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lunes, 3 de septiembre de 2012

Me follo a Rapunzel

"No te doblegues. No te licúes. No trates de hacerlo lógico. No modifiques tu propia alma según la moda. Mejor, sigue sin piedad tus más intensas obsesiones" (Franz Kafka)

   Incluso una tristemente enferma Rapuncel, merece el aprecio del deseo sexual.....

Podra o no ser considerado el deseo de una persona obsesa, porque la groseria de la expresion da pie para opinar asi. Si yo digo "me follo a Rapuncel" en un contexto adulto de temperatura elevada, de copas, no de borrachera, que  sería otra opcion, de risas y ambiente propiciatorio, de dialogo  maduro ... probablemente no tendria mayor importancia la expresión.

   Un niño, en un ambiente diferente, en cualquier otro tipo de circunstancia, tambien podría decir las mismas palabras....

   Qué importancia deberian tener? Cómo puede un padre o una madre reaccionar ante una expresión asi de su hijo?

....... rasgarse las vestiduras seria lo propio?
.... lo sería el castigo?

¿Lo serian unas palabras con tono de voz mas sereno que serio?

¿Cuales serían esas palabras ....... mejor el castigo?
.....la indiferencia en espera de la repeticion?

Yo, sin permiso de Rapuncel, me voy a la peluqeria ....
.... a que me follen el bolsillo con la subida de IVA.

jueves, 31 de mayo de 2012

La verdad de la Hipocresía, la Hipocresía de la verdad

"El hombre emplea la hipocresía para engañarse a sí mismo, acaso más que para engañar a los otros"

Me he dado cuenta de que tanto interés por la verdad es lo más falso que hay.
Que denostada está la hipocresía por una verdad que nadie quiere oír ni reconocer..., la gente se rasga las vestiduras por la hipocresía de otros cuando somos de lo mas hipócrita que hay.
Y no me refiero a las verdades en general, en la política donde todo es mentira o a las verdades relativas.., me refiero a nuestras propias verdades, esas que ni nosotros queremos ver. Nos pasamos la vida diciendo esto y lo otro, poniendo la mano en el fuego por lo que sentimos y a la vez abriendo grandes vacíos sobre personas, situaciones o sentimientos.
Siempre he creído y así lo vivo, que a la gente hay que quererla en vida y no tenemos que dejarnos nada en el tintero del corazón, pues los vacíos insalvables nos pasan facturas emocionales muy grandes, pero si somos capaces de vivir con ellos, hay que apechugar después.
Dicen que de todo se aprende y así es, y el que no quiere aprender tiene difícil solución...

La cuestión es que se ha muerto mi suegro. Hace ya mucho tiempo que tan sólo mantenía una relación cordial con él por pura educación pero desde luego libre de todo afecto cariñoso.
Y eso va también por mi chico que ahora se siente rabioso por el tema, por que  no lo  está sabiendo gestionar bien y parece ser que le está costando reconocer que su padre no fuera muy querido  y echa de menos la hipocresía de los meapilas... y la hipocresía que yo no soy capaz de tener en estos momentos y lo mejor o peor es que quiere en mi una reacción ilógica de tristeza que él mismo no tiene ni por asomo.

Dice que no he sido respetuosa y nada mas lejos de la realidad..., y mientras no veo una sola mísera lagrima en sus ojos ni en su corazón, sigo sin entender qué pretende de mi, porque puedo ser hipócrita con otros, pero no con él.

No me gusta verle sufrir, pero es que no le veo sufrir (al menos por la perdida). Solo le veo rabioso, seguramente por las causas pendientes, por esas conversaciones que no se atrevió o que no quiso tener.
Rabioso por esa falta de afecto que dejó que irremediablemente se acomodara entre los dos, y que ni antes ni ahora tiene solución.
Y mi chico que siempre ha tenido capacidad para sorprenderme, esta vez lo ha hecho pero no para bien.., le he visto demasiado necesitado de toda la parafernalia de la hipocresía de todas esas personas que ni le importan y a quienes él tampoco les importa, pero que aparecen en estas ocasiones como para rellenar huecos.

Sigo sin entender cómo puede estar tan ciego y seguir aguantando las ñoñerías de su egocéntrica hermana,  mentirosa , aprovechada, manipuladora hasta el extremo y egoísta y que la única pregunta que quiere oír es ¿ quien es la más guapa del reino? y por supuesto el espejito tiene que contestar que ella.
Necesitamos la hipocresía y la dramatización para vivir. No sabemos o no queremos demostrar lo evidente o real, porque seguramente está mal visto.

Pero me pilla muy cansada de dramas innecesarios y prefiero dedicar mis energías a quien quiero.
Sé que la rabia de mi chico es rabia contenida, es la frustración de un desengaño emocional con su padre y que viene de lejos,  y sé que soy su pared con la que darse de cabezazos, otra cosa es que no siempre lo encaje bien, pero lo intento llevar.
Ahora está más tranquilo, no hemos hablado, hubiera estado bien, pero es mejor así...., me he dado cuenta que a mi este tema no me duele como a él y, cuando se está herido, las reacciones son imprevisibles.
Estoy segura de que no lo va a echar de menos y que tiene pocos recuerdos entrañables con él (si tiene alguno), pero quizás esto duele más que perder a alguien querido al que siempre vas a recordar con amor y a echar de menos y que siempre va a estar ahí acompañándote en el corazón.

Los vacíos duelen, los silencios duelen, el no sentir también duele, sobre todo porque nos han enseñado que hay personas que hay que quererlas porque sí, sin mas. Y no es cierto, el amor hay que ganárselo, hay que regarlo, hay que mimarlo, hay quien confunde cosas materiales con amor, y no; el amor es darse uno, estar ahí sin condiciones, sin envidias, sin exigencias y sin gilipolleces.

