotros éramos pobres de ciudad que, si lo miras bien, teníamos menos que los de campo.

—Te recuerdo que tu madre siempre tuvo quien la ayudara en casa.

—Bueno, siempre no. Te hablo de al principio.

—Además, lo de pobre suena triste y yo lo recuerdo como una época muy feliz, hasta los 6 años. Lo que no sé es cómo no nos matamos alguna.

—¿Por?

—Pues porque hacíamos muchas burradas. Íbamos por la carretera haciendo la cabra. En invierno patinábamos en las charcas, vamos, para romperse el hielo y ... luego en verano íbamos con una cámara de neumático como flotador. Y aquello no era agua con cloro como la vuestra de la piscina, desde luego, parecía negra. Se removía el lodo y no se veía el fondo. Tenía que haber una de bichos ... en fin.



Emi fue una niña feliz. Al menos hasta los 6, cuando las cosas empezaron a torcerse y llegaron las primeras tareas impuestas. A sus hermanas las enviaron a servir con 12 años y aunque la necesidad no obligara a sus padres a hacer lo mismo con ella, no se libraría de realizar muchas otras tareas.

Cuando salía de casa iba con sus amigas y estaba mucho tiempo, no en la calle como hubiera podido hacer Paco si hubiera querido, sino en el campo. No rodeada de edificios y más edificios sino de enormes extensiones de campo y árboles que pretendían colonizar el cielo y pintarlo con los tonos verdes y amarillos secos, clásicos de los veranos en Castilla. Con enormes rocas redondeadas de incomprensible naturaleza formando atalaya en medio de ningún lugar para ser motivo de juegos infantiles inventados hasta el atardecer.

Crías rodeadas de insectos a los que conocer y respetar sin sentir un miedo innecesario. Chavalas que aprendieron  los nombres de todas las flores que vieron alguna vez por allí. Que recibían sorprendidas el regalo de una doronsilla dejándose ver para desaparecer un instante después. Así llama ella a las simpáticas y nerviosas comadrejas. Porque "su" Emi tiene un juego de nombres alternativos y una segunda mirada donde él se pierde y no la puede alcanzar.  Y una vara recta, flexible y dura para hacer espabilar tantas ocasiones a un Paco despistado que conoció una realidad tan diferente en el barro de las calles sin asfaltar de su ciudad. En los juegos sociales violentos y físicos de tal cantidad de niños que ninguno serviría como verdadera amistad.



domingo, 5 de abril de 2020

Una tumba demasiado profunda


Estaba sentado sobre el hoyo, esperando como siempre. Parecerá quizá que abundo en estos asuntos pero es lo que sucede cada día a cada persona, con suerte. Cerré los ojos y los mantuve cerrados con los dedos pulgar e índice a la vez que apoyaba en ellos la cabeza.

Entonces la vi. Era una calavera formada por muchos puntos luminosos. Más nítida. Demasiado presente como para decir que yo había unido los puntos. Cuando quise formar un recuerdo con ella comenzó a alejarse dejándome solo una sonrisa socarrona. Luego sonó en mi cabeza la canción del sacerdote Kane en Polstergeist 2: "Dios estáen su sagraaaado tem-plooo, li-branoooos de la iniquidaaad.", o sea maldad, gran injusticia.

Habitamos miles de billones de seres vivos el planeta. A veces comparan los humanos a sus semejantes con vegetales porque no reaccionan como los demás. Cuanto más perdidos los primates en su ilusorio material de vanidades y prejuicios, mayor su iniquidad. Un mundo gobernado por seres comportándose como langostas cada día durante mil años: devorando la vida bajo el agua y aniquilándola sobre la tierra hasta dejar nada, consumiendo sus recursos abrasándolos, despedazando su superficie en lo que dura un fragmento mínimo del tiempo total del planeta. Matándonos unos a otros. Ahí se me cruzó la neurona con una antigua película que había visto en mi juventud.

En la película "Quatermass y la tumba", acometían las obras para el metro de Londres cuando encuentran una nave espacial. Datan su antiguedad en unos 5 millones de años, cuando los primeros homínidos. Su protagonista formula la teoría de que estos alienígenas vinieron para preservar su raza de la extinción pero encontraron una gravedad y atmosfera no compatibles. Aún así habrían sido capaces de modificar genéticamente a esos homínidos de entonces, dotándolos de inteligencia pero conservando en su mente los vestigios de esa conciencia extraterrestre. Al abrir la nave etc, despierta ese subconsciente larvario que los convierte en una horda similar a langostas y la maldad se desparrama al rededor entre visiones primitivas y poderes telequinéticos ocultos.

Estrenada en 1967 en cines, encontré la película y la puse por la noche. Excepto por los efectos especiales y algunas representaciones exageradas que producen mucha risa, mantiene un buen nivel de calidad. Podreís creerlo o no, pero casi se me hiela la sangre al pulsar "Play" y salir la foto que encabeza este post con una calavera estilo a la que vi en puntitos brillantes.

En el minuto 46:50, pregunta Quatermass al antropólogo: 
-Roney, si nuestro planeta estuviera condenado a destruirse debido a ciertos cambios climatológicos, ¿qué cree usted que haríamos?
-Nada. Seguiríamos discutiendo y peleándonos.

Los de 1967 ya eran datos climáticos preocupantes. Greta Thunberg no nos descubre nada que no sepamos pero insiste mucho, con razón, para que lo tengamos en cuenta. Los humanos nos erigimos como únicos gobernantes supremos de la tierra. Avalados por nuestras colmenas sociales, apretados los unos junto a los otros, amando y despreciando con pasmosa idéntica facilidad, ahorrando un preciado litro de agua a la par que consumiendo el planeta en su conjunto y explotando o arrasando las demás formas de vida.

Es entonces cuando un diminuto ser, muerto mientras descansa y vivo cuando trabaja, con su juego de herramientas para la supervivencia va tomando uno a uno, cientos a cientos, miles a miles, millones a millones de esos primates y los diezma. Consigue mantenerlos vagamente inmóviles hacinados en sus hormigueros y sin buscarlo paraliza también sus artificiales medios de supervivencia. Unos medios nunca cuestionados y basados en relaciones e intercambios de trabajo con consecuencias que nunca se molestaron en analizar para prever. Miles de especies extinguidas antes de descubrir sus secretos, atesorados durante una evolución de millones de años. Hasta que el acto de nuestra presencia queda resumida en esta frase de Atila:

"Soy el martillo del mundo: donde mi caballo pisa, no crece la hierba."

Así pues, ha llegado la hora de las aves. De los jardines salvajes en crecimiento sin control que amenazan vida propia. Los pájaros reclaman nuestras calles en propiedad. Jabalíes y cabras se animan en familia a recorrerlas por poblaciones casi fantasmagóricas. Bajo la claridad de un cielo de pureza ya olvidada es la vegetación la que aprovecha nuestros votos de clausura para incrustar sus raices en las aceras y desarrollarse con garbo, crecidas ante la evidencia de nuestros miedos. 

Hoy es el día de amar océanos, ríos y mares o morir. Un tsunami universal de amor basado en el respeto que alcance con suficiente fuerza a todos los demás seres que los habitan. Con un amor ciego que trascienda el ego sintético de la propia supervivencia. Porque si no logramos comprender que su vida peligra por nuestros actos, deberemos cavar una tumba bien honda por la inseparable ignorancia que lleva ligada nuestra supremacía especista.