Después de Samuel.
Lo que viene después de golpear hasta la muerte a quien no puede defenderse. Con ayuda de muchos otros porque solo uno no vale nada y se necesita mucha porquería. Entonces sucede.
Cuando el cerebro se descompone y solo queda el instinto prehistórico. El de un grupo de chimpancés que suele comer fruta y hojas, pero a veces disfruta dando caza, matando y devorando algún otro ser que se acercó demasiado. Gentuza con raíces de odio.
Memoria y sociedad.
Somos el resultado de una evolución, pero … ¿ha evolucionado nuestra sociedad o basta con llenar la memoria de sus individuos con basura y desprecio por la vida para que sucedan estos crímenes?
Cada día entiendo menos. Chicas y chicos que agreden por igual a compañeras de clase que a niños con autismo que pasaron a su lado. Llevo 18 meses encerrado en casa y veo las otras personas con ganas de patear o cortar mi lengua, aunque casi no habla.
Pero yo digo que te quiero, Samuel, y siento tanto que no estés con nosotros …
¡ Cómo me hubiera gustado conocerte ! Que me hubieras cuidado con esa sonrisa tan sana, perfecta, tan honda como tu mirar.
Quisiera, en medio de mis pesadillas, devolverles por anticipado todo su odio desde un lanzallamas o la fría distancia de una bala. Antes de Samuel.
Sin embargo, aunque no se puedan realizar, prefiero de entre mis sueños que alguien leyendo esto quiera tan solo compartir algunos. A saber y en este orden:
1-No guardar respeto hacia las demás personas, sino afecto por sus valiosas vidas y porque el verdadero respeto viene cosido al cariño.
Qué lista de sueños por compartir. Qué extensa. Qué complicada.
Estoy llorando porque mientras comparto mi único sueño la fila del odio ya rodea este mundo.
Samuel, cariño. Qué viene después de ti, de las agresiones contra personas que aman diferente, igual de bien.
Después llegan los uniformes y las banderas. Las cámaras de represión. La pureza de una raza decadente que se cree superior escuchando los graznidos de su político favorito.
Con la muerte de Samuel solo llega eso. El vacío de su ausencia. El trago amargo de la brutalidad que nunca tiene sentido: de la injusticia que campa a sus anchas entre normas blandas.
Hay que encarcelar de por vida al odio. A sus amigos que miran o participan. La pena máxima para quienes agreden o quitan una vida unidos en grupo y luego pretenden diluir su culpa en juicios separados.
No, señores. Mataron en grupo y en grupo serán juzgados.