Las personas que sólo piensan en ellos mismos son vampiros emocionales, llegan a ser anodinos en cuanto a sentimientos  y sobre todo agotadores.
Mi suegro intentó pasar desapercibido emocionalmente y aparentemente solo se mostró humano cuando la madre de mi chico enfermó y no precisamente para sacar sus mejores cualidades, se mostró muy ruin y yo pensaba que no se lo iba a perdonar nunca, posiblemente así haya sido, pues me dolía hasta verle, pero ya no está y no siento nada.
En cambio me duele como mi chico gestiona su no sentir y me harta como vive su drama mi cuñada cuando ha pasado olímpicamente de su padre en vida.
Que complicados somos, que complicado hacemos lo sencillo........, menos mal que tenemos la hipocresía para echarnos una mano y menos mal que la verdad es del color del que cada uno la mira, eso o no vivimos en el mismo espacio y tiempo que los que nos rodean y por eso nuestras verdades e hipocresías son tan diferentes.

miércoles, 11 de abril de 2012

La habitacion 508

"Un escritor no desea el camino de la mayoría sino, obstinadamente, sólo su propio camino; no quiere correr con la manada y adaptarse, sino reflejar la naturaleza y el mundo en su alma, experimentándolos con imágenes frescas. No está hecho para la vida en común, sino que es un rey solitario en un mundo de sueños de su propia creación" Hermann Hesse
Alex Pardee

Oscar ocupa cierto espacio en una habitación de la quinta planta del edificio donde ahora vive. Y no puede salir de allí ni le gusta estar dentro pero le sobra espacio, a pesar de todo. Ahora mismo es esto, esta conversación entre su ser consciente y su inconsciente:

-Para que
-Para que
-Elegimos sentir para que
-Para nada
-Para sentir el confort de una risa y también la emoción más simple
-La de las lágrimas por una canción
-Pero dejamos pasar un regimiento de añadidos
-Desagradables, mierda
-Dolor puro y duro, tristeza en un pozo sin fondo
-Loca alegría, éxtasis de locura, vacío, miedo, hastío
-Para que
-Para nada
-Para que
-Para nada

Tras la ventana de la habitación 508, hay una rejilla fuerte. Se dice en voz alta:

-Alguien puso alambres de espino retorcido, como en la guerra, cerca de la trinchera. -Y su pensamiento responde:

-Para sentir qué
-Nada. Es donde se resguardan los soldados de la metralla.
-Habrás tú estado en alguna guerra, gilipollas llorón
-Es un decir. No tiene más púas ni está más retorcido que una espiga de trigo
-Campo de mierda pura, trigo duro, dolor puro, desiertos de un alma sin vida, alma vacía.

Algún supersticioso dejó de poner el número 508 en la habitación y caminando por el pasillo de la quinta planta podemos pasar de la habitación 507 a la 509 sin encontrar su puerta. Su subconsciente pregunta y afirma ...

-Porqué estoy aquí - ... y él mismo contesta:
-Me tienen como a un loco
-Yo no estoy loco 
Aunque sin número en la puerta, la habitación existe
-Pensarán que lo mismo me tiro por la ventana
-Yo no haría eso
-Para eso me tiraría por el hueco de las escaleras de la facultad de farmacia
-Si. Allí hay 5 pisos y un fuerte enrejado entre la planta 1 y la de sótano
-Por si cae alguna prenda de la colada
-Y sería muerte escandalosa segura: "quedó como la carne picada" o "la rejilla hizo de tamiz separando carne y vísceras del esqueleto" o "parecía un bistec a la parrilla"
-Habiendo muertes tan dulces ...
-... para qué más dolor
-Para qué dar trabajo.
-Llamar la atención para qué
-Para naaaada

Allí está Oscar, como veis, a su (puta) bola, con la mente dando vueltas sin parar y colándose entre mis frases con adjetivos malsonantes. Motivo de ingreso en la quinta planta del hospital.
La enfermera (de nombre Encarna) acaba de entrar con la medicación. Lleva unas cuantas pastillas en una mano.

-Sr. Narrador, añada usted que están dentro de sus correspondientes envases, que eso es importante
-¿Imaginas? el sudor y las bacterias de todo lo que haya sobado la señorita esta vas tú y hala, pa' dentro que lo que no mata engorda.

No lleva un vaso de agua, porque eso ya está en la mesilla de Óscar. 

-Pero es un vaso de cartón, pa' que no pueda cortarme

Llama a la puerta y seguidamente corre el pestillo y entra sin esperar respuesta alguna

-Si, con dos cojones, y si estoy aquí... qué se yo, ¿haciendo algo privado?
-¿Con quién?
-Con... conmigo mismo, como que no quiero que nadie me vea
-Ah si, por ejemplo, cortándome o arañándome o golpeándome

Encarna da los buenos días. Ofrece una sonrisa. Pregunta:
-¿Cómo estamos hoyyyy? - y espera a que trague las pastillas - pero él piensa:

-Su mirada parece tratar de averiguar algo, pero no sé, siempre me equivoco cuando necesito ayuda - y se responde sin hablar:
-¡¡EEEPSS!! Acabas de reconocer que necesitas ayudaaa, majete, ¿qué? ¿noooos vamos convenciendo de que no podemos seguir así? - Y por fin contesta a la enfermera:
-Bueno, estoy así así, me molesta esto, me duele la garganta.

Palpa la sonda nasogástrica.

-Claro, Oscar, llevas una semana con la sonda. - Oscar retira su mirada y la baja hacia sus brazos. Le gusta ver cómo los tendones se resaltan bajo su piel.  Pero no le gusta ver las venas como tallos de enredadera. Y cree que sus muslos son mastodónticos aunque sabe que no es cierto. Pero él los ve así. Comprueba en compensación los huesos marcados de las rodillas, de la clavícula. No quiere alimentarse, le obligan con la sonda.

-Pues me vais a poner peor con esta mierda de tubería. -Se siente como un elefante de hojalata con una trompa de plástico. Como un loco marginal a quien el mundo lleva la contraria como si no tuviera mejor cosa que hacer. Todo le da igual. No valora los cuidados y atenciones creyendo que sólo buscan fastidiarle.

-Bueno, no te agobies, luego pregunto y si se te está irritando la zona quizá haya que ponerte la alimentación parenteral durante un tiempo 
-Jooodeerr
-A ver, ya estás un poquito recuperado y...
-Estoy como una foca entre unas cosas y otras, y no poder mover...
-Ya sabes que gordo no estás 
-No, claro, tú qué sabrás lo que siento ...
-Hostias tío, tiene razón
-Lo que estoy es como un cencerro - Ella le anima condescendiente:
- ...Y a ver si no pones esa cara de malhumor, hombre, ya verás cómo vas mejorando poco a poco. 

Oscar llegó al hospital por decisión judicial ante la solicitud de su psiquiatra. Tiene ratos en los que escucha, se deja llevar y trata de colaborar. Parece que de pronto se da cuenta de su situación, del dolor que causa a su familia, de lo cansado que está de esta situación y de lo fácil que le parece salir de ella. Pero ya lo ha intentado antes. Abandona su medicación y vuelve a recaer. Así es en ocasiones la anorexia nerviosa, una obsesión compulsiva que se apodera de la mente y destruye el cuerpo. Una  guerra civil que solo termina cuando la mente mata al cuerpo y caen ambos, pero que en ocasiones disfruta de treguas más o menos prolongadas, sobre las que se proyecta permanentemente la sombría y estilizada figura del trastorno. Veamos la opinión que su psiquiatra:

DIARIO DE SU PSIQUIATRA: Piedras de colores.

14-09-2009 Me tenía por una mujer inteligente, práctica pero atenta con los demás y con la experiencia necesaria para adaptarme a nuevas situaciones. Después de conocer a Oscar, uno de mis pacientes ingresado en psiquiatría, sé que aún me quedan por aprender muchos detalles del comportamiento humano.

A lo largo nuestras charlas en sesiones programadas supe que este paciente conoció a una mujer a través de un foro, una tal Beatriz. Se devanaba los sesos inútilmente imaginando la cara de aquella internauta. Era una mujer, eso sí lo sabía -madre por más señas- aficionada a la gemoterapia que recomendaba todo tipo de piedras o gemas según el tipo de dolor, espiritual, físico o emocional.


Oscar se definía como personal racional y decía no creer en supersticiones como que pasar bajo una escalera no tenía efecto alguno sobre su suerte, "puesto a creer en ella" pero conoce múltiples remedios contra ellas. Parece creer en ello de alguna manera y me explica: “Otros sin embargo, se tocarían un botón al cruzarse con un pelirrojo, y buscarían remedio contra el paso de un gato negro, y amuletos de todo tipo para toda esa ristra de mercachifles que pululan habitualmente en las mentes de quienes no saben nada sobre ciencias”

Oscar realiza constantes comparaciones disparatadas que perfilan una personalidad esquizoide a la par que enfatiza sus mensajes con gestos exagerados y torpes. Por ejemplo, transcribo desde mi grabadora este párrafo: "... lo intangible, lo invisible, se manifiesta solo si se colorea con tintes de pureza y abstracción.  Lo no cuantificable por el enorme signo matemático de lo infinito ..." y tras no moverse ni cambiar el tono de voz, de pronto traza brúscamente un amplísimo signo matemático con ambos brazos en el aire y prosigue: "... lo que escapa a la razón y se esconde bajo el dosel del dogmatismo, no existe ni merece crédito ni tiempo que dar o dedicar. Otros sin embargo, solo encuentran parecido al infinito con dos churros madrileños besándose casualmente en un plato” Busca aparentemente su exclusión social mediante un sentirse -¿creerse?- diferente y no comprendido.

Me cuenta últimamente que imagina tener escondida en su habitación, ordenada, limpia y blanca, una pequeña colección de piedras diminutas de colores. Cambia constantemente de tema y lo que imagina de pronto es real y continúa con manierismos mirando al techo:

-Mis minúsculas piedras son gigantescas montañas si se comparan con una partícula sub atómica. No las escondo por egoísmo. Yo las compartiría –de verdad que lo haría- una a una, hasta quedarme con nada aunque son mi mayor y más querido tesoro. Y entregaría la última sin dudar por ver la sonrisa de alguien al recibir. - Inclina la cabeza, se fija en las manos y se sienta de nuevo sobre ellas antes de continuar:

-Tengo miedo sin embargo a que me las quiten igual que matan la ilusión infantil por las varitas mágicas de las hadas madrinas, por el trabajador ratoncito Pérez o los generosos y riquísimos reyes magos aunque hay quien prefiere a Noél, ya sabes a pa...

-Ya vale Oscar. No termino de entender porqué me adornas todo como si fueras un chaval. Tienes el discurso de un adolescente y no lo eres para nada.
-¿Para qué?
-Para nada.
-Como la canción de Rosana. -- Me saca de quicio con tantas tonterías.
-Te tomas esto a broma y es muy serio. Muchas chicas con anorexia o bulimia mueren y tú pareces imitarlas. Vas como en una búsqueda permanente de la que no quieres salir, dando vueltas y vueltas en círculos sobre el pasado, sobre cualquier tema con el que entretenerte como eso de las piedras.
-Es que ahora creo que, efectivamente, tienen esa capacidad de influir en las personas porque lo he comprobado personal y físicamente sobre mi propio cuerpo.  - y pone su mano en la boca como si estuviera hablando por un megáfono y advierte:
-ATENCIÓN, ESTO NO ES UN SIMULACRO -y ríe, porque así es este hombre, que de pronto realiza bromas sin gracia alguna y hay que invitarle a relajarse (posible trastorno esquizotípico)

   Se disculpa, se arrepiente, digo cansada que no pasa nada y continúa:

-Lo que mi amiga Beatriz recomendaba para las dolencias a la gente de aquel foro virtual eran verdades tangibles cierta y realmente auténticas. - Y asiente con la cabeza convencido o tratando de convencerme. Me mira un momento y luego añade:
-¿Sabes? Creo que eres el “alter ego” de mi comprensiva y forera Beatriz. - Mira el contorno de la mesa y se agarra a ella con ambas manos como si fuera una barandilla -  La perdí voluntariamente. Como a los otros amigos. También te perderé a tí como amiga. Pero tu no eres virtual y ...
-Nosotros no somos amigos, Oscar. Somos paciente y médico tratando de realizar progresos. Deberías buscar amistades fuera de esos espacios tóxicos, los foros. A los foros acude la gente a contar su vida, desahogarse y contaminarse tratando de ayudarse sin conocimientos profesionales ni lógica. 


No sé si me escucha. Da la impresión de encontrarse mejor fuera de la realidad, como si abordarla fuera un tabú. Se rasca la cabeza y mira para un lado.

-Señora mékida, ¿puedo irme a mi casa? - La broma disléxica que tanto le agrada repetir.
-Puedes marchar a tu habitación por hoy, Oscar.
-Mierda. Já. Había que intentarlo. Chao

También me explicó para qué cree que sirven las piedras: “La blanca y más ligera, que es única en su género, ayuda a aliviar el dolor de cabeza. Las de tono verde oliva con marrón ayudan en temas digestivos. Sin embargo, las amarillo verdoso, es ver esta piedra y vuelvo a tener gana de comer, cosa que odio. Y las que incluyen el color azul, mi favorito, me relajan cuando estoy nervioso, también sin embargo.”

Dice que todo su dolor se curará de una vez y para siempre si reúne las suficientes. Y por extraño que parezca así ha sucedido. Imagino cómo las puso junto a su corazón esa noche. Cómo lloró tumbado en su cama. Cómo mezcló un amor insoportablemente intenso y su pena por las palabras que dejó de escribir,  por las imágenes y voces del recuerdo y por las caricias de piel nueva en sus dedos. Por una extenuante pasión libre de errores y miedos.

Una quisiera ser poeta para describir cómo los nervios de Oscar se relajaron mientras la luna se lavó  la cara. Ambos rostros debieron reflejar la luz de una paz de ensueño:
El aparta el flequillo, con sus dedos.
La luna, nubes de terciopelo.
El extiende sobre la cama,
sus manos hacia el cielo.
Ella le borda con luz blanca,
latidos de seda junto al cuello.
Su cuerpo desconecta y se recoge, poco a poco, como recogen suavemente algunas plantas, sus hojas hacia dentro. En su nuevo estado, enamorado de una luna encarcelada, pobrecita, tras los barrotes de una habitación más grande que la suya, se siente conforme, se siente contento. Un amor imposible el suyo y perdido el de ella, entre los sueños de tantas almas dementes, tan lunáticas y gemelas que creyeron y nunca llegaron a pisar el suelo. No le veo sentido volver a recetar Rexer de 30 a personas como Oscar que padeció unos sueños más vívidos que su propia existencia. Lamento haber incrementado su Zarelis a 300 porque maté su imaginación y su sensibilidad.

Cuando las enfermeras fueron a despertarlo, no pudieron hacer nada por él; la bolsa de galletas con píldoras de colores, vacía, sobre el pecho inmóvil. En medio de la agitación entré a verle. He cogido su mano, pero ya no sé si era suya o perteneció siempre sin embargo a la mismísima muerte. Estaba obsesionado entre muchas otras cosas con su cobardía. Su padre se lo dijo claramente: "En lugar de enfrentarte a los problemas, huyes, como los cobardes". Quise explicarle que el niño que huye de los golpes de su padre tiene determinación e inteligencia, pero en lugar de creerme, me sonreía con afecto. También he cogido su último dibujo, el que le pedí que hiciera ayer para que expresar su dolor:


Y hoy, al mirar su dibujo de nuevo, las lágrimas de mis ojos me engañaron y dijeron, muy en silencio, que mi pesado y entrañable paciente amigo Oscar; el niño hombre, el hombre asustado, escapó de sí mismo en aquél dibujo negro que pintó para mí con todo su amor, con todo el calor que fue capaz de entregarme con sus propias manos, delgadísimas y siempre frías, como ausentes de vida, de callar sus propios gritos y como sólo saben pedir unas manos para que curen su herida.



¿Para qué? para nada
¿para qué? ¿para qué? para nada

¿Para qué andar descalza sin rumbo?
¿para qué izar las velas del mundo?
¿Para qué? para nada

¿Para qué rebajar la condena?
¿para qué si te mata la pena?
¿Para qué? ¿para qué? para nada

¿Para qué echar perfume a la vida?
¿para qué si te escuece la herida?
¿Para qué? para nada

¿Para qué continuar viviendo deprisa
buscando la suerte en la mierda que pisas?
te vas a volver a quedar sin volar ¿para qué?
Para nada, para nada

¿Para qué? ¿para qué? para nada

¿Para qué fusilar el olvido?
¿para qué si te pones a tiro?
¿para qué? para nada

¿Para qué una tregua de abrazos?
ni matar ni morir a balazos
¿para qué? ¿para qué? para nada

¿Para qué continuar viviendo deprisa
buscando la suerte en la mierda que pisas?
Te vas a volver a quedar sin soñar ¿para qué?
para nada, para nada
¿para qué? ¿para qué? para nada
para nada, para nada
¿para qué? ¿para qué?
Para nada te vale una vida varada
Hoy te toca romper la baraja
porque anclado ni subes ni bajas
para ser, para estar, para echar a volar
hoy te toca soltar las amarras
¿Para qué emborracharte de olvido
si te vas a beber lo vivido?
¿Cómo que para qué? porque puedes
y sé que si quieres te sobran la alas

¿Cómo qué para nada? ¿Cómo qué para nada?
¿Cómo qué para nada? ¿Cómo qué para nada?

2021-08-05 
Nota: Hoy me ha dicho Google que la letra es demasiado pequeña para el móvil. Que tengo demasiado juntos los enlaces para hacer tic con el dedo.
He releído este texto y cuando encontré "sin embargos" que no estaban iguales que los demás me puse a corregir y localizarlos en el busca del navegador.
Allí decía que cero sobre 0 no encontraba ni uno. 
Había escrito "sin emgarbo". Ja. Pero esto del embargo me produce una extraña sensación. Como si fuera un Abracadabra que fuera a desatar los infiernos, las muertes vivas, qué se yo ...

domingo, 25 de diciembre de 2011

Porqué lo dejamos pasar

"El dolor y el sufrimiento son siempre inevitables para una gran inteligencia y un corazón profundo. Los verdaderos grandes hombres deben, creo yo, sufrir gran tristeza en la tierra." Fyodor Dostoyevsky, Crimen y castigo

Claudia Degliuomini - Argentina
Cúantas cosas dejamos pasar, dejamos perder.
Cuántas veces asoma a nuestro lado la más dulce de las sensaciones y preferimos mirar a otro lado, si saber porqué, con dolor indiferente, para perder.

Cuántas veces esas cosas son un simple beso en una gota de agua limpia y la dejamos caer al polvo sucio del cualquier suelo hambriento de vida para luego llorar por ella.

¡ Hasta los mismísimos ángeles, los de la luz, los del calor y las alas blancas se esfuerzan en vano a nuestro lado !

¡ Hasta las hadas que guardan sueños, las que los conceden y observan atentas cómo toman forma en nuestra mente, son cambiadas por piedras del camino !

Cuánto dejamos perderse en la más triste soledad, cuánto dejamos pasar en caricias borradas por el ácido del tiempo, grabando a fuego el peor de nuestros destinos.

Lo aprendemos todo para olvidar como nada. El sudor de una pequeña victoria se hiela en cuchillos afilados por el viento, y caen sobre nuestra gran derrota, para recordar que aún podemos sufrir más dolor, más horror, hasta límites desconocidos.

domingo, 27 de noviembre de 2011

La masturbación (por Teresa Domingo Catalá)


Mi madre me llamó Manuela, pero me llamaba Manolita. Y cuando fui creciendo me llamaba Lita. Litaaaaa, Litaaaaa, gritaba por el piso, que sólo tenía setenta metros cuadrados, así que no debía afanarse mucho para encontrarme. Yo solía esconderme con el gato, dentro del armario, y la oía gritar Litaaaa, ¿no te estarás masturbando? Entonces yo no sabía qué era eso, y les contaba a mis amigas que había algo muy malo que se llamaba masturbación, que no debía hacerse jamás bajo ningún concepto y como ninguna de nosotras sabía qué era, un día nos armamos de valor y le fuimos a preguntar al profesor de matemáticas, ya que las dos cosas empezaban por la letra eme y le vimos una cierta relación. Figúrate, tres niñas de unos ocho años, con la primera comunión recién hecha, con trenzas y ortodoncias, preguntándole a aquel buen señor que era del Opus Dei qué era la masturbación. Primero, se quedó callado, después se puso todo rojo, y más tarde, nos dijo, recuperado el aliento: ¿Dónde habéis aprendido esa palabra? Ha sido Manuela, respondió Merce, y yo le dije: es mi mamá, siempre me pregunta si estoy haciendo eso. El profesor de matemáticas, que era del Opus Dei, como ya he dicho, nos dijo: nunca debéis tocaros, esto es todo lo que tenéis que saber. Y nos despachó, con toda la dignidad posible, dejándonos más confundidas que antes. ¿No nos podíamos tocar? ¿En ninguna parte? Así el domingo siguiente me fui a confesar y le dije al cura, que era joven pero que a mí entonces me parecía mayor, que me tocaba continuamente. El cura me preguntó, ¿y dónde te tocas? Y yo le dije: me toco las manos, el pelo, la barriga, los muslos. Y él me dijo: ¿Y te tocas el pipí? A mí me entró un asco terrible y le dije, no señor, siempre tiro de la cadena. Él añadió, chiquilla, quiero decir si te tocas ahí, por donde haces pipí. Yo me quedé muda, y le dije que no, entonces él me dijo que, salvo ahí, me podía tocar dónde quisiera. Unas noches más tarde empecé a tocarme, movida por aquello de la fruta prohibida que es más apetitosa, y si aquello era malo, que bajara la mismísima Virgen y me lo dijera. Era muy pequeña, pero no tonta, así que fingí que seguía ignorando qué era la masturbación.
Pero yo hablaba de mi madre. Y de mi gato. Mi gato no se masturbaba como comúnmente se masturba la gente, para ello utilizaba un peluche que mi mamá me había comprado cuando yo era todavía más pequeña. Y no sé si mi madre se masturbaba, ella nunca me lo contó y yo nunca le pregunté. No es algo que se pregunte. ¿Te imaginas en una entrevista de trabajo? El o la de relaciones humanas preguntándote por tus hábitos sexuales solitarios... Y usted, ¿se masturba o prefiere el sexo en pareja? Es para saber si es individualista o encaja en el trabajo en equipo. Por disparatado que parezca todo llegará y si no, al tiempo.
La masturbación tiene grandes ventajas: no depende de nadie más que de una misma, conoces muy bien tu cuerpo y sabes por dónde acariciarte, no contraes ninguna enfermedad venérea, no te puedes quedar embarazada... La verdad es que no sé porque no montan en los colegios talleres sobre la masturbación. Ni preservativos, ni anticonceptivas, ni píldoras del día después: el dedo corazón, una ligera presión rítmica, una buena fantasía sexual y ¡Ala! Al espacio sideral. El problema es enamorarse, ah, sí. Cuando te enamoras ya no es suficiente. Quieres estar con él o con ella, en mi caso, es él. Lo quieres tener cerca, sentir su corazoncito, sentir su otra cosa, ya me entiendes, y entonces el dedito ya no sirve, ¡qué putada!
Conocí al Frijolito I siendo empresaria. No te pienses que era la presidenta de la CEOE – que nunca ha tenido presidenta con a que yo sepa, sino señores gordos y calvos y bajitos que no tenían ni medio polvo -. No señor. Yo tenía una cafetería. Pero no era sólo mía. La tenía con una socia esmirriada, palo por delante, palo por detrás, muy lésbica ella – pusimos la bandera del arco iris en el local y luego se quejó de que nos llamaran bolleras -.
A Frijolito I le vi yo antes, mientras descargaba coca colas light del camión. Se le tensaban los músculos, se le empequeñecían los ojos, y yo me imaginaba su polla reventando aquellos pantalones algo holgados, dejando todo el lugar del mundo a la imaginación. Y ni corta ni perezosa, le tiré los tejos.
Yo siempre he sido así, parezco la Novia de Lorca, no una novia murciana, no, el personaje de Bodas de sangre que dice de sí misma: Mujer perdida y doncella. A mí me pasa lo mismo. En la Universidad me llamaban puta pero nunca me comí un rosco, y ¿sabes por qué? ¿Por qué soy fea? No, las feas también follan. ¿Por qué estoy gorda? Las gordas también echan polvos. No. es porque tomo la iniciativa. Cuando me gusta un hombre entro a la directa, le invito al cine, al teatro, a tomar café, y escarmentada de algunas experiencias – como la del senegalés que me dejó la boca llena de hongos después de la mamada – me lo pienso un poco antes de darle al kiki.
Mi socia se llamaba María de los Pinares, aunque debería haberse llamado María de los Incendios. Tenía múltiples ligues con múltiples individuos, mientras me pasaban a mí los meses con Frijolito I, hoy viene, mañana no viene, ahora no trabaja con la coca cola, hay que dejar que pase el verano... Y yo mientras con mis ensoñaciones, recordando los días que habíamos tomado café, paseado, ido al cine... Litaaaaa, hubiera dicho mi madre, ¿no habrás follado con él? La verdad es que no, y durante el verano en que él dejó de trabajar repartiendo coca cola yo pensaba: ¿Me acostaré con él? Y mientras yo pensaba si me acostaba o no con él María de los Incendios se abrió de piernas antes que yo, y debía tener el coño muy suculento, pues Frijolito I ya no se movió de allí.
Ni que decir tiene que la cafetería cerró pues las coca colas podían volar como cócteles molotov, y la espuma de la cerveza convertirse en semen caducado.
La historia de Frijolito II empieza en un concurso literario. Yo aparte de hablar sola en voz alta, como los esquizoides, soy escritora. Soy poeta, para más señas. Y un día me dio un giro muy gordo, al leer a Santa Teresa, y temí por mi alma inmortal. Pensé que de tanta masturbación me condenaría irremisiblemente, si no encontraba pronto un hombre para la jodienda. Pero no me gustaba ninguno, y a mí si un hombre no me tira del útero, pues no hay nada que hacer. Me quise reconciliar con los ángeles, así que escribí poesía mística, inspirada por los santos y los libros de Fray Luis y San Juan de la Cruz, y le canté al cielo, a las estrellas mensajeras, a los pesebres con bueyes y asnos, y todas esas cosas y en un rapto lo envié a un concurso religioso. Me olvidé. Ya no tenía una cafetería, ahora trabajaba de fregona en una heladería. Mientras los clientes lo manchaban todo – porque la gente fuera de su casa es muy guarra – yo soñaba con encontrar una buena picha que formara parte de un todo enjundioso, porque a la mañana siguiente del coito se habla... Y eso puede ser muy peligroso, porque ¿y si resulta que ese joven encantador o ése hombre maduro tan atractivo es del Real Madrid? ¡Qué tragedia!
Pero yo estaba con la mística, que no es otra cosa que echar polvos pero de otra manera. Aquí los orgasmos se tienen también, pero son mentales. Llegas a escuchar voces, pero no es Dios ni nada, es la propia imaginación que dice: busca un buen maromo y deja de escribir estupideces.
Y es que el sexo puede llegar a ser obsesivo, sobretodo cuando a los cuarenta una sigue con el dedo corazón como cuando tenía ocho y mamá gritaba Litaaaa, Litaaaa, ¡A ver qué haces con las manos!
Un día, mientras fregaba el váter de la heladería, me sonó el móvil. Hay mucha gente que siente repugnancia limpiando váteres. Yo, no. Prefiero limpiar mil veces los váteres que la cocina, es curioso pero la mierda me da menos asco que la grasa, quizá porque es más natural y cuesta menos de limpiar. Estábamos en eso, me sonó el móvil. Y cuando me hablaron, quedé estupefacta. ¿Manuela Sanromán? Me preguntó una voz de hombre. Sí, soy yo, le respondí con el spontex en la mano. Ha ganado usted el concurso del Convento de Santa Clarisa con su poemario El ángel que ríe. Sus poemas son elevados, de un arrobamiento que a los miembros del jurado nos ha parecido sublime. Yo le di las gracias, balbuceando, y el hombre me indicó que ya me informarían de la fecha de recogida del premio. Y así fue. A los tres meses viajé a una ciudad de la que no diré el nombre a recoger mi premio. Entre curas y monjas, leí algunos poemillas, disfruté de mi triunfo, y nadie, por supuesto, inquirió sobre mis hábitos sexuales. No, Frijolito II no era ningún cura. No me van los curas, son demasiado andróginos, casi asexuados. A mí los hombres con faldas no me ponen a no ser que sea una minifalda y puedas meter la mano por debajo. Pero los faldones largos del ritual me dejan frígida, y el incienso me mueve a la mística pero no al folleteo.
No di la nota en la entrega del premio, me comporté debidamente y al día siguiente estaba de vuelta en Tarragona.
Encontré trabajo en una frutería. Por lo menos las frutas y las verduras me alegraban la vista con su colorido, y los nabos y las zanahorias me recordaban a una amiga que se metía chorizos y morcillas porque le daba vergüenza comprarse un vibrador.
La frutería estaba al lado de mi casa, en los bajos del mismo edificio donde vivo, y como la cartera ya me conocía me dejaba el correo en mano, ya que estaba esperando una carta muy importante del Instituto de Belleza informándome del precio de la depilación con láser. Como ella también es mujer entendía que esta cuestión era tan importante como el tema de la crisis. Y es que tener las piernas peludas y apuntarte a natación es incompatible y hacer deporte es bueno para la salud, igual que lo es el asunto, ya sabes, el hacer marranerías.
Así que mientras pesaba unas patatas vino la cartera y me dejó una carta, que no era del banco ni era publicidad, ni del CETELEM que estoy pagando un crédito desde hace dos años...
No, la carta era de la FALANGE. Sí, la de las JONS. Totalmente alucinada la abrí, dejando a la clienta con las patatas en la balanza. Me invitaban a dar un recital en Madrid de El ángel que ríe, mis poemas místicos. La mujer me inquirió sobre sus patatas, yo maldije su patata y la mía propia, porque al ver las siglas se me había puesto el conejito en salsa. Le di las patatas, y la mujer se fue refunfuñando sobre las verduleras que recibían cartas durante sus horas de trabajo. La carta me daba un teléfono de contacto y un nombre: Ramiro. Las erres sonaban bien y aunque sabía que no debía, mi vanidad de artista que vendía fresas y tomates – todo muy rojo, válgame el Señor – pudo con los sabios consejos que me ofrecía la razón, a la que como siempre no le hice ni el más puñetero caso.
El día del recital llegó, y yo, vestida con un traje chaqueta que robé de Cortefiel, leí mis poemas ante un público entregado, tanto que me creí poeta. Y Ramiro resultó ser un cincuentón guapísimo, moreno, alto, con los ojos oscuros y por encima de todo muy masculino. Respiraba virilidad por todos los poros, y yo me encendí. Ahora, me dije, María de los Incendios eres tú misma, cojones, las cosas que tiene la vida.
Si yo hubiera sido inteligente Ramiro, también conocido como Frijolito II, hubiera quedado en el pozo de los recuerdos, pero mi ninfomanía de mujer reprimida fue más fuerte que yo. Esa noche, en lugar de hablar de los valores de la familia, de la funesta ley del aborto, de la barbaridad de los matrimonios homosexuales, le hablé de la masturbación. Todo empezó con los éxtasis de Santa Teresa, que yo llevé al terreno de la corporeidad, y allí fallé. Y todavía fallé más cuando le pedí que me enseñara sus láminas de dibujos de los santos. Frijolito II era un facha, pero no era tonto. Supo inmediatamente que no me interesaban sus pinceles, sino su pincel, y toda mi imagen de mujer arrobada por el gozo espiritual cayó por los suelos, y con ella yo también caí en picado.
Se comportó correctamente hasta el último café, y después, sin darme opción a decir nada más, se fue a su casa y yo me quedé para vestir a los santos de los dibujos que no me quiso enseñar.
De vuelta en Tarragona Frijolito II no se apartaba de mi mente ni de mi cuerpo. No había minuto del día en que no pensara en él, movida por los ardores y un deseo frenético. No debí llamarle, ya lo sé, pero lo hice, y le conté que me masturbaba pensando en él. Por supuesto, no volvió a cogerme el teléfono.
Así que en lugar de Manuela, Manolita o Lita he decidido llamarme María de las Desgracias, ir a la sex shop, comprar los artilugios adecuados y poner un anuncio en La Vanguardia: Ama busca esclavo, éxtasis místico, lectura continuada de poemas, me masturbo delante de usted y le dejo con las ganas.

domingo, 13 de noviembre de 2011

ELEGIMOS sentir

"Es terrible vivir en una época en que la palabra sentimiento se asocia con sentimentalismo. Sin embargo, deberá llegar un día en que se reconocerá la afectividad como el sentimiento más grande y se rechazará el dominio del intelecto" Romain Gary

Me dice: "papi, ¿puedo enseñarte un vídeo?" y le digo que sí. Me acaba de sacar de una búsqueda web de horas, para localizar el origen del nombre Araceli a través de la virgen de importación "Aracoeli". Estaba con esa tal virgen y entre algunos bandoleros desde verídicos a novelescos, pero la búsqueda no ha dado el fruto esperado y termina con la interrupción de mi hija. Este vídeo:



Y sin llegar a entender exactamente la letra, se me llenan los ojos de lágrimas retenidas.

ELEGIMOS sentir, que significa mucho.
Elegiste ver esa película y llorar.
Yo escuché: "parece que no sientes nada. Ni ríes ni lloras, estás ahí, como una estatua."
Cuánto me dolieron estas palabras nunca te lo dije nunca lo sabrás.
Demasiados "no sientes nada" -  "te quedas mirando y no das consuelo"
No sé quejarme de este tipo de dolor porque pienso que lo merezco.
Y no quiero ser el hombre que nunca se impresiona.
Ya he escuchado estas cosas antes bajo mil variantes.
Culpo a la felicidad química de la medicación y me la retiro.
A lo burro. Sin psiquiatras.
Yo elijo como tú, sentir.
Igual de bien, igual de mal: como antes.

Ya lo había decidido y por eso lloro ahora, a destiempo para que no lo veas, pa fuera y pa mis adentros, porque no te quiero hacer ver este dolor que escapa a tu comprensión.

Pero el miedo es un gran enemigo.
Si se llora sin saber porqué,
si se agrede sin control ni porqué y el vacío se extiende de nuevo a tus pies.

Como en esta canción, yo no entendía que podía haber otros culpables.
Como cantan "Los Monomes", un niño traicionado por sus padres olvidado dejado de cuidar abortado aborrecido a ratos y amado por momentos. Ellos se ponen en el lugar de la víctima, como debe ser,  y dicen a los que se encuentran perdidos que pidan ayuda antes de hacer daño.

El chico ve pasar los días tras un ventanal cuando no tiene ganas de más. 
Desde ahí una amplia vista de edificios apretados cubren el suelo para ser ciudad. Una gran vista angular de 180. Demasiada ciudad incluso decorándola con un trozo de catedral perdida al fondo.
La gente opina: "Qué buenas vistas" y él: "Qué horrible vista".
La auténtica naturaleza es casi siempre hermosa y la naturaleza humana es generalmente horrible.
Si nieva observa los copos cubrir cada tejado. Ve cómo las nubes traen a veces lluvia o tormenta. Espera los rayos si se dan y escucha contando los segundos entre trueno y luz. Otros días solo cae agua y brillos torpes barnizan las tejas. 
Hoy hay fiestas y sus compañeros juegan a fútbol contra otros chicos de su mismo colegio. A él no le gustó nunca y nunca supo porqué. Los ve disfrutar tensos deseando gritar gol y reconoce a algunos más animando al rededor de la cancha. Siente que quiere animar también, y gritar a lo loco, y correr y jugar aunque sea un desastre. Siente que quiere ser uno más pero no tiene ni fuerzas ni ganas de intentarlo. 

Que quiere ser sin saber cómo.

Ver la vida tras un ventanal no te enseña nada y decides de forma equivocada cuando no piensas y la soledad confunde toda la realidad por completo.
El chico disparó los perdigones con la escopeta del hermano queriendo ayudar a los compañeros a ganar su partido. 
Tal como le vio hacer a él. Como aprendió. Con precisión telescópica.
Disparó contra los chicos del otro equipo creyendo que no hacía daño. Que solo distraía.
"A esta distancia no hace gran cosa" dijo su hermano disparando a los perros que pasaban.
Y así mató los sueños que faltaban por llegar.
Dejó de ser especial para convertirse en el loco "asesino" fallido del séptimo C.
Porque todo se supo. Porque los niños -a veces- no saben callar las verdades.
A cambio recibió golpes insultos y collejas. "¡¡Loco!!" "¡¡ESTAS LOCO!!"
Recibió los golpes sabiéndose culpable agachando la cabeza sabiéndose loco culpable solo loco perturbado debería ser encerrado en un reformatorio. Empujones insultos loco escupitajos más tortas abucheos en grupo ante la mirada consentida de los adultos pobre loco se lo merece.

No hubo lágrimas para llorar entonces.
Ya su padre había soltado todo agua y todo insulto:
"Loco, ¡¡qué vergüenza nos has hecho pasar!! PLAS" - las tortas no duelen, padre. Los insultos de loco, repetidos innumerables veces a lo largo de la vida sí duelen.
"¿Cómo has podido hacerle esto a tu padre?" - Preguntaba la madre con voz reprobatoria y ahogada por el llanto, preocupada por su propia felicidad: el goce de su marido. Esta vez permitió golpes e insultos merecidos.

"¿Cómo se te ocurre disparar contra los compañeros? ¡¡Yo solo disparaba a los perros y las bolsas de deporte!!" - Se quejaba el hermano que le enseñó a jugar con sus sexos sin barba, que enseñó a usar pólvora y cerillas y petardos contra las chicas y las hormigas y cosas peores ... mientras el chico en otro despiste prendía fuego a la casa con una cerilla mal apagada...

Uno, pirómano ingenuo y tonto.
El otro, un maestro del mal a la sombra: libre e inocente hasta el final. 
Hoy todo es mentira e invención de un desequilibrado.

Los recuerdos, los malos recuerdos, hay que cerrarlos en una caja. Si Pandora pone un puesto en el rastro, pienso comprar una bien grande.

"¿Porqué has dejado la medicación? Estabas mejor, se te veía más tranquilo."
"La culpa es quizá la compañera más dolorosa de la muerte." Coco Chanel
"Un día normal,
todo parece ir bien.
Un niño de 13 años,
con una pistola en la mano,
se fue a clase
diciendo adiós,
sin saber que ahora
no hay vuelta atrás.

Todo lo que le dieron
se lo llevará
sin importarle siquiera;
otros hay a los que culpar.
Entonces dispara a una pobre chica,
que llegaba tarde.
Ella se cae y sangra,
sin tiempo,
sin tiempo para huir.

No lo entiendes,
no lo entiendes.
Cuando te llevas una vida,
te llevas la mía.
No lo entiendes,
no lo entiendes.

Lo que criamos con paciencia y amor,
ha caído en pedazos."

...el sentimiento de dolor,
nunca lo sentí antes,
sé que no es fácil,
que no hay una cura.
Deja de apartar la mirada,
deja de dar vueltas,
el silencio y la violencia harán que te des la vuelta.

No lo entiendes...

Un día normal,
todo parece ir bien,
un niño de 13 años,
traicionado por su padre.

Un niño de 13 años,
con una pistola en la mano,
se fue a clase
diciendo adiós,
sin saber que ahora
no hay vuelta atrás.
Estoy llenando mi tiempo con mensajes de esperanza,
estoy llenando mi tiempo con pensamientos de amor.

No lo entiendes...

miércoles, 17 de agosto de 2011

sonria por favor.... patataaaa

"Debes comprender cómo ser una esponja, si quieres ser amado por corazones desbordantes" Nietzsche

Qué nos esta pasando?
Dónde ha quedado eso de lo que más importa es estar sano, y lo que más cuenta es el interior y el desarrollo de la personalidad...
Ahora más que nunca se hace realidad eso de que se mueran los feos, los bajos, los gordos, los..., los...., los....
Se busca una perfección física irreal, llena de costuras y remaches, ya no se sabe envejecer y se pierden las sonrisas con encanto..
Mientras media humanidad se muere de hambre, la otra media esta llena de plastico, silicona, fundas, se van perdiendo las expresiones, ya no se lleva la gente atractiva natural, se lleva el guapo o la guapa de bote.
Se ha puesto en marcha la exclusión social de quien no entra en ciertas tallas, de quien no usa ciertos tintes de pelo, de quien no va al gimnasio, en parte me recuerda a las sectas, donde cada vez tienen mas adeptos y a la vez que se sienten guapos y guapas los veo mas inseguros como p
ersonas, lo único que cuenta es salir bonito en la foto.
Ganan en vanidad e incultura y se esta perdiendo la magia de la imperfección, esa maravillosa imperfección que nos hace ser quienes somos, que nos hace luchar, amar, sentir y vivir.
Las jerarquías religiosas, los politicos, los banqueros..... parecen contagiarse de eso de perder las emociones y da la impresión de que se han pasado con el botox, para lucir esas sonrisas permanentes mientras los paises se hunden, lavan los pies a sus discipulos en pilas de oro, dicen diego donde dijeron digo, y mientras aumenten las riquezas personales, da lo mismo tragar y tragar, total eso en la foto no sale.
Es una pena que ya nadie se haga injertos de humanidad, de sentimientos, de ...


Por eso cada vez me gustan mas las canciones de amor de Sabina, porque son de amores imperfectos, porque son de los que salen de las entrañas, por eso me gustan las fotos sin posados, casi hasta las desenfocadas, porque son las de esos momentos únicos..bondad de la buena, no de la de cara a la galería.
Me gusta la gente que es gente, me gusta llorar en las peliculas, reir todo lo que pueda y que se note, no que cuando hable no se sepa si muevo los labios o no o me estan pinchando en el culo para poner algun gesto.
Me gustan las emociones, las buenas y las no tanto, porque nos hacen reaccionar y me gusta gastar todas mis energias, aunque como me dijo una amiga y la he copiado, me he vuelto muy practica emocionalmente y ya no las malgasto con quien solo quiere salir bonito o bonita en la foto